" Por lo que veo esta lleno de reinos, pero Luprel me dijo que no me confiara ya que el mapa es muy viejo y las cosas pudieron haber cambiado drásticamente haya afuera, en especial la naturaleza."
"Mientras más me escucho más me emociono, hay demasiado por conocer y explorar. Siento que es un sueño y si lo llega a ser, entonces espero que nunca se acabe."
"Creo que una conquista mundial sería bastante divertida."
"Sin embargo, eso será para después, ahora me preocupa nuestro sur, es decir, Flamee. Allí es a donde se dirige Blofebus y por si las cosas no son tan malas, nosotros aparecimos en su territorio y somos demi-humanos que ellos tanto odian."
"Todos estos puntos en contra me hacen pensar como si ya estuviéramos en una guerra con ellos, pero sin saber sobre la existencia de cada uno."
"Es una guerra inevitable en un futuro."
"Estaré atento a cualquier comunicado del general Blofebus. Depende de como Flamee reciba a mi general podría estallar o no una guerra."
"Sin embargo, si llega a suceder una guerra y la culpa es de alguno de los dos países, esto no me va a importar una mierda debido a que pienso defender a mi gente y generales por más que la causa de la guerra sea nuestra."
Luego de pensar un largo rato en ello y de hablar con los que estaban en la sala sobre la magia, los objetos y los reino, Luprel le pidió a su majestad Yossu que se mostrará al público para cambiar los aires, ya que mucho habían quedado impactados de muy mala manera con la llegada de esa nave o barco volador sobre ellos.
Yossu junto a su hija que se mantenía agarrada de su brazo caminan por los pasillos del palacio elfo para dirigirse a el balcón al que Luprel se dirige.
Los pasillos nuevamente estaban llenos de esas luces azules tenues y de todo tipo de enredaderas en las paredes. Todo muy a lo elfo.
"Mis ciudadanos elfos, les habla su rey Luprel." Dice con una voz demasiado tranquila.
Los elfos preocupados y conmocionados por lo sucedido ponen sus ojos en Luprel, cuando escuchan su voz desde el balcón del palacio.
"Hace tan solo unas horas recibimos una carta de los humanos, para ser más exactos del imperio Leville. Esta carta menciona que nos declararon la guerra y que vienen en busca de nuestro núcleo."
Los elfos al escuchar esas palabras se aterran hasta el punto de que a algunos se les estremecen las piernas y caen arrodillados.
Otros simplemente bajan la cabeza y abrazan a su familia con expresiones de miedo, lamento u odio.
Por si fuera poco no se les permitía ni siquiera tener fe debido a que un imperio como Leville no le supondría ningún problema conquistar al pobre y débil reino Elfo.
Seguido de las palabras de Luprel, un ser de dos pares de alas aparece a un costado y empieza a hablar con una voz seria.
"Se que no me conocen pero hace tan solo unas horas llegué en esa nave."
Señala el barco volador que se encontraba encima de ellos.
"Soy el rey del reino Orbis. Un país fuerte y digno de temer. Estoy acá para apoyar a los elfos en su lucha contra los humanos."
"Orbis considera a los elfos como hermanos, así que no vamos a permitir que los humanos les sigan haciendo más daño."
Las cabezas bajas de los elfos deprimidos poco a poco se empiezan a levantar.
Sus ojos rendidos a medida que miran hacia el balcón empiezan a encontrar lo que se conoce como esperanza.
De este individuo de tez morena sale una sonrisa emocionada y sus ojos rojo sangre brillan ante todos.
"¡¡Reino Elfo!!."
Dice con un tono totalmente contrario al tranquilo y serio de hace un rato.
"¿No están hartos de que sus familia o amigos sean esclavizados y abusados por los humanos?."
"¿No sienten odio y vergüenza por tener que bajar sus cabezas porque los humanos son mucho más fuerte que ustedes?."
"¡Levántese!."
"¡¡Dejen de bajar esas cabezas y demuéstrenle a los humanos lo que son capaces de hacer los elfos cuando ya están cansados de ser la caca que lo humanos siempre pisan!!."
"Ya es hora elfos. Ya llego su momento…."
"¡¡¡ACABEMOS CON EL EJÉRCITO IMPERIAL Y DEMOSTREMOSLE AL MUNDO QUE CON LOS ELFOS NADIE SE METE!!!."
Tras oír esas palabras no hubo ni un solo elfo hombre o mujer con cabezas bajas, es mas, todos tenían rostros de odio, de sed de sangre, ¡No!, esta era la fiel demostración de un pueblo que desea la libertad más que nada.
Yossu, al ver tantos rostros asesinos y gritos de puro odio contra los humanos no pudo contener su sonrisa retorcida de pura emoción y gritar con un puño para arriba "¡¡¡HAGAMOS SANGRAN EL ORGULLO Y HONOR DE LEVILLE!!!."
Ese grito de Yossu estuvo acompañado de todos los alaridos de los elfos, que demostraban el gran odio hacia los humanos.
Ni las mujeres se contenían y dejaban salir todo.
Mientras Yossu se llenaba de felicidad, Luprel, Alen, Lisa y los gobernados también levantaron sus brazos y gritaron lo más fuerte posible con alguna que otra lágrima de emoción.
Lisa estaba encantada con lo que veía.
No podía creer la hermosa escena que estaba viendo.
[Yossu] "Es perfecto, no hay mejores soldados que los que están llenos de odio y siguen cada una de tus órdenes, el soldado perfecto, no, el ejército perfecto."
"En mi mundo hubo miles de generales, como Hitler, que buscaron crear a soldados perfectos, pero este solo hizo que soldados llenos de odio lo atacarán por todas partes, sin embargo, acá es diferente. Estos berserkers están a nuestra disposición, no se que tan fuerte sea el imperio Leville, pero sin importar su poder ellos perderán mucho al enfrentarse a estos elfos, ya que al estar llenos de odio y sufrimiento no les va a importar perder varias partes de su cuerpo o su misma vida para llevarse al menos a 5 o 6 humanos. Eso es lo que es un berserker y este es el estado en que se encuentran."
Al terminar de meditar observa a su hija y ve la sonrisa emocionada por lo que acontecía y no puede evitar decirse así mismo en su cabeza "¡Definitivamente la cree a mi semejanza."
La sonrisa de emoción retorcida se asemejaba a la de su padre.
Luego, el y todos los demás salen del balcón acompañados de gritos de emoción y alabanzas dirigidas a Luprel y a este rey desconocido del que no sabían su nombre, pero tiempo después los ciudadanos elfos llamarían a Yossu como el rey de la esperanza o con el mismo término haciendo referencia a que el mismo es la propia "Esperanza"
Una vez entraron Luprel le agradeció con lagrimas a Yossu.
"No hace falta que me lo agradezcas, somos aliados ahora y ambos tenemos que apoyarnos mutuamente, además, somos amigos." Dijo con una sonrisa completamente pura.
Seguido de que Luprel se secara las lágrimas ambos chocaron puños.
Así se formaba la primera amistad de Yossu en este nuevo y largo viaje.
-CONTINUARA-