"A partir de ahora, eres miembro de la secta fuego ardiente."
Los niños que veían desde un lado esto se sorprendieron, no esperaban que aquella dama estuviera de acuerdo, pero después solo ignoraron a Abel, para ellos, su decisión fue la más tonta que podía tomar.
Incluso la multitud de aldeanos que aún no se habían retirado se sorprendió, para ellos, la oferta de la secta espada relámpago era la mejor, ya que también habían observado que Abel era un espadachín con afinidad al trueno, así que, sin mucho pensar, debería ser la secta ideal para él.
Esto hizo que muchos que animaban a Abel y lo aclamaban sufrieran un gran giro de 180° en su actitud, aunque ellos no habían escuchado mucho sobre la secta sangre ardiente, sí sabían que, en términos de habilidad marcial, se encontraban al final, siendo superadas por las otras dos sectas, por lo que en un futuro, era más probable que tanto Drake y Lyan lo terminen superando, todo porque desperdició una buena oportunidad.
"No pensé que ese niño fuera tan ciego, olvídalo, cuando veo que en un par de años tanto Drake como Lyan lo hayan superado, se arrepentirá de su decisión de hoy."
"Sí, vámonos muchachos, no hay nada más que ver aquí, aunque hoy perdimos a un genio, con el apoyo de las dos sectas hacia Lyan y Drake, en un par de años tendremos a 2 grandes cultivadores que salieron de nuestra aldea."
"*suspiro*, ¿por qué Abel tomó esa decisión?, incluso la enviada le dijo que no recibiría ningún trato especial, pero aun así quiso unirse a esa secta…"
"Ven hermana, vámonos, ya no hay nada más que ver aquí."
Mientras la multitud se iba abatida, el jefe de la aldea también hecho una mirada significativa a Abel, antes de retirarse también, en su mente, la decisión de Abel no pudo haber sido más tonta, además por lo que vio de Fred, parecía que iban a apoyar a su hijo para que se recuperara lo más rápido posible.
"Si las cosas siguen así, va a ser bastante fácil que mi hijo se libre de la sombra mental que le provocó Abel, después de todo, la secta fuego ardiente se dedica más a crear píldoras y artefactos que a pulir su fuerza marcial."
Pensando hasta aquí, el jefe de la aldea exhibió una sutil sonrisa de felicidad, mientras se dirigía a la mansión para cuidar de su hijo.
Así mismo, Clark y Fred tenían expresiones sombrías en sus rostros, claramente no esperaron este giro de eventos, aunque se encontraban molestos por el hecho de que la dama de la secta sangre ardiente al final lograra obtener un nuevo discípulo, en cima un genio en ello, no podían hacer nada más que resoplar con enfado, ya que fue Abel quien solicitó unirse a esa secta.
Pensando hasta aquí, ambos enviados no dijeron nada más y se retiraron con los niños, cada uno, por un lado, dejando así solos a la dama y Abel, quien al ver que todos se habían marchado, le dio a Abel:
"Tengo algo que discutir contigo, ¿Conoces algún lugar para hablar tranquilamente sin interrupciones?"
Al escuchar esto, Abel se sorprendió, pero no tardó mucho en responder:
"Vamos a mi casa entonces, se encuentra a unos minutos de aquí, además está en una zona bastante tranquila y alejada, por lo que nadie debería molestarnos."
Al oír esto, la dama solo asintió y le hizo un gesto a Abel para que guiara el camino.
Mientras se dirigían a la cabaña de Abel en la zona este de la aldea, Abel no pudo evitar pensar:
"Me pregunto qué es lo que ella querrá discutir conmigo, aunque bueno, me viene bastante bien, después de todo también quería hacerle unas cuantas preguntas sobre la secta sangre ardiente."
Aunque Abel había decidido unirse a la secta sangre ardiente porque le interesaba convertirse en un maestro forjador, aún no conocía los detalles exactos de ésta secta, ya que a diferencia de la secta nube azur o la secta espada relámpago, la aldea no tenía mucha información al respecto sobre su funcionamiento interno.
Así, mientras Abel escogía adecuadamente sus preguntas, pronto llegaron a la cabaña en la que había vivido Abel éstas semanas.
La dama le echó un vistazo, lo cual la hizo fruncir el ceño, antes de mirar nuevamente hacia Abel, pero decidió aún no decir nada y esperar entrar en ella.
Abel no notó esto, mientras caminaba hacia la puerta y la abría, luego, con un gesto de su mano, le indicó que pasara.
Al entrar, la dama nuevamente frunció el ceño, además de algunas cosas básicas que Abel había traído desde la aldea, la cabaña aún se encontraba vacía, no parecía el lugar en el que un niño debería vivir.
Abel se acercó a la pequeña sala que había creado y le indicó a la dama que se sentara en uno de los cojines, antes de decirle:
"Voy a subir para cambiarme de ropa, por el momento, por favor espere aquí, no tardaré mucho."
Fue en ese momento que la dama notó que la ropa de Abel se encontraba bastante desgastada y hecha jirones, por lo que asintió con la cabeza hacia Abel mientras lo veía subir por las escaleras hacia el piso superior.
Cabe resaltar que éstos cojines y algunas cosas más las compró Abel en sus viajes hacia la aldea, en ese entonces, aún no sabía que las pruebas para la selección de discípulos se encontraban tan cerca, y pensó que sería bueno tener un par de cosas ya que viviría en esta cabaña por dos años más.
Abel no tardó mucho, sacó el último juego de ropa que tenía presentable y se cambió rápidamente, luego, con calma, bajó las escaleras y se sentó en el otro cojín que había frente a la dama, esperando tranquilamente las preguntas que haría.
La dama por su parte no dijo nada, pero sacó una pequeña bolsa de su cintura, y con un gesto de su mano, hizo aparecer una pequeña esfera plateada, la cual colocó frente a Abel.
Abel, por su parte, se sorprendió ante esto, diciendo inconscientemente:
"Una bolsa de almacenamiento."
La dama al oír esto asintió, antes de decirle a Abel:
"Veo que ya sabes lo que es una bolsa de almacenamiento, bueno eso me evita el trajín de explicar, bien entonces, antes de comenzar, coloca tu mano sobre esta esfera."
Aunque con algo de curiosidad, Abel hizo lo que le dijo la dama frente a él y colocó su mano sobre la pequeña esfera, inmediatamente después, la esfera brilló con un tenue brillo blanco antes de que unos números aparecieran sobre su superficie.
La dama al ver esto solo suspiró y guardó la esfera en su bolsa de almacenamiento antes de dirigirse a Abel.
"Realmente solo tienes 5 años, además parece que solo los cumpliste hace unos meses, para que un genio como tú apareciera por aquí, e incluso que tenga una técnica de espadas que alcanza el nivel tierra superior y una excelente técnica de ocultación que incluso yo no puedo vislumbrar…, entonces dime Abel, ¿quién eres tú?"
Al oír las palabras de la dama frente a él, Abel no pudo evitar sudar frío, no esperó que la dama pudiera ver a través del hasta ese punto, pero se obligó a calmarse, mientras su cabeza funcionada a toda marcha.
"Aunque ya sabía en el momento que usé el arte de la doble espada que esto ocurriría, no pensé que ella también se percatara de la técnica de ocultación divina del vacío que uso, esto es un problema."
El nivel de cultivo que todos visualizaban en Abel era la primera etapa de discípulo marcial, aunque esto claro no era cierto, su nivel de cultivo aún se encontraba en el cuarto nivel pico de la etapa de refinamiento del cuerpo, es solo que Abel había descubierto que el segundo nivel de la técnica de cultivo permitía no solo ocultar su qi celestial, sino también simular su etapa de cultivo, aunque con cierto límite.
Por esto, Abel decidió usar esto a su favor, primero ocultando totalmente su nivel de cultivo, y fue solo cuando se enfrentó a Drake que Abel decidió simular que se encontraba en la etapa de discípulo marcial, ya que, si se dieran cuenta de que solo se encontraba en el 4to nivel de refinamiento del cuerpo, sería demasiado llamativo y solo lo metería en problemas.
Pero Abel nunca pensó que, incluso con su gran técnica de ocultación, la dama frente a él aún se percataría de que había algo extraño sobre él, dejándolo sin muchas opciones para excusarse.
La dama, quien lo veía fijamente, notó que Abel parecía preocupado y sin saber que responder, por lo que al final soltó un profundo suspiro y le dijo a Abel:
"Si no puedes responder entonces olvídalo, supongo que cada cultivador tiene sus propios secretos y no soy tan mezquina como para obligar a un mocoso como tú a escupirlos, pero al menos, quiero saber cómo terminaste en la aldea, por lo que me dijeron, te trajeron aquí, ¿verdad?"
Al oír que la dama no perseguiría más el asunto, Abel soltó un suspiro de alivio, pero rápidamente pensó en algo, por lo que, poco después, con una sonrisa un tanto indefensa, dijo:
"No es que no le pueda contar, pero es que mi situación es bastante peculiar, tanto así que, si se lo comentara, lo más probable es que no me creería."
Al oír esto, la dama se sorprendió y miró fijamente a Abel, notando que no mentía, por lo que, con un rastro de interés en su voz, dijo:
"Ahora si despertaste mi curiosidad, adelante, cuéntame tu historia."
Ante esto, Abel solo negó con la cabeza, indefenso y comenzó a contarle sobre cómo el viejo Ben lo encontró y rescató del bosque Couvet, y qué fue él quien lo trajo a la aldea, de cómo había perdido la memoria y no recordaba nada de su pasado antes del incidente en el bosque.
"Además ocurrió algo bastante extraño cuando cultivé por primera vez, en mi mente, apareció un manual de cultivo que al final terminé usando para cultivar, además poco después aparecieron tanto la técnica de espada doble y la técnica de ocultación, sé que suena bastante loco, pero eso es lo que me paso."
Mientras Abel colocaba su rostro más lastimero y sincero posible, terminó de contar toda la historia, por otro lado, la dama permaneció en silencio, sin decir nada, aparentemente reflexionado sobre la historia de Abel.
Poco después, exhalo un profundo suspiro, antes de decir:
"Si el que te rescató es el mismo Ben que conozco, entonces no hay nada de malo contigo, en cuanto a tus recuerdos, si él no pudo hacer mucho, entonces yo tampoco podré, al final, regresamos al punto de partida."
Al oír esto, Abel se sorprendió, parecía que el viejo Ben era más importante de lo que pensó en un momento, por lo que estaba a punto de preguntar sobre ello cuando la dama, adivinado sus pensamientos, le dijo:
"Si el viejo Ben como lo conoces no te contó nada, lo hizo por algo, así que, al menos de mi parte, no diré nada más sobre él."
Aunque aparentemente la dama no dijo nada más, Abel notó que cuando mencionó al viejo Ben, algo de respeto se podía escuchar en su voz, sorprendiéndolo bastante.
"Parece que ese viejo que me salvó es más de lo que aparenta..., *suspiro*, aunque tiene sentido, solo el mapa que me dejó es bastante detallado, puede que incluso no se venda en las ciudades como pensé en un inicio."
Mientras Abel reflexionaba sobre esto, la voz de la dama lo sacó de sus pensamientos.
"En fin, ahora que ese asuntó está parcialmente solucionado, ahora viene el tema sobre tu ingreso a la secta sangre ardiente."
Al oír esto, Abel inmediatamente se puso serio, prestando atención a cada palabra que la dama estaba por decir.