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Chapter 8 - Capítulo 7

La persona suelta de sus manos una botella de agua que estaba sosteniendo, todo el contenido de esta cae al suelo en tan solo unos pocos segundos, parece estar en cámara lenta, debo confesar que, eso si llama demasiado mi atención.

Nunca vi algo tan extraño y detenido en el tiempo, porque es eso lo que parece, parece algo preparado, pero cuando veo que el agua va creado un pequeño charco del mismísimo, me doy cuenta que todo es real y que no hay una tontería, que yo misma cree en ese preciso instante de mi vida.

No le doy importancia a eso, bueno... no demasiado en este momento. ¿Debería darle importancia? Es una simple caída de agua al suelo, pero algo dentro de mí me niega que simplemente fuera eso.

Lentamente, la persona comienza a girar para verme a los ojos, todas las acciones que ese hombre comete no son más que en cámara lenta.

Muerdo mi labio inferior llena de nervios por la situación, en la que me encontraba, no puedo creer que esto me está pasando a mí.

Nunca me habían robado, siempre me salía con la mía, hasta hoy en la tienda con ese estúpido sujeto que quería tomar el libro que con tanto amor me costó conseguir.

Mi respiración comienza a aumentar al ver como él gira para lograr verme y saber quién era yo. Por un momento, siento pánico, no quiero que aquella persona me mirara en estas condiciones en la que me encuentro.

No tengo la menor idea de quién sea esa persona alta y delgada frente al refrigerador de mi propia casa, pero estoy segura de que quiero que se vaya de una vez por todas.

Que situación horrenda, ahora siento que debo decir algo para que nada malo nos suceda a ambos.

—¿Quién eres?, ¿qué haces en mi casa? Llamaré a la policía, ¡fuera de aquí! —No dejo que aquella persona diga algo. No quiero que diga algo, no quiero que me dé una tonta respuesta ante mis preguntas.

Debo confesar que, si quiero una respuesta, pero no sé cómo debería reaccionar ante la respuesta que él pudiera darme en ese momento. No me siento preparada para oír aquello. Al ver quien es mi ceño se frunce inmediatamente.

Niego con la cabeza tan solo una vez, no puedo creer que aquella persona está en mi casa. Evidentemente, me está volviendo completamente loca, seguro estoy soñando, porque lo que estoy viendo era relativamente imposible.

«¿Cómo demonios había llegado aquí?», pienso en mis adentros.

—Creo que yo debería ser el que pregunte eso, pero... te me adelantaste —suelta de sus labios de una manera arrogante y con ese estúpido acento. Al oír lo que dice niego.

Señalo la puerta con mi dedo índice para que se vaya de mi casa, no conozco a esa persona alta y delgada. Lo peor es que logré recordar el momento en el que lo conocí. No digo nada, simplemente, señalo la puerta en la espera de que logre comprender mi accionar.

«¿Por qué estaba tan tranquila con un intruso en mi casa?», pienso.

—Yo responderé eso, cariño. Estás tranquila porque estoy dentro de ti —dice el joven con un tono juguetón en su tono de voz.

«¿Qué demonios?», se pregunta mi subconsciente.

—Sí, seguro que sí. —Asiento con la cabeza tan solo una vez.

Niego con la cabeza llevando mis manos hacia mi cadera, lo que me está diciendo es imposible y evidentemente es un sueño, ya que él puede oír mis pensamientos.

—¿Me seguiste? —Pregunto mirando aquellos ojos color miel que él joven posee.

Él humedece sus labios con la punta de su lengua y se acerca a mí con cuidado. Retrocedo como un resorte y coloco una distancia entre nosotros. El joven alza ambas manos en el aire. Supongo que, aquello quiere significar que no me lastimaría, al menos eso quiero creer.

—No. Claro que no, no te seguí. Ese libro me trajo a aquí —Con su dedo índice señala el libro de la tienda.

Suelto una carcajada sonora al oír lo que sale de los labios del joven. Ese hombre es el que quería el libro que le compré a Paul y no se lo iba a llevar; ese libro es muy importante para mi prometido y no dejaré que se vaya por cualquier tontería.

—¿Un libro te trajo a mi casa? No puedo creerme esa porquería. —Asiento al oír lo estúpido que eso se oía saliendo de mis labios.

Ese hombre está realmente loco.

—Sip.

«¿Qué?», pienso.

Niego por milésima vez en el día.

—Okay. Fuera de mi casa. No tengo idea de quién eres, pero me estás asustando, te pido por favor que te vayas de mi casa.

Digo con seguridad. No dejaría que un desconocido se pase la vida en mi casa y mucho menos en una situación como la que pronto sucedería. Yo no puedo perder el tiempo con ese sujeto, tengo que preparar todo y organizar para la noche.

—No me iré. Estoy esperando a mi amigo... —No lo dejo continuar con su oración.

Niego nuevamente al oír sus palabras.

—Tú... tú, ¿eres Javier? —Pregunto con el ceño completamente fruncido. Nunca en mi vida había tartamudeando, pero ese sujeto logra eso.

El joven me observa fijamente a los ojos con una pequeña sonrisa sobre sus labios. Tengo miedo de saber aquella simple respuesta. Espero que de los labios rosados del joven salga una simple respuesta negativa ante la pregunta que le había realizado. Espero con ansias que aquella respuesta sea un simple: No.

—¿Eres Javier? —Vuelvo a preguntar para darle una segunda oportunidad.

Necesito una respuesta de una vez por todas, pero no obtengo nada de él.

¿Quién demonios es ese hombre?, ¿qué es lo que quiere realmente?

Espero ansiosa aquella respuesta. Aunque nada sale de sus labios, me preocupo mucho más de lo que podría haber pensado. No tener las respuestas de lo que yo quería me vuelve completamente loca. Toda mi vida fui así, supongo que nunca podré cambiar eso y a decir verdad me gusta mucho como soy, no lo pienso cambiar aunque me lo pidieran de rodillas.

Que locura, todo esto me está matando con lentitud. Este sujeto no dice nada al respecto y siento que explotaré en unos pocos segundos.

—Quizás. No lo sabrás hasta que yo quiera que sepas… —Susurra. De igual modo pude oírlo como si estuviera dentro de mi cabeza, se oía muy cerca.

Él se acerca con sutileza a mí, no le importa en lo absoluto pisar el agua fría que se encontraba regada por el suelo. Al notar como se iba acercando niego retrocediendo con cuidado de no hacer un movimiento en falso, no entiendo absolutamente nada de lo que está sucediendo, pero sé que quiero que ese sujeto se fuera de mi casa lo antes posible. Antes de que los invitados se hagan presentes y yo pierda la poca paciencia que Dios me brindó.

Al oír la puerta de entrada giro, ya era demasiado tarde y los invitados se habían presentado.

Demonios…

Observo a Paul llegar con una joven. Bajo la vista y muerdo mi labio inferior al notar que no me había cambiado aún, regreso la mirada al joven y me percato de que ya no estaba allí.

Mi ceño se frunce inmediatamente y corro con rapidez hacia el baño para vestirme con aquel vestido que se encontraba sobre el cómodo inodoro blanco. Acomodo un poco mi cabello, niego con la cabeza al notar que la idea de conocer a personas nuevas no es lo mío.

Tomo el brillo labial, lo coloco sobre mis labios con cuidado en mi accionar. Sonrío levemente y suelto un pequeño, pero sonoro suspiro de mis labios para ponerme un poco de perfume, quizás de ese modo puedo llenarme de fuerzas para continuar con lo que tengo que hacer el resto de la noche. El perfume siempre me alegra, quiero creer que me ayudara ahora.

Tomo la toalla y me dispuse a limpiar el baño, oí como alguien golpea la puerta de este y la abro con una pequeña sonrisa sobre mis labios. Me llamo mucho la atención lo que mis ojos están observando, trato de que aquel asombro no se note demasiado, no quiero incomodar a la joven frente a mí.

La muchacha frente a mis ojos posee una larga cabellera rubia con bucles, hasta ahora eso me parece bastante normal, pero al seguir bajando y observar que el rubio se torna violeta me parece completamente extraño; jamás en mi vida haría tal cosa, me gusta mucho mi cabello castaño.

Los ojos que la joven posee son de un hermoso verde gatuno, uno único, muy parecido a la mismísima esmeralda. Lamentablemente posee un delineador demasiado oscuro para su bello tono de piel, creo que le quedaría mucho mejor uno cálido y fino, ya que sus ojos son bastante grandes y el delineador producía que esos parecieran mucho más grandes de lo que ya son. Sus labios rubí son intensos y mucho más carnosos que los míos, posee un gran piercing en aquellos labios.

Sonrío levemente, espero que no se haya enojado por la manera en la cual la estoy viendo. No es mi intención que se ofenda o algo por el estilo. Supongo que ya es demasiado tarde para eso.

—Tú debes ser la famosa Katy —murmura con una gran sonrisa sobre aquellos labios.

Sus dientes son realmente blancos, y gracias a su maquillaje parecen mucho más de lo que en verdad deben ser. Parece bastante agradable, me estoy comportando como mi familia quisiera en una circunstancia como esta.

Asiento mirándola fijamente a los ojos.

Demonios… No sirvo para esto.

Hasta en su ceja posee piercings, tienen una extraña forma de corazones.

—Sí. Yo soy Katy —acepto quien soy en ese preciso instante.

Necesito marcar territorio, después de todo, esta es mi casa y ella una invitada.

—Creí que tendrías ojos verdes o algo así, como los pequeños gatitos.

Cuando oigo aquello, alzo ambas cejas y niego con la cabeza tan solo una vez.

No soy un gato.

Que comentario tan estúpido.

—Mis ojos son marrones, no necesariamente debo tener características de un animal doméstico ¿No crees? —Le pregunto con el ceño completamente fruncido.

La joven ya no me está gustando, es más, me está criticando frente a mi cara. No comprendo cómo puede tener el valor de hacer tal cosa, tiene suerte de que yo soy muy pacífica y mucho más con las personas que no conozco.

Al oír mi pregunta, la joven me mira fijamente a los ojos y se encoje de hombros.

—¿Puedo pasar? —Pregunta señalando el baño.

Asiento con la cabeza al oír la pregunta.

No puedo negarle ir al baño, mucho menos, luego de su gran y laborioso viaje de los Estados Unidos; debo confesar que dentro de mi cabeza si la hubiera quitado de la casa desde el primer momento. Recuerdo cuando viaje a USA, me había gustado mucho y ahora estoy pensando seriamente en regresar junto a Paul.

Me hago a un lado y dejo que ella pase, ella me sonríe falsamente y se adentra al baño con un movimiento rápido. Yo soy rápida, pero esa mujer parece realmente un gato por su manera de moverse.

Me dirijo hacia el lavadero para poder poner a lavar la ropa sucia.

¿Había ropa sucia? Hasta no ver no lo sabría, fue ahí cuando lo vi.

Siento unas manos sobre mi cintura y sonrío amplia al oler aquella fragancia que Paul posee. Una fragancia típica de él, una que me encanta.

—Ya conociste a Laby.

Asiento con la cabeza.

Me aferra a él, aquella acción me sorprende inmediatamente. Me puse de pie y tomo sus manos con cuidado, acaricio aquellas manos con delicadeza. Cierro mis ojos al sentir sus labios sobre mi cuello. Ladeo un poco mi cabeza, mi ceño se frunce y lo empujo levemente para seguir haciendo lo que estaba haciendo antes de que él llegara.

—Voy a preparar la cena. —Giro para verlo a los ojos—, ¿qué fue lo que sucedió con tu amigo Javier? —Pregunto todavía con el ceño fruncido.

Él niega con la cabeza.

Se nota a la distancia que no quiere hablar sobre eso, pero él sabe que tarde o temprano deberá hacerlo o yo misma le sacaría aquella información que él se niega a darme.

—Más tarde hablamos de eso…

Observo como sale del lavadero para dirigirse a su habitación. Mejor dicho a nuestra habitación.

¿Qué habrá sucedido con Javier que no vino todavía?, ¿Laby será la única invitada al final?