Advertencia:
Los siguientes capítulos contiene situaciones y escenas que podrían ser desagradables o violentas, incluye maltratos tanto físicos como psicológico, lenguaje vulgar y ofensivo, situaciones traumáticas y pueden incomodar si eres sensible (creo)...
Hablaré sobre temas delicados, tratando de manejarlos lo mejor posible, (y quiero aclarar que el cómo los maneje es sólo desde mi punto de vista)
Se recomienda discreción.
El pasado de Ethan es muy turbio desde su infancia hasta su adolescencia, escribiré unas escenas lo menos detalladas posibles (ya que yo misma odio mucho algunas) pero no dejaré ninguna duda y aclararé TODO.
Y recuerden, nada de esto es real, todo es FICCIÓN y puramente mi imaginación, lo que vive Ethan no es real (T_T)
(pero aun así duele) *Llora desconsolada*
Parte 1: Dulce
Todo estaba oscuro, Aris no podía sentir su cuerpo, era como si estuviera flotando en el aire.
De pronto, una escena poco clara apareció ante él, volviéndose cada vez más notoria hasta que fue totalmente visible.
—¿Qué nombre crees que le quedaría bien?—preguntó una mujer que miraba a un bebé que estaba sobre una cama de sábanas blanca.
—Mm...soy malo nombrando cosas— dijo el hombre a su lado, de cabello negro y ojos de color café oscuro.
Ella le pegó un codazo y dijo con indignación:
—No es una cosa Charles, es un niño.
—De acuerdo, me equivoqué— respondió Charles con un puchero y acarició el área del golpe.
—¿Qué tal James?—sugirió ella.
—...No lo sé Gissele, ¿no suena mejor Elijah?—opinó seriamente y Gissele lo miró desconcertada.
—Definitivamente eres malo nombrando—dijo Gissele con un suspiro, y en ese instante se le ocurrió un buen nombre.
—Ethan—dijo orgullosa.
—Apuesto a que se te ocurrió por Elijah—dijo acercándose a ella y la miró a los ojos con intensidad. A esos bellos ojos ámbar.
—No es verdad—dijo Gissele riendo y cubrió los ojos de Charles—ya te he dicho que no me mires así, me pones nerviosa.
—Por eso lo hago— dijo Charles riendo.
Y Ethan también rio, al escucharlo ambos miraron al bebé, que tenía toda la mano en su boca y sonrieron:
—Qué lindo— exclamó Gissele— ¿escuchaste cómo se rio?
—Es una ternura—dijo Charles acercándose a Ethan—me dan ganas de estrujarlo—y apretó suavemente su barriga. Y Ethan al sentir las manos en su pansa rio con más ganas.
—Voy a morir—dijo Gissele al verlo— no sé cómo podré cuidarlo todo el día, voy a derretirme de tanta ternura.
«Yo igual»
Dijo Aris mientras miraba con tristeza la escena. Suspiró y recordó cuando Ethan eligió un nombre para él.
—Bien, entonces será Ethan, Ethan Dayholt, hijo del gran Marqués del Este, Charles Dayholt— exclamó revolviendo el suave cabello rubio de Ethan
—No exageres—dijo Gissele dando una palmada en su espalda.
—Siempre tendrás la mano pesado— se quejó Charles apoyando su mano en su espalda y fingiendo estar muy adolorido.
—Ya—dijo riendo— no sigas...
[...]
Charles estaba en la sala junto con su esposa Gissele, quien trataba de enseñar a Ethan a caminar.
—Vamos Ethan sólo da un paso, no te preocupes, si caes aquí estaré— y diciendo se puso de rodillas y paró a Ethan delante se ella, extendió sus brazos y sonrió.
—Pobre madre la que le tocó a Ethan, me apiado de él— dijo Charles mirando fijamente la escena desde el sofá.
—No seas tan malo, si yo caminé a su edad él también puede—dijo con confianza.
—Tú eres una "peleadora" talentosa, ¿cómo puedes comparar a Ethan contigo? Ni siquiera sabemos si él también es un "peleador" ¿y si es un humano normal como yo?
—Quien sabe, tal vez lo sea, además, aunque no lo fuera ya tenía planeado enseñarle a usar la espada a los seis años. Todo hombre debe saber usar una— dijo con firmeza mientras miraba al sonriente bebé que estaba parado frente a ella, mirándola con sus dulces ojos dorados.
—¡¿A los seis?! Eso...—exclamó Charles con asombro y preocupado.
—Descuida, será con un palo de madera. Aunque creo que debería ser a los cinco, entre más rápido mejor—dijo Gissele y se alejó más de Ethan—Vamos querido, tu puedes.
Ethan la miraba con atención, y con dificultad levantó un pie y dio un paso sin caer.
—¡Lo logró!—exclamó Gissele y abrazó a Ethan.
—Ten cuidado, vas a asfixiarlo—dijo Charles un poco preocupado, sabía lo pesada que era su esposa, ya que lo vivía en carne propia.
—Ves, te lo dije— se burlo con un tono juguetón.
—Si, tenías razón— dijo Charles riendo y se acercó— es un buen niño.
Dijo sonriendo y cargó a Ethan, luego entró un sirviente y dijo:
—Señor y Señora Dayholt, la comida está lista— y se inclinó ante ellos.
—Gracias—respondió Charles y le dio a Gissele el bebé.
—¿Crees que pueda usar la espada a los cuatro?
—Oh querida—exclamó riendo Charles mientras acariciaba el cabello castaño de su esposa— deja al pobre niño por ahora, mañana será otro día...
Aris los seguía desde detrás, Ethan miraba en su dirección mientras era cargado, haciendo que Aris sintiera que era observado...sonrió y lo vio con ternura.
[...]
Charles y Gissele estaban en el jardín bebiendo té por la mañana, el clima era fresco y agradable, el sol era suave y una delicada brisa sacudía las copas de los árboles.
—Mira Ethan, esto se llama flor— dijo Gissele y señaló una flor amarilla. Ella lo cargaba en brazos mientras le mostraba el jardín.
—Cumplirá dos años dentro de poco, no tienes porqué sentirte ansiosa, ya hablará—dijo Charles sentado en la mesa del jardín y bebió de su taza.
—Lo sé, pero sólo balbucea, quiero que diga aunque sea una palabra con claridad antes de los dos años.
—No exasperes querida, algún día lo hará— trató de calmarla, sabía que su esposa era algo impaciente.
—¿Cuántos años tenías cuando hablaste?—interrogó Gissele con curiosidad.
—No lo sé—respondió suspirando, se levantó y caminó hacia ellos.
—Bien Ethan, escucha—y cortando la flor dijo—tu madre enloquecerá si no logras decir algo con claridad, así que por favor repite después de mí.
—Oye—se quejó Gissele haciendo un puchero.
—Es la verdad, no voy a mentirle a nuestro hijo—se excusó, y dirigiéndose a Ethan dijo—vamos Ethan, di "flor"
—....
—Flor..
—...To—dijo apenas con su tierna voz.
—Bien, me temo que enloquecerás, no hay remedio—declaró con seriedad.
—Ya basta— dijo entre risa y vergüenza.
—De acuerdo—exclamó Charles riendo—pero, ¿no crees que debería decir algo más fácil?
—Pero yo quiero que la primera palabra que diga sea flor—respondió Gissele con un tono decidido.
—Vamos querida...¿por qué no intentar con palabras más adecuadas? cómo mamá o papá...
—Papá—dijo Ethan con claridad repitiendo la palabra.
—¡Dijo papá!— exclamó Charles muy emocionado y beso a Ethan en su tierna mejilla repetidas veces.
—¿Por qué?—se quejó Gissele.
—No te preocupes Gissele, seguramente la siguiente palabra será mamá...—dijo Charles con una radiante sonrisa.
[…]
Ethan estaba parado en un pequeño banco que estaba al lado del escritorio de Charles, quien estaba concentrado leyendo y revisando un sin fin de documentos. Ethan lo miraba trabajar con mucha atención, sus claros ojos lo miraban con fascinación y curiosidad, y justo cuando se veía de lo más concentrado se bajaba del banco y salía corriendo.
Corrió hasta llegar a una habitación gigante, llena de libros, frascos con semillas y plantas, el olor a flores y libros flotaba en el aire al entrar en ella, se paró en un banco y observó una bella flor púrpura plantada en una maceta que estaba sobre una mesa. Con su pequeño dedo tocó con delicadeza un pétalo y sintió la suavidad de este.
Se bajó del banco y lo movió hacia una flor blanca e hizo lo mismo.
Luego de un rato entró Gissele y al verlo exclamó sonriente.
—¿No estabas con tu padre?
—Si...pero quería ver las flores—dijo con su pequeña voz risueña y miró a su madre con una dulce expresión.
Gissele puso su mano en su pecho y cerró los ojos.
—¿Cómo puedes ser tan tierno?— dijo fascinada y tomó a Ethan en sus brazos.
Caminó hacia la oficina de su esposo y entró, Charles todavía estaba ocupado con un montón de papeles, pero cuando escuchó entrar a su esposa se quitó los lentes, la miró y dio un largo suspiro.
—No entiendo a los niños—dijo con cansancio y masajeó su entreceja.
—¿Por qué lo dices?—preguntó desconcertada y bajó a Ethan.
—Sólo míralo—y señaló a Ethan con su pluma, quien volvió a pararse en el pequeño banco y miró hacia el escritorio, viendo todas las cosas en el con curiosidad—A estado así toda la mañana, se para en ese banco, se queda un rato viendo cómo trabajo, luego se va a quién sabe dónde y vuelve a hacer lo mismo.
—Oh—exclamó Gissele riendo—así son de enérgicos supongo. Apenas tiene cuatro años, todo le provoca curiosidad.
—¿Pero qué tiene de interesante esto?—dijo señalando su escritorio.
—¿Tal vez le gusta ver cómo escribes?
—Posiblemente.
—¿Por qué no lo llevas al muelle la próxima vez que vayas?—sugirió Gissele sentándose en el sofá que estaba a un lado del escritorio.
—¿Crees que le guste?—de preguntó algo indeciso.
—Claro, los barcos son algo que él jamás ha visto...
Ethan se bajó del banco, salió corriendo de la habitación y Aris lo siguió.
Aris era como un fantasma que lo seguía a todos lados, y sólo sabía lo que Ethan sabía, y como él salió de la habitación no pudo seguir oyendo la conversación...
Aris pudo ver la primera vez que Ethan se raspo la rodilla, pero no lloró, sólo se sacudió la tierra y siguió corriendo mientras perseguía una mariposa. Una vez vio como él lamió el polvo de un mueble y al día siguiente tuvo dolor de estómago, también cuando iba al jardín y jugaba con tierra, le gustaba desenterrar caracoles, amontonarlos y mirarlos para luego volverlos a enterrar.
Cuando rodaba por el césped y las hojas secas, cuando saltaba en los charcos cuando llovía y se llenaba de lodo, cuando aprendió a escribir su nombre y a leer... Y lo mejor fue cuando descubrió el mundo de las letras, convirtiéndose en su actividad favorita ir a la biblioteca...
Ethan corría por anchos pasillos, doblando esquina tras esquina, hasta que llegó a una puerta y la abrió con dificultad. La habitación era inmensa, hilera tras hilera de estantes repletas de libros, Ethan se acercó a un puñado de libros que estaban amontonados en el suelo y tomó uno, se acostó en el suelo, abrió el libro en una página al azar y comenzó a hojearlo, su fascinación se reflejaba en sus ojos mientras veía los diferentes tipos de flores con su respectiva descripción.
—Está flor morada es bonita, le gusta el agua y el sol, le gusta las mariposas...es de color morado, tiene siete pétalos y es la más bonita de todas las flores moradas, se pone triste si no le das agua...
Ethan aún no podía leer con exactitud, así que le gustaba fingir que leía la descripción y se inventaba lo que decía el libro mientras seguía la lectura con su dedo, y así pasaba mucho tiempo, entretenido con un sin fin de libros que hablaban de flores y plantas...Y Aris también se deleitaba a su lado, aprendiendo de flores junto a él...
[...]
—¿No crees que es muy precipitado Gissele?—le preguntó Charles con un leve tono de angustia.
—Claro que no, ya tiene cinco años, ahora podemos saber si es un "peleador" o no— dijo Gissele con euforia.
—Yo quiero ser un peleador igual que mamá— dijo Ethan emocionado.
—¡Esa es la actitud!—exclamó Gissele, quien le dio a Ethan un cristal, era transparente y en su interior brillaban luces de diversos colores.
—Que bonito—dijo Ethan al tomarlo entre sus pequeñas manos.
—Escucha Ethan, para saber si eres un peleador debes apretar ese cristal con todas tus fuerzas, y si se rompe fácilmente significa que eres uno— explicó Gissele con un fuego ardiente en sus ojos.
—De acuerdo— dijo Ethan con convicción y con todas sus fuerzas apretó el cristal en sus manos y este, al instante, se rompió en pedazos.
—¡Lo sabía!—gritó jubilosa su madre y levantando a Ethan lo abrazó felizmente mientras lo besaba.
En cambio, Charles no estaba muy contento, le preocupaba que Gissele se sobrepasara con Ethan.
—No hay tiempo que perder—y diciendo esto Gissele corrió con Ethan en brazos y salió de la habitación mientras Charles la seguía con preocupación.
Entraron a una habitación muy espaciosa, en medio había una pequeña plataforma de piso blanco, y en las paredes había todo tipo de armas y equipo de combate, defensa y entrenamiento.
—¿Ahora puedo entrar aquí?—dijo Ethan con ojos brillantes, ya que esta era la única habitación a la que tenía prohibido entrar.
—Cuando tú quieras, sólo debes decirme antes y yo te traeré con gusto— respondió con una amplia sonrisa.
Seguido entró Charles un poco cansado, ya que Gissele corrió demasiado rápido para él.
—Gissele...¿no crees que...es un poco...apresurado?—objetó Charles sin aliento.
—Claro que no, Ethan ya es un niño grande, ¿no es así?—dijo Gissele dirigiéndose a Ethan con tono orgulloso.
—Si mami, soy un niño grande—dijo Ethan apretando un puño con un semblante serio.
—Espera aquí—indicó Gissele y bajó a Ethan dejándolo sobre la plataforma, se fue hacia un estante y tomó dos palos. Regresó a la plataforma y le dio uno a Ethan, luego jaló su falda de un tirón, la arrojó a un lado y dejó al descubierto un pantalón de entrenamiento.
—Aprenderás a usar la espada, y serás el mejor de todos, porque yo voy a enseñarte.
—¡Si!—dijo Ethan emocionado mientras saltaba de felicidad.
Charles sólo observaba desde lejos con ansiedad mientras se mordía inconscientemente una uña.
—Escucha con atención Ethan, la espada es un arte, y no sólo se trata de usar las manos y golpear con rapidez y fuerza bruta, también se trata de usar sabiamente los pies—explicó mientras se deslizaba por el piso de mármol con destreza haciendo un rápido movimiento de pies.
—Mamá es increíble—exclamó Ethan mientras saltaba.
—Gracias—dijo Gissele con un leve rubor en sus mejillas—observa y trata de hacer lo mismo que yo.
Y diciendo esto dio un rápido paso hacia adelante, giró su pierna dando una zancada y remató con el palo.
Ethan trató de hacer lo mismo, pero sólo dio una pequeña zancada con torpeza y remató con la espada.
—Ahhh que lindo—exclamó Gissele con deleite—casi lo tienes, sólo no olvides girar—comentó con rectitud.
—De acuerdo— dijo Ethan muy serio.
Dio un gran paso, y cuando trató de girar la pierna como su madre se enredó en su otro pie y cayó al suelo de cara.
—¡Ethan! ¿estás bien?—preguntó Gissele preocupada y corrió a su lado.
Ethan se arrodilló y luego miró a su madre con una sonrisa, que al mostrarla dio a conocer su boca llena de sangre.
—¡Mira!—dijo Ethan mostrando algo entre sus dedos llenos de sangre—se me calló el diente flojo, yupi—exclamó emocionado, con la boca cada vez más sangrienta.
Seguido de eso se escuchó un ruido sordo, ambos miraron en la dirección del sonido y vieron a Charles desmayado en el piso.
—¿Qué le paso a papá?—preguntó Ethan confundido.
—Oh, tu padre no puede ver sangre—explicó Gissele un poco aturdida.
—Pobre papi—dijo Ethan con tristeza, luego sintió el sabor metálico en la boca y dijo—mami ¿podemos seguir otro rato? Quiero lavarme la boca, sabe horrible—y escupió sangre con saliva.
—Oh Ethan—dijo Gissele limpiando con su mano la boca de Ethan y lo tomó en brazos mientras corría fuera de la habitación. Dejando sólo al pobre Charles desmayado en el piso.
[...]
La brisa y las aves se oían con suavidad en el gran muelle de la Zona Este.
—Buen día Marqués Dayholt—saludaba todo aquel que veía a Charles, quien iba caminando con su pequeño hijo de seis años, Ethan Dayholt.
Caminaron hasta un gran barco, a Ethan le encantaba ir al muelle con su padre, ver el mar y los barcos, que lo dejaban siempre fascinado.
—Buen día Señor Marqués Dayholt—se inclinó un hombre de gran barba castaña.
—Buen día señor Anderson—saludó Charles con una amplia sonrisa.
—¿Es quien creo que es?—dijo Anderson mirando a Ethan.
—Así es—respondió orgullo—él es mi hijo Ethan, saluda al señor Anderson—indicó con elegancia Charles.
—Buen día señor Anderson, ¿cómo ha estado?— respondió con amabilidad.
—Muy bien, gracias por preguntar pequeño—dijo sonriente y dirigiéndose a Charles exclamó— escuché que vino con su hijo la última vez, pero yo me encontraba afuera y no tuve la oportunidad de verlo.
—Sí, fue una lástima, me alegra poder encontrarlo en esta ocasión—dijo Charles con una sincera sonrisa.
—No sabe lo feliz que estoy por usted Señor Dayholt y por su esposa, me alegra que pudieran tener el hijo que siempre quisieron—dijo muy entusiasmado.
—...Gracias Señor Anderson—dijo con una suave sonrisa— el día de hoy quería que Ethan conociera al capitán de la flota mercante y que tuviera el placer de hacer un tour por el barco.
—Claro Señor, acompáñeme por favor—y los dos lo siguieron y subieron por la rampa hacia un gran barco.
El barco era hermoso, las bellas velas de color crema, el gigantesco mástil, las gruesas cuerdas...
—Este barco es fantástico— exclamó Ethan apretando la mano de su padre. Ambos iban tomados de la mano y caminaron hasta el timón.
—Me alegra que te guste— hizo una pausa y sonrió—porque es tuyo.
—¿En verdad?—preguntó Ethan con ojos brillantes.
—Sí, feliz cumpleaños número seis Ethan—exclamó cargándolo en brazos—desde ahora este barco te pertenece sin importar lo que digan los demás.
—Gracias—dijo Ethan abrazando a su padre y lo miró con gran cariño.
—Por cierto, este barco se llama Lycka.
—¿Lycka?
—Así es, significa felicidad, espero que con este barco puedas sentir y experimentar la felicidad, sé cuánto te gusta el mar y quiero que disfrutes de él—exclamó tomado la pequeña mano de Ethan y la puso en el timón.
Ethan tomo el timón con mucha emoción y miró el gran barco en el que estaba.
—Señor Anderson, ¿podría mostrarnos el barco?—preguntó Charles sonriente.
—Será un placer—y diciendo esto los guio....
Aris los siguió por todo el barco, viendo junto al emocionado Ethan lo maravilloso que era su regalo...
[...]
Ethan estaba acostado en la cama, la sabana estaba extendida sobre su cuerpo, el clima era cálido y los rayos del sol descendían desde la ventana ubicada a su derecha. Observaba el cielo cuando escuchó que tocaban la puerta:
—Mi amor, ya es hora de levantarse—dijo Gissele mientras entraba.
Se acercó, se sentó en la cama y acarició el cabello de Ethan:
—El desayuno está casi listo, ve a lavarte la cara y los dientes, te esperaré.
—Quiero panqueques—dijo Ethan mientras se frotaba los párpados, sentía los ojos húmedos, como si fuera a llorar.
—Claro, lo que quieras—sonrió y agregó—siempre me ha gustado tu cabello, brilla con el sol, es muy hermoso—dijo mientras seguía tocando su cabeza.
—¿Mamá?
—¿Si?
—Tuve un sueño extraño.
—¿Qué soñaste Ethan?
—Soñé con un joven que lloraba, y creo que estaba llamando a alguien, decía que no quería estar solo.
—¿Otra vez soñaste lo mismo?, es muy extraño—dijo pensativa—últimamente estás soñando ese tipo de cosas.
—¿De verdad?, no lo recuerdo.
—Los sueños siempre se olvidan rápido, pero a veces logras recordarlos después de algún tiempo, pero eso pasa sólo con los que son importantes—hizo una pausa y continuó:
—Ethan, si esa persona que lloraba existe y llegas a conocerla algún día, ve y acompáñalo, es triste cuando estás solo.
Ethan miró a su madre, quien tenía sus ojos estaban fijos en él, tenía un porte elegante, sus ojos ámbar y cabello castaño, y su tono era muy serio y dulce.
—Está bien, si lo encuentro le haré compañía, se veía muy triste, yo también me sentí triste cuando lo vi—respondió Ethan y sintió que sus ojos picaban y tenía un nudo en el pecho.
—Nadie debe estar solo, todos necesitamos amor...—dijo con melancolía...
Ethan continuó soñando con Aris por mucho tiempo, pero Aris no se explicaba porque los tenía.
«¿Por qué Ethan sueña conmigo? Ella no me dijo nada de eso»
Pensó con intriga, aunque le inquietaba que tuviera esos sueños no había nada que pudiera hacer. Con el tiempo Ethan se acostumbró a tenerlos, incluso se refería a él como "Su amigo de los sueños". Hasta que un día....
Gissele iba a tocar la puerta para despertarlo como de costumbre, cuando escuchó que Ethan estaba llorando, y como un huracán entró en la habitación con preocupación.
Y ahí estaba Ethan de siete años, sentado en su cama llorando.
—Ethan, cariño, ¿qué ocurre?—preguntó su madre asustada. Ethan nunca lloraba sin importar lo que le pasara, le sorprendía verlo así, llorando tan desconsoladamente.
—Ya no quiero soñar con mi amigo de los sueños—se quejó Ethan entre lágrimas—él se quería morir...se estaba muriendo mamá— y su llanto empeoró.
—Ethan, cálmate y escúchame—dijo su madre con voz suave. Ethan trató de tranquilizarse y escuchó a su madre:
—Este mundo está lleno de cosas extrañas e inexplicables, el Dios del destino obra de maneras que no entendemos, y aunque muchos creen que los Dioses nos han abandonado pienso que no es verdad, hay una razón. Y también creo que estos sueños tienen una razón, ahora, trata de tranquilizarte y medita sobre esa razón, tú más que nadie puede averiguarla.
Ethan escuchó atentamente entre sollozos ahogados y lágrimas, moqueando y con sus mejillas y cejas rosadas dijo:
—De acuerdo— y se limpió los mocos con la sábana.
—Ese es mi niño, esperaré a que estés mejor y te llevaré al comedor, hoy hicieron tostadas con mermelada de manzana.
—Gracias mamá—dijo Ethan con cariño y abrazó a su madre.
Aris sólo los miró con un nudo en su pecho, y sus ojos sólo reflejaban dolor y arrepentimiento...
Por eso Ethan soñó con eso cuando estaba bajo el hechizo del "Caracol del sueño", era un mal recuerdo…
Pero esa fue la última vez que Ethan soñó con Aris...
[...]
Todos estos años Gissele le enseñó tantas cosas a Ethan que incluso Aris se sintió mareado, su rutina diaria era muy extensa, en las mañanas lo entrenaba para en el combate y la espada, en especial el movimiento de los pies, que, con tan sólo eso podría defenderse estando desarmado.
Luego de descansar y comer la merienda practicaba las artes como el piano, violín, pintura, dibujo, poesía y literatura además de un poco de botánica. Puede que se escuche demasiado, pero Ethan disfrutaba hacer todas esas cosas, y más porque pasaba tiempo con su madre.
—El día de hoy practicaremos la danza— dijo Gissele tomando a Ethan de las manos en medio de un gran salón.
—¿Para que necesito aprender a bailar?—preguntó un poco desconcertado.
—¿Qué harás si estás una fiesta y quieres invitar a alguien y no puedes bailar? Con la danza puedes impresionar a quien ame tu corazón, además con ella se pueden expresar los sentimientos sin necesidad de hablar.
—Oh, ¿entonces sólo tengo que bailar con personas que ame?
—Mm, podría decirse que si—exclamó Gissele sonriendo—tu padre me invitó a bailar en una fiesta una vez, y caí totalmente cautivada…
—Vamos querida, no le digas esas cosas al niño—dijo Charles con un leve rubor y se aclaró la garganta. Él estaba sentado en un bello piano de cola.
—Entonces enséñame por favor—dijo Ethan con sus bellos hoyuelos y su sonrisa a la que le faltaba un diente.
Aris vio cómo Gissele le enseñó a bailar junto con la bella melodía que tocaba su padre. Fue justo como Ethan le enseñó aquel día bajo la lluvia, su corazón se volvió cálido y recordó ese día con mucho cariño...
[…]
—Gissele—llamó Charles mientras tomaba de su taza de té.
—¿Si, querido?
—¿No crees que Ethan es demasiado...bueno?—y cuando Charles dijo eso ambos vieron a Ethan, quien estaba no muy lejos de ellos, sentado en el césped mientras dibujaba una flor.
—Sí, ya me había hecho la misma pregunta—comentó Gissele, quien estaba a su lado, los dos tomaban el té en el jardín y disfrutaban del placentero clima.
—No sé nada de niños, ni mucho menos cómo se comportan, pero debo decir que Ethan es...demasiado bueno para ser verdad—dijo Charles con un tono serio.
—Pero eso no es malo, las personas que son buenas viven llenas de felicidad ¿no?—añadió Gissele con una sonrisa.
—Mm...eso espero Gissele, no soportaría verlo sufrir, un niño tan dulce y bueno no lo merecería—dijo con melancolía.
—Yo estaré a su lado siempre, y si alguien intenta hacerle daño se las verá conmigo—dijo con firmeza mientras bajaba su taza.
—Ya lo creo querida—exclamó un poco aliviado.
—Daría la vida por él, mi único y querido hijo—declaró Gissele apretando la taza.
Charles puso su mano sobre la suya y le sonrió a su esposa con ternura.
«Yo también la daría»
Dijo Aris mirando a Ethan, quien acababa de dibujar una pequeña margarita en una libreta y la apreció con una sonrisa...
[…]
Ethan, de ocho años, estaba jugando en el jardín con tierra un día por la tarde, armaba castillos y los decoraba con flores.
—Son para ustedes hormiguitas—decía Ethan mientras tomaba con cuidado un par de hormigas con una hoja y las ponía en el castillo de tierra.
—Iré a traerles más flores—les dijo muy alegre y corrió por el inmenso jardín.
Encontró muchas flores bonitas para las hormigas y se las echó a la bolsa, pero cuando iba de vuelta se topó con unos bellos girasoles. Se quedó ahí parado viéndolos un rato, eran sus flores favoritas, y también las de su madre.
"Debería llevarle ese"
Pensó al ver uno de ellos, era el más hermoso de todos, jamás había visto uno tan grande y brillante, corrió hacia una cabaña no muy lejos de ahí, tomó unas tijeras de podar, corrió emocionado hacia el girasol y lo cortó.
"Se lo daré cuando les de las flores a las hormigas"
Corrió con el girasol en la mano y volvió a armar castillos de tierra para hormigas. Ethan perdió la noción del tiempo y sin darse cuenta el girasol comenzó a ponerse decaído, y cuando Ethan recordó el girasol salió corriendo hacia el vivero donde se encontraba su madre.
—Mamá—llamó Ethan abriendo la puerta de cristal.
—Aquí estoy querido— dijo Gissele, quien se escuchaba hasta el fondo, detrás de un sin fin de plantas y macetas.
Ethan corrió emocionado con el girasol en mano y abrazó a su madre, quien estaba sentada en una silla.
—Te traje esto mami, espero que te guste— exclamó con una sonrisa y entregó la flor.
—Gracias Ethan— dijo en agradecimiento besando su mejilla—es un girasol hermoso, pero lo fuera más si no estuviera triste. La próxima vez iremos juntos y cortaremos muchos, pero habrá que darnos prisa, antes de que sean girasoles tristes.
—De acuerdo—exclamó Ethan con decisión.
—Deberías irte a bañar—comentó Gissele riendo—Eres un pequeño Ethan tierroso.
—Pero quería que me enseñaras de nuevo sobre flores— dijo Ethan con un puchero. Sus manos y ropa estaban llenas de tierra y polvo.
—Si te bañas incluso podría dejar que me ayudarás a plantar algunas flores—dijo Gissele casualmente mientras retomaba su trabajo.
—¿En verdad?—exclamó Ethan con ojos brillantes.
—Sí, pero si te bañas justo ahora.
—Siiii—gritó mientras salía corriendo del vivero...
[…]
—Ethan, en verdad eres muy bueno con el violín, estoy impresionada— exclamó Gissele maravillada.
—Tengo a la mejor maestra—comentó Ethan con una suave sonrisa mientras bajaba el arco.
—Oh Ethan, no digas esas cosas— dijo entre risas nerviosas mientras sujetaba sus coloradas mejillas con ambas manos.
—Y sólo tocaré para ustedes y…para alguien más.
—¿Solo tocaras para nosotros? ¿Qué hay de tu tío y tu primo?
—Lo he pensado y decidí tocar solo para tres personas en toda mi vida—declaró orgulloso.
—¿Quién sería la tercera cariño?— preguntó su madre intrigada.
—La otra será la persona que ame—contestó con una espléndida sonrisa inocente.
—¿De dónde saca esas ideas un niño de nueve años?—exclamó su madre riendo.
—Quiero guardar algo especial de mi para dárselo. Se me ocurrió hace poco—respondió con determinación—será para la persona más especial.
—Oh Ethan—exclamó su madre llena de deleite.
—También guardaré mi baile, mis libros favoritos, mis dibujos y mi poesía. Todo para esa persona—agregó mientras pasaba la página y veía las siguientes notas.
—Tu tío y tu primo se sentirán muy tristes entonces— añadió riendo— yo quería jactarme de tus talentos con ellos cada vez que vinieran.
—No deberías pensar así madre—exclamó Ethan algo apenado—harás sentir mal a mi primo. También deberías halagarlo de vez en cuando.
—¿Por qué no? Estoy tan orgullosa de ti—dijo Gissele mientras lo abrazaba.
—Mamá...—dijo Ethan riendo y le devolvió el abrazo.
Aris sintió que sus mejillas se coloraban, escuchar a Ethan decir que sólo haría esas cosas con la persona que ame lo hizo sentir feliz y conmovido.
«Ethan...»
[…]
—Bienvenido seas querido hermano—exclamó Charles al ver entrar a un hombre de cabello negro y ojos cafés que era muy parecido a Charles, su hermano menor, Edwin Dayholt.
—Hola Charles, ¿cómo estás? Te ves bien— saludo con un abrazo.
—Gracias, he estado muy bien, ¿y tu hijo que tal ha estado?—se separó del abrazo y se dirigió al silencioso niño que estaba parado junto a Edwin, de cabello igualmente negro y ojos claros.
—Muy bien tío Charles, gracias por preguntar— respondió inclinándose ante él.
—Siempre tan educado— dijo Gissele con una sonrisa—también saluda Ethan—dijo con un tono suave y apoyó su mano en el hombro de Ethan.
—Buenas tardes tío Edwin, primo Liam—dijo con un tono melódico y se inclinó ligeramente ante ellos.
—Hola pequeño Ethan—saludo de regreso Edwin, pero Liam sólo se inclinó en respuesta.
—Ya basta de formalidades y entremos de una vez—dijo Gissele y los guio por la casa.
—¿Cómo has estado Liam?—preguntó Ethan incorporándose a su lado.
—Mm, bien...—dijo en voz baja y miró a Ethan desde arriba con sus ojos oscuros.
—Me alegra mucho Liam, y dime ¿qué quieres hacer? Puedes escoger lo que quieras— comentó Ethan felizmente con su palma extendida.
—Mm, lo que sea...—respondió en voz baja.
—Vamos hijo, se más amable con Ethan—dijo Edwin con firmeza.
—Déjalo ser, esa es su personalidad, y parece que a Ethan no le molesta—exclamó Charles acariciando el cabello de Liam.
—Ve a jugar con Liam querido— dijo con amabilidad Gissele.
—De acuerdo—y diciendo esto tomó a Liam de la mano— vamos— dijo entusiasmado y lo guio por el pasillo.
«Este niño no me agrada»
Pensó Aris con las cejas fruncidas, siempre que se encontraba con ese tal Liam era así, su actitud antipática y grosera, no era nada amable con Ethan, a pesar de que era mayor por cinco años. Ethan tenía diez en ese entonces, pero parecía ser el más maduro de los dos.
Liam era arrastrado por su pequeño primo y los dos entraron en una habitación espaciosa, la biblioteca.
—¿Te gusta leer no es así?—preguntó con amabilidad—puedes leer lo que gustes, pero si te aburres podemos irnos y hacer otra cosa.
—Mm...hoy no tengo muchos ánimos de leer— dijo mirando con abatimiento la biblioteca.
—Está bien, entonces ¿qué te parece jugar con espadas? Pero no serían reales— comentó sonriendo— usaríamos palos de madera.
—Mm, claro...—dijo con indiferencia.
—Genial—y diciendo esto se dirigió a la habitación de entrenamiento y los dos entraron.
—Este es lugar donde entreno con mi madre, podemos usarlo libremente— dijo mientras tomaba dos palos y le daba uno a Liam.
—¿Quién te enseña a usar la espada?—preguntó curioso Ethan tomando posición.
—Un instructor normal, ya que no soy "peleador" mi padre no lo toma en serio— explicó con un tono decaído y tomó posición de defensa.
—Si no te gusta tu instructor puedes entrenar conmigo, yo puedo enseñarte—exclamó sonriendo y dando un paso adelante golpeó con el palo.
Liam lo detuvo con el suyo y dio otro golpe.
—Gracias, pero estoy bien...—dijo dando repetidos golpes.
—Vamos Liam, cuando es en familia todo es mejor, estarás conmigo y mi madre, no divertiremos mucho— dijo alegremente mientras bloqueaba los golpes con facilidad—y tal vez aprendas más, mi madre es buena enseñando.
—Yo...no quiero causar molestias—dijo tratando de pasarla defensa de Ethan.
—Nunca causarías molestias Liam, eres mi único primo y te quiero mucho, estaría encantado de ayudarte.
«Humano mal agradecido»
Bufó Aris con molestia, Ethan sólo trataba de ser educado y llevarse bien con su primo, pero este sólo lo rechaza, incluso le dijo que lo quería.
«No puedo creerlo, incluso te dijo "te quiero mucho", no mereces esas palabras...»
Liam se estaba cansando y le costaba cada vez más seguirle el ritmo, en cambio Ethan se miraba muy relajado, sus pies eran ligeros como plumas y sus movimientos llenos de naturalidad y destreza.
Ethan notó su cansancio y bajó la intensidad de los golpes, le resultaba injusto que un peleador y un humano normal se enfrentaran en igualdad. Liam sintió su cambio y la ira, vergüenza e indignación se reflejaban claramente en sus ojos, sin embargo, Aris fue el único en notarlo, había tocado su ego.
Liam sacó sus últimas fuerzas y atacó a Ethan, pero este fue más rápido y evadió hábilmente su ataque moviéndose hacia un lado, mientras Liam caía hacia adelante con todo su peso quiso dar un último golpe girando su dorso, pero igualmente falló, y cayó de rodillas con impotencia.
—Eres increíble Liam, incluso eres mejor que mi padre— exclamó caminando hacia él para ayudarlo— pero no se lo digas...
—Cállate— dijo en un murmuro.
—¿Acaso te he lastimado? Perdóname Liam, no fue mi intención, yo...
—¿Estas sordo? Te dije que te callaras—gritó con ira.
Ethan guardó silencio y sólo pudo ver la espalda de Liam, quien estaba aún hincado en el suelo con un ligero temblor.
—¿Sabes lo difícil que es ser normal? Obvio que no lo sabes, tú tienes todo, eres perfecto, eres un peleador y el próximo heredero del Gran Marqués de la Región Este. Y yo sólo soy el hijo sin madre del hermano menor del Marqués actual, que pronto será el primo del Marqués, Ethan Dayholt...Marqués... Cómo me ha perseguido esa palabra...
—....
—Daría lo que fuera por tener una pizca de lo que tienes, porque, no importa cuánto me esfuerce, a mi padre no le basta, "Ojalá fueras como Ethan" "Ethan ya sabe usar la espada..." "Ethan esto...Ethan aquello..." Estoy harto que me compare contigo, ¿acaso no entiende que no soy tú?.... Si tan sólo me viera, si viera quien soy...tal vez notara algo bueno en mi...
—Si quieres ser el Marqués, adelante, yo no lo quiero.
—¿Qué?—exclamó con disgusto y miró a Ethan, quien poseía un semblante serio.
—Lo que escuchaste, yo sé que eres alguien con virtudes, y si le demuestras a los demás que puedes hacer lo que sea siendo el Marqués...¿te sentirás bien contigo mismo? Aunque debo decir que no necesitas demostrarle nada a nadie para sentirte algo o alguien, la aceptación es personal...pero si crees que siendo el Marques del Este le demuestras a tu padre que eres bueno y con eso te sientes bien contigo mismo con gusto te sedo mi título.
—Estás loco, tú...
—Aún no he terminado— dijo Ethan con firmeza—sinceramente nunca me importó tal cosa como títulos nobiliarios y estatus social, incluso, creo que el mejor candidato eres tú, además de ser mayor que yo también eres un primogénito Dayholt, cumples con los requisitos. Con gusto renuncio a mi herencia y te la otorgo, después de todo, eres mi familia— y diciendo esto último sonrió y le extendió una mano para ayudarlo.
Liam estaba paralizado ante las palabras Ethan, aún no podía creer lo había escuchado, temeroso tomó su mano y se dejó ayudar, miró a Ethan con dudas, pero él las percibió y dijo:
—Hablaré con mi padre, es un hombre razonable, entenderá la situación— dejando el palo a un lado y caminando hacia la puerta dijo—vamos ahora, y así aprovechamos la presencia de tu padre.
Una pequeña luz de esperanza brillo en los ojos de Liam, que parecían vacíos y llenos de eterna oscuridad.
Ambos caminaron hasta llegar a la sala en donde estaban sus padres, pero mientras se acercaron escucharon una débil voz que dijo algo que jamás debió ser escuchado:
—No existe mejor heredero que Ethan—exclamó Edwin con orgullo—él es perfecto, es tan talentoso y capaz en todo.
—No exageres hermano, sólo tiene diez años— dijo Charles con modestia.
—¡Y mira como es a tan corta edad!, Liam ya tiene quince y no es ni la mitad de lo que es Ethan, jamás lo alcanzará, y si él hubiera sido quien tendría que heredar el título de Marqués sería un completo fracaso— dijo desalentado y suspiró—Ojalá Ethan fuera mi hijo en vez de Liam...
Ethan sintió que su sangre se drenó por completo de su rostro, y con miedo vio a Liam, quien tenía una expresión indescriptible y sus ojos estaban en blanco mientras decía:
—Te odio tanto Ethan, maldito sea el día en que naciste, ojalá tu mugrienta madre te hubiera perdido también— dijo muy despacio con los dientes apretado y su sangre hervía de ira, lo empujó contra la pared y le gritó lleno de resentimiento:
—¡Te odio, te odio, te odio, te odio...!
Ethan lloró en silencio mientras era azotado contra la pared, pero no por el dolor físico casi inexistente, sino por la tristeza que sentía por Liam, la tristeza que sintió al escuchar "te odio"
Todos corrieron asustados al escuchar el escándalo y quedaron atónitos al presenciar la escena, Liam azotando con ira y odio a Ethan contra la pared mientras él sólo se quedaba ahí, llorando y mirando hacia el piso con tristeza...
Desde ese día Liam jamás pudo volver a ver a Ethan, fue llevado a quien sabe dónde, al parecer no estaba muy bien de salud y necesitaba ir al doctor. O al menos eso fue lo que le dijeron a Ethan.
Ese día Aris sólo pudo ver todo eso desde lejos, sintiendo una gran impotencia e ira...el sentimiento de repugnancia y odio hacia Liam creció más y más...
«Ethan no lo merecía, no hizo nada malo...»
Pensaba Aris con gran tristeza, pero Ethan no se sentía así, esas palabras cavaron un profundo hueco en su corazón, lo carcomía desde dentro y lo atormentaron durante mucho tiempo.
Esa noche nunca había llorado tan desconsoladamente.
Lástima que Aris no podía consolarlo y hacerlo sentir mejor...hacerle saber que no había hecho nada malo...
«Oh Ethan...»