Chapter 24 - Caso abierto

"¿Un llamado a la libertad o miedo a la diversidad? Esos son los cuestionamientos que se han levantado últimamente, es por eso que enviamos a nuestro corresponsal Dario Rojas a conocer que opina la gente sobre las manifestaciones ocurridas ayer por la noche"

Mi papá apaga el televisor antes de que comiencen las opiniones de la ciudadanía— ¿No crees que es importante conocer sus opiniones?

— Si quiero conocer la opinión de la gente, entonces miraré las calles —levanta un pedazo de pollo de su plato, aún me cuesta acostumbrarme a que desayuno carne, le da una mascada y arranca la mitad del trutro.

Mi mamá le mira con incomodidad— Podrías por favor comer con los servicios, pareces un animal comiendo.

Eusebio termina de tragar, se relame los colmillos con la lengua— Perdón por los malos modales — se queda mirando fijamente la carne de su plato, pero toma los servicios puestos en la mesa— algunos días resulta difícil contenerse.

— Papá ¿No has pensado que algún animano podría tratar de comer a un humano?

— Por supuesto que podría suceder hija, es por eso que se preparan medidas para controlar esos instintos.

— Esta nueva sociedad parece traer bastantes problemas —añade mi mamá.

— Problemas diferentes —aclara mi papá— siempre existirán nuevos problemas en la sociedad, solo que estos son diferentes a lo que esperábamos vivir y estoy seguro de que conseguiremos adaptarnos —toma el pollo con la mano y se lo acerca a su boca— como siempre lo hemos conseguido.

— Estás comiendo el pollo con la mano —le advierto.

Él mira su mano sorprendido, observa a mi mamá que cierra sus ojos fingiendo que no vio nada— Son cambios que de a poco superaremos.

Tras terminar el desayuno me pide que lo acompañe a la reunión con las otras cuatro familias, ambos subimos al asiento trasero del auto.

— No te felicite por tu buen trabajo durante la protesta.

— Tampoco hice mucho, Verónica merece el crédito.

— Si tú lo dices, también note que conversaste bastante con Rogelio ¿Qué te pareció?

— Parece estar bastante interesado por los humanos, si no tenemos cuidado con lo que hacemos, podría acabar tornándose en nuestra contra.

— Su hermano no lo permitirá —noto la preocupación en su comentario— Roberto no lo permitiría... Carolina, lo que dire tiene que permanecer entre nosotros dos —mira al conductor que enciende la radio lo más fuerte que se puede, luego se acerca para hablarme al oído— puede que Roberto haya matado a su padre y su hermano mayor.

La idea me eriza la piel, no soy capaz de agregar algo a su teoría, solo le miro a los ojos y él se gira a la ventana.

— Quiero que tú y Rogelio investiguen la muerte de Octavio, mientras trato de conocer más a fondo a Roberto —tras darme las instrucciones se inclina hacia el chofer y le da un toque en el hombro para que baje la música— gracias por la privacidad.

Las esquinas que llevan hacia el ex arsenal de guerra o ahora conocido como edificio de gobierno fueron cerradas debido a grupos de personas que protestan en contra de la ocupación animana en Chile, al comienzo notaba preocupación en mi papá respecto a las protestas, pero ahora no se inmuta, observa por la ventana los carteles de la gente reclamando.

— ¿Qué piensas de ellos papá?

— ¿Qué pienso de los humanos? —no contesta al instante, continúa mirando a las personas que exigen la salida de las tropas— que son difíciles de complacer y eso es porque no saben lo que quieren realmente, tienen acceso a salud decente, oportunidades para estudiar y estamos en camino a mejorar sus trabajos, aun así no desean nuestra presencia, como si fuésemos el enemigo.

— Lo dices como si la muralla no fuera un acto de abandono.

— Claro que no lo es —me tranquiliza saber que aún no ha renunciado a ellos— pero no estamos preparados para vivir juntos, pero tengo la esperanza de que sucederá, un día humanos y animanos podrán vivir sin miedo del otro.

— ¿Les tienes miedo?

Me mira a los ojos y sin decir una sola palabra confirmo que teme por su vida, no ha pasado mucho tiempo desde la muerte de Octavio así que comprendo desde donde viene su preocupación, pienso en mencionar la idea de los toques de queda hasta resolver todo esto del asesinato del viejo Octavio, pero conociéndolo sé que no estará de acuerdo con la idea.

Tras estacionar en el edificio, me indica que ingrese a la sala de reunión con él, nos recibe un silencio y una tensión sepulcral, tengo que recordar preguntarle a mi papá si este clima en las reuniones es frecuente.

— Perdonen la tardanza —menciona mi papá mientras toma su puesto, yo me coloco a su espalda, él analiza las expresiones de los presentes— ¿A qué se debe tanto disgusto?

Leticia señala con su cabeza a Verónica— Pregúntale a la señorita caridad.

Samuel solo se balancea en la silla, como si esperara a que las dos se levantaran a pelear, para ser un hombre tan adulto, a veces se comporta como un adolescente.

— Sigo creyendo que deberíamos aplicar la ley de vivienda única.

— Si comenzáramos a quitarle las casas a quienes tienen más de una —argumenta Leticia— el país entero nos colgaría

— ¿Como si te importaran ellos? Te duele tener que entregar las dieciséis casas que tienes, además ¿Cuánta gente dentro de este país tiene más de una casa? —en la emoción se coloca de pie— ¿Cuántas siquiera tienen su propia casa?

— ¿Acaso quieres que sienta lástima por ellos? La vida no es justa ¿Me debería sentir culpable por mi riqueza?

— No se trata de culpas, lo que digo...

— Verónica —interrumpe mi papá— esta discusión no tiene sentido mientras no volvamos a formar la mesa para tomar decisiones.

Samuel detiene su balanceo para acercarse al mesón y apoyar los brazos— Entonces ¿Mandamos las tropas para encontrar a los terroristas?

Mi padre ignora el comentario— Propongo que mi hija forme parte de la investigación del asesinato de Octavio.

— ¿No crees que eso genera un conflicto de intereses? —Samuel clava su mirada sobre mí, esperando a que conteste.

— Si tanto le preocupa mi lealtad, puede convertirme en animana, así estaré en el mismo barco que ustedes.

La mesa entera guardó silencio ante mi respuesta, se miraron entre ellos como si en sus mentes pudiesen deliberar entre sí, mi papá retomo la conversación.

— Cuando empezó todo esto, fue gracias a Carolina que pude encerrar a Rosa, mi hija comprende la importancia de todo esto, es por eso que en los últimos seis meses ha obedecido cada una de las instrucciones que le di y no tengo dudas de que no será diferente cuando se trate de capturar a su hermana.

— Apoyo la idea de asignar a Carolina —señala Verónica— durante la negociación pude ver su capacidad para mantener la compostura.

Leticia le da una mirada apática a Verónica— Tu palabra no me da ninguna confianza o garantía, pero si esto garantiza que el caso se cerrara más rápido, apoyo la idea de que participe de la investigación.

— Somos tres que están de acuerdo —Eusebio dirige sus palabras a Samuel— la mayoría esta de acuerdo.

Samuel no parece molesto, solo regresa a balancearse en la silla— Asegúrate de capturar a tu hermana viva, quiero participar en el comité que planifique la ejecución.

No respondo a su comentario, solo busca sacar alguna reacción negativa de mi parte, me dirijo al resto de la mesa— Gracias por la confianza, hablaré con la policía para recopilar información.

Sin esperar respuesta de parte de ellos camino hacia la salida de la oficina, pero la voz de Samuel me detiene.

—Quiero incluir a otro humano —nuevamente deja de balancearse, se coloca de pie y se gira hacia mí— si ella participara en la investigación, quiero que uno de los hijos de Octavio también forme parte.

Los ojos de mi papá se entrecierran, como si tratase de leer entrelíneas las palabras que salen de la boca de Samuel, Verónica se cruza de brazos extrañados y Leticia no le toma importancia.

— Quiero que Rogelio Vindicta forme parte.

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