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Chapter 2 - La reunión.

Kaele tuvo una charla con Agilaz, el cual le contó que había otras personas que lo ayudaban a evitar ser arrestado y le estaban dando cobijo.—Te veré dentro de 3 días en esta dirección, —dijo Agilaz, dándole un papel con la dirección a Kaele y desapareciendo entre la multitud de trabajadores que acababan de terminar su jornada laboral.

Kaele deja salir un suspiro de alivio por no haber sido descubierto mientras decía esas locuras, en su mente aún había desconfianza hacia ese sujeto, ¿y como no?, si apenas se acababan de conocer, pero realmente la idea de ver más allá de esta ciudad era excitante.

Son las 6 am, hora de volver a lo mismo de siempre. La ciudad es ruidosa el ajetreo de poder llegar rápido al trabajo y conseguir para vivir una vida en lo relativamente normal se hacía sentir, personas con el rostro decaído, ni una tenue luz de emoción se observaba en esas caras, en cambio en la del sujeto con el que había hablado el día anterior era diferente, tenía un brillo en sus ojos, un sentimiento de aventura y curiosidad se sentía en aquella persona cuando mantuvieron aquella pequeña charla. Ese mismo brillo que tenía su abuelo antes de fallecer, Kaele recordaba las historias mágicas de mundos diferentes que su abuelo le contaba de chico, mundos que una vez existieron más allá de ese enorme muro, sin número de países, ciudades, culturas e idiomas.

Sin duda algo realmente magnifico, pero simplemente eran nada más que cuentos de un vejete para mantener a su nieto alejado de los problemas económicos que en ese entonces padecían, su madre nunca estuvo a su lado, simpre se encontraba trabajando hasta tarde, que casi nunca la veía en su entorno, y su padre, bueno nunca conoció a su padre, el único y el que siempre estuvo con él fue su querido viejecito.

—Kaele, Kaele, oye.—Le dice un compañero de trabajo sacudiéndolo por el hombro, mientras este se encontraba sumergido en sus recuerdos.

—Ohh, hola Julian, que se te ofrece.—Responde este luego de despertar de aquel pequeño letargo.

—¿Te sucede algo?, estabas un poco extraño.

—Ehh?, uhm, no es nada.

—Bueno, si es así, aquí tienes la paga de esta semana.

—Oye, esto es menos de lo que debería haber ganado.

Con un poco de vergüenza su compañero le responde.

—Esta semana se han disminuido los pago, ya que la empresa ha estado pasando por malos momento y se rumorea que habrá algunos despidos.

—Oh, eso es malo.—Dice Kaele mientras se rasca la parte trasera de su cabeza.

—Se dice que solo dejaran al personal mayor de 28 años, lo siento Kaele, pero tendrás que buscar otro lugar donde trabajar.

Con una mirada en desánimo Kaele asienta con su cabeza y se retira de aquel lugar de trabajo, donde este había entregado 7 años de su vida, «¿qué será de mí ahora?, me tocara buscar un nuevo empleo», se dice este en su cabeza.

Camino a casa nota en sus pantalones el papel que le había dado Agilaz ya hace 2 días, ja, ríe internamente, «¿qué más tendría que perder?, en tal caso ya he perdido mi trabajo y dudo que encontrar otro sea algo fácil.

»Veremos si todos esos cuentos tuyos no eran nada más que simples locuras de tu imaginación.

Piensa, mientras mira al cielo, un cielo oscuro, cubierto por el humo y la contaminación de las empresas.

Amanece, el sonido de la ciudad comienza a sentirse, ese sonido de autos y sirenas, Kaele despierta como todos los días a las 6 am, rebusca en la alacena para prepararse el desayuno, simplemente fideos instantáneos logra encontrar, dando un suspiro de derrota los prepara y los engulle, sale de su pequeña habitación alquilada y se dirige a la dirección que le ha dado aquel hombre hace ya 3 días.

Llega a esta dirección, pero lo que encuentra es simplemente un callejón oscuro sin salida. Piensa, «este bastardo me jugó una broma», mientras refunfuñaba un guardia aparece detrás de él y le pregunta.

—¡Ey tú!, ¿qué haces ahí parado como un estúpido?

Kaele se sobresalta y no sabe que decir, se queda pasmado. El oficial le pide su identificación y la chequea.

—¿Qué hace un estúpido del área 5 en el área 4, en esta área solamente había gente que trabajaba en puestos más importantes que Kaele.

—Ehh bueno, soy ingeniero y me contrataron para arreglar unas tuberías.— Mera excusa, ya que había sido despedido el día anterior.

—Ahhh?, muéstrame tú id de trabajo—, cada persona posee un id donde muestra que cargo o trabajo tienen.

Saca su billetera nuevamente y le muestra su id al oficial que la comprueba. Lo mira directamente a los ojos y le dice.

—Bueno, es tarde, no te quedes en estos sitios, vuelve a tu habitación.

Asienta con la cabeza y responde, —sí oficial.

Después de esto Kaele estaba a punto de salir del callejón, furioso porque el estúpido de Agilaz le mintió solo para que seguramente no lo delataran ante los oficiales esa vez.

Antes de salir del callejón, una puerta oculta se abrió y fue tirado por el brazo y arrojado al interior. "¿Qué demonios?", exclamó Kaele.

Había caído sentado en el suelo, mientras ve a una linda chica que lo estaba observando, la chica era rubia, ojos color grisáceos y tenía una figura hermosa. Esta le pregunta.

—¿Estás bien, no te has hecho daño?

Este no responde y solo se queda observándola, embelesado por su belleza, ella sonríe y le dice.

—¿Tengo algo en la cara?

Lo cual responde. —ohh no nada, disculpa.

Agilaz viene entrando al cuarto, bajando de unas escaleras.

—Ohhh ya has llegado, —exclama este mientras toma un sorbo de su cerveza y suelta una sonrisa—. Te estábamos esperando, veo que ya has conocido a Freya, bueno a lo que veníamos, te presentaré a los muchachos.

—Este de aquí es Arata —mientras señala a un hombre de aproximadamente 1,70 metros, pelo negro, complexión delgada y ojos rasgados.

—Y este otro es Egil—, señalando a un hombre musculoso de 1,81 metros, pelo castaño y ojos gris muy parecidos a los de Freya, —es hermano de Freya—, dice mientras da otro sorbo a su cerveza.

Kaele entendió el porqué del color de los ojos y el parecido.

—Bueno, ya que todos nos conocemos, te diré por qué estamos aquí. Estos tres pertenecen a un grupo llamado "insurgentes", son un grupo de rebeldes que están en contra de la dictadura de la ciudad y quieren hacerse con el poder de esta, yo me ofrecí a ayudarles siempre y cuando me dejaran permanecer oculto en su guarida.

Encontrándose un poco confundido este llama a Agilaz y le dice para hablar en privado.

—¿No el plan es llegar al la muralla?, ¿qué quieres decir con derrocar la dictadura, me has engañado?

—No te preocupes amigo, llegaremos al muro tenlo por seguro, es que tú y yo solos no podríamos llegar al área 3 sin que nos atrapen. Así que ayudaremos a los rebeldes hasta que consigan sembrar el caos en las zonas que corresponden en las inmediaciones de la muralla y donde está la gente más poderosa, después de que eso ocurra aprovecharemos para salir al exterior. ¿De acuerdo?

—Bueno, está bien —acepta Kaele sin que le guste mucho la idea.

—Bueno este es el plan—, dice con una voz gruesa Egil.

—Primero, tendremos que ir al área 7, donde nos espera un miembro de los rebeldes que trabaja en el área de fabricación de armas, él nos abastecerá de estas para poder combatir. Luego tendremos que regresar de nuevo a esta área a esperar órdenes del jefe para...

Antes de que pudiera decir otra palabra, Egil fue interrumpido por un ruido procedente del exterior en el que oyó que alguien decía: "registren todo el lugar", "seguro que se esconden en algún lugar cercano".

—¡Maldita sea! —dijo Arata—, ¿cómo diablos sabían dónde estábamos?

Kaele los interrumpe y les dice, —antes de que llegará un oficial me vio acercarme al callejón.

—Ves. —Dice Egil a Agilaz—, te dije que reclutar a otra persona traería problemas, es hora de salir de aquí ahora mismo.

Agarran todas las cosas importantes que tenían sobre la mesa y se echan a correr, subiendo las escaleras hacia la parte superior del edificio, la salida se encontraba en la parte izquierda del edificio, tenían que salir mientras los oficiales estaban en el lado derecho del edificio buscando y en el callejón.

Estos logran salir, y rápidamente se montan en unas motos que se encontraban estacionadas.

—Rápido, móntate, —le dice Agilaz a Kaele.

Este reacciona de inmediato, con los nervios de punta y la adrenalina recorriendo todo su cuerpo, algo que jamás en su vida había experimentado hasta entonces. Ponen los motores en marcha, pero sucede un inconveniente, la moto de Freya no arranca.

—Freya ¿qué sucede?, apresúrate, —dice su hermano que ya se había puesto en marcha, mientras ella intentaba arrancar el motor.

La moto encendió, pero ya era tarde, había sido acorralada por los oficiales del ejército.

Su hermano, mientras conducía la moto, miró hacia atrás, frenó y se dio la vuelta para intentar rescatarla.

Arata le dice —¿qué haces?, te van a atrapar a ti también.

—No me importa, tengo que ir a salvar a mi hermana.

—No seas imbécil, iremos con Riky y planearemos cómo rescatarla.

Mientras maldecía y se lamentaba, Egil se dio la vuelta de nuevo y dejó atrás a su hermana.