Luego de que el reino elfo enviará una carta aceptado la declaración de guerra del imperio, Leville dio su respuesta al instante, en esta nueva carta se detallaron el día y lugar en el que este enfrentamiento daría inicio.
La guerra iba a comenzar en dos noche, es decir, pasado mañana y a las afueras de la ciudad elfica Arkan, que era el lugar intermedio entre ambos países.
…
Me encuentro en mi habitación, que esta en el buque de guerra en el que vine.
A pesar de que Luprel me ofreció un cuarto en su hermoso palacio, lo rechace.
No es que no quisiera dormir ahí, sin embargo, para asegurarme de que nadie me apuñale mientras duermo decidí estar simplemente en mi buque.
Lastimosamente no hay nada que hacer.
Estoy aburrido, demasiado.
Solo estoy en mi barco y ya.
No obstante, la verdad es que por dentro estoy muy emocionado.
Emocionado de lo que va a ocurrir pasado mañana.
Se trata de una guerra, un lugar en donde van a morir miles de personas y yo acá emocionado.
Ni siquiera me siento mal.
Estoy ansioso y emocionado por pisar un campo de batalla, hacia tiempo que no lo hacía y mi sangre hierve.
Ya quiero probar encantamientos y a mi querida arma principal.
Me sorprende que no me sienta aterrado o algo por estilo, ya que de seguro voy a matar a muchas personas, destruir familias y arruinar vidas.
Creo que desde que entré a este cuerpo mis pensamientos y sentimientos se vieron influenciados por el verdadero Yossu.
No es malo, pero tampoco bueno.
Lo único que no se van son los nervios.
Río levemente.
Bueno, si sigo acostado me voy a morir del aburrimiento, mejor me levanto, además, ya le avise a Izet para que se encargue de reunir a todos arriba.
Me levante y me puse las túnicas negras y doradas que dejan ver casi todo mi pecho.
Si se tratara de mi yo anterior, de seguro me moriría de vergüenza cada vez que mostrará mi pecho, no obstante, no me molesta para nada.
Una vez termine de pensar en eso me dirigí hacia arriba.
Al llegar puedo ver a todos reunidos y en fila. Al estilo militar.
"Los reuní a todos para contarles que el día de mañana tendremos visitas importantes"
"El gobernante de este país y sus hijos van a viajar con nosotros a la ciudad Arkan, donde va a transcurrir una guerra de la que seremos parte. Espero que los traten bien y como tiene que ser, ¿entendido?"
Todos gritan con un fuerte "¡Si"
Me alegra escuchar esa inmensa emoción, después de todo Orbis siempre debe ser así cuando estamos en períodos de guerras.
XXX
A penas recibieron la nueva carta del imperio, la gobernadora de la ciudad Arkan partió hacia su ciudad acompañada de la mayoría de soldados de la capital y al contrario que los soldados, los ciudadanos de Arkan partieron en dirección a la capital. Luprel y la gobernante no deseaban la muerte de civiles, así que no dudaron en resguardar a su pueblo en la capital.
Los soldados que partieron hacia la ciudad de Arkan eran veinticinco mil elfos y dos mil se quedaron en la capital por si ocurría algo. En la ciudad Arkan había siete mil soldados. El total de los soldados elfos era de 32.000 y el total de Leville era de 150.000, es decir, ellos solo iban a usar la mitad de los soldados con los que contaban.
Orbis aporto entre tres mil y cuatro mil soldados, pero Yossu no tenía pensado en usarlo, el único que iba a luchar frente a frente era Yossu.
XXX
Un día antes de la guerra…
El buque de guerra de Orbis desciende a la misma altura que el balcón del palacio Elfo.
Mientras Luprel y compañía subían al buque, agradecía a Yossu por todo lo que estaban haciendo por los elfos.
Al buque subió toda la comitiva elfa, es decir, el padre, los hijos, los sirvientes y el gobernante de la otra ciudad elfa.
A penas terminan de subir se llevan un asombro al observar el sinfín de razas que había en el lugar.
Había seres que recorrieron al instante y otros que ni siquiera conocían, esto último principalmente con los seres heteromorfos.
Uno de los que si reconocieron los dejo boquiabiertos.
Al ver a dragones tragaron saliva e incluso sintieron un escalofrío en todo su cuerpo.
Seguido, diez sirvientas zorro se acercaron con su vestimenta oscura a darle la bienvenida a los invitados.
Luprel miro de reojo a Yossu y con una sonrisa tras todo esto.
"Parece que si eres un rey que gobierna sobre varias razas"
Dijo con una voz un tanto picara.
"¡Por supuesto, de eso se trata Orbis!"
"Somos un país que a pesar de las diferencias aprendió a vivir como uno"
Las sirvientas estaban por guiarlos a sus habitación, pero la comitiva real se negó y decidió quedarse a ver desde arriba su país y paisajes.
Las sirvientas elfo y Orbis se juntaron y hablaron. Parecían bastante unidas, incluso cualquiera pensaría que es falso de que los elfos son cerrados a los demás, ya que acá, con las sirvientas de Orbis no dejaban de hablar, reír e intercambiar experiencias como sirvientas que eran.
Los minutos pasaron y en cuestión de una hora llegaron a la ciudad Arkan.
"Ya se puede ver la ciudad elfa…"
Menciona Yossu con una sonrisa tranquila y serena.
"….y también a los invasores."
Dice con una expresión un poco seria.
XXX
Campamento del imperio Leville…
En este inmenso campamento lleno de carpas y soldados yendo y viniendo de un lado a otro, se encontraban los dos príncipes, varios soldados de alto rango y alguno que otro noble importante.
En una de estas tiendas estaban comiendo y dialogando los príncipes con todos sus subordinados sobre lo que iban a hacer luego de la victoria y sobre cómo iban a esclavizar a todas los elfos para usarlos a su guato y placer.
"¿Por qué fuimos enviados nosotros a estas tierras mugrientas y no el general?"
Pregunta intrigado el segundo príncipe llamado Soyo.
"Ya sabes porque paso eso."
"Nos enviaron para que practiquemos nuestra toma de decisiones"
"El general Manfred no puede venir acá porque está protegiendo a madre en la capital de esos nobles corruptos."
Le dijo el heredero de la corona a su hermano menor con mucha tranquilidad.
"Escuche que los elfos solo tienen treinta mil y algo de soldados, en comparación con nosotros eso es muy poco. Al parecer va a ser un juego de niños, ¿verdad, príncipes?."
Dijo uno de los nobles con mucho orgullo.
El heredero estaba a punto de terminar de hablar, pero se ve interrumpido por la entrada de uno de sus soldados.
Seguido, el soldados se arrodilla y pide disculpas por haberlos molestados.
Teryes le pide que hable y deje de pedir disculpas. Esto con un tono un poco enojado tras ser interrumpido.
"¡Príncipes, tienen que venir a ver algo sorprendente haya afuera!"
"¡Me es imposible describirlo con mis palabras, así que lo mejor sería que vengan a verlo con sus propios ojos!"
Al instante que escuchan eso, todos dentro de la carpa salen alterados.
Ven hacia el castillo de la ciudad elfa y se encuentran con un buque raro volando por encima de la ciudad.
Todos quedaron asombrados con eso.
"¿¡Como puede un barco volar por los cielos!?"
"Eso no debería ser posible."
Dice Soyo atónito.
"Esos deben ser del reino Orbis que los elfos mencionaron en la carta que nos enviaron"
"Al Parecer no son un reino tan incivilizados como pensamos que eran."
Expresaba preocupado el heredero de Leville.
La preocupación se empezó a sentir en el campamento.
Ellos no eran los únicos sorprendidos.
Ahora sabían que no se trataba de un simple reino el que apoyaba a los elfos, es mas, comenzaron a pensar que se trataba de alguna otra potencia que apoyaba a ocultas a los elfos.
El príncipe Teryes se dio cuenta de las preocupaciones de sus subordinados y opto por tranquilizar las masas.
Se dio vuelta y miró a todos.
"¡NO HAY PORQUE PREOCUPARSE, MIS SOLDADOS!"
"¡SOMO 150.000 SOLDADOS CONTRA UN MERO PAIS LLENO DE PACIFISTAS Y UN BARCO QUE TARDR O TEMPRANO SERA HUNDIDO POR NUESTRA FUERZA AEREA!"
Grito con la mayor de sus fuerzas.
Los soldados se calmaron y empezaron a gritar el nombre del príncipe heredero.
La moral de los soldados estaba en su máximo esplendor.
-CONTINUARA-