12 de febrero de 2019; Alta Gracia, Córdoba.
Querid@ Nanu:
Te escribo en respuesta a tu carta, siento mucho la demora, tus preguntas me han dejado pensando y me han remitido al pasado, a cosas que creí que ya había olvidado o que había ocultado gran parte de mi vida. No creo responderlas en orden, pero espero que lo que continuación leas te sea de mucha ayuda.
Las personas a las que yo llamo, y también a las que llame, amigos son aquellas con quienes me sentí y me siento cómodo, en todo momento y lugar, con quienes puedo ser siempre yo mismo, sin crearme una mascara o aparentar ser alguien que no soy. Con esas personas tanto a las que yo llamo amigos, como las que me llaman así a mi, se forma o hay un vinculo, una relación mutua, de diferentes maneras, particulares, únicas. Hay confianzas, risas y alegrías, compañía y diversión, amnesia de problemas, consejos y acompañamiento, sin importar la distancia, los problemas personales y el tiempo, tener esa conexión particular, que es difícil de explicar con palabras, es algo muy valioso y muy significativo e importante, siempre pensar y recordar al otro en todo momento y lugar, entenderse con una simple mirada, realizar pequeños y simples gestos y hablar con o sin palabras, pero siempre sentirse y estar acompañado.
Estos son lazos casi imposibles de destruir, todo se perdona, todo se supera.
Desde mi experiencia, puedo decirte que siempre me costo mucho poder confiar en las personas, que era muy lento para abrirme, para contar mis cosas. Siempre intente que eso no fuera así. Intente integrarlos en mi y yo en ellos. Me costaba la constancia, el seguir, antes de ese momento al que me refiero yo no era así, no dejaba ir nada, no dejaba ir a nadie...
Ellos, mis amigos, dicen que siempre soy atento, un buen compañero, confidente y consejero, que suelo perdonar muchas cosas, que soy abierto, servicial, gracioso, un poco agrandado (jajaj), un gran soñador, buen pensador y filosofo, confiable y charlatán... Pero no siempre fue así, no siempre lo soy ni lo era, también depende mucho de mis problemas, de mi situación y de la persona con la que estoy, pero siempre intento que sea así con todos, el tiempo que se pueda.
Por otro lado, digo que ellos son un gran regalo de la vida, de Dios, uno de los mejores regalos que podría tener. Cada uno de ellos es único, diferente y especial. Tengo a los amigos que están en todo y en todas, amigos confiables, consejeros, confidentes, charlatanes... Pero lo mas importante de todo es que siempre están y yo estoy cuando uno necesita del otro. Con cada uno de ellos hemos vividos aventuras peculiares, particulares, únicas y asombrosas.
A pesar de todo no cambiaría la vida que tuve ni a las personas que conocí, muchísimo menos a aquellas que he llamado y que me han llamado AMIGO.
Espero que esta carta te resulte de mucha ayuda y que haya aclarado tus dudas. Siempre contás conmigo para lo que sea que necesites, con cariño
Mau.