El título de por sí te hacía pensar que era fantasía, pero escuchar de mis superiores tanto esa novela me intrigaba más y más, mientras pensaba que podía hacer una curiosa amiga me saco de mi burbuja
Claudia: Casandra, ten cuidado con el muro.
Casandra: ¿Cuál muro? -golpe- ay que daño -tocando mi frente-
Claudia: -corre hasta son de estoy- creo que debo ser más rápida en decirlo, lo lamento Casandra, pero… ¿Qué ocurre?, tu jamás eres así de despistada.
Lo bueno de nuestra escuela era que había una enfermería cerca y luego de ayudarme a revisar dicho golpe, la enfermera sólo me miro y mientras sonreía dijo
Pamela: tranquila, no pasó nada grave, está pastilla es para el dolor de cabeza, luego te aplicaras está crema en la noche para desaparecer el moretón -entregando me primero la pastilla y un vaso de agua y dejando al lado mío la crema-
Casandra: gracias señorita Pamela.
Luego de tomarme la pastilla me fui con Claudia y le pregunté de una manera muy directa
Casandra: ¿Alguna vez han sentido que sus padres son extremistas o muy sobreprotectores? -la miro fijamente-
Claudia: No, de hecho mis padres son muy flexibles, claro que me cuidan y velan por mi, pero… respetan mi espacio personal, ¿Ocurrió algo malo?.
Casandra: creo que mis padres son sobreprotectores, no me dejan hacer casi nada, guardias por todos lados -suspiro- eso me cansa.
Ella alza una ceja en señal de que no ve nada de extremista y mientras suspira me explica que lo estoy mal interpretando y que mis padres no son así, es cierto que me cuidan, pero respetan mis desiciones y mi espacio para hacer otras actividades aparte del esgrima, puedo salir con mis amigas, ir a sus casas y ellas venir a la mía.
Cuando ella me explico entendí algunas cosas pero.. otra pregunta venía a mi mente ¿Por qué los guardias?, lo de las actividades lo entendían por 2 buenos puntos, el primero era para poder defendernos nosotros mismos y el segundo era para poder elegir alguna carrera de dichas actividades, aunque podíamos escoger algo diferente, fue cuando de manera inconsciente dije
Casandra: de casualidad tu ¿Has leído la novela La Sirena que quiero proteger?. -mirada curiosa-
Mientras volvíamos al salón y ella me explicaba que también tenía ganas de leer la una voz de nuestra superior y hermana de una amiga mía dijo
Margaret: lamento ser cotilla, pero escuche vuestra plática y yo tengo el libro, ¿ustedes lo van a leer? -seria-
Casandra: -risa de nervios- como cree señorita Margaret, es que mi… hermano, eso es, mi hermano ha querido leerlo pero por estar ocupado con la Universidad no ha podido.
Claudia iba a hablar y antes de que me arruinada dicha mentira la mire con gesto de *por favor, amiga… cúbreme*, Claudia sólo asintió y para justificar mi mentira comento que mi hermano decidió decírmelo que estaba tímido de pedírselo a un amigo de el, creían que por eso le dirían fantasioso y como era muy leído entre más mujeres que hombres por eso me pidió el favor.
Tanto fue mi asombro que hasta casi yo misma caigo en dicha mentira y me meto autogol, así que calme mi rostro y mientras Margaret entendía aquello accedió en prestarle la novela a mi hermano.