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Chapter 2 - Escena I

Una nueva era desplegó sus alas sobre la tierra. Una nueva hermandad y nuevos lazos ahora reinan por igual entre la humanidad de estos tiempos. Hace algunos años, algunos territorios comenzaron a hacer pactos con seres superiores en fuerza y habilidades de las que un humano puede poseer. Seres sobrenaturales. No quiero mentir, no todos los aceptan ni todos ellos se aprecian unos a los otros, pero al menos tratamos de respetar nuestros espacios y modos de vivir. Ahora los cambiaformas, vampiros y otras criaturas conviven con nosotros, los simples mortales.

Para mi progresiva mente abierta libre de exceso de perjuicios, esto es normal, algo genial en verdad. En teoría, mi diario. No he tenido muchos problemas con ellos, la mayoría en mi ciudad actual son bastante amables y respetuosos, algunos hasta distantes de personas como yo, humanos indefensos.

Actualmente, soy actor y modelo a tiempo completo. Esta gran ciudad, Banville, me permitió encontrar la estabilidad y la confianza que nunca antes había tenido, o que al menos perdí en algún punto que no recuerdo. Tratando de sobrevivir humildemente, consegí trabajo en esta capital tan diversa, uno que me permite vivir en un acomodado y costoso complejo de edificios. Los medios y las redes expresan cosas buenas de mí, y malas también, aunque da igual eso, en las entrevistas no dicen nada que no pueda sobrellevar. Me he convertido en lo que soñé una vez, alguien emprendedor y exitoso en la vida profesional con un trabajo y vida personal estbles. Mi parte amorosa... esa es un desastre en lo de encontrar a mi otra mitad y bla bla bla etcétera, esa con la que todos sueñan cuando son adolescentes. Esa a la que cambiaformas lobos como mi adorado Sol reconocen una vez que le ven, incluso con solo oler a la otra persona. Así le sucedió con Aisha, su actual pareja predestinada, mi amiga. Para mi complicada existencia, las responabilidades que conlleva mantener una relación en mi mundo laboral, son un jodido dolor de cabeza. Siempre terminan hartándose de mi ausencia o mis repentinos viajes, prefieren a alguien quien esté en todo momento ahí dándoles cariño y no los juzgo.

Ahora vivo en el mismo edificio que mis mejores amigos y compañeros de trabajo, Sol, Veros y Aisha. Puesto que todos teníamos algo en común, la familia, nos hicimos como hermanos al instante. Sí, no es que ninguna de nuestras familias se conozcan sino que todas nos dieron la espalda de alguna forma. Sol fue expulsado de su antigua y super conservadora manada, de esas que son peores que las religiones de siglos pasados, solo por enamorarse de una humana común y corriente. Es un chico muy codiciado, también uno demasiado dulce para ser Alfa pero también es quien primero te ayuda cuando lo necesitas, un sobreprotector hermano mayor. Aisha es huérfana por lo que no tengo mucho que decir de ella, salió de aquel encierro de convento, luego de sus dieciocho años, pasó hambre y frío hasta que nos conoció. Es la mandona del grupo y a veces la niña caprichosa pero la inteligencia que tiene para salir de aprietos, es envidiable. Veros, en verdad se llama Veratos Vonde, nombre extremadamente raro para una persona pero significa rubí negro. Él detesta su nombre y por eso lo acortamos. Cuando su familia lo estaba obligando a casarse, como el chico rebelde que es, salió de su casa a los dieciséis para perseguir su sueño de ser cantante, aunque terminó siendo actor como Aisha y yo. Aisha es cambiaformas por él, una sensiblemente orgullosa, la que parece tener riendas sobre su posesivo hombre-lobo y Alfa Sol. Veros es humano como yo.

Por último yo, el chico estúpido con un hermano mayor y padres machistas que creyó que lo apoyarían cuando declaró frente a su familia que era homosexual, tonto de mi parte pensarlo. Mi madre no estuvo en contra hasta que mi padre habló, eso le revolvió el cerebro y dejó que me echaran fuera de casa siendo un adolescente, de los que obedecía sin protestas. Mi amigo inseparable Sol me acogió, hasta que unos años después se enamoró de su actual compañera de vida. Por supuesto me fui con ellos a empezar una aventura que acabó haciéndome su padrino de boda. Nuestra vida fue soportable, trabajamos en varios lugares, algunos no muy lucrativos, otros no muy decentes en demasía y otros simplementes, variados. De ahí hicimos una ridícula banda que llamamos ´´Diverse´´, la que nos dio de comer y nos permitió sobrevivir en un minúsculo departamento de a penas dos habitaciones y exceso de comida chatarra. La misma banda que nos dio a conocer con Asher Kim, un cambiaformas, casi en sus treinta, presidente de la agencia a la que pertenecemos, una especie de caza talentos creadora de ídols. A pesar de ser un exigente y cascarrabias mandón, Ash fue lo más cercano que tuvimos a un padre, literal. Se ocupaba de cada uno desde las comidas hasta nuestros estudios. Sol, Aisha y yo nos graduamos en la carrera de actuación y Veros hizo la suya en letras, ahora siendo un escritos de varios premios. No sabremos nunca cómo convenció a su Daniel de recibirnos a los cuatro en su casa, será por su bondadoso corazón o lo que sea. Les debemos nuestros logros y el estar vivos.

Pronto es el cumpleaños de Veros y los celebraremos en casa de Ash, así que vine a su librería preferida a comprarle una edición original de Orgullo y Prejuicio de Jane Austen. Como era de esperarse de mi amigo pelirrojo, chico polilla, le encanta los libros y pasar horas en la biblioteca a la que siempre me arrastra. Ama cualquier obra literaria antigua y algunas que expresan la libertad de la mujer y su ahora denominado, empoderamiento femenino.

Esperando mi pedido, el cual no se me ocurrió hacer por línea, miré a un lugar específico, el lugar donde siempre está un devastadoramente atractivo hombre, uno especial. Veros siempre me trae con la tentativa excusa de poder pedirle una cita, pero prefiero limitarme a verle de lejos, salvando a mi corazón de un desgaste severo. Ya tengo suficientes desgracias amorosas acumuladas en mi libreta mental como para querer sumar una más. ¡Qué extraño! A esta hora él siempre está aquí. Pensé para mis adentros. Si se llegase a enterar de mi presencia, me denunciaría por acoso.

Caminé por media librería en busca del chico que roba mis pensamientos y mi sorprendido aliento, que se trabó en mi garganta cuando choqué torpemente con él, tirándole los libros que traía en sus manos, sus pálidas manos. -Lo siento- Dije haciendo un fallido intento de sonar lo más varonil que pude, mi voz parecía un chillido de rata. Lo ayudé a recoger los libros que tomó de mis manos rozando nuestros dedos y haciendo que sus frías manos me provocaran unos increíbles escalofríos por absolutamente todo mi cuerpo. No respondió, solo me miró con una pequeña e imperceptible sonrisa que logré divisar y se marchó.

-¡Yuka! ¡Vuelve a la maldita tierra!

-¡Lenguaje, Veros!- Dijo la morena Aisha regañándole con su cara de molestia.

-¿Qué sucede chicos? ¿De qué estábamos hablando?

-Estuvimos hablando como papagayos por más de diez minutos y tú estabas perdido en la luna. ¿Qué te sucede? Estás así desde ayer en la noche.

-Nada Veros. Solo....

-¡Suéltalo!- Me gritaron ambos. Casi me convierten en sordo.

-Vi al chico de la librería, lo vi de cerca.- Los rostros en sus caras reflejaban curiosidad y un enorme ¿Y? de interrogante. -No ocurrió nada de lo que sus mentes divagan. Es solo que cuando nuestros dedos rozaron, sentí algo raro, como un corrientazo repentino. No es nada. Puede que me lo haya imaginado.- Dije encogiéndome de hombros y tratando de restarle importancia al tema que en verdad me tenía en el espacio.

-Hablaremos de eso más tarde YuKa.- Nos giramos con susto parcial ante la otra voz a nuestras espaldas. -Por ahora volvamos al trabajo.

-Ash, ¿cuánto escuchaste?- Puso una mano en mi hombro y me miró evidenciando que lo escuchó ´´todo´´. Ash me llevó al estudio 3 para mi siguiente sesión de fotos que serviría para promocionar la nueva película en la que participaría, de mi escritor favorito Noppa. Mi cara de alegría y mi nerviosismo descendieron hasta mis temblorosos pies junto a mi mirada al ver al chico que hablaba con la fotógrafa. No puede ser. ¿Qué hace aquí? Dudo que venga a quejarse de nuestro pequeño accidente de anoche o de mi acoso. Giró su espalda mostrando una hermosa y nuevamente imperceptible sonrisa.

-¡Khal! Me alegro que decidieras venir.- Dijo Ash estrechando su mano.

-Claro Ashy, si algo sale mal, me echarán la bronca.- Espera ¿Ashy? No creo que sean pareja ¿o si? Digo, nadie pone ese tierno apodo en su amigo. ¿Qué relación tienen?

-Hola, soy el editor y mánager de Noppa, mi nombre es Khalan.- Me dio un apretón de manos algo fuerte. Volví a sentir su frío tacto y contrario a la tensión de ayer, me calmó con facilidad. Entonces repasé lo que había dicho ¿es el editor de Noppa? Wow.

-Ho... hola soy Yukihiro Sato. Seré el protagonista de la película.- Si se me vuelve a trabar la lengua, juro considerar no volver a hablarle.

-Bueno, ya hechas las presentaciones nos vamos a mi oficina.- Ash alternó su mirada entre nosotros dos y continuó. -Por cierto, Khal, recuerda tener cuidado con el exceso de flash y el sol en las ventanas. No quiero que Devon venga por mi cabeza si el viejo favorito de sus amigos termina dañado.

Estuve unos segundos tratando de procesar tanta información que me olvidé de estar rodeado por otras personas y mi voz salió fuerte y más clara de lo que me hubiese gustado. -¡Joder! ¿Es un vampiro?- Me sobre-exalté.

Un gruñido escapó de la garganta del imponente hombre frente a mí. -¡Qué más da si soy un maldito chupasangre, un cadáver activo, un parásito o como prefieras decirme! Si tienes problema con eso házmelo saber, humano.

-No tengo nada en contra pero no puedes evitar mi sorpresa. Desde luego ustedes no van por ahí anunciándose como paletas de helado.- Reconozco pasarme siempre de sarcástico. El semblante de por sí serio de Khalan cambió a uno de enojo con mis palabras. Casi me quise morder la lengua. -¡Nunca había visto uno!

-Bien. Empecemos ya. No tengo tiempo que perder.

-Ja. Irónicamente, eso es lo que te sobra, succionador.- En un momento no sentí el miedo ni el susto porque no me dio tiempo a reaccionar. Con una rapidez inigualable me vi entre dos muros: la pared y su cuerpo. Tomó con fuerza mi barbilla para obligarme a sostenerle la mirada.

-Escucha humano decarriado, no me puedo dar el lujo de perder la paciencia contigo cada que te vea.- Un miedo inminente se sernió sobre mi columna vertebral. Mi mirada reflejó el pánico ante la abrupta mano que sujetaba mi muñeca izquierda y la otra que continuaba en mi mentón. El brillo intenso en sus ojos, su perfecto rostro y ese exquisito cuerpo pegado al mío sacaron de mí un raro y excitado gemido bajo. -Será mejor que cierres tu osada boca y poses de una vez. Si vuelves a abrir la boca para soltar otra estupidez es probable que te quedes sin lengua ¿entendiste o uso manzanas?

-Uff, será interesante verlos trabajar juntos seguido.- ¿Bromea? Siento que seré drenado si abro mi estúpida boca una vez más. Aunque no puedo negar que la sensación de su agresividad y su boca tan cerca a la mía, me hicieron recordar el repentino encogimiento de mis pantalones. ¿Eso es normal? Mi situción mental se complica cuando lo veo. -Siento decirles que el tiempo es oro. Si luego necesitan una habitación, yo mismo les compro una, pero ahora hay que trabajar.

-¿Es broma? Los niños no son lo mío y menos si son humanos insolentes.- Dijo con burla y separándose de mí. Algo en mi subconsciente protestó por la pronta lejanía de nuestros cuerpos y su comentario. Ya me las pagará.