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Chapter 2 - Sinopsis

¿Quien hubiera pensado que sacar la basura de tu casa podría hacer que se desencadenen una serie de eventos y que tú mundo cambie de un momento a otro?

Seguro ustedes no.

Fue esa tarde, unos minutos antes de que el transporte gigantesco y con olor a mierda de basura pasará, con su clásico ruido castrante, cuando conectamos una mirada por primera vez, a pesar de haber sido vecinos desde hacía mucho tiempo. Él vivía detrás de mí cada, y dormía en la habitación frente a la mía. Nuestras ventanas estaban de frente, así que podía mirarlo "discretamente". (Noten las comillas).

No hace falta decir que Arien (ese es el nombre de mi hermosísimo amado) era un perfecto adonis formado por los mismos dioses y tallado por los mismísimos angeles, bendecido con cada cosa buena que tenía. A excepción con su ego y arrogancia colosales... Fue de eso estaba increíble.

Todo en él me cautivaba de una manera muy anormal, y lo sabía, pero me valía dos hectáreas de cacahuates (digo cacahuates porque los odio), osea que no me importaba una nada.

Incluso, a veces me ocultaba tras mis cortinas y le veía en silencio por un rato. ¡SI, LO SÉ! Parecía una loca acosadora, pero no ha trascendido mucho... Bueno, si un poco, pero no tanto para ocupar un psicólogo, o un loquero, o algo así. Así que estoy bien.

Ya que estamos aquí en confianza, voy a contarles de las veces en las que se me ha ocurrido seguirle cuando sale de su casa y entrenamientos de fútbol. Al parecer, y por obra del destino, todas la putas veces que lo hago, algo estúpido e impensable me pasa. Desde casi romperme el maldito hosico contra el asfalto porque a mi tobillo denle ocurrió torcerse exageradamente, o incluso hasta casi terminar secuestrada en plena vía pública.

En fin, mi estupidez.

Me alivia que aún no se haya dado cuenta de que le sigo, porque no he sido muy discreta. Estuvo a nada de descubrirme la última vez que intente averiguar a dónde iba.

Recuerden esto: Cuando veas el chico que te encanta, ¡no fingas que llamas a alguien!, porque en cualquier momento puedes marcarle a alguien por teléfono y este te termina acusando y amenazando con poner una denuncia por acoso telefónico. Es decir, ¡yo no lo acusaba a usted, señor! ¡Lo usaba como vía escape!

Pero bueno, como decía, ¡no lo hagas!

Después de aclarar está introducción que no tenía nada que ver con esta sinopsis, voy a presentarme:

Mi nombre es Zia (no tiene nada que ver con 'ziawebo', REPITO, no tiene nada que ver con el 'ziawebo'). Tengo 18 años, (aún estoy joven) y les contaré esta aventura digna de una serie en Netflix o un reconocimiento que premie mi estupidez y malísima suerte.