Chapter 56 - Sueños

Las luces del camerino tenían regulación de iluminación, durante los momentos de maquillaje se encendían en su máxima capacidad, el resto del tiempo Asier las marcaba en sus mínimas capacidades, por un lado le hacía sentir incómodo estar bajo una iluminación tan fuerte, prefiriendo los tonos más suaves y oscuros y, por otro lado, desde que había recuperado parte de los recuerdos del propietario original había sufrido de dolores de cabeza, podían ir desde muy tenues casi imperceptibles hasta fuertes dolores que le causaban mareos y nauseas, incluso a una persona que estaba acostumbrada al dolor y que tenía una tolerancia altísima a ello lo encontraba casi insoportable, si no fuera por su gran capacidad para fingir y aguantar se habría desmayado un par de veces. Había probado desde los analgésicos más suaves vendidos en cualquier farmacia hasta los más fuertes que pudo conseguir a través del mercado negro, sin embargo, los había dejado desde el momento en que no tenían ningún efecto, no tenía la intensión de subir la dosis y hacerse dependiente de un medicamento que ni siquiera le ayudaba.

En el momento que el hombre entró Asier estaba de suficiente mal humor como para no tener intención de esconder su mirada fría, ni seguir actuando como un niño frágil e inocente, las luces eran muy tenues para calmar sus dolores, por lo que a pesar del rostro escalofriante del chico el hombre de mediana edad no se día cuenta de ninguna anormalidad.

Desde que Asier había escuchado la puerta abrirse había activado la grabadora en su bolsillo, además el camerino tenía tres cámaras de seguridad, eran de última tecnología, Asier había tenido que pedirlas desde el extranjero hace un tiempo, había llegado hace unos meses, pero solo habían sido arrojadas al departamento comprado, no fue hasta los últimos sucesos que se aseguro de plantarlas por todos lados, eran tan pequeñas que no podrías verlas aunque quisieras, todas estaban conectadas a su computadora, podía ver las veinticuatro horas del día tanto la mansión Ricci como la mansión Moreau, incluso el set y la oficina de Hoshino no se habían salvado, cualquier lugar en el que tuviera que pasar mucho tiempo, o que tuviera personas a las que quería cuidar habían sido cubiertas por sus manos.

El hombre se acercó al chico que aún no se había colocado la parte superior de la ropa y mostraba un torso pálido y sedoso, su espalda estaba apoyada en la silla, por lo que todas las marcas y cicatrices no se podían ver, solo su torso se reflejaba en el espejo, una gruesa cicatriz de color pálido recorría de forma diagonal desde la esquina de su cadera derecha hasta el pectoral izquierdo, justo en la zona del corazón la marca se hacía mucho más notable y atroz como si este lugar hubiera sido el principal afectado por la herida pasada. El hombre se sorprendió cuando la vio, pero no podía pensar en como un joven maestro tan pequeño e inocente podría tener una cicatriz tan horrible, por lo que solo lo atribuyó al trabajo del maquillista de efectos especiales para alguna escena de la obra, no había leído los guiones, tampoco estaba interesado en hacerlo, solo había invertido en este proyecto por su amigo que había insistido y porque se trataba de un pequeño drama escolar, categoría que siempre era muy bien recibida por los jóvenes, además de que le permitía encontrar carne joven que fuera de sus gustos.

Inicialmente cuando vio a los dos jóvenes maestros había quedado encantado, en especial con el más pequeño, eran lindos, suaves y adorables, cada rasgo de su cuerpo lo hacía sentir extasiado, sin embargo, sus antecedentes familiares eran tan buenos que ni siquiera se atrevía a tocar un cabello de estas personas, una sola insinuación podría mandarlo a la cárcel de por vida como tratamiento compasivo, si fueran despiadados ni siquiera su cadáver quedaría intacto, sin embargo, había tenido algunos encuentros con la familia Ricci, tanto la madre como el abuelo tenían una actitud despectiva siempre que eran nombrados, incluso podía ver en sus expresiones que realmente los encontraban desagradables, más tarde escucho los rumores de que ambos chicos eran odiados en su familia, ni siquiera les importaba si estaban vivos o no, bajo esta primicia ¿Cómo no tomaría la oportunidad de acercarse a los dos chicos? Incluso podría actuar como un buen tío amable y compresivo que les tendía el amor y afecto del que estaban tan faltos, más tarde estarían tan agradecidos y apegados que no rechazarían ninguna de sus solicitudes.

Era un buen plan desde el inicio, sin embargo, no contaba con el hecho de que el Asier actual podía ver a través de todos su planes y dobles intenciones, Asier estaba seguro después de ver tantos recuerdos del propietario original de que el chico no había sido ingenuo ni estúpido, por el contrario era increíblemente astuto, solo que su aspecto juguetón y despreocupado lo había hecho ver como un desperdicio por el resto de las personas y, ni siquiera él habría caído en la actuación de esta personas, tampoco se habría visto influenciado, el Asier original no sentía ningún apego por su familia biológica, no había sentimiento de amor pero tampoco de odio o tristeza, solo una profunda indiferencia, Asier no sabía que había desencadenado este sentimiento por parte del original, había parte de los recuerdos que estaban profundamente guardados, ni siquiera podía ver un atisbo de ellos, por lo que tenía toda la intención de investigarlo él mismo.

"Chico debes estar cansado, has hecho un excelente trabajo, tanto tiempo en el set, nunca había visto a un chico tan responsable, es admirable" el hombre mostró una sonrisa amable haciéndolo parecer un adulto benevolente y preocupado, su actuación era bastante buena si se enfrentara a cualquier otra persona, sin embargo, Asier aún podía ver claramente como la mirada llena de deseo del hombre se desviaba constantemente a su pecho.

Asier bajo la cabeza y volvió a su actitud tímida anterior fingiendo sentirse avergonzado mientras murmuraba "Gracias".

"Nada que agradecer, son todos tus propios esfuerzos, debió haber sido difícil para ti".

"Mn".

El hombre no se mostró incómodo con los monosílabos de Asier y solo lo atribuyo a su timidez, le gustaba tanto el cuerpo y el aspecto suave de este chico que incluso si el niño no hablara en lo más mínimo tendría ganas de tirársele encima "Deberías marcharte pronto a casa, ¿tienes a alguien que te lleve?".

Asier asintió.

"Eso es bueno, los niños no deberían andar solos por la noche, eres tan delicado que me preocupa".

En ese momento Asier se levanto de la silla, el cuerpo del hombre ya había llegado a estar un poco más adelante que Asier, por lo que no vio las marcas en la espalda del chico. Asier sostuvo su camisa blanca listo para colocársela y marcharse, habría querido jugar un tiempo más con este hombre, sin embargo, su dolor de cabeza había aumentado como nunca antes, apenas se podía mantener consciente, su mirada se había enrojecido y se mordía la lengua para aguantar el dolor, si no fuera porque estaba este desagradable hombre delante de él que podría hacerle quien sabe que mientras estaba inconsciente se habría desmayado en la silla.

El hombre vio sus movimiento y estiro la mano con la intención de ayudarlo y aprovechar para tocar un poco de su cuerpo "Ven te ayudaré".

Asier escupió tres palabras con las pocas fuerzas que le quedaban "No es necesario" una ligera línea de sangre se había deslizado a lo largo de la comisura izquierda de sus labios proveniente de la lengua herida, las luces eran tan tenues que el hombre no notó nada extraño, Asier utilizó las últimas energías que le quedaban para ponerse la camisa sin abrochar y salir sin mirar atrás al hombre, caminó a paso firme hasta la primera puerta que encontró y se encerró en la habitación antes de desmayarse.

Cuando abrió los ojos se encontró en un lugar desconocido, miró a su alrededor y se sorprendió de ver cientos de grandes tiendas de campaña, el mismo se encontraba saliendo de una, su tienda era mucho más grande que todas las demás con una bandera en profundos tonos rojos y dorados, un escudo con dos panteras, una corona en el centro y dos espadas cruzándole adornaba el centro de la tela.

Asier miró a su propio cuerpo y notó que usaba extrañas ropas en los mismos colores que la bandera una gruesa capa de color negro cubría la totalidad de su espalda y parte de la zona delantera de su cuerpo, el tamaño de su cuerpo eran mucho más alto de lo que era antes, aunque la estructura delgada y falta de carne seguía siendo la misma, tenía un largo cabello negro que estaba a tan solo unos cuantos centímetros de tocar el suelo.

Asier tocó su largo cabello nuevo, era suave y sedoso como si estuviera muy bien cuidado, su ropa era de excelente calidad y extremadamente limpia como si no fuera él el que estaba caminando en la tierra y fango alrededor del campamento.

Caminó por el lugar a paso firme, más como un juego que con intenciones de encontrar algo, aunque todo era increíblemente real estaba seguro de que estaba soñando, inicialmente intentó despertar, pero cuando no hubo resultado solo le quedaba caminar y disfrutar del paisaje hasta que su cuerpo despertara por si solo.

En todo el camino no se encontró con ninguna otra persona, el campamento estaba desierto, sin importar que tienda mirara el interior seguía desprovisto de vida, solo quedaban atrás los utensilios dejados por las personas, sillas separadas de las mesas como si alguien hubiera estado sentado recientemente, cuencos con comida a medio terminar, platos en el lavadores, mantas de dormir amontonadas como si las personas no hubieran tenido tiempo de ordenarlas e incluso ropa podía verse tirada en cada esquina. Asier tenía curiosidad por saber a donde habían ido todas aquellas personas, pero seguía siendo un sueño, ya era un milagro que el lugar mantuviera un grado de realismo tan alto, y no viera animales volando o paisajes y tiendas con extraños y antinaturales aspectos.

Luego de unas horas llegó al final del campamento, el camino terminaba en un enorme barranco, no le tenía miedo a las alturas, por lo que miró sin inmutarse directamente hacia abajo, una gran y profunda oscuridad lo saludo, digno de película de terror, ya había oscurecido dándole un toque aún más espeluznante.

En ese momento escuchó por primera vez pasos a su espalda, Asier se giró rápidamente y se encontró con la mirada de un hermoso joven, sus ojos eran celestes casi trasparentes, un cabello dorado adornada sus delicados rasgos y piel blanca, su tamaño era bastante pequeño o al menos así se veía parado delante del cuerpo actual de Asier llegándole al límite entre su abdomen y su tórax, viendo la cara joven e infantil del chico no podía tener más allá de doce o trece años.

El lindo chico le sonrió dulcemente y le entregó una caja "hice tus favoritos".

Por alguna razón Asier podía decir que al dueño de este cuerpo no le gustaban las cosas dulces, pero que era muy feliz cada vez que recibía estos bocadillos por parte del chico delante de él, todo su corazón se sentía lleno de calidez y amor, e incluso había llegado a anhelar comer todos esos pequeños postres dulces cada vez que se sentía solo o deprimido.

Asier tomó la caja, pero no la abrió, quería agradecerle al pequeño niño cuando despertó.