Chapter 12 - Capítulo 12

Capítulo 12: La Locura está en mí.

Un día había pasado desde su combate contra José y Jaime no tenía ganas de levantarse de la cama, y no es porque todo lo ocurrido en los últimos dos días lo hubiese dejado con estrés postraumático que le hiciera querer tomarse un respiro de la día, sino, simplemente, porque era miércoles. Y no, Jaime no tenía nada en contra del miércoles, pero en este caso odiaba lo que el día representaba: el tercer día de clases. Si el primer día aún podía ser considerado pa´l bonche y pa´l relajo, y el  segundo día era todavía algo suave entre la falta de tareas y el reencuentro con las amistades, ya a partir del tercer día empezaba lo malo, 15 años de vida se lo habían enseñado por las malas. En fin, citando al folclore popular, era al tercer día "cuando se prendía esta miércoles". Aún a sabiendas de que el transporte siempre está de pinga y necesita de suerte y puntualidad para coger algo que le permita llegar a tiempo a clase, ignoró los rayos de sol por la ventana que indicaban que ya eran más de las seis y media e intentó mantener los ojos cerrados por 5 minutos más, aunque fuera solo para dar rienda suelta al cansancio en su cuerpo. En ese momento ocurrió lo único que podía arruinar tan pacífico momento: su madre abrió la puerta.

Jaime: ¡Y-y-ya e-estoy despierto!- Dijo incorporándose en su cama en apenas un instante. Más que a cualquier stand, a lo que él más le temía era a su madre y a su todopoderosa chancleta.

Liuba: Si, si, hazme el favor y vístete de una vez antes de que te meta un gaznatón, que mira ya lo tarde que se ha hecho. (¿Por qué siempre tiene que ser la misma resingueta contigo cada año?) -Dijo que con un obvio malhumor. Por muy buena persona que fuera en su vida cotidiana, no era precisamente la persona más agradable cuando estaba cansada y mucho menos cuando estaba acabada de levantar.

Ante esta amenaza, Jaime batió récord al asearse y vestirse en apenas un minuto y se dispuso a beberse de un sorbo su vaso de leche con chocolate. Muchas personas para poder empezar su día necesitan café, y este es aún más el caso para los cubanos, considerando que el café es casi que su bebida nacional, pero él no, para él leche con chocolate por la mañana es sagrada y no puede empezar el día sin ella. Por suerte ya había recogido los libros por la noche y mientras cruzaba la puerta para no volver (hasta por la tarde) se dirigió a su madre y dijo (en un 10% porque de verdad lo sentía y en otro 90% para intentar calmarla):

Jaime: Te quiero. Adiós.

Tal y como predijo su madre, llegó 10 minutos tarde a clase, y aprovechó un momento en el que el profesor miraba su celular para entrar su rápido al aula y sentarse en su silla. En ese momento, una en la mesa de al lado le habló, una que no esperaba oír en ese momento:

???: Sabes, no es bueno llegar tarde, el profesor ya te marcó como ausente.

Jaime: ¡AH!-Exclamó sorprendido al ver a su lado a alguien a quien no esperaba tener a su lado en ese momento, solo para proseguir susurrando antes  las miradas extrañadas de sus compañeros y profesor.- ¿Claudia, qué estás haciendo aquí? Esta no es tu aula.

Claudia: Al parecer lo es a partir de hoy.

Jaime: ¿A qué te refieres?

Claudia: En el matutino, cuando iba a formarme en la fila de mi clase José me explicó que por problemas con matrícula y distribución del alumnado había sido transferida a esta clase.

Jaime: Ah, ya veo. Diría que es raro, pero siendo sincero, hemos presenciado cosas mucho más bizarras.

Lo que ellos dos no sabían es que esto había sido obra de José, quien queriendo prevenir que ocurriera otro problema, cualquiera que pudiera ser, le era más fácil vigilar a dos usuarios de stand cuando estaban en una sola aula que cuando estaban en dos. Con su habilidad, no le fue difícil convencer a los profesores de hacer el traslado.

Juan: ¿Qué tanto está, murmurando? Si es un plan para escapar de clase me apunto.-Dijo desde justo al lado de Jaime en la mesa doble que compartían, esperanzado de enterarse de alguna estrategia que lo salvar de este día de miércoles.

Profesor: El grupito de allá atrás, se me calla o se me separa. – Dijo mirando a Jaime y sus coterráneos.

Jaime, Juan y Claudia al unísono: Si profe, perdón.

Inadvertido para ellos y para todos los demás, detrás de Jaime y Claudia se hallaba sentado un adolescente cuya mirada hacia al frente hacía parecer que estaba atento a la pizarra, pero en realidad, a quien estaba atento era a ellos dos.Después de tres tediosos turnos de clase, finalmente llegó el receso.

Jaime: AL fin carajo, si tenía que dar otra clase más de matemática me pegaba un tiro.

Juan: Ya somos dos. Ah, antes de que se me olvide,-Dice mientras saca una memoria de su bolsillo.- lo que me pediste.

Jaime: ¿Te refieres a…

Juan: Así es amigo mío. OCHO gigas de material PORNOsotros.-Dijo hablando en voz baja y en clave.

Jaime: Eres el mejor amigo que he tenido.-Dice haciendo un saludo militar.

Juan: Lo mismo digo.-Dice reciprocando el saludo, recordando todas las vece que Jaime hizo lo mismo por él.

Pero justo antes de que Jaime fuera a alargar su mano para coger la memoria, otra mano proveniente de su cuerpo sostuvo la memoria y la aplastó con fuerza sobrehumana en un instante. Tanto Jaime como Juan se quedaron pasmados en su sitio, uno porque NO sabía lo que acababa de pasar, y el otro porque SÍ lo sabía.

Juan: ¿Qué carajo…

Jaime: Amigo, sinceramente mis condolencias, pero ahora mismo debo ir al baño que no aguanto más. Suerte.-Dijo de manera súperrápida y con cierto toque de nerviosismo mientras salía casi que corriendo hacia el techo de la escuela.

Contrario a lo que había dicho, no se dirigía al baño, pues ahí había demasiadas personas en el receso y ahora lo que necesitaba era un momento a solas para hablar consigo mismo, literalmente. Normalmente, la entrada al techo estaba cerrada por una reja con candado, pero antier, en un momento de aburrimiento mientras exploraba su entonces nueva escuela, descubrió que el candado estaba tan oxidado que si se movía de cierta forma se abría solo, proceso que repitió hoy para poder aislarse de todos menos de él mismo. Una vez arriba hizo aparecer a su stand y le habló con enojo:

Jaime: ¿Se puede saber a qué cojones ha venido eso?

L.O.S.: Hice lo que debía.

Jaime: ¡Desde cuándo lo que debes hacer incluye romper la memoria de mi mejor amigo, más encima una que tenía OCHO GIGAS de lo que tú ya sabes!

L.O.S.: Lamento ese daño colateral, pero era necesario. Era el único modo de preservar tu honor y el de Juan. No puedo creer que fueras a caer en tales prácticas depravadas.

Jaime: En primer lugar, si lo querías era impedir que hiciera "eso", adivina que genio, llegas dos años tarde para eso, y conociendo a Juan puede que incluso más en su caso. Y en segundo lugar: TÚ puede que seas un espíritu honorable sin necesidad de la lujuria y todo eso, pero YO soy un mortal como todos los demás, con impulsos y necesidades fisiológicas, y como ser dependiente y subordinado a mí que constituye solo una parte de mi ser, no la totalidad, debes saber que ni Tienes derecho ni Puedes impedir que yo haga lo que me salga de los cojones. ¡¡LITERALMENTE EN ESTE TIPO DE CASOS!!

Claudia: ¿Jaime, estás bien?

Jaime: ¡AH, Claudia, ¿qué haces aquí?!-Dijo apenado porque pudiera haber escuchado algo de lo que dijo.

Claudia: Vi que sacaste a Last One Standing en el aula y luego saliste corriendo, así que pensé que algo andaba mal.

Jaime: Efectivamente algo anda mal. Mi stand se salió de control e hizo algo que no debía.

La respuesta de Last One Standing ante este comentario fue la de una mirada de testarudez y decepción hacia su usuario.

Jaime: No me mires así, eres culpable y lo sabes, ¿quién te manda a destruir propiedad ajena?

El guerrero apartó la mirada. Si bien su código moral le hacía pensar que obró bien, este mismo código le hacía darse cuenta de que el método no fue el más adecuado.

???: Bueno, bueno, parece que no estaba equivocado después de todo.

Jaime y Claudia se viran hacia donde proviene la voz solo para encontrarse a otro estudiante como ellos a apenas unos metros de distancia.

Kevin: Si no me conocéis me presentaré. Me llamo Kevin González Haaland. SI, si, ya se, mi apellido es americano, pero que puedo decir, lo heredé de mi madre, quien lo heredó de su padre, quien lo heredó de una pila de ancestros por ahí. Ah, también somos compañeros de clase, me siento justo detrás de ustedes, no es que eso importe mucho ahora mismo. Lo que sí importa, en cambio, es que me han comentado que vosotros tenéis poderes especiales y que los habéis usado para alterar la paz y el día a día de la escuela y sus habitantes.

Claudia: No te preocupes, no somos peligrosos.

Kevin: ¿Es cierto que hoy uno de ustedes destruyó la propiedad de otra persona?

Jaime: Técnicamente si pero…

Kevin: ¿Es cierto que ayer se vieron involucrados en un evento que dejó inconsciente a toda la escuela por siete minutos justo después de que un estudiante se cayera por las escaleras?-Dijo interrumpiendo a Jaime.

Jaime: Ok, ¿quién te ha dicho todo esto? ¿Fue José?

Kevin: No conozco a ningún José, aunque sí que conozco a dos o tres Pepes.-Dijo sin un ápice de gracia, dando a entender que hablaba en serio.

Jaime: Mira, sé que todo esto suena mal en retrospectiva, pero podemos explicarlo.

Kevin: Oh, estoy seguro que si.-Dice con un tono sarcástico.- Pero no es a mí a quien deben explicárselo, sino a él.-Dice mientras una figura se va formando por detrás suya.- Y creedme cuando os digo que él no tiene paciencia para explicaciones.

En el instante en que su stand terminar de aparecer, este mismo lanza un ataque hacia Jaime, quien, ya en guardia, se defiende sin problemas. Ahora que está retenido por un segundo, pueden apreciar mejor la apariencia del stand, el cual es una criatura humanoide como Last One Standing, pero con la diferencia de que si posee rasgos faciales aparte de sus ojos, es amarillo, su vestimenta consiste en una camiseta hawaiana abierta, un short, un par de chancletas, un sombrero de paja y unos lentes oscuros que debajo ocultan unos ojos con un diseño en espiral, además de que era mucho más delgado en constitución física y algo más pequeño. Sin embargo, lo más perturbador es su gigantesca sonrisa que le hacía parecer como un demente, con la cual acercó su cara de repente a L.O.S. tan solo para decir.

???: Wassapppp.

Ante este acercamiento repentino, L.O.S. le propina un cabezazo que lo deja aturdido por unos segundos, siguiendo con una patada para alejar al enemigo de sí.

Kevin: ¿Qué opinas Skrillex,-Dice mientras se repone de los impactos- tenemos oportunidad de ganar?

Skrillex: Odio admitirlo pero este cabrón es fuerte, mucho más que yo ahora mismo.

Kevin: Entonces no queda de otra. Skrillex,-Dice mientras mira a su stand para darle su orden.-Turn Up The Radio.

To Be Continued |\|