Benjamin fué a la cochera, entre cientos de artículos chatarra y polvo, sacó una bicicleta.
Era un modelo muy viejo de bicicleta, el cuadro de la bicicleta era de un azul, muy opaco por el paso del tiempo y de hecho contaba con pequeñas partes oxidadas. No contaba con el freno de la llanta delantera y las llantas parecían un poco desinfladas.
"¿Y la mía?" Preguntó Aaron.
Ben lo miro con ridículo: "Somos demasiado pobres como para tener una bici cada uno." Montó la bicicleta, mientras que Aaron por otra parte, se montó en la parte de atrás, agarrándose de los hombros de Ben.
Pocos segundos después de que se fueron, la puerta de su casa se abrió y la pequeña carita de David se asomó, entrecerró los ojos y sonrió.
El día era muy fresco, los rayos del sol caían con menos intensidad, mientras que una suave brisa revolvía tanto el cabello de Aaron como de Ben.
Aaron tomo una gran respiración por la nariz, cerró los ojos y sonrió de placer.
¡¡Se sentía tan vivo!!
Ya no recordaba cuando fue la última vez que pudo realizar tal actividad, lo que le traía un entrañable sentimiento de nostalgia y paz.
Además de eso, la vista era simplemente maravillosa, con majestuosos árboles de color azul a los alrededores.
Cada vez que pasaban por otras propiedades, podían ver a muchos chicos solos, riendo y divirtiéndose.
Algunos incluso realizaban fiestas en sus casas.
Sin la supervisión de ningún adulto, eran libres de hacer lo que quisieran.
El albergue estaba cuesta abajo desde su casa, así que llegaron con relativa facilidad y rapidez.
Ben apoyó la bicicleta en un árbol y empezó a desempacar.
"Tu trabajo será el de infiltrarse en el albergue, cuando nadie esté prestando atención."
"¿Así de fácil?" Preguntó Aaron.
"¿Fácil?" Ben levantó la cabeza, para luego sacudirla levemente. "Todos los adultos de la ciudad se encuentran en ese lugar, con la única entrada fuertemente custodiada. Verifican en numerosas ocasiones la identidad de la persona antes de dejarla entrar, además de que nunca, pero en serio nunca, se deja de vigilar esa entrada. Súmale a eso las cámaras de vigilancia y las paredes de cinco metros a su alrededor." Ben sonrió. "Si consideras a eso fácil, me siento seguro de tu participación en este plan."
Aaron solo sonrió irónicamente, pero luego se emocionó.
Se sentía como en una película de misión imposible.
Por su puesto que el era Tom Cruise.
"¿Que tengo que hacer?" Preguntó Aaron.
A lo que Ben alzó una ceja de manera interrogante.
"De manera específica." Complementó Aaron.
Ben asintió y le mostró lo que tenía en su bolsa con una sonrisa.
¡Era pirotecnia!
"Cuando encienda estos juguetes y empiecen a explotar, será tu señal para infiltrarse." Ben sonrió. "La entrada no dejará de ser vigilada, pero su atención será inevitablemente atraída. Para eso te dí el gancho y la cuerda, tienes que escalar la pared exterior con ella y una vez adentro, tendrás que memorizar absolutamente todo lo que veas y salir rápidamente, no tienes mucho tiempo. Un minuto como máximo."
Aaron asintió, tomo su bolsa y se dió un gran desvío del albergue para evitar ser visto.
Un minuto después Aaron se encontraba en la parte trasera del albergue, con un gancho y una cuerda en las manos, mirando la pared con atención.
¡¡BOOOOOOMMMMMM!!
Aaron miró al cielo cuando incluso a mitad del día podía observar con facilidad grandes chispas rojas en el cielo.
Sin querer perder ni un solo segundo, tiró el gancho a la pared, pero esté no se enganchó hasta el tercer intento.
En su anterior vida había pasado por su servicio militar obligatorio, por lo que tenía una muy vaga idea de cómo escalar.
No tardo muchos segundos en alcanzar la cima de la pared y para su fortuna, del otro lado tenía un cobertizo para ayudarlo a bajarse. Lo cual hizo sin mucho esfuerzo.
Miró a su alrededor atentó de cualquier persona, pero al no encontrar a nadie se relajó un poco.
Busco a su alrededor y rápidamente encontró una ventana, que saltó apoyándose con una sola mano.
Lo que lo recibió dentro fue muy extraño, por no decir incongruente.
Cientos de asientos de encontraban cuidadosamente ordenados, mirando en dirección de un gran podio, que tenía una pantalla gigante transmitiendo imágenes fantasiosas, desde hermosas montañas, hasta animales hermosos y exóticos.
Las paredes eran de un color negro profundo con ocacionalmente cortinas de color dorado. En el gran podio se podía ver un león dorado rigiendo a los cielos grabado en el suelo. Además de eso había una gran cantidad de banderas de la ciudad flickword, que eran de un color azul celeste con una muralla en el centro, y una espada que la atravesaba.
No podía darle ni un poco de sentido a lo que veía.
¿Que hacen los adultos aquí?
Cruum Cruum
Aaron se tenso al escuchar en sonido inquietante de condiscos. Su cuerpo tembló, cuando una una manera casi condicionada se dió la media vuelta.
Allí en media de la oscuridad que le brindaban la paredes de color negro, se encontraba un figuraba totalmente encorvada mordiendo algo con gran exitación y locura.
Aaron palideció y tratando de ser lo más silencio posible, retrocedió. Pero justo en ese momento la figura alzó la cabeza.
"¡¡¿Aarón?!!"
"¡¿Papá?!" Aarón abrió los ojos con incredulidad, la voz que escuchó fue la de su padre en este mundo.
Wall o más bien Walter Cárter.
Al escuchar la voz de Aaron la sombra de la esquina se adelantó y con eso Aaron pudo identificarlo con claridad.
Era su padre.
Pero el wall frente a el, se encontraba vestido con una gran gabardina de color negro, que escondían todo su cuerpo. En sus manos sostenía un gran paquete de chocolates y su boca estaba totalmente sucia de estás.
"¿Que haces aquí?"
"¿Que estás haciendo?"
Preguntaron los dos a la vez.
Wall miro con seriedad a Aaron por un buen rato y con una mirada muy seria dijo: "No diré nada, si dices nada."
Aaron se quedó sorprendido.
"¿No te importa que esté aquí?"
Pffffff
Walter se rió.
"Hace tiempo que te quería traer aquí, pero los demás ciudadanos discreparon." Wall solo miró brevemente a Aaron y se dispuso a seguir comiendo sus chocolates.
Según había escuchado de Ben, esté tenía un serio problema de adicción a estos y si su madre se enteraba que estaba comiendo algunos se volvería loca.
Con un asentamiento de comprensión mutua, ambos se separaron como si no se conocieran.
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