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Chapter 20 - Capítulo 20

Capítulo 20

A la mañana siguiente asistimos a los funerales de los lobos caídos, también se le notificó a Alex sobre el la Asamblea del consejo que se iba a celebrar dentro de dos semanas y que era de asistencia obligatoria para ambos, cuando me enteré de ese detalle mi cuerpo tembló y no pude evitar pensar en mi padre y en mi futuro. La mano de Alex se posiciono en mi espalda y me proporciono un consuelo silencioso.

Antes de la llegada del medio día, procedimos a despedirnos de Ragnar y Crystal, ella me prometió que también estaría el día de la asamblea y que me ayudaría con lo que pudiera como yo había hecho con ella y su manada. Luego de eso no tardamos en partir de regreso al castillo, esta vez de forma más rápida por la teletransportación de Alex. Fue un viaje silencioso, cada uno dentro de su cabeza y aunque no pudiera leer su mente, suponía que también estaba pensando en la asamblea y en el inevitable encuentro que iba a tener con mi padre.

Suspire. - No se puede mantener más la mentira ¿no? – dije lo suficientemente alto para que me escuchara mientras entrabamos al castillo.

Supongo que no, hay que tener en cuenta que uno de los vampiros que te reconoció, escapo y no estaba dentro de los vampiros muertos en la manda, así que lo más probable es que allá ido a informar – contesto Alex en tono neutro.

No quiero regresar con mi padre Alex – dije parándome en seco.

No lo harás, si ese es tu deseo no regresaras con él, puede ser que aún no cumplas la mayoría de edad, pero estamos en el siglo XXI, los matrimonios arreglados están prohibidos, tu padre legalmente no te puede obligar a casar con nadie, ni, aunque seas la última de tu especie – contesto Alex transmitiendo esa seguridad.

¿Lo prometes? – dije mirándolo a los ojos.

Lo prometo gatita – contesto Alex envolviéndome en sus brazos.

Confiaba en Alex, y no solo en un ámbito sexual, sino como persona, me lo había demostrado con sus acciones a pesar de las primeras impresiones era un buen hombre y le quería, si le quería y no sabía cómo decírselo.

Después de comer y bañarme, me encontré con Alex en la biblioteca, la verdad era que no esperaba encontrármelo ahí, estaba con el pelo húmedo, lo que indicaba que también había tomado una ducha y se encontraba leyendo un libro, mejor dicho, el libro, si ese en donde había puesto si estaba de acuerdo o no con ciertas prácticas dentro del mundo del BDSM.

Ven gatita – dijo Alex cerrando el libro y mirándome fijamente.

Obedecí su orden y comencé a acercarme lentamente.

¿Si, Señor? – pregunte un poco tímida por su intensa mirada.

¿Estas segura? – pregunto sin dejar de mirarme a los ojos.

Sabia a que se estaba refiriendo, el tema había estado dando vueltas por mi cabeza un buen tiempo, pero quería que el fuera el primero sin lugar a dudas.

Si señor – conteste mirándole a los ojos.

Una media sonrisa se hizo presente en sus labios para luego ordenarme que me sentara en su regazo, sus labios no tardaron en devorar mi boca y me derretí entre sus besos. Besaba como los dioses, tan posesivamente reclamando cada partícula de mi ser, besar a Alex era perderse en el espacio y tiempo, en especial cuando comenzaba a desvestirte lentamente, torturándome negándome sus caricias.

Alex – jadee cuando este puso unos de sus electrizantes dedos sobre mi clítoris, haciéndome dar un pequeño salto.

Sentí una nalgada - ¿Alex gatita? – dijo con voz ronca.

Lo siento Señor - me corregí mientras él seguía jugando con mi coño.

Hoy te voy a follar bajo las estrellas, mi gatita – dijo Alex para a continuación aparecer en el techo del castillo.

Inmediatamente mis pezones se endurecieron por el frio de la noche y no pude evitar soltar un jadeo por la sorpresa. El cielo estaba hermoso, despejado con un sinfín de estrellas y la luna creciente en todo su esplendor.

Alex comenzó a bajar lentamente, deteniéndose en mis pechos para jugar un momento con ellos y para luego seguir bajando, pero cuando estaba a punto de llegar a esa zona tan sensible, bajo drásticamente hasta mis tobillos para pasar su lengua por ahí. Jadee en protesta.

Por favor - suplique

La sonrisa que me dio Alex lo dijo todo, hoy él era el cazador e iba a tomarse su tiempo para jugar con su presa.

Comenzó a subir lentamente pasando suavemente sus dedos sobre mis rodillas y lamiendo la parte interna de mis muslos.

¿Por favor qué?, gatita ¿deseas algo? – pregunto a milímetros de mi vagina, soplando sobre ella.

Por favor Señor, deme placer toqué mi coño, tómame – dije entre jadeos y suspiros.

Alex no tardo en comerme el coño con maestría, hacía que me perdiera en el placer y que jadeara su nombre una y otra vez, veía las estrellas hasta con los ojos cerrados.

Cuando trate de tomar su pelo y tratar de restregarme más contra sus labios este negó con la cabeza mirándome – no no no, gatita, creo que esas manos inquietas las debes de dejar quietas – dijo mientras sentía como unas sogas se deslizaban por mis muñecas uniéndolas sobre mi cabeza y dejándolas inmovilizadas.

Gruñí en protesta, quería tocarlo, explorar su cuerpo y deleitarme en él, pero era obvio que él tenía otros planes en especial cuando metió un dedo dentro de mí y me sentí caer, caer en un abismo de placer, podía sentir mis paredes contrayéndose contra ese bendito dedo y mi cuerpo temblando como una gelatina. Mis labios decían incoherencias y la sonrisa de Alex delataba que él sabía muy bien lo que estaba haciendo, en especial cuando se desvistió dejándome ver su glorioso cuerpo. Me relamí los labios. Bendito Dios griego.

Me puso entre sus labios su grande y duro miembro. ¿Cómo rayos eso iba a entrar ahí abajo? Lo sentía caliente y palpitante dentro de mi boca, y no lograba metérmelo entero. Estaba nerviosa y ¿Quién no?

Relájate gatita, seré cuidadoso – me tranquilizo sacando su miembro y dándome un tierno beso en los labios.

Lo sentí en mi entrada y trate de relajarme y concentrarme en las manos de Alex que juegan con mis pechos, pero cuando entro vi las estrellas y no de placer sino de dolor. Me asuste y me tense.

Gatita, tranquilízate, relájate lo estabas haciendo bien, solo ha entrado la punta - trato de tranquilizarme Alex.

Una de las manos de Alex bajo y comenzó a acariciar mi clítoris para distraerme del dolor que poco a poco se iba disipando.

Estas tan apretada mi gatita – dijo Alex mientras se movía lentamente, sin aun meterlo todo – ya estoy, después de esto lo peor abra pasado –

Miré a esos ojos violetas delante de mí y sentí como me partía en dos, dolía mucho, pero Alex estaba ahí llenándome de besos y caricias para distraerme del dolor, susurrándome palabras tranquilizadoras y diciéndome lo sexy que me veía bajo la luz de las estrellas.

Poco a poco el dolor se fue convirtiéndose en placer y mis pequeños quejidos se transformaron en descarados quejidos, que bueno que no teníamos vecinos. Alex me comía a besos, mientras se movía fuerte y duro dentro de mí, me sentía llena y a punto de explotar de placer.

Y lo sentí, como una corriente eléctrica que paso por todo mi cuerpo hasta la punta de mis pies, perdida en el tiempo, sin saber quién era, perdida en el espacio, flotando entre estrellas.

Fui vagamente consciente como Alex salía de mi para luego sentir algo caliente caer sobre mi estómago, luego fue como caer en una agradable oscuridad.