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Chapter 5 - Capítulo 2

— Señor Forbes — le dije entrando a su oficina. El gobernante me miró extrañado.

— Oh, Thiago — al parecer recordó el asunto—. Siéntate aquí — señaló la parte delantera del escritorio—. Toma uno de los asientos.

Cuando estuve cómodo en el asiento, el gobernador tomó un dulce de una pequeña fuente de cristal y me lo ofreció.

— ¿Quieres?

— Gracias, pero los robots no podemos comer — me cruzo de brazos.

— Cielos, es verdad. Que mala memoria tengo... — se ríe y toma otro dulce —. Thiago, estos dulces son difíciles de conseguir. La fábrica que los produce es una de las mejores del mundo, cada año gana millones y millones de monedas por producir manjares como estos. Se llaman chocolates. ¿Sabes de qué está hecho el chocolate? — negué con la cabeza —. Bueno, su principal y más importante ingrediente es el cacao, la semilla de una pequeña planta que crece en terrenos tropicales. Con este ingrediente obtenemos el chocolate negro — me mostró al más oscuro de los dulces —, pero a muchas personas no les gusta el chocolate negro, ya que es algo amargo.

>> Es ahí cuando el dueño de la fábrica debe obtener otros ingredientes para que sus productos sean más variados. Este solo manjar, puede tener infinidades de ingredientes más como: la azúcar, la leche, almendras, maní... Hasta galletas. Cómo sabes, solo los ricos tenemos acceso a tales sabores, ya que somos la clase alta. Pero el resto que pertenece a la clase media o baja no. Como tu yo anterior — mi cuerpo anterior, un cuerpo humano, pertenecía a la clase media. No tenía acceso a esos alimentos —.  La dificultad para obtenerlos es tan elevada como su precio, lo que las hace inadsequibles y desconocidas para la mayoría de la población en la tierra. 

Esos ingredientes crecen en los complejos naturales de las ciudades, en los rascacielos más modernos y amplios. La técnica que utilizan es llamada agricultura vertical, con métodos de la hidroponía y aeroponía. Esas "granjas", están ubicadas alrededor de Los Lagos, y para llegar hasta ellas debemos salir de nuestras murallas. En cada viaje perdemos cientos de hombres y varias miles de monedas gracias a la presencia de los contaminados. Eso quiere decir que muchos mueren por antojos como los nuestros.<<

— ¿Qué trata de decir con eso? — le pregunté.

— Soy el gobernante de Ciudad Metro, me preocupo por mis habitantes — mentira. Nunca le importamos.

— Si es así entonces, ¿que piensa hacer al respecto?

Borró su sonrisa y apartó la fuente de cristal de un movimiento.

— ¿Yo? Nada.  Serás tú quien arregle ese problema. Eliminarás a los contaminados.

— La causa de muerte de mi cuerpo humano fue un ataque de contaminados al otro lado de la frontera. Fue hace doscientos años, en una expedición hacia la capital. No pienso volver a intentar tal hazaña.

— Tu cuerpo — me señaló con el dedo —. Ese cuerpo robótico fue creado con el objetivo de mantener presente al mártir que murió para salvar a la ciudad. Es tu única función en este sociedad.

— No volveré a la muralla — sentencié —. Puede que mi cuerpo humano haya muerto hace dos siglos, y que esté cubierto de metal de los pies a la cabeza, pero mi cerebro sigue intacto. Tengo las mismas emociones que cuando estaba vivo, y lo que menos deseo es volver a ese infierno.

— ¿No lo harás? — se puso de pie y rodeó la mesa hasta quedar detrás de mí —. No olvides que soy el gobernador de Ciudad Metro, y puedo hacer lo que yo desee — me puso las manos hombros —. Si no regresas a esa muralla, voy a sacar ese cerebro que tienes en tu cabeza metálica y voy a dejar que se pudra junto a tus supuestos recuerdos y sentimientos. ¿Entendido?

Le miré a los ojos. El gobernador Charles Forbes tenía cincuenta y siete años de edad. Era un hombre de piel blanca y cabellos rubios canos. Su nariz era larga y delgada, los ojos algo grisáceos y las arrugas alrededor de su boca reflejaban la avaricia y la maldad de sus intenciones. Desobedecer a este hombre era un suicidio seguro, ya que estaba en su propio rascacielos, rodeado de sus guardias y vigilado por las cámaras.

Desde este lugar no podía librarme de él. Él había proporcionado los materiales necesarios para crear mi cuerpo, así que era prácticamente mi dueño y podía desconectar mi cerebro cuando quisiera. Suspiré rendido.

— ¿Qué es lo que desea que haga? — soltó una risa por lo bajo.

— Que obediente eres, Thiago — volvió a sentarse —. Recibí una petición de una de las integrantes del Escuadrón de Exploración. Desea hablar con nosotros mañana. Su nombre es Catherine Nilveght— el perfil apareció frente a mí. Era una mujer de cabellos rojos, bastante bonita —. Al parecer llegó al sur ayer, pero está tan desesperada de acabar con los contaminados que trajo a treinta jóvenes al sur.

— Está reuniendo hombres para reforzar el escuadrón — deduje sus intenciones. Fueron las mismas que las mías hace dos siglos —. Desea hacer una expedición hacia el Nido Capital para acabar con el origen de los contaminados, como lo hice yo.

— ¿No hacen bonita pareja? — su pregunta no me causó gracia —. En fin. Toda la charla de los dulces estaba relacionado con esto. Hay seis metrópolis en Las Colonias: Sky City, a quien todos le decimos la Gran Zona elevada; Ciudad Metro, Ciudad Subterránea, La Península, el Nido Capital y el Territorio Minero. Quiero que Ciudad Metro sea la primera en recuperar la zona de cultivos.

— Pero las granjas verticales están ubicadas al norte, usted puede crear un cerco que impida el paso de los contaminados y...

— No hablo de esa zona — movió la mano restándole importancia —. Hablo de la que está ubicada en el centro del país, alrededor del Río Contaminado.

— Esas granjas están deshabitadas desde hace mucho tiempo. El río está lleno de residuos tóxicos.

— Con filtros se arregla. Ahora... — miró al techo y levantó los brazos en una exagerada gesticulación— Imagina que los millones de habitantes de la ciudad supieran que contamos con granjas de sobra y que sus familias no pasarán más hambre. Todos apoyarían a los soldados del escuadrón. Pasaríamos a ser la segunda ciudad más desarrollada de La Colonia, y nuestras cuentas se llenarían se monedas. Todo eso será posible si el Escuadrón de Exploración se sacrifica por nosotros.

>> Un sacrificio, es eso. La vida de los hombres de la muralla no es importante para el resto de los ciudadanos. Cuando esa chica venga aceptarás su propuesta y te unirás a los suyos. Sin que ella sospeche, poco a poco aportaré soldados y armas para que la expedición se lleve a cabo. Todo lo que tienes que hacer es vigilar sus pasos y los del líder, y actuar como el héroe valiente que eras <<.

Cerré los ojos para asimilar lo que había aceptado hacer. Llegué a la conclusión que moriría en cualquiera de las dos opciones que hubiera elegido. Necesitaba pensar.

— ¿Es todo? — le pregunté ansioso.

— Ya puedes irte.

Asentí y me retiré en silencio. La vida de los exploradores era una mierda, lo recordaba como si fuera hace cinco minutos. Los enfrentamientos con la policía siempre fueron los más preocupantes. Volver al mismo lugar provocaría que cientos de recuerdos indeseados regresaran a mi mente. Pero tenía que hacerlo si quería seguir en este mundo.

¿Quién eres, Catherine y por qué deseas cometer la misma locura que cometí yo?