No he visto al humano desde hace una semana.
Creo que se quedó esperando en la puerta de mi casa el día que tenía la misión.
Por alguna razón me siento ¿mal? ¡Yo! Una asesina se siente mal por dejar a un mediocre plantado. lo dudo ¿Por qué debería sentir remordimiento?
Lo que sucede con ese humano no es mi problema.
Había estado pensando esa estupidez casi toda la semana, normalmente comía en cualquier restaurante, tenía ganas de ir al restaurante donde trabaja, pero tampoco quería verlo.
Era aburrido no verlo, por lo menos me distraía escucharlo decir cosas sin sentido, en su lugar venia la chica demonio.
Ninguna de las dos entablaba conversación alguna, venia preguntaba sobre una flor, la tomaba y pagaba, eso era todo.
Por casualidad le pregunte por qué el humano no venía.
- Ha estado muy ocupado- dijo a secas.
Extraño sus visitas y su hablado, parecía no notar que tenía cierto acento a la hora de hablar, una vez se lo dije y respondió que era debido a que era de lejos.
Era fin de semana así que salgo a dar una vuelta para distraerme, en mi cabeza rondaban pensamientos de ese humano, luego me doy una sorpresa.
Como era fin de semana el humano se encontraba en la plaza, pero esta vez no lo acompañaban las dos mujeres con las que siempre esta, sino un elfo de traje blanco, con el cual estaba charlaba mientras toman diferentes frutas.
Lo miro de reojo y él se da cuenta de que lo observo, por alguna razón desvía la mirada e intenta huir.
Me cruzo de brazos molesta ¿¡Me estas ignorando!? Y ¿Por qué me molesto? No es que me importe si me ignora o no. Pero me molesta que lo haga.
Con paso firme me le acerco, antes que pueda huir.
Hasta que lo tomo de la mano.
- ¡Estas evadiéndome! Le digo molesta.
Su compañero elfo se sorprende.
- ¿Así que esa era la razón? -Pregunta -bueno te dejo solo, nos vemos en casa- el elfo toma una canasta llena de comida y se aleja.
- ¡Espera Enrs! Dice el humano un poco intranquilo.
Lo agarro de su mano y me lo llevo mientras le pregunto - ¿Por qué me has estado evadiendo estas últimas semanas?
El niega avergonzado - no es eso, solo no quería molestarte, ya que siempre te aburro- responde con tristeza.
Me detengo ¡¿Molestarme?! ¿Por qué harías tal cosa?
- Bueno es que la última vez que fui para que m-m-me enseñaras el art—t-e-te de coser, no estabas, entonces creí que te estaba molestando. Así que decidí no volver a incomodarte- responde tristemente.
Ni siquiera intenta mirarme a los ojos, eso lo he notado siempre, bueno igual siempre lo desprecio. - ¿Por qué no me miras a los ojos? Le pregunto irritada, ¡pareces un niño!
- Es, so—so—so, solo que me da vergüenza mirarte a los ojos- responde con cierta desconfianza en sí mismo.
Hoy me había puesto una blusa holgada blanca y unos shorts cortos, en más de una ocasión el seguía desviando la mirada.
Como es más alto, debo empinarme, tomo su cara y hago que me vea directamente a los ojos - no te portes como un niño, yo nunca pensaría tal cosa- le digo -de ahora en adelante quiero que me mires directamente a los ojos ¿entendiste?
- Si..si- responde.
- Espero que así sea- respondo.
- ¿P..po.porque me hablas? Me pregunta aun mirando al suelo- cr.cree.ccree.creei que no te agradaba. El humano intenta zafarse.
Si es cierto, no me agradaba, pero ahora es distinto.
- Nunca dije que no me agradabas, ¿de dónde sacaste eso?
El intenta responder, pero lo agarro y me lo llevo.
- ¿A dónde vamos? Me pregunta sin saber que hacer.
- Me vas a invitar un helado.
- E…es…está bien- exclama tartamudeando, -per…pero, puedes soltarme de la mano.
- ¡No! Respondo esbozando una sonrisa real - De hecho, deberías estar feliz, estas invitando a la chica más linda de la zona a comer helado.
Su mano esta sudorosa, es claro que esta avergonzado ¿Dónde quedo ese hombre que habla y habla sin parar?
Lo llevo de la mano hasta llegar a un café y hago que se siente junto a mí, luego pido un batido de frutas.
- Quiero que esta noche vayas a mi casa- le digo.
- Buen.bbu.buueno- responde intentando sostener la mirada.
(Haaa) tiene unos ojos tan lindos, aunque este apenado me encanta verlo directamente a los ojos, si tan solo supiera que era yo quien no podía sostenerle la mirada.
Parece estar inquieto y no sabe de qué hablar, entonces inicio la conversación.
- ¿Qué hacías con ese elfo? - Le pregunto mientras la camarera me entrega el batido.
- Somos amigos, hace rato que no nos veíamos, entonces planeamos celebrar en casa- responde un poco más confiado.
- ¿Enserio?
- Si,si de hecho le enseño a cocinar, cuando vivía en la otra casa con mis hijas él siempre nos visitaba, el junto a un troll que se llama K´vool fueron mis primeros amigos.
Por primera vez presto atención a lo que dice, sinceramente no entiendo que me pasa, ya que no es habitual que me comporte así. Normalmente soy antipática con este simple humano.
Y si, habla demasiado. Cuando toca un tema no lo suelta, porque ahora me está hablando de todo lo que hacía en su anterior hogar, del cual no sabía.
Quiero verlo sonrojarse.
Le paso mi batido, agradece y toma un poco.
- Vaya, nos dimos un beso indirecto- le digo.
Pero para mi sorpresa ni se inmuta, de hecho.
- ¿Beso indirecto? no, solo compartimos un poco de saliva, veras lo que sucede en este caso es….
Entonces vuelve a hablar sin callarse.
Como estábamos en un café de cierto estatus, las mesas tenían un bello mantel largo bordado, me quité una de mis sandalias y procedí a hacer lo siguiente.
El humano paro la conversación inmediatamente y empezó a sudar frio.
- ¿Sucede algo señor cocinero? Le pregunto en burla.
Estaba tocando su pierna con los dedos de mi pie, le había levantado un poco la bota del pantalón.
- No..noo.no no hagas eso- dice sudando y temblando.
- ¿Qué no haga qué? Pregunto haciéndome la inocente - ¿acaso pasa algo? Mientras sigo toqueteándolo.
¿Por qué hago esta idiotez? Me pregunto a mí misma. Bueno me estoy divirtiendo al verlo tan rojo como un tomate, sudando y mirando a todos lados sin saber que hacer.
- ¿Por qué te pones así? le pregunto mientras sonrió - ¿acaso sucede algo?
Él no puede responder, solo está allí extremadamente rojo, sudando frio.
De repente alguien aparece detrás del señor cocinero.
- ¡Hola Augusto te estaba buscando! Exclama la chica gato, -dijiste que me ayudarías hoy con las compras.
El color vuelve a su rostro pálido.
- ¡Oh! ¡Bast, que bueno verte! Responde.
Frunzo el ceño.
La chica gato lo toma de la mano y está a punto de llevárselo, pero yo me levanto y lo toma de su otra mano, deteniéndola.
- Disculpa señorita, pero el señor cocinero está en una cita conmigo y no es posible que te lo lleves ahora- le digo fingiendo sonreír.
- Que extraño, pensé que lo odiabas- responde ella también fingiendo sonreír.
- Que rara historia ¿Dónde lo escuchaste?
- Por ahí… además, es demasiada casualidad que precisamente hoy quisieras una cita con Augusto, luego evitarlo durante una semana- exclama ella. Dando un golpe bajo. No quiero dejarla ganar, pero tampoco quiero darle importancia al asunto, de todas formas, vería al señor cocinero en la noche.
Ninguno de los dos soltamos nuestras manos, de hecho, nos aferramos, en ese pequeño momento nos miramos a los ojos con afecto, hasta que lo dejo ir. Por un momento siento que mi corazón se acelera, que extraño sentimiento.
No dejo de mirarlo a los ojos me paro derecha, luego le coloco un dedo en su pecho - te dejare ir por ahora, pero recuerda que hoy tienes una cita conmigo en la noche.
- ¡Si! seré el mejor alumno que puedas tener- exclama seguro de sí mismo.
La chica gato se lo lleva, pero antes mira hacia atrás y me sonríe con malicia. Puede que me ganaras este asalto, pero no te voy a dejar ganar.
Por ningún motivo te voy a dejar ganar.
Aunque Liara no lo notara, poco a poco iba a empezar a cambiar.
Dejando su lado de asesina de los ocultistas a ser una mujer común y corriente, o eso se supone.
¿Qué es lo que yo quiero realmente?
Era lunes.
Se presento alguien que jamás esperaría.
- Quiero dejarte las cosas claras- exclama la persona- Augusto es solo mío.
Apoyo los codos en el mostrador, luego abro las palmas de mi mano y acomodo mi mentón suavemente.
- ¿No sabía que era tuyo? Pregunto sonriendo.
Bast se molesta.
- Te he visto, siempre lo has despreciado. Pero ahora pareces muy tierna, ¿acaso crees que es un juego?
- Quizá, ¿acaso tu no haces lo mismo? – con eso la desarmo- si de verdad sintieras algo no estarías perdiendo el tiempo, solo te molesta porque apareció alguien más. Pero tranquila para mi es solo un juego, cuando termine te lo puedes quedar, si es que aún lo quieres.
Bast chasquea con la lengua.
- En verdad eres de lo peor, pero si así quieres jugar entonces lo hare, pero jugare sucio.
- Has lo que quieras- respondo- creo que estas acostumbrada a hacer lo que quieras.
- Así es, cuando quiero algo lo obtengo.
- Entonces también jugare sucio, pero deberías saber que ese humano va a sufrir sea por ti o por mi ¿te parece bien?
- No me importa.
- Que mala eres señorita del gremio.