NAIFU se encuentra dentro de la cueva, de las paredes ha tomado piedras y con ellas golpea a todos los murciélagos que la atacan, está bañada en sangre, con heridas por la mordedura de los murciélagos y también de los que ha matado, algunos de ellos, están escapando, han dejado de atacarla, ella sigua a las bestias, van subiendo por túneles cada vez mas estrechos, NAIFU va tropezando y escurriéndose a base de voluntad por aquellos espacios.
Con sus piernas, dedos y heridas, logra salir por una abertura en la cima de una montaña, NAIFU.
Agradecida por el aire fresco, descubre con penumbra que, tras unas dos montañas se encuentra un lago.
En este punto, recuerda lo cansada, hambrienta y herida que está.
NAIFU guarda una pequeña esperanza, al menos, no se ve que haya montañas en su camino.
Con trabajo, sale de la abertura, considera que, como está en un terreno muy elevado, es poco el peligro de animales, NAIFU se abandona al descanso, se recuesta y cierra sus ojos.
Solo desea que los demás estén bien.
INKU, ha escapado de sus perseguidores, ha vagado por horas en la pradera, puede ver que se dirige hacia otra aldea.
INKU, se encuentra a buen a distancia, el planea entrar a la aldea robando alguna manta o vestidura de por ahí, así estará un poco camuflageado, pero, no contaba con que unos vigías lo descubrirían.
Las personas que viven en esta aldea, también han tomado bestias y caballos para alcanzarlo, habían sido avisados por los aldeanos de la primera persecución.
INKU está muy enojado y desesperado, necesita información y nadie quiere dársela.
Tampoco considera que deba dejarse atrapar.
INKU está acorralado y cansado.
Ha sido rodeado.
De debajo de sus pies, se forma un enorme halo de sobra, del cuál, salen muchas manos que lo apresan y lo están jalando hacia adentro, INKU usa toda su fuerza a tratar de resistirse, logran las manos desarmarlo, su arma desaparece dentro del círculo, INKU, está siendo tragado por la oscuridad.
Las personas a su alrededor lo miran con culpa.
INKU confirma que, fueron forzados a entregarlo.
Nadie lo ayudará y no tiene forma de salir de ahí.
Desaparece dentro del halo.
El halo desaparece y los aldeanos se entristecen mucho por el muchacho, piden que los perdone.
TOIRE, se encuentra frente a la joven que se está acercando hacia él.
TOIRE, desconfía de la joven, le pide detenerse, la joven deja de avanzar, lo mira inquisitiva.
TOIRE le dice que debe saber el nombre de aquella dimensión.
La joven se burla un poco, confiesa que era obvio que fuera de otro lugar.
Lo examina un instante, al ver que TOIRE no demuestra miedo a pesar de haber visto la sangre del balde.
Le dice que se encuentra en EL CIELO.
FIN DE CAPITULO 76