Era como un templo ya que debía subir unas escaleras y pasar un gran portón de color gris y en centro de color bronce un gran sol que al abrir las puertas el sol se dividía en 2, les pedí a las hadas que me esperar y que se alimentaran bien, camine un largo pasillo y oía muchas voces y gente gritando, sentí que eran los recuerdos de Lunita y míos, al llegar al centro la cueva era más grande y alta, y en el centro de ella una fuente de varios tonos de azul.
Y a los lados de los murales unas inscripciones de color plata con la imagen de una mujer y un elfo con 2 dragones que nunca había visto ni soñado, la mujer a su alrededor irradiaba luz de varios colores casi como un arcoíris y alas de ángel.
Vi que estaba sola en esta misión y mientras miraba que hacer vi los pilares que indicaban paso a paso que debía hacer, me quite todas mis joyas y prendas, la inscripción decía que debíamos quitarnos todo lo material para poder entrar en paz con el universo, luego de quitarme todo fui entrando a la fuente que era engañosa y si era profunda, ambos tatuajes brillaban pero no hacían nada, en el fondo de la fuente estaba yo y Amanda, con la cual hable y nuestros pasados pasaban demostrándonos que habíamos logrado aclarar todo, oí sus miedos y los míos y entre las 2 supimos llevarlas a la armonía, nuestra mayor pelea no era nosotras mismas sino nuestras sombras que debíamos enfrentar y llevarlas a un equilibrio de serenidad.
En la fuente parecía que habían pasado días cuando realmente sólo habían pasado minutos, luego de conseguir un equilibrio la fuente se puso menos densa y más liviana donde subieron mi cuerpo y me quedé flotando un rato, mientras mi cuerpo volvía a estar dentro del mar decidí subir y mientras subía unas partículas de luz de colores lilas cubrían mi cuerpo y tocaban mis tatuajes hasta estar dentro de mi, luego de allí una fuerte brisa abrazo mi cuerpo y supe que la magia del aire había vuelto a mi.
No me seque del todo mi cuerpo ya que debía conservarlo para demostrar que había superado la misión, y al salir las hadas estaban alegres y Caleb asombrado dijo
Caleb: pareces la diosa de las hadas.
Reí ante su comentario y dije: soy su amiga, no su ama.
Este río feliz y sentí como la brisa del mar se hacía fuerte, así que le pedí a Caleb que fuera con las hadas y avisará que volví de la montaña y que fui directo al mar, este negó con la cabeza y dijo
Caleb: Lo lamento pero no puedo, es la madre de mi cuñada y no puedo permitir que nada malo le pase.