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Chapter 3 - Charlas.

Kaele y compañía llegan a un edificio de 10 pisos. Suben al segundo piso donde se encuentra una taberna, en el aire se percibía ese olor a cigarrillo y licor que distinguía a estos lugares, las risas resonaban por todo el lugar, la gente ya ebria estaba en sus mesas charlando y emborrachándose.

Entran y Egil pregunta por Riky, el tabernero le señala una mesa al fondo.

Egil se acerca a la mesa donde estaba esta persona y dice —hey, riky tenemos que hablar. —Con cara de preocupación.

—Ehh, ¿qué sucede Egil?, no ves que estoy un poco ocupado. —Frunciendo el ceño, ya que interrumpieron su momento para llevarse a una de las chicas con las que estaba coqueteando a la cama.

—Es un asunto urgente Riky, uno de nosotros fue capturado.

Riky levanta una ceja y posa una mirada de desagrado sobre Egil durante unos segundos. Con un tono ligeramente agresivo responde.

—¿Qué te dije antes de que te unieras al grupo?

—Bueno, sí. Lo sé, pero necesito ayuda.

—Vayamos a charlar a otro sitio— dice Riky, ya un poco obstinado con la situación.

Los dos se alejan de la multitud y se dirigen a un rincón de la taberna. En la parte más desolada y oscura de la taberna, donde no llegaba la luz de neón que ambientaba el local, por lo que nadie oiría su charla, cada uno coge una silla y se sienta frente a frente, Riky cruza las piernas y dice:

—¿Y bueno?, ¿a qué bienes?

—Riky, se han llevado a mi hermana, esos cabrones se la han llevado. Tenemos que rescatarla.

—oye viejo, ¿qué te dije antes de que tú y tu hermana se unieran al grupo? — metiendose la mano en el bolsillo y sacando un cigarrillo, lo enciende y prosigue—, realmente es lamentable lo que le sucedió a tu hermana.

—sí, pero realmente ¿vamos a dejar que se lleven a uno de nosotros al foso?

—Lo siento, les dejé claro que si alguien era capturado no iba a ser rescatado. Es realmente estúpido ir y arriesgarse para rescatar a una sola persona, así que será mejor que salgan de aquí, no quiero que vengan a por mí.

Egil aprieta los puños conteniendo la rabia que sentía en ese momento y exclama.

—¡Eres un maldito idiota!, ¿realmente vas a dejar morir a un miembro importante del grupo?

—Lo siento, no puedo gastar los pocos recursos que tengo para rescatar a tu hermana. Se los dejé muy claro cuando se unieron, si eran capturados tendrían que valerse por sí mismos, ¿por qué no mejor buscas la ayuda de tu abuelo?, —dice despreocupado—. Él tiene varios contactos que podrían ayudarte, no voy a poner a más de mi gente en peligro.

Egil contiene su enojo, ya que no iba a iniciar una pelea con Riky en un lugar tan llamativo, se va a paso rápido directo a la salida.

—Oye, ¿qué ha pasado? —le dice Agilaz al pasar junto a él.

—No pasa nada, no nos ayudarán a rescatar a Freya, tendré que ideármelas para ir a salvarla.

Arata le dice, —Iré contigo, si necesitas que te ayude no lo dudes.

—Ahhh, maldita sea, —se lamenta y refunfuña—. Tendré que ir a pedirle ayuda a ese viejo.

—Yo también ayudaré. —dice Kaele.

—¿Y qué sabes hacer?, ¿acaso haz manejado un arma aunque sea en tu vida? —replica Egil.

—No. Bueno, nunca he estado en una banda, pero siento que todo esto ha pasado por mi culpa. Si no me hubiese puesto nervioso en el momento en que ese oficial me vio... nada de esto habría ocurrido.

—No te disculpes, —dice Egil un poco más calmado—. Igual esto fuera pasado si tú no hubieses estado, el gobierno nos estaba siguiendo el paso, realmente fuimos muy ingenuos al encontrarnos en un lugar como ese, pero bueno, si me ayudas a salvar a mi hermana acepto con gusto.

—¿Y tú? —pregunta Arata a Agilaz—, ¿vienes con nosotros?

—Bueno, qué más da, ustedes me ayudaron mientras estaba ocultándome del gobierno, así que tengo que devolverles el favor.

—Muy bien andando— dice Egil.

Las oscuras calles se hacían sentir mientras seguían a Egil por aquella carretera que parecía estar desolada a altas horas de la noche, las luces de los carteles de neón iluminaban las fachadas de los edificios y negocios en la distancia. Kaele no sabía hacia donde se dirigían, Egil montado en su moto iba adelante dirigiendo el camino, parece ser que se dirigían al área 5, donde vive Kaele.

Al llegar a un edificio algo antiguo, entran en una librería, les atiende un chico con un aspecto muy peculiar, ropa rasgada, varios piercings y unos tatuajes bastante llamativos.

—¡Hey, si es Egil!, ¿cómo ha estado todo, viejo? —exclama el chico de la resección.

—Hola, william. —Responde Egil, un poco acartonado e indiferente, pareciese que no se llevaba muy bien con el chico—. ¿Dónde está el viejo?, pregunto Egil.

—Ummm, está un poco ocupado en este momento, pero espera y le haré saber que su querido nieto está aquí para verlo. —dice el chico, mientras sube unas escaleras a un segundo piso.

Kaele observa a su alrededor, era un lugar extraño, en el aire se podía percibir un olor a incienso, además había unos extraños dibujos en la parte inferior serca de unas vitrinas poco iluminadas, uno mostraba un animal serpentiforme que engulle su propia cola y que forma un círculo con su cuerpo y otro muestra la figura de un hombre desnudo con los brazos y piernas sobreimpresas en dos posiciones diferentes, una de ellas dentro de un círculo, y la otra dentro de un cuadrado. Se pregunta qué han venido a hacer aquí, mientras hecha un vistazo a algunos libros, algunos con portadas muy llamativas, pero uno en particular le llama la atención, en la portada se leía "On the Origin of Species", Kaele echo un vistoso al libro, estaba escrito en un idioma el cual no entendía, pero kaele sigue pasando las hojas mientras curiosea un poco.

Se escuchan los pasos que van bajando la escalera acaracolada de madera que llevaba al segundo piso, un anciano de unos 70 años, alto y con una gran barba blanca, muy bien conservado para su edad, baja y ve directamente con una mirada seria y penetrante a los ojos a Egil. Este no baja la mirada y se queda observando también al anciano, La atmosfera se torna un poco tensa, hasta que el anciano exclamó.

—¿A qué has venido? —con una voz gruesa, pero al mismo tiempo una voz suave.

—He venido a pedir tu ayuda, —responde Egil.

El anciano observa fijamente a Egil, luego camina hacia un estante y coge un libro.

—¿Conoces la historia de Icaros?

—No.— Responde Egil un poco confundido

—Yo sí. —Comento Arata que estaba cerca de la entrada.

—¡Oh, pero si es el hijo de los "Nobushige"!, ¿no me digas que mi nieto también metió ideas raras en tu cabeza?

Arata se queda sin palabras, no sabe como responder.

—Mi nieto te ha envenenado la mente con esas ideas, creyéndose un mártir, creyendo que puede derrocar el gobierno de esta ciudad, ¿y qué es lo que ha logrado?, solo traer más problemas, cree que estando en esa banda de delincuentes podrá liberar a los más pobres de la desdicha, pero él no sabe realmente como funcionan las cosas, así quieras salvar a alguien, si ese alguien no se deja salvar, todo lo que habrás hecho hasta entonces será en vano. Todas las personas de esta ciudad obedecen a la ley, y quien no es asesinado o llevado al foso, y la otra parte no le interesa en lo absoluto derrocar el gobierno, ya que simplemente controlan una parte de la ciudad donde el gobierno le ha dado privilegios para que hagan lo que les venga en gana. ¿Cómo piensan luchar contra eso?

Kaele coloca el libro en su lugar e interviene en la conversación:

—disculpe señor talvez usted tenga razón o talvez no, pero lo cierto es que mientras no se intente algo jamás podremos afirmar que lo que su nieto ha hecho hasta ahora sea en vano. Yo tengo miedo aun en esa descabellada idea, pero mi deseo de saber que hay más allá de la muralla me ha traído hasta aquí, talvez es un motivo estúpido, pero confió en mi convicción y no me daré por vencido.

—Eh, ¿y este joven quien es? —pregunta el anciano mientras coloca de regreso el libro que había cogido a su lugar—. ¿Dices que quieres saber que hay más allá de la muralla?, —el anciano se echa a reír por tal idea tan atrevidamente tonta—. Sabes, si llegas a decir tal cosa tan descabellada y un oficial te escucha serás asesinado sin derecho a objeción.

Kaele baja su cabeza un poco apenado, sabía que decirle esto a otras personas provocaría ese tipo de reacción.

—¿Pero sabes?, hace años conocí a un tonto como tú, con ese mismo pensamiento absurdo y descabellado, pero a pesar de eso nunca dejo que alguien lo hiciera retractarse, esa persona era muy curiosa, trabajaba para el ejército de joven, trabajaba en el área 2 de subalterno.

»Lo conocí en una taberna, luego de ser buenos amigos me contó que estaba investigando por su cuenta lo que podría haber allá afuera, pero al pasar de los años él se fue poniendo un poco paranoico, me dijo antes de retirarse, que si pudiera regresar al pasado, no hubiese cometido el error de abandonar a su familia por esa idea obsesiva. Luego de pasar unos cuantos años sin vernos apareció por esta área de nuevo, me invito a beber y fuimos a una taberna, me contó que había rentado un apartamento y que se había decidido visitar a su hijo y esposa y pedirles perdón por no haber estado con ellos todo ese tiempo, le comente que era buena idea que lo hiciera, pero en su rostro no veía que expresara ninguna emoción por lo que había decidido hacer, después de tomar por unas horas nos despedimos y él salió por la puerta de la taberna mirando a los lados, escrutando el lugar, como si lo estuvieran siguiendo. Al día siguiente me entere de que había muerto, según cuentan algunos que fue suicidio, pero no me saco la idea que fue silenciado por el ejército, habría descubierto algo que nunca debería haber buscado en primer lugar.Por eso te digo chico, vivir ignorante algunas veces no es tan malo.

—Bueno chicos, es hora de comer.—Dice Williams rompiendo aquel silencio que se había tornado cuando el anciano había terminado de hablar—. ¿Si quieren pueden acompañarnos a comer?, ¿no te parece bien abuelo?

El anciano con el rostro serió y sin decir una palabra vuelve subir las escaleras al segundo piso, mientras Williams les comenta a los invitados que pueden subir con ellos.