Debo aclarar que si buscas Paz aquí, no la encontrarás.
Una historia donde el mundo se fue al ****** y lo que más deseamos desde entonces era la paz, el sentimiento de no tener que preocuparte por salir a la calle y ser asesinado sin decir una palabra.
Bueno, tampoco debes esperar mucho de una historia como está, solo, trata de no morir.
—¿Que mierda es esto?— Creí que leer mientras me dirigía a Mount Of Fire era una buena idea, pero que mierda de libro...
Lo cerré y mire alrededor, a pesar de que pasaron unas semanas desde que todo comenzó, se sentía como si fuera ayer que estás calles estaban llenas de vida y el bullicio de la gente daba una paz Interior inexplicable.
—Si no sabes apreciar el arte, no lo malgastes— La voz de Erika me saco de mis pensamientos, y me quito el libro de las manos bruscamente.
—No es que no lo sepa apreciar, es que parece una autobiografía de algún tipo de loco, por eso es que no me gusta— No es mi mejor chiste, pero si la mejor forma de encender la mecha de esta bomba andante.
—Tch— ¿Hmm? No me hizo nada... eso es raro.
—¡Mierda, cuidado a las 10!— Grite mientras me agachaba.
Erika salto para ponerse a cubierto detrás de un auto, pero la bala le rozo el abdomen, haciéndola quejarse.
Me arrastre por el suelo velozmente y saque mi pistola, no sabría decir que modelo es, por qué parece una maldita Frankenstein versión pistola, si, muchas piezas juntas, pero funcionaba para mí.
—Saludame a Laden, perra— Murmuré y me levanté rápidamente, mis sentidos se dispararon y mi arma también, la bala voló rápidamente entre los autos y un ruido sordo la freno, en la tienda de enfrente, a unos 300 metros, un tipo cayó del techo de una tienda, su ojo derecho ahora era un agujero que dejaba ver perfectamente detrás de el —Si, ¿Ahora puedes verte el trasero?—.
—Dios, odio tus chistes...—
—Gracias, público encantador...—
Si, quiero un poco de Paz...