Chapter 12 - 12

Acabándose el fin de semana, todo fue tranquilo, cenas tranquilas, sin discusiones, paseos nocturnos antes del toque de queda, etc. Hasta que ya es lunes, el primer día de colegio y ya llegan tarde. El despertador no ha sonado. Michael ni siquiera se encuentra en la casa, Ann dejó una nota diciendo que se va a visitar a su nueva amiga. Con los pelos alborotados, las tres estudiantes corren por toda la casa. Solo tienen media hora para llegar a clase.

_¡Niñas, daros prisa! No me puedo creer que el despertador no haya sonado – grita Julia mientras se viste – No quiero llegar tarde el primer día de trabajo.

_¡Mamá! – grita la pequeña desde el baño, Julia entra -Mira lo que me hecho Cora en el pelo – cuenta Phoebe enfadada. Una gran mata de cabello se había formado en la cabeza de la pequeña.

_Yo no he sido Phoebe, no mientas. Mamá, se ha despertado así y he intentado arreglarlo pero no funciona. No hay más remedio que cortarte el pelo.

_¡Nooo!

_¡Chicas! – Julia intenta calmar a sus hijas – Id a desayunar y cogeros algo de la nevera para el colegio. No hay tiempo para discusiones. Cuando esté lista voy y te arreglo el pelo. Cora, ayúdala, su hija mayor la mira con gracia.

_Mamá yo también me tengo que arreglar – su madre la mira advirtiéndola.

Sólo a quince minutos de llegar a tiempo, todas se dirigen al colegio. Por suerte el hospital se encuentra a unos cuantos pasos del colegio. El cabello de Phoebe está arreglado, más o menos… pero por lo menos están bien arregladas y vestidas.

_Bien niñas, después de clases directamente a casa.

Dejando a sus hijas en el colegio, Julia va al suyo.

Mientras tanto Michael, por primera vez en mucho tiempo, respira aire limpio, ve colores vivos y no oscuros. Su grupo junto al grupo del comandante Marshall, van en expedición buscando algo que Michael aún no sabe el qué. Cortando hierba con machetes, sin nadie decir palabra, por fin Michael dice algo.

_¿Se puede qué estamos buscando? Llevamos dos horas caminando y no encontramos nada – nadie dice nada aún – Creo que andamos en círculos.

De pronto el grupo se detiene. Tres hombres se preparan para disparar.

_¿Qué pasa? – pregunta Michael.

_Ssshhh – responde su comandante jefe – no hagáis ruido. Michael se acerca a su comandante poco a poco intentando no hacer ruido. Ante ellos hay como una especie de rocas enormes.

_Sólo son rocas – alza la voz el curioso. Pero Marshall le ordena callarse.

_No, no lo son – coge un pequeño palo que se encuentra al lado de las botas de militar e intenta mover este tipo de rocas – Pensamos que lo eran, pero…- al levantarla ligeramente, Michael observa extrañado, ¿cómo se puede levantar una roca de ese tamaño tan fácil?

­_¿Qué demonios…?

Una especie de baba viscosa de color blanquecina azulada se deja ver bajo las rocas extrañas.

_Parecen huevos – dice la soldado Terry, la única mujer del grupo. Todos miran curiosos.

_¿Qué clase de huevos tiene este tipo de tamaño? – pregunta Michael.

_No sabemos qué es, pero comandante Michael coja el kit de muestras para coger una muestra de esta baba.

A la orden de su jefe, Michael, coge un hisopo y lo pasa sobre la baba, a continuación, la deja en tubito pequeño y la guarda en el kit. Uno de los soldados empieza a sacar fotos como pruebas y otro de ellos coge un trozo del extraño huevo para ver qué es. Sin percatarse, se detienen en silencio al escuchar ruidos extraños, miran al cielo y ni se habían enterado que están bajo un árbol gigante, con lianas que bajan al suelo. Una gran sombra pasa por encima de ellos.

_Se habrán caído del árbol – dice Michael en silencio – Puede que haya un nido.

_Sí, pero de qué clase de ave – contesta el comandante Marshall. Los ruidos cada vez están más cerca y se ponen nerviosos -Es mejor que volvamos. Hay que analizar esas pruebas. Ni una palabra de esto a nadie hasta saber qué es – les ordena preocupado.

En cuanto en el hospital.

Julia está atenta ante las clases de primeros auxilios. Los enfermeros se tienen que poner en parejas para practicar la PCR y saber posiciones de primero auxilios.

_Hola, soy Chris – saluda su nuevo compañero, un hombre joven, de unos veinte y tantos años.

_Hola – le contesta educadamente mientras se coloca en el suelo para ponerse en posiciones de vómito o ahogamiento – Soy Julia.

_¿Es tu primera vez Julia? Quiero decir, siendo enfermera.

_Sí… tanto se nota – responde nerviosa, su compañero entre una risa le contesta.

_Sí, eres la enfermera que más notas tiene en su cuaderno.

_¿Y tú, es tu primera vez? – pregunta Julia cambiando de posición.

_La verdad que no. Vengo de una familia de médicos, he estudiado algo de medicina y enfermería además de laboratorio durante dos años hasta que llegó el día del apagón. Después nada… aquí al menos puedo formarme mejor. No es mi vocación… pero bueno, espero que mis padres estén orgullosos.

_Seguro que sí Chris.

_Julia- aparece Michael entrando por la puerta de la clase, nadie se había percatado, salvo Chris -Hola. Saludo al compañero de Julia.

_Hola cariño – le da un beso a su marido - ¿Qué haces aquí? ¿Todo va bien?

_Sí, no te preocupes. Necesito que me hagas un favor, nadie debe saberlo.

_Puedo ayudar - se une Chris entusiasmado – Soy de confianza, sea lo que sea no se lo diré a nada -Michael dudoso, al fin acepta la propuesta.

_Bien – saca de su mochila las muestras de los huevos y los aparta del grupo – Necesito que descubráis que es esto.

_¿Qué es? – pregunta su mujer.

_No lo sabemos – responde su marido – Pero que no salga del laboratorio antes sin pasar por mi por favor, es importante – advierte nervioso haciendo que Julia y Chris se pongan nerviosos también.

_Está bien… - dice Julia, cogiendo las muestras en secreto y metiéndolas en el bolsillo de su bata.

_Por suerte, sé algo de laboratorio. No te preocupes, en menos de veinticuatro horas lo tendrás.

Dando las gracias a los dos, Michael desaparece de la sala y los dos enfermeros se miran extrañados.

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