Hubo un día donde Lea tenía que reabastecer los almacenes, aproveche la ocasión para conocer las afueras del castillo y me ofrecí a ir con ella, como se esperaba de un hombre bestia, solo podía ayudar cargando algunas bolsas, Lea fácilmente empujaba una carreta llena de barriles y cajas llenas de comida y especias.
En el trayecto, pude conocer varios locales y experimentar la vida en la capital real, las calles se veían repletas desde las ventanas del castillo, pero verlo en persona sin duda te daba otra perspectiva.
La gente era amable en su mayoría, los guardias hacían su trabajo y la economía parecía ir de perlas, los valores y costumbres de los anteriores héroes de verdad eran palpables entre más te paseabas.
En nuestro camino de regreso, a las afueras de los muros del castillo, la réplica del castillo Himeji estaba siendo custodiada por un par de mastodontes en armadura de samurái, una flor de cerezo como su símbolo característico.
Cuando pasamos por ahí, Lea se veía especialmente melancólica, la conexión ella y el lugar era evidente.
Después de hablar con ella un rato, me mostro una pulsera con flores de cerezo bajo su manga, me dijo que era un regalo de graduación, aunque nunca me había contado que fue a una escuela, por lo que el único lugar que se me ocurrió fue Himeji.
Teniendo en cuenta como Molly casi me mata la noche que fui invocado, supuse que la graduación de Lea y las sirvientas fue para hacer algo parecido a eso algún día.
Bueno, deben de cuidar a los gobernantes de un reino, tiene sentido.
Me llevaba bien con la mayoría de personas en el castillo, cuando podía, ayudaba a otras sirvientas con sus tareas, de vez en cuando hablaba con los caballeros sobre historias y leyendas de mi país, conversaba con los magos y sacerdotes sobre la magia y el maná, e incluso llegue a servir a la princesa Samanta bajo la supervisión de Molly de vez en cuando.
Debería de invitarla a un picnic en el jardín uno de estos días, ganarme la amistad de la familia real será de lo mejor cuando tenga que lidiar con algún noble o líder político.
El personal administrativo del castillo estaba principalmente conformado por nobles y aristócratas ya que eran los únicos con la preparación academica necesaria para el puesto. La educación era algo obligatorio del reino, pero la necesidad de los nobles por mantener su estatus había hecho que las escuelas públicas y privadas fueran tan diferentes como el día y la noche, escuche que los plebeyos podían unirse a una escuela noble con una beca, pero no me quería imaginar la discriminación que tenían que soportar después de eso.
Igual y debería darles una visita, solo por la experiencia.
Mientras planeaba mis siguientes movimientos me encontré cruzando un callejón oscuro para llegar al cementerio.
Bueno, deberían de salir ahora.
Un par de hombres salieron de la nada bloqueando mi camino.
- Eh, señor, caminar solo por estos callejones llega a ser peligroso ¿Por qué no caminamos juntos?
El tipo frente a mí parecía un ladrón común, ropa simple que le quedaba mal, una cara fea y una sonrisa de mal gusto, su actitud altanera hacía obvio el hecho de que no me consideraba una amenaza, además de que hablaba mientras sostenía una daga en su mano.
- Por un precio justo te ayudaremos a cruzar y puede que llegues con vida ¿A que no somos generosos?
El tipo que estaba detrás de mí, bloqueando mi ruta de escape era igual al otro, feo, delgado y armado, realmente lo único que parecía peligroso de ellos eran sus armas.
- … Bien, bien, quieren dinero ¿no? Tómenlo y acabemos con esto.
Levanté mis manos en señal de rendición y caminé al bandido.
- ¡Oh! Parece que de verdad tienes algo de cerebro amigo, solo deja todo lo que tengas de valor y puedes irte en paz.
Mientras el hombre hablaba yo seguía caminando a él, lentamente metí mis manos en mis bolsillos y saqué una pequeña bolsa de cuero, la agité para que mis asaltantes escucharan su contenido.
Al escuchar el sonido del metal tintineante, una sonrisa salió del rostro de mi asaltante y extendió su mano para tomar la bolsa.
Cuando la agarró, puse mi mano sobre la suya.
- ¿Eh? ¿Qué haces hombre? ¿Acaso eres gay?
- Putrefacción.
Una luz verde celeste broto de mi mano.
- ¡¿Magia?! ¡Ghk! ¡Gha! ¡No puedo quitar mi mano!
- No exactamente, es una habilidad, pero eso no importa, ya que pronto la perderás.
- ¿Eh?
Cuando el ladrón miró la mano que sostenía, su cara se puso pálida, su mano, antes de un tono saludable, ahora estaba gris y podrida, pus salía de sus uñas y la carne se derretía lentamente dejando ver el hueso.
- ¡Mi mano! ¡Mi mano!
El ladrón soltó su daga y cayó al suelo en posición fetal, sosteniendo lo que quedaba de su mano en gritos y lamentos.
- ¡M-Maldito bastardo! ¡Estas muerto!
El ladrón detrás de mí corrió en mi dirección con toda la intención de apuñalarme, rápidamente recogí la daga en el suelo y cuando el ladrón estuvo frente a mí lancé la bolsa de cuero llena de monedas a su rostro.
- ¡¿Bughio?!*
El objeto logró aturdirlo, haciendo que pierda el equilibrio.
- ¡Bastardo, eso dolió!
- Y esto dolerá más.
Con la daga que recogí, corté la muñeca del ladrón, obligándolo a soltar su arma.
- ¡Gyaaaa!
Luego, enterré mi pie en su entrepierna con toda mi fuerza, haciendo que sus testículos se convirtieran en carne molida.
- Blgh* Bleagh* Burp*
- ....
La fuerza de mi golpe había hecho que el ladrón expulsara todo el contenido de su estómago, fue algo desagradable de ver.
Estando en el suelo, estampé su cabeza contra él, noqueándolo en un charco de sangre.
- Bien, con eso bastara,
Habiendo terminado con uno, regresé con el que se retorcía en el suelo.
- ¡Oye! Creo que sigue vivo, si quieres la misma suerte será mejor que lo recojas y se vayan.
De alguna forma logro ponerse en pie nuevamente y ahora me miraba con ojos inyectados de sangre y odio.
- ¡Ghrk! ¡Hijo de puta! ¡Me las vas a pagar!
- He-he-hey~ Yo soy el único que puede insular a mi madre perrita.
Amenazantemente me le quede mirando al hombre mientras me acercaba con ambas dagas en mis manos.
Cambió su actitud casi al instante y empezó a retroceder con sus piernas temblorosas y rostro lleno de terror.
- ¡N-No te acerques! ¡A-Aléjate de mí!
- ¡AHAHAHAHA! ¿Qué pasa? ¿No dijiste que me ayudaría a cruzar el callejón? Ahora que me estoy acercando a recibir tu ayuda te alejas, dañas mi frágil corazón sabes.
Me acerque rápidamente al hombre con un pequeño salto y corte una de sus piernas.
- ¡AAAAHH! ¡A-AYUDA! ¡ALGUIEN AYUDEME!
- No me tengas rencor, ustedes planearon matarme primero, es solo natural que me haya defendido.
Ahora mi asaltante una vez confiado y altanero, se encontraba arrastrándose como un gusano bajo mis pies, después de noquearlo con una patada a la barbilla decidí recoger mi dinero y tirar las dagas cerca de las manos de los ladrones.
Mientras caminaba fuera, me di cuenta que mi traje y mi rostro estaban manchados de sangre.
Para estos casos tengo el objeto que me dio Lea.
Del bolsillo interno del traje, saqué un pendiente con un cristal azul.
- Burbujas limpiadoras.
Después de darle algo de maná y decir el hechizo, el colgante brillo tenuemente y me envolvió en burbujas de jabón que limpiaron mi traje, lentes y rostro, quedé ligeramente húmedo al final, pero nada demasiado molesto.
Lo que había usado era un objeto mágico de apoyo que me había dado Lea mientras limpiábamos la cocina, muchas veces nos manchábamos de las sobras o el polvo, pero Lea siempre salía limpia de alguna forma.
Cuando pregunté como lo hacía, me dio una copia de su objeto mágico, después de eso le prometí que la invitaría a comer una vez que me hubiesen pagado, a lo que nos lleva al ahora.
Al menos hasta cierto punto.
Espero no haber perdido mucho tiempo con eso.
Cuando finalmente salí del callejón, le dije a unos guardias que patrullaban sobre un par de hombres que se habían peleado y terminaron hiriéndose gravemente el uno al otro. Rápidamente fueron al callejón para inspeccionar lo que había pasado mientras yo seguía mi camino.
Traté de hacer lo correcto con eso, pero probablemente ya estén muertos.
El matar un ser humano no era una experiencia nueva para mí, hubo ciertas ocasiones en donde tuve que sacrificar la vida de otro para que yo siguiese vivo.
No era algo de lo que estar orgulloso del todo, pero mis dudas se desvanecieron en ése día.
Es matar o morir, si alguien amenaza tu vida es simplemente natural que hagas lo mismo, se lo tienen merecido. Pensé tocando la cicatriz de mi rostro.
Era una línea irregular en mi mejilla izquierda que iba desde debajo del ojo hasta el inicio de mi garganta. Por un tiempo intenté esconderla con maquillaje y ropa, pero eventualmente me acostumbré a ella y las miradas de la gente se volvieron tan pesadas como una pluma.
Realmente quería arrancar los ojos de toda esa gente, solo para darles una verdadera razón de temerme.
Volví a guardar todo en su lugar y me apresuré a ir al cementerio.
Después de lo que parecía una eternidad de calles y esquinas, llegué a la entrada.
"Cementerio comunitario del descanso" decía en un cartel de madera colgado en las puertas de metal.
Cuando me acerqué a las puertas un par de guardias me detuvieron.
- Identificación.
La mayoría de estos espacios requerían de identificaciones para entrar, eran simples medidas de seguridad y formalidades.
Saqué mi tarjeta de estado y la mostré al guardia.
- … Un ser de otro mundo… Adelante.
Volví a guardar la tarjeta y entré al cementerio.
Bien, es hora de experimentar un poco.