---Seattle, Washington.---
---Octubre 12 de 2019.---
Llevaba más de dos semanas intentando aprender cómo moverme, hablar y actuar como un chico y, según el hombre que me instruía, me iba bastante bien pero eso no podía quitarme lo nerviosa que estaba. Pues sin importar cuanto me enseñaran o que tan bien lo hacía, sentía que todo me entraba por un oído y me salí por otro. Sentía todo como un sueño, borroso, perfecto y emocionante.
Lo siguiente que recuerdo me encaminaron a otra sala totalmente distinta de las de las semanas anteriores pero no prestaba mucha atención a lo que pasaba a mi alrededor, ¿Cómo porque rayos querían que me convirtiera en un chico? ¡Había más de 50 muchachos de mi edad en las instalaciones! Iba a seguir mi hermoso monólogo cuando me di cuenta que había mechones de cabello en el piso. Mi cabello. Entre en pánico, amaba mi cabello pelirrojo con mi vida y ahora gruesos mechones se esparcían por el suelo como tentáculos desmembrados de un pulpo. Cuando vi al espejo que tenía enfrente no supe en que pensar.
Me habían quitado gran parte de mi cabello y lo habían cortado para que pareciera ser el corte de un hombre, corto por los extremos y un poco más largo del centro, otra persona me había puesto algo en la piel, un inicio de patillas de barba o algo así, pero eran pequeños, rasposos y pelirrojos. También me habían maquillado levemente y dándole un contorno más tosco a mi cara. Era un chico y tenía que decirlo, yo era guapa como mujer, pero como hombre me daban ganas de tomarme una foto a escondidas y ponerla de fondo de pantalla. Tal vez esto no sería tan malo.
Ya pensándolo con más calma, ir a una escuela de solo hombres no parecía ser tan malo, vería chicos guapos y no tendré que fingir que no tengo fuerza porque la tengo, tampoco tendré que soportar a las típicas chicas de mi edad hablando de sus pequeños dramas como si fueran temas tan importantes y terribles como la guerra en Siria. Aunque tendré que disimular mi baba si es que hay chicos realmente atractivos.
Cuando volví a poner atención a lo que me hacían ya no era tan lindo, me estaban explicando que tendría que ponerme una venda sobre mis pechos para ocular los bultos, yo no tenía tantos pechos, en realidad tenía más trasero, supongo que eso influyó en mi selección para esta misión.
También me habían escogido ropa y me sentaba muy bien, pero me habían puesto unos calcetines para simular tener partes masculinas y me veía... Extraña. Era todo tan Diferente. Me habían entregado otra maleta más grande y ya no estaban mis ropas de antes si no mejores y a la moda aunque aún conservaba mi tablero de ajedrez y mi mazo de cartas, además de que adentro había una cartera con dinero, un celular que tenía de fondo de pantalla el emblema de los Kansas Cheifs y ropa interior de hombre.
Después de estar lista me llevaron a otra sala donde me esperaban el Director y el agente y cuando entre los dos se impresionaron.
— Esto saldrá mejor de lo esperado— Dijo sonriendo el Agente Brown— Ten, estos son los papeles que te pedirán en la escuela. — Me entrego una carpeta algo robusta y yo los empecé a hojear.
— ¿Mi nombre es Leonard Alexander DiMaggio y vengo de Kansas?
— Sí, será un camino largo a Washington D.C. Así que te recomiendo aprenderte tu historia.
— De acuerdo
Me condujeron a otra parte de la agencia donde había unos cuatro o cinco helicópteros y un jet además de otros tipos de vehículos pero no presté atención ya que me llevaron directamente al jet.
No sentí muy largo el viaje ya que estaba repasando mi "historia"
Al parecer Leonard Alexander DiMaggio nació el 17 de Abril en Wichita, Kansas. Fue criado por su abuela hasta los 7 años que fue cuando ella falleció por vejez y lo llevaron a un orfanato donde estuvo escalando hasta llegar a esa escuela. Se destaca en Matemáticas, física, química, literatura, el basquetbol y el karate.
Pero para ser sinceros, había algo de verdad en esa historia, soy de Wisconsin pero viví en Nueva Orleans, mi padre me crio hasta los 9 que fue cuando murió, mi madre nunca se presentó. Me llevaron a un orfanato del cual me escapé, viví un par de años en las calles viviendo de robar billeteras hasta que lamentablemente robe la equivocada y el resto es historia.
Y sí, me destacó en esas materias y esos deportes en particular. Según mis maestros, soy una persona muy inteligente pero yo por otro lado me considero una persona muy curiosa y eso me motiva a aprender más sobre lo que me gusta, cada quien tiene su versión.
El resto del camino dormí.
(...)
Al llegar el agente Brown me escoltó hasta la dirección, donde se hizo pasar por mi representante legal y un millón de cosas que no me interesan en lo absoluto después me entregaron un horario, una llave y mi número cuarto. Me habían explicado que me tocaría vivir con tres chicos más, solo sabía el nombre de Keith y los demás eran un misterio para mí muy hormonal mente.
Al salir, el agente Brown me llevó aparte y me entregó una laptop, en la cual debería de informar mis avances de misión cada semana. Después de deseó suerte y yo emprendí mi camino a mi nuevo cuarto.
El cuarto 345 del edificio Chester Hamilton estaba demasiado lejos del edificio principal y en el tercer piso. Llegué a eso de las 6, lo único que quería hacer era arrojar mi bolsa de viaje e ir a la cafetería por una hamburguesa pero alguien abrió la puerta desde adentro y me encontré con unos ojos oscuros examinándome de pies a cabeza, rápidamente extendí mi mano hacia él.
— Soy Alex DiMaggio, su nuevo compañero de cuarto.
— ¿Pariente de Joe DiMaggio? — Dijo esperanzado alguien detrás del chico de ojos azules que aún me ponía incomoda.
— No, solo es una coincidencia.
— ¿Tan rápido reemplazaron de Pat? — Otra persona detrás.
De pronto me metieron en el cuarto y cerraron la puerta, todo estaba oscuro y no podía ver nada, unas manos me agarraron de los brazos y por instinto le di un codazo a mi agresor, después otros pares de manos me agarraron de los brazos y piernas y me elevaron, tire una patada a él que me sostenía los pies y otro codazo al de los brazos. Después solo escuche quejidos de dolor y la luz se hizo de nuevo. Dos chicos estaban tirados en el suelo de la habitación muy espaciosa, con dos literas y cuatro escritorios además de dos armarios grandes y una puerta que supongo conduce al baño.
— ¿Qué te pasa? Solo queríamos asustarte. — Dijo el primero que se empezaba a levantar, su cabello era algo largo, negro y ondulado, parecía que estuviera en un comercial de shampoo.
— Lo siento, pero en mi defensa no debieron de asustar a una cinta negra en Karate.
— Avísanos a la próxima. — Dijo él, era el que me había sostenido los pies, al parecer le había pegado en la cara pues su nariz estaba roja. — Soy Joseph Thompson, pero tú dime Josh, ese rubio con orgullo herido es Sean, mi hermano menor— El rubio, que no tenía nada similar a Josh, se levantó y se sobó su barriga con expresión molesta hacia mí— Y por último el mismísimo Keith H. Cregan y sí, es pariente del presidente.
Un chico de ojos azules me veía desde el filo de lo que supongo que era su litera, era como ver a un hielo a los ojos, un escalofrío me recorrió la espalda y no me di cuenta cuando Josh me quito mi maleta y la empezó a revisar. Sacó mi tablero de ajedrez.
— Mierda amigo, ¿quieres morir socialmente? — Casi avienta mi tablero a la nada pero lo atrape en el aire.
— ¿Seguro que no eres pariente de Joe DiMaggio?
— Tan seguro como de que tu hermano usa Pantene.
— ¡Oye!
— Hermano, tienes que admitir que parece cierto.
— Ya basta de tonterías. — Regañó Keith a lo que todos lo miramos— Mañana es el memorial y quiero dormir temprano así que si alguien me quiere acompañar a cenar sería el momento perfecto por qué me voy sin ustedes.
Y así sin más salió de la habitación y los otros dos lo siguieron casi al instante, intrigada por el comportamiento de Keith los seguí yo también. Los tres amigos fueron directo a la cafetería, Keith iba al frente, ajeno a la conversación entre los hermanos Thompson y yo que me contaban cuales eran los apodos de los profesores y en cuales clases podía dormir o no, al llegar a la cafetería fui directo a la comida, escogí una hamburguesa y una Coca Cola, Keith un trozo de pizza y una lata de Pepsi mientras que Josh y Sean agarraron comida como si no hubieran comido en 5 meses, lo impresionante fue ver que comían como aspiradoras.
— Vienen de una familia con 5 hermanos mayores, casi todos hombres y ellos dos son los menores, ya te imaginarás porqué comen como si la comida fuera a desaparecer mágicamente de sus platos en cualquier momento.
Sonreí, pensé que Keith iba a ser así de serio y amargado en toda mi estadía lo cual haría mucho más difícil mi misión pero al parecer solo necesitaba comer un poco. Pasé mi cena viendo como ambos hermanos casi se ahogaban y como Keith soltaba risitas de vez en cuando, al llegar nuevamente a la habitación me dijeron que mi cama era la de arriba de Sean, no dije nada más, fui al baño y me di una ducha para ponerme la pijama, al salir no había luz por lo que no me preocupe de que me vieran sin maquillaje, subí hasta mi litera y haciendo el menor movimiento posible retire la banda de mi pecho para después caer dormida casi al instante.