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Chapter 11 - Capitulo 10.- Hola, supongo que era de esperarse.

En el rincón mas recóndito y escondido del mercado, aya donde se encuentran los puestos de menos popularidad, que ofrecen los precios mas bajos del lugar, en ese sitio se encontraba un joven inconsciente, sentado en el piso, los puestos a su alrededor estaban en un estado precario, buscando a duras penas pasar el estándar de sanidad. Los brazos del joven se encontraban en posición vertical amarrados por las muñecas con una soga desgastada hacia una esquina del puesto, una tenue luz proveniente de una lampara cercana iluminaba su rostro, provocando ligeras molestias. Pronto una figura interrumpió el paso de la luz dejándolo en la obscuridad, la figura se acercó y con un abanicazo de su brazo derecho golpeo la mejilla derecha del inconsciente, al no ver respuesta nuevamente con un revés de su misma mano derecha golpeo la mejilla izquierda, eso fue suficiente para que ligeramente Daniel abriera los ojos.

— Por fin despiertas — Una voz familiar se escucho — Pensaba que tendría que seguirte golpeando.

Por la voz pudo reconocer sin problema de quien se trataba.

— ¡Aaaah! — Con un enorme suspiro Daniel continuo hablando con un tono de decepción — No puedo creerlo, este antagonista es tan cliché. En verdad esperaba que fuera alguien más, Poryac.

Poryac solo se quedo estupefacto, mirándolo fijamente con sus penetrantes y fríos ojos negros.

— ¿Ya sospechabas que era yo? ¿Era tan obvio?

— Por desgracia para ti yo veía demasiados mangas, animes y películas por todo eso sé que a sido muy recurrente que el personaje menos sospechoso sea el antagonista principal. Las primeras veces si que era impactante, nadie esperaba revelaciones como esas, pero ahora ya todo mundo usa ese método, ya es hasta cierto punto es predecible, podemos considerarlo como un recurso de escritores baratos.

— ¡Ja ja ja! — Con una sonrisa altanera interrumpió Poryac — Y supongo que sabes mis motivos ¿No?

— Claro que no — Contesto indiferente Daniel ya que se encontraba más concentrado en cómo levantarse para descansar sus brazos.

— Pero que tonterías dices — Poryac estaba furioso — ¿Cómo puedes sospechar de mi sin siquiera tener idea de mis posibles motivos?

— Pues cómo voy a saber solo llevo un día ¡Un maldito día que salí de mi casa! de haber sabido que pasarían tantas cosas mejor no salgo.

— ¡Entonces porque dijiste lo de hace un momento!

— Que no fui claro, te lo dije, ya estoy acostumbrado a este giro de eventos, ademas es sospechoso que estes aquí en un lugar recóndito como este sin motivo aparente.

— ¡Ja…ja…ja! — Poryac reía incrédulo de lo que escuchaba — pero si eres ¡UN IDIOTA!

Con un fuerte golpe sobre la cabeza de Daniel Poryac saco su frustración. El pequeño avance que llevaba Daniel para descansar sus brazos fue frustrado.

— Estoy rondando por aquí porque soy el Líder de los Mercaderes y es mi deber revisar una ultima ves para ver que todo este en orden, no pensaste en eso, tu, supuesto super detective. Ademas me ofende que sospecharas de mí yo que me esforcé en ser agradable.

— ¿Tú, agradable? Si solo me molestaste todo el día.

— Esa es mi forma de demostrar que alguien me agrada — Por la expresión en el rostro de Daniel se notaba que no estaba convencido del comentario de Poryac — En fin no tengo por que convencerte, mejor dime ¿Quien crees que te trajo?

— La verdad tengo una vaga idea pero no sé si este en lo correcto, para eso primero ocupo que me cuentes en que consiste la elección del Líder del mercado y en que momento puedes competir por el puesto.

— Es extraño que estando en esta situación preguntes eso, pero es simple, cuando alguien se siente con la confianza de pelear por el puesto, reta al actual líder. Otra manera es que el líder actual decida que ya no puede o que solamente quiere separarse del cargo, sea cual sea la razón el proceso es el mismo a excepción que cuando el Líder decide retirarse. Para ese caso en particular se convoca a un torneo para decidir al nuevo representante un torneo donde cualquiera puede participar. El torneo consiste en una presentación de talentos, si bien recuerdo ya te lo había comentado, cada concursante presenta su talento y los que eligen al ganador por popularidad. Como te comente yo fui elegido por mi estilo de desmembrar… pero... no fue solo eso, ese día fue extraño la verdad es que, espera un segundo ¿Me estas escuchando? — Daniel había ignorado la platica para seguir buscando como liberarse de la atadura.

— ¿Qué? ah si perdona, es que ya me duelen los hombros y ¡ah maldita sea, cómo demonios ataron esto! así no se puede poner atención. Ademas ya me dijiste lo que quería escuchar, solo me queda una duda, ¿Porque esperarían a que alguien se retire cuando simplemente puedes retarlos cuando quieras?

— ¡Primero ignoras mi historia y luego me pides que te siga contando! Si serás. Bueno ya, la razón es que si retas al líder solo podrás competir por el titulo una ves en toda tu vida, cosa contraria sucede sí esperas a que se retiren, en ese caso ahí no hay problema puedes entrar a un torneo las veces que puedas.

— Entonces ya tiene mas sentido — Por primera ves desde que empezó la conversación Daniel dejo de intentar liberarse de las ataduras para tomar mas enserio la platica —Ahora estoy seguro que Aavig esta detrás de todo esto, ademas de que también por fin entiendo porque no puedes defender a alguien si esta siendo molestado, no puedes mostrar debilidad. Si tú como líder muestras apoyo a algún mercader, los demás pueden empezar a usarlo como un punto débil y presionar tanto como para obligarte a que renuncies así podrían competir por el puesto sin arriesgar su oportunidad.

El rostro serio de Poryac mostraba que Daniel estaba en lo correcto. El infierno a pesar de parecer modernizado y tranquilo, muy distinto de lo que el folklore estipula, sigue siendo un lugar cruel a su manera, si quieres ser alguien tienes que ser fuerte y a la ves despiadado.

— Dudo que sea Aavig. Se que la forma en que se comporto frente ti fue algo extrema y que por la forma que trato a los jueces parecería fuera de lugar, pero yo — Poryac levantó la mirada seguro de sus palabras — lo conozco y se que el no se atrevería a hacer algo tan extremo como…

Una sombra rápidamente salió de la esquina de uno de los puestos, se dirigió violentamente en dirección de Poryac y sin darle tiempo de reaccionar lo golpeo en su costado derecho arrojándolo violentamente a uno de los puestos cercanos. El polvo se levanto por el puesto destrozado bloqueando por un instante la visión de Daniel, lentamente la sombra tomo una forma mas clara.

— Tu que conoces de mi, Poryac — Dijo Aavig secamente

— Cof* Cof* Valla ahora si tuve razón — Daniel trago un poco de polvo que se levanto por el impacto por lo que se tomo un momento para continuar — Tu sabias que Poryac estaba apoyando a mis hijos en secreto ¿verdad? No solo fueron unos concejos, en realidad el se estuvo esforzando por ellos ya que vio una oportunidad para que brillaran y resurgieran como los jueces que son, algo de lo que tú buscarías para tomar ventaja. Por ello los insultabas para que Poryac en un momento de debilidad reconociera que los estaba ayudando así tu podrías presionar para obligarlo a renunciar.

— En serio crees que quiero algo tan trivial como el puesto de Líder de Mercado.

— ¿Eh? ¿Me volvi a equivocar? — comento incredulo Daniel.

De entre los escombros se levanto Poryac, la sangre escurría de su boca, la ropa estaba rasgada y una gran mancha de sangre indicaba donde había sido el golpe. Rápidamente con su mano izquierda sujeto su costado derecho buscando tapar la herida. Sus piernas temblaban, mientras la sangre marcaba su recorrido por su pierna derecha.

— ¡Que es lo que te pasa Aavig! — Con dificultad trato de recuperar el aliento — Tu no eres así, se que puedes ser algo tosco al dirigirte a los demás y que por ello todos piensan mal de ti, pero atacar de esta manera no va con tu forma de ser.

Aavig se dirigió en dirección de Daniel ignorando el comentario de Poryac y en un parpadeo desapareció, en un segundo parpadeo la mirada de Aavig se cruzo con la de Daniel.

— ¡DETENTE! — Poryac predijo las intenciones de Aavig por lo que gasto lo que le quedaba de fuerza en ese grito. Su rodilla izquierda cayo sobre los pedazos de madera y acero que quedaban del destrozado puesto, mientras veía con impotencia como las garras de Aavig se hundieron en el estomago de Daniel, que amarrado todavía por sus muñecas, no pudo hacer ni el mas mínimo intento de evitarlo, lo único que pudo hacer fue dejar escapar la sangre por su boca y con la mirada temblorosa fija en Aavig esperaba por una explicación.

— Recuerdo que era un chiquillo, tenia los 83 años cuando lo vi por primera ves, al antiguo juez — La voz de Aavig sonaba melancólico al recordar su pasado — El tenía esa habilidad única de desollar, de desmembrar, diseccionar, torturar. Todo, absolutamente todo lo podía hacer, podía copiar y mejorar cualquier estilo que le presentaran, era omnipotente, la imagen perfecta de lo que es un Juez de la Gula, él fue el motivo por el cual quise entrar al Mercado, quería ser el mejor y llegar a ser reconocido por él, quería poder admirarlo siempre. Unos años después entre al mercado como un simple aprendiz en un pequeño puesto que mi padre tenia, pero antes de que si quiera pudiera tener una oportunidad de verlo, el juez murió, así lo proclamo Lucifer. La ceremonia que se hizo en su honor fue espectacular, un recorrido por todo la cueva de la gula, lugar por el que pasara la gente lo ovacionaba una ultima ves, yo no pude hacerlo, no pude aceptarlo. Después de los festejos no me presente al trabajo por una semana, ya no me interesaba regresar al mercado, como un niño de apenas 126 años podría reponerse de perder a su símbolo, su motivación. Un día mi padre llego con una noticia, en las calles resonaban el nacimiento del nuevo Juez, esa noticia me dio una nueva motivación, si me convertía en el Líder del Mercado, podría ser admirado por el nuevo juez, hasta podría ser su meta a superar, sabia que eventualmente pasaría, pero el hecho de que fuera aunque sea solo por un instante reconocido por él, seria el mayor logro de mi vida. Pasaron 67 años cuando por primera vez llegaron, no creo que podrías imaginar la alegría que sentí al ver que no solo era uno, sino que eran tres Jueces de Gula, mi alegría no cabía en mi pecho ademas ya tenia 193 años y se rumoraba que el actual líder en aquel entonces ya estaba pensando en el retiro. Yo era reconocido entre todos como la promesa, el elegido para ser el próximo Líder del Mercado y solo tenia que esperar siete años mas para poder competir, nadie quería entrar al torneo por que sabían que no tenia igual... nadie, a excepción de un bestial que tenia el sueño de volverse líder, era un simple soñador por eso algunos decían que él apenas y alcanzaba mis talones por lo que el puesto sin duda era mío. Siete años pasaron, siete larguísimos y decepcionantes años.

— Detente Aavig, no hagas una tontería — Poryac se esforzaba en razonar — mientras dejes tu mano en el estomago bloqueando la herida, él no perderá tanta sangre por lo que podemos hablar a los servicios de emergencia y esperar a que vengan, ya buscaremos una forma para que esto no pase a mayores y también buscare la forma de que no pases mas allá del Cocito, así que por favor detente.

— Sabes que es la decepción, Poryac — Continuo Aarvig sin la mas mínima expresión —En esos siete años esperaba ver su desarrollo y cómo al igual que su predecesor, pudieran hacer de todo y perfeccionar cada técnica que aprendieran, pero no fue así. Tu y yo sabemos que al principio creíamos que solo era unos torpes niños, que como solo estaban aprendiendo cometían esos errores, pero conforme fueron pasando los años ya no podía ser solo torpeza, no era inocencia, todos lo sabíamos eso era incompetencia. Solo fueron necesarios esos siete años para que mi motivación desapareciera, yo quería ser el símbolo que ellos buscarían superar, pero no podían mejorar ni la mas simple técnica, ese día supe lo que es la decepción.

Súbitamente Aavig saco su mano ensangrentada del estomago de Daniel, entre sus garras venia entrelazados los intestinos que salieron dolorosamente de su estomago, las piernas de Daniel no pudieron mas y mientras su cuerpo caía sus entrañas seguían saliendo. El golpe que dieron sus rodillas fue contundente, el sonido que hicieron sus hombros por el movimiento tan brusco fue desagradable siendo solo comparado con la cantidad de sangre que expulso por la herida. Su mirada temblorosa busco seguir aquel hilo rojo que salía que salía de su cuerpo, que se dirigía a las manos de un inmutado Aavig. Daniel lo pudo ver, aquella mirada indiferente que no le daba la más mínima importancia a la carnicería que estaba frente a él.

— Recuerdas ese día — Aavig miro a un atónito Poryac y continuo — Era tan importante ese día que hasta se pido prestado El Coliseo de la Ira para celebrar tan magnánimo evento, todos estaban mirando atentos el centro de la arena. En el palco principal estaba Ukosok con su hermosa prometida Lepaula, a su izquierda estaba sentado aquel vejestorio con rasgos de Leopardo, el antiguo Líder del Mercado que con un movimiento de manos se despedía de sus agremiados. A su derecha se encontraban los decepciónales jueces. Yo era el favorito, no tenia igual, la competencia solo era una formalidad, no había forma en que mi oponente, tu Poryac, pudieras derrotarme, hasta me atrevo a decir que tu lo sabias también. Los cuerpos humanos que se usarían en la competencia entraron, con ese típico rostro de sufrimiento y dolor, con su andar errático y flojo. Los amarraron frente a nosotros y a pesar de lo decepcionado que me encontraba buscaba reunir todas mis energías para poder competir, pero cuando vi a esas dos niñas sonrientes platicando entre ellas como si no les importara, a ese niño penoso que solo buscaba taparse la cara con su cabello por la vergüenza de estar frente a todos pensé, estos no pueden ser los orgullosos e imponentes Jueces de la Gula. El resultado de la competencia fue una sorpresa, Poryac gano de manera unánime era tan claro el resultado que no pude dar excusas, perdí por que en ese momento ya nada me importaba. Poco después fue dado el nombramiento y en medio de las felicitaciones, de los aplausos se me acercó una niña con rasgos de lobo, con una linda trensa que descansaba en su hombro, su par de grandes ojos de colores distintos me miraban atentos y en su lindo rostro mostraba la mas pura e inocente ignorancia. "¿Se encuentra bien señor?" esas tiernas palabras salieron de ella, esas crueles e hirientes palabras salieron de esa niña Juez.

El puño de Aavig apretó con mas fuerza los rojos intestinos que rodeaban su mano, su mandíbula se presiono tanto que sus dientes parecían estallar de un momento a otro.

— ¡LO PUEDES CREER! — Con un violento tirón, el resto del sistema digestivo de Daniel salió de forma tan violenta que la herida se abrió cada ves más, casi al punto de partir por la mitad su cuerpo — ¡Puedes creer que esas compasivas palabras salieran de su boca! No era posible que esos tres niños fueran los Jueces del infierno, es inaceptable que alguien de su posición se compadezca de alguien como yo.

— Pero qué as hecho — Una mirada llena de horror se plasmo en el rostro de Poryac —Acabas de matar al padre de los jueces.

— Era necesario Poryac. Desde ese día jure que no los reconocería, que los trataría como lo que son, un fracaso. Fueron años de difamarlas, de agredirlas, de maltratarlas, para que se dieran cuenta cual era su lugar quería que ya no se presentaran en el mercado, que se quedaran encerradas para siempre en su mansión a la espera de su muerte y que así alguien digno las reemplazara.

Aavig miraba con desprecio el cuerpo tendido sobre un lago de sangre, por la forma en que brotaba el liquido rojo por las heridas era apreciable cómo el corazón estaba en sus últimos latidos.

— Tu y este estupido "padre" estaban a punto de echar a perder todo, ustedes con su tontería de "corte fino", pero ahora esto será lo que cerrará su puerta para siempre, su muerte convertirá su alegría y cariño, en tristeza y desesperación. Caerán en ese pozo obscuro y por fin desaparecerán — Aavig observo los intestinos enrollados en su mano derecha — Un cuerpo humano consciente, no estabas en eterno sufrimiento ni tenias ese andar tan peculiar de ustedes, en verdad eras un espécimen muy raro por lo que no se si tu también estas atado al ciclo de las almas, lo mas probable es que no, ningún humano puede tener tantos beneficios en el infierno, así que lo mas probable es que tu muerte sea permanente, por lo que seria un desperdicio no probar.

Con la quijada bien abierta procedió a darle una mordida a aquellas entrañas rojas, frescas y palpitantes, dispuesto a saborear con cada papila gustativa aquel manjar.

— ¡PERO QUE! — Aavig comenzó a escupir. Rápidamente una sensación áspera se había impregnado en su boca — Esto sabe a tierra.

Una nube de polvo comenzó a remolinarse formando una figura familiar.

— Tu si que sabes torturar — El remolino se disperso dejando ver a un recién formado Daniel — Tu historia era tan patética que me no lograba distraerme del dolor que me estabas produciendo.

— ¿Que esta pasando Daniel? — Sorprendido y con dificultad Poryac se acerco — ¿Cómo es posible?

— ¿Como que cómo? Esto es normal ¿No?

— ¡¿Quien rayos eres tú?! — Antes de que Poryac pudiera continuar su platica Aavig interrumpió — Deberías estar muerto.

— Y tu deberías dejar de juzgar a mis hijos por que no cumplen tus expectativas. Tu fanatismo por el antiguo Juez solo te cegó y ese mismo fanatismo es lo que te llevo a tu disque vida de desgracia, eres como un niño berrinchudo que se queja solo por su paleta no salió del sabor que quería. Pero te entiendo, por que yo también estoy decepcionado, no sabes lo mal que me siento de haber culpado a Poryac pensando que, a pesar de haber sido predecible, tal vez tenia una razón profunda que hasta pudiera sentir un poco de empatía y mira mi desgracia saber que al ultimo fueras tu, con tu patético problema de fanático triste. En verdad te digo sinceramente que hasta para ser un villano, Aavig ¡ERES DECEPCIONANTE!

— ¡Calla maldito, que podría entender una escoria como tu, un simple humano no tendría ni idea de la importancia de los Jueces! — Aavig preparo su garra derecha nuevamente, dio un paso hacia Daniel y con el cuerpo estirado desde su garra derecha hasta su pierna izquierda, se impulso hacia el frente dispuesto a atacar con todas sus fuerzas.

— Sé más que tú — Daniel con la mirada desafiante no se movió de su lugar, no movió ni un músculo para defenderse — Por que ellos no son simples Jueces ¡Son mis hijos!

Antes de que siquiera se acercara la garra de Aavig al rostro de Daniel, un fuerte golpe en el constado izquierdo lo arrojo con fuerza. Su cuerpo inerte fue destrozando puesto tras puesto juntando un total de cinco, no fue hasta que choco con la pared de uno de los locales que por fin se detuvo. A pesar de tan aparatoso ataque Aavig seguía consciente y con dificultad trato de reponerse, levantándose poco a poco dejando caer la madera y piedra que tenia entre en su golpeado cuerpo. Agitado, respirando fuertemente esperaba que el polvo se retirara para poder ver a su atacante.

— Puedes agredirnos verbalmente, puedes humillarnos, puedes burlarte de nosotros, eso nunca nos a importado, podemos ignorarlo — La cortina de polvo se retiro rápidamente, dejado a la vista a una furiosa Be — pero lo que no ignoraremos, lo que no permitiremos… ¡ES QUE LASTIMES A NUESTRO PADRE!