Al sentir una mirada asesina sobre él, Abel inmediatamente se detuvo y giró en dirección hacia aquella mirada, solo para notar a un punto negro que se acercaba a gran velocidad, y que reconoció como el líder de los asesinos.
"Maldición, ¿qué se supone que está haciendo esa dama?, ¿o es que ya fue derrotada por ese hombre?"
Mientras Abel pensaba sobre sus opciones, el asesino sobreviviente, al ver que su líder se acercaba, corrió hacia él, buscando su protección.
Al ver esto, Abel dejó de lado todos sus pensamientos, sabía que, si lo dejaba escapar ahora, para cuando llegara ese hombre, definitivamente estaría muerto.
"Hmph, no creas que puedes escapar así como así."
Así, Abel se lanzó hacia el asesino que escapaba, para acabar de una vez con él.
Al ver esto, el hombre que ya venía enfurecido, se enojó aún más, por lo que soltó un grito que aturdió por un momento a Abel.
"¿TE ATREVES MOCOSO?"
Justo después de escuchar esto, Abel sintió que una poderosa aura se había fijado en él, impidiéndole moverse como quería, presionando contra él.
Al sentir esto, una llama de furia ardió en Abel, cuando en su mente recuerdos de su corta vida en este mundo pasaron como en una película.
"¿Otra vez estoy impedido de actuar libremente?, ¿no vine aquí a este reino inferior huyendo como un cobarde de los antiguos para volverme más fuerte y así vengare en un futuro?, ¿Dejaré que un extraño me dé órdenes solo porque es más fuerte que yo?"
"NO, NO MÁS, VIVIRÉ LIBREMENTE, SIN ATADURAS SOBRE ESTE MUNDO, PISANDO A TODOS LOS QUE ME DESAFIEN."
Llegando a esta conclusión, Abel gritó con furia, su sangre hervía, sus pensamientos eran más lúcidos que nunca, su qi comenzó a circular rápida y libremente por su cuerpo, obligando a la presión que le impedía moverse a retroceder.
Al notar esto, el hombre se enfureció aún más, intentando aumentar la presión ejercida sobre el niño, pero fue en vano, con un grito de furia, Abel se liberó de esas restricciones y con ambas espadas, se lanzó en dirección del asesino que escapaba.
Lo que Abel no notó, era que, en lo profundo de su sangre, un brillo dorado oscuro nuevamente apreció, brillando tenuemente, a la espera de cualquier chispa para detonar por completo.
Aunque podía parecer que tomó bastante tiempo, en realidad fueron solo unos segundos, a lo que Abel desató su técnica de movimiento recién aprendida en su máximo esplendor, alcanzando el nivel de éxito inicial, al desatar el 60% de la velocidad de la técnica marcial.
Así, ante la mirada furiosa de aquel hombre, Abel nuevamente atacó al asesino que escapaba, cortándolo por la mitad con sus espadas.
Poco después, Abel no tuvo tiempo de reaccionar ante lo que había hecho cuando fue recibido por un ataque de sable furioso que se dirigía hacia él.
Sintiendo el viento cortante y extremadamente gélido que provenía de aquella luz blanca como la nieve, Abel solo tuvo un pensamiento:
"Que hermoso ataque de sable, además esa sensación de congelamiento… ¿es esto una intensión?"
Abel no se movió del lugar donde se encontraba, aparentemente atónito ante este ataque, justo cuando estaba a punto de impactar contra él y congelarlo antes de que explotara en pedazos, una figura apareció frente a él y bloqueó el ataque que amenazaba con matar a Abel.
Abel no se percató de esto, aún se encontraba sumido en sus pensamientos, aparentemente ver aquel ataque del hombre le había hecho darse cuenta de algo.
Al ver el estado de Abel, la dama solo suspiró, asombrada por el coraje y fortuna que tenía el niño, antes de dirigir su mirada hacia el hombre frente a ella.
Al notar su mirada, el hombre inmediatamente se percató que su aura se igualaba a la suya por lo que inmediatamente echó un vistazo hacia su frente notando que un cuarto del sello era ahora blanco.
Percatándose de ello, el hombre frente a ella se sorprendió, antes de reír furiosamente.
"JAJAJAJA, pero qué mujer más tonta eres, ¿desatar el sello no hará que tu muerte esté cada vez más cerca?, parece que tenía razón, ese mocoso es tu carta del triunfo eh."
Al escuchar la risa del hombre, la dama frunció el ceño con desagrado, ahora que había recuperado parte de su cultivo, solo necesitaría un par de golpes para mandar al viejo frente a ella al otro mundo, por lo que, con cierto desdén, dijo:
"Ya que estás a punto de morir, te seré sincera, debo agradecerte, de no ser por ti y tu ataque, jamás me habría dado cuenta del talento que guardaba ese niño, por lo que, si en el futuro logro vengarme, que sepas que tu joven maestro se encontró con la perdición gracias a ti."
Al escuchar el tono sincero de la dama, el hombre se enfureció, su aura se disparó presionando contra la dama, y colocándose en una posición de ataque con su sable, atacó a la dama.
"9 cortes rompen el ciclo, 6to corte, vida y muerte."
Al ver el ataque que se acercaba, el rostro de la dama se volvió serio, tomando su alabarda concentró su qi espiritual en ella, haciendo que ruidosos chillidos provinieran de ella, poco después, atacó con su alabarda, lanzando estocadas, una detrás de la otra, aumentando el impulso y poder por cada nueva estocada.
Así, después de que lanzó la 4ta estocada, la dama rompió el ataque que había lanzado el hombre, mientras su propio ataque continuó avanzando hasta perforar el corazón del hombre frente a ella.
Al tener la punta de la albarda atravesando todo su pecho, el hombre vomitó bocados de sangre, poco a poco, el hombre levantó la mirada hacia la dama, mientras le mostraba una sonrisa burlesca.
Al notar esto, la dama sintió que había algo mal, por lo que rápidamente se giró hacia Abel, donde notó que frente a él había aparecido una perla con un tenue color dorado, la cual, al tocar a Abel, comenzó a hacerse transparente y más pequeña hasta que desapareció.
Justo después, la dama sacó la alabarda del hombre y corrió hacia Abel y lo examinó, solo para encontrar que no tenía ninguna herida física, solo parecía estar dormido.
Suspirando aliviada, la dama estaba a punto de llevarse a Abel cuando la risa del hombre sonó detrás de ella, a pesar de que eso solo ocasionaba que más sangre saliera de él, parecía no importarle, mientras veía con una expresión de éxtasis y burla hacia la dama.
"JAJAJAJAJA, tos, tos, parece que aún no te has dado cuenta ¿verdad?, aunque tiene sentido, esa perla solo apreció después de que ya te habías ido, por lo que no debes saber sus orígenes, tos."
Con una expresión bastante molesta, la dama se acercó al moribundo hombre y le dijo:
"Ya basta de tonterías, si algo le hubiera pasado al niño ya lo habría notado, solo retuércete ahí y muere de una buena vez."
Así la dama dejó de prestarle atención al hombre que se encontraba en los últimos momentos de su vida y procedió a alejarse cargando al niño, cuando la voz del viejo la detuvo una vez más.
"Tos, tos, ya que no me crees, entonces solo diré una cosa, después de eso, solo súmete en la desesperación de que tus esfuerzos de hoy no dieron resultado."
Inmediatamente después, el hombre, quien recuperó una pizca de lucidez, dijo de manera burlona a la dama:
"Estoy seguro que escuchaste sobre aquel zorro de rango 6 que apareció en las inmediaciones de la secta ¿verdad?, solo te diré que lograron matarlo, y uno de sus ojos termino en posesión del joven maestro, quien lo refinó en la perla que acaba de tocar aquel niño, jejejeje, ahora que o sabes, entenderás que ese niño ya no tiene salvación."
Poco después de decir esto, el hombre dio su último suspiro, dejando atónita a la dama miró detenidamente a Abel, quien poco después, su expresión se volvió pálida.
"No, no puede ser, ¿Quién logró matar a esa cosa?, pero dejando eso de lado, no creo que esa perla sea el ojo de ese zorro."
Algo desesperada, la dama corrió hacia la perla que ya había perdido todo brillo, levantándola y examinándola, solo para que su tez ya pálida, se volviera mortalmente blanca, por un momento, la desesperación la consumió.
"No puedo creer que sea realmente un ojo de ese maldito zorro, maldición, mis esfuerzos fueron totalmente en vano, este niño ya está a medio paso de la muerte."
Recordando aquellos momentos en el pasado, la dama no pudo evitar pensar sobre la información que escuchó sobre ese zorro.
En aquel entonces, una noticia circuló por la secta a la que se había unido, una bestia extremadamente rara de rango 6 había aparecido, por lo que muchos maestros de secta y seres poderosos fueron en su caza, solo para que sean asesinados por la bestia.
En sí el zorro de rango 6 que se enfrentaron no era muy poderoso, el problema era que tenía una habilidad muy molesta, la cual era que, con una sola mirada, el zorro te golpeaba con una maldición, la cual consistía en revivir o crear recuerdos extremadamente dolorosos al maldecido, haciéndolo perder poco a poco su cordura, esto hizo que muchos de los que fueron a matarlo terminen muriendo al no poder superar la maldición.
Además, para su desesperación, no había una cura, al ser una habilidad innata de una bestia de rango 6 mutada, la única forma que había de recuperarse era superar la maldición con una voluntad férrea, pero hasta donde ella sabía, ninguno de los que fueron malditos pudo sobrevivir a aquella maldición.
"Nunca esperé que después de que me vaya, alguien lograra matarlo, ni mucho menos que ese maldito bastardo tuviera en su poder un ojo de aquella bestia…, *suspiro*, es mi culpa, me descuidé permitiendo que el niño sufriera esa calamidad, aunque es solo un ojo, aún es el ojo de una bestia de rango seis, aunque la maldición no sea tan potente como la del zorro, para alguien en el nivel del niño…"
Pensando hasta aquí, la dama utilizó su fuerza mental para examinar la condición del niño, y lo que vió le devolvió la confianza en él.
"Esto es increíble, nunca esperé que el niño tuviera tanto poder de alma, ahora entiendo por qué querría convertirse en maestro forjador, jajajaja, los cielos no me han abandonado, aunque le tomará tiempo, estoy segura que el niño se despertará en un par de meses."
Alegrándose por este descubrimiento, la dama tomó en brazos a Abel, mientras que, con un solo golpe de su alabarda, destruyó los cadáveres de los asesinos y tomó sus bolsas de almacenamiento, desapareciendo rápidamente del lugar.
Así, pasaron unos 3 meses desde aquel incidente, Abel fue llevado por la dama a la secta fuego ardiente, donde a petición de ella, le encontraron un lugar apartado y rico en qi espiritual, antes de que ella también se recluyera, no sin indicar que, si el niño se levantara, deberían informárselo lo antes posible.
En este día en particular, mientras una sirvienta limpiaba el lugar, notó que las pestañas del niño temblaban, incluso algunos dedos comenzaron a moverse, por lo que rápidamente salió a avisar a sus superiores.
Así, se perdió el momento en el que el niño abrió sus ojos, los cuales a diferencia de lo negros que eran, ahora tenían unos iris color rojo, con un patrón arremolinado a un lado de su pupila color negro.