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Chapter 7 - Capítulo Siete

En el Otro Mundo

El bullicio inundaba el lugar, a tal grado que Giorno era incapaz de seguir hablando, la espaciosa taberna, escondida en el bosque, en la que se encontraba, permitía que decenas de distintas razas se daban cita, para intercambiar información, hacer tratos oscuros, o simplemente pasar un buen rato, todos eran guerreros.

la taberna contaba con una tarima que usaba runas de amplificación para que los bardos que tocaban pudiesen escucharse en todo el lugar. Algo así como amplificadores mágicos, pero ni con esa magia, la voz del Giorno que ahora lucía como un trasgo delgado y verde, era capaz de superar el bullicio causado por la conmoción de todos los presentes, al haber escuchado su propuesta de unirse contra el imperio humano.

- ¿Enfrentarse contra el rey humano?

Preguntó uno que, al igual que todos los demás, era líder de su pequeña aldea, subiéndose a la tarima junto a él.

- ¿Entiendes lo que nos estás sugiriendo? ¡Es ridículo!

- Claro que no es ridículo, contestó Giorno enfrentándose al líder, un enorme troll de las montañas, que parecía poder aplastarlo con su garrote en un pestañeo, si nos unimos y organizamos sin duda podremos derrotar al rey humano – dijo de manera esperanzadora y determinada, ¡juntos seremos invencibles!

- ¿Entiendes lo que les pasa a quienes se organizan contra el gran rey humano?, dijo un centauro levantando su cerveza.

- ¡Son masacrados, ellos y sus familias!, pero no es una simple muerte. Continúo narrando el centauro, enfrente de todos los presentes, moviendo su enorme cuerpo de caballo; con su torso, brazos y cabeza de hombre. Y como quien cuenta un cuento de terror prosiguió, mientras todos lo escuchaban atentos.

- La piel de los varones es arrancada junto con sus uñas y dientes para hacer pastas de libros mágicos, pociones y armaduras; lo hacen mientras aún están vivos para que contengan más poder mágico. Eso no es lo peor: las mujeres antes de sufrir el mismo destino son violadas, hasta que todos los soldados se cansan de ellas. No les importa qué edad o de cuál raza sean, esas indefensas. Y luego usan sus cuerpos para hacer armas y otros objetos mágicos. Nadie en su sano juicio se uniría a un gremio que públicamente va contra el ser más poderoso del mundo.

Un lúgubre ambiente invadió el lugar, aun si no existiera el miedo al rey humano, las tribus eran demasiado arrogantes para cooperar entre ellas, además todos aspiraban a ser el líder de su raza, lo cual es igual a ser un rey,

como si no fuera suficiente, el solo hecho de pensar en derrotar al rey humano no era más que un sueño concebido por una mente irracional para todos los presentes, nadie lo dijo, pero todos pensaban que este trasgo igual que otros ingenuos que en el pasado llegaron a su mundo queriendo cambiar las cosas, moriría de manera horripilante, o aún peor se convertiría en uno más de los esclavos del rey humano,

arrodillarse ante el rey humano era algo cada vez más común entre los que nacieron en ese mundo enviados por los dioses.

Al final, su propuesta fue rechazada por treceava ocasión, ¿o era la quinceava vez? Ya no le importaba, salió frustrado de la taberna, como esperaban cambiar las cosas si nadie se atrevía a hacer algo, él sabía lo terrible que era el rey humano, después de todo fue uno de sus generales, quien asesinó a su maestra y amante, "mother wolf" frente a sus ojos después de haber abusado de ella hasta el cansancio solo para luego matarla de una manera abominable y depravada.

Giorno también sabía que ese hombre lo dejó vivir solo para torturarlo, aun recordaba esos ojos que ni siquiera lo consideraron una amenaza, burlándose de su debilidad, riéndose de que él no era más que una cucaracha, ante su abrumador poder.

Y era por eso que no entendía cómo esos idiotas podían vivir a la sombra esperando ser masacrados por un humano, ¡por qué los diablos no luchan! Por ellos, por sus seres queridos, por aquellos que cayeron, sobre todo por los que aún no han nacido.

Giorno abandonó la cantina cabizbajo y derrotado, dirigiéndose a su caballo, quería golpear algo, quería matar algo, la frustración lo invadía tanto que deseaba gritar, se le ocurrió ir directo a la ciudad de los humanos y el mismo matar tantos como pudiera, pero justo antes que cayera en la peor decisión de su vida, una voz lo hizo detenerse un instante.

- Buen discurso el de allí dentro, le dijo la voz tras él, era un elfo el se había colocado a solo un metro de él, sin activar su instinto o sus habilidades pasivas anti ataques de sigilo, fuera quien fuera era alguien realmente hábil.

-bueno, pero inútil- contestó de manera seca y mirando al sujeto con una expresión completamente seria, como quien esperaba ser atacado en cualquier instante

- Señor trasgo

Continuó el hombre, arrodillándose frente a Giorno, quien por su raza era mucho más bajo, luego haciendo una vistosa reverencia frente a él, cosa que ninguna raza normalmente haría frente a un trasgo, mucho menos una tan orgullosa como los elfos.

-Si me permite darle algunos consejos la próxima vez quizás puedas lograrlo.

Giorno lo observó detenidamente, luego lo tomó de la muñeca y lo puso de pie con su increíble fuerza, sus parámetros de fuerza y demás estaban muy por encima de los de su raza.

-Soy un guerrero, no un rey para que te postres frente a mí, dime lo que vas a decir por favor, era un elfo delgado de aspecto ágil, seguramente su trabajo era de pícaro, explorador o asesino.

- ¿Un trasgo que no quiere alabanzas?, dijo el hombre mirándolo con una gigantesca sonrisa, al parecer eres alguien peculiar, y adoro ayudar a la gente rara como tú.

El elfo se llamaba Neil. Era extraño que un elfo en ese mundo tratase a otras razas como un igual, pero eso tenía una razón, él al ser el líder del gremio de ladrones estaba acostumbrado a tratar con muchos tipos de clientes y discriminarlos no era una opción, tal como lo supuso Giorno era un pícaro que le enseñó varias técnicas que le ayudarían para crear el gremio más poderoso de la historia, entre ellas, un truco muy curioso el cual puso en práctica en el siguiente pueblo.

Inició la reunión, esta vez, con los líderes de las razas de una región distinta.

- Caballeros, los he reunido esta noche para una simple propuesta.

Todos escuchaban al trasgo quien ostentaba el título de héroe trasgo

- Mi grupo y yo deseamos extender a ustedes una invitación a nuestro gremio Assassin human.

- Nunca he escuchado de tal gremio, dijo uno de los hombres bestia, sentado en una pequeña butaca de madera, que amenazaba con romperse ante su enorme peso.

- Por supuesto que no, lo interrumpió Giorno antes que dijera algo más, y si rechazan mi oferta no volverán a escucharlo, no al menos hasta que terminemos de ejecutar nuestro plan para derrocar al rey humano, somos un grupo selecto y secreto que ha logrado expandir su influencia mucho más profundo de lo que se imaginan.

- ¿Así? Y ¿cuántos son en ese gremio?, preguntó otro hombre.

Giorno lanzó su placa de gremio donde debajo de su nombre decía miembro #823. Neil, quien también estaba allí, como un invitado se levantó y colocó su propia placa de gremio sobre la mesa, bajo su nombre decía miembro #512. Las placas de gremio eran artículos mágicos que no podían ser alterados por hechizos de falsificación, copia, o ilusión.

Una vez se utilizaba, sólo podría ser usada por quien pactó con ella, y no se podría usar otras hasta que el gremio al que pertenece fuera disuelto o fuera expulsado del gremio, así de serio era el compromiso que se adquiere al hacer pacto con ese artefacto mágico, En otras palabras, lo que registraban las placas, era la realidad.

Pero Neil, quien por naturaleza era curioso y amaba encontrar fallas en artefactos mágicos, descubrió que podía convertir en miembro de su recién fundado gremio a cualquier ser viviente, incluidas ratas, perros, gallinas, caballos, etc.

El proceso era tan simple como colocar una gota de sangre del animal sobre la placa mágica y esta lo registraría como miembro con sus datos y lo numeraba, el único problema era que el animal debía tener oficio, y tener un nombre, pero eso era tan sencillo como nombrarlo, y luego hacerlo aprendiz de un oficio que el 'nombrador' tuviera a nivel 100, eso también le permite aparte de hacerlo un aprendiz darle un título honorífico, por ejemplo:

"Nombre: Julius, oficio: ladrón, título: pequeño ladrón de baratijas", o si querías algo más impactante, "gran ladrón de tesoros míticos" o lo que se les ocurriera, el otro problema era tener suficientes placas para darle una a cada miembro.

Pequeñas trabas que con un poco de maña y un gremio de ladrones expertos fueron fáciles de superar, y ahora el héroe de los trasgos tenía un gremio de más de 692 ratas, 32 perros, 14 caballos, 56 gallinas, 27 murciélagos y 7 demonios, ex miembros del disuelto gremio de ladrones de Neil.

-Es usted el 823?, dijo asombrado el hombre al observar la placa, ¿acaso existe un gremio tan grande?

Los gremios eran grupos locales, pocos pasaban de más de 30 personas, un gremio de más de 100, era un gremio regional, pero nunca jamás habían conocido un gremio de más de 800 personas.

-No es la cantidad, es la antigüedad, intervino Neil, este gremio existe desde los días de mi bisabuelo, mi padre heredó la antorcha siendo honrado con la entrada y luego el me dio el honor de pertenecer a mí. Al principio no creía lo que este hombre decía ya que el gremio nunca ha estado abierto a personas corrientes, pero al ver su placa entiendo que ha llegado la hora de poner en marcha el plan que, desde hace muchos años, llevamos preparando.

- ¡Realmente tienen un plan para derrotar al rey humano! - los murmullos invadieron la habitación, pero por primera vez Giorno no estaba molesto, todo marchaba de acuerdo a su plan, todos estaban asombrados por la existencia de tan increíble gremio.

- Así es, quienes tengan el valor de entregar sus vidas al gremio y contribuir a la libertad de todos los demonios y semihumanos de las garras del humano, esta es su única oportunidad.

Todos quedaron en silencio, era obvio todos temían por sus familias, - ¡es ahora o nunca! Estamos a muy poco de darle la vuelta a esta guerra.

- Nunca ha sido una guerra, solo es una masacre, dijo uno de los líderes más viejos con una voz cansada y débil, pero que con cada palabra que decía iba cobrando fuerza hasta ser más que un grito, y es por eso que no dejaré pasar esta oportunidad ¡yo me uno!

Después de esa noche, el gremio creció de manera descontrolada y pronto fue considerado una de las fuerzas más importantes en contra de los humanos, a tal punto que ni los soldados de élite o incluso los generales podían intimidarlos como habían hecho hasta el momento, pronto cada aldeano, soldado, líder, bardo y mercader habría escuchado de él. Muchos eran miembros, pero nadie sabía nada más que lo que se les informaba, a través de sus placas de gremio y misiones concretas. Bueno eso se mantuvo así hasta que el líder del gremio (el caballo de Giorno) murió en batalla y Giorno tomó el liderato del gremio, pero esa es otra historia.