Los chicos Mikkelsen tienen un encanto abrumador, no pasan desapercibido y definitivamente no son del todo normales, tienen algo que atrae a cualquiera como moscas a la miel.
Jackson Mikkelsen los adoptó, les dio un hogar y una familia... Los ayuda con su problema:
Devon ya no quiere cortarle la garganta a todos los que le rodean.
Caden ya no tiene ataques de ira.
Zack ya no debe arrancarle los dedos a las chicas para sonreír.
Kyle ya aprendió a confiar y dejarse abrazar.
Todo iba de maravilla, por fin sus impulsos más sangrientos y retorcidos habían desaparecido, por fin podían estar tranquilos con ellos mismos, por fin dejaron de sentir culpa...
Pero luego llegó ella... Savannah Mikkelsen, sobrina de Jackson, y algo les dice, quizás el instinto que creen olvidar y controlar, que no deben fiarse de ella, que algo oscuro está presente en la misma sala mientras ven televisión y come con ellos en la misma mesa.
Algo les dice «No confíen en ella»