"Diferentes en la vida, los hombres son iguales en la muerte." (Lao-Tsé).
Una vez entendí esa frase de manera distinta… Por ejemplo si un hombre rico y uno pobre mueren, al final son iguales, están muertos, ya no hay más. Eso fue mucho antes de que todo esto ocurriera, el año pasado, a finales de octubre de 2020, el mundo literalmente murió, una extraña brecha se abrió en el planeta, el 90% de la raza humana fue masacrada por un virus extraño, extrañas habilidades aparecieron, y la muerte volvió a todos iguales, todos fuimos convertidos en asesinos… Al final, Lao-Tsé tenía razón, todos somos iguales en la muerte.
Martes 27 de Octubre de 2020.
Todo comenzó como un día normal, de hecho, más normal que de costumbre. Día soleado, pájaros cantando, niños llorando por no querer ir a clases. Me mudé a Suecia a principios de año por el Covid-19 que ataco con fuerza ese año, allí no eran tan extremos con las restricciones, los ciudadanos siempre consientes de la posibilidad de contagio son muy cuidadosos, y todo se lleva de la mejor manera.
Claro que lo que menos importaría para ese entonces era el Covid-19.
Salí de casa temprano para hacer ejercicio, como todos los días, mi trabajo de mesero comenzaba a las 10, tenía 3 horas más antes de irme.
Correr siempre fue un alivio para mí, vivir casi un año completo alejado de mi familia fue, difícil, 2020 fue uno de los años más jodidos, hay que ser sinceros…
En el trabajo no era mucha presión, como mesero en tiempos de distanciamiento, solo tenías que procurar ser lo más amable posible si alguien te tocaba las pelotas.
Fue muy normal, es decir, muy aburrido, a la final no fue eso lo interesante del día, lo que hizo que fuera conocido como el día que la humanidad murió, fue lo que sigue.
—Oye, Bosse, ¿Que harás después del trabajo?— Pregunto mi compañero, Acke, originario de Suecia, obviamente.
—Probablemente nada, tengo que hacer una llamada a casa en la noche— Respondí sin ganas, sinceramente respirar y hablar con máscaras de carbono en la cara no era gratificante ni mucho menos cómodo.
—Si cambias de opinión, las chicas y los muchachos iremos a el club de Nataly— ¿Que mierda hacen 7 personas sin vida social o sexual en un club en plena pandemia? Es una pregunta interesante ¿Eh?, Bueno lamento decepcionarlos, pero esta gente es más virga que María Magdalena antes de Jesús.
—Si, me lo pensaré, Acke— Dios, sácame de aquí antes de que me invite la Bar Mitzvah de su primo lejano tercero…
El pobre diablo solo siguió barriendo y yo limpie las mesas tranquilamente, al menos hasta que la susodicha Nataly me interrumpió, alguien no quería que terminara de irme ¿Eh?.
—Bosse, ¿No irás hoy?— Enserio, Acke, no iré aunque la puta de Nataly me ofrezca a su prima la buena, no vale la pena…
—Lo lamento Nataly, no tengo tiempo hoy, la verdad es que no veo a mi familia hace más de un mes, necesito estar en comunicación con ellos— Mierda, no quiero tener nada que ver con los lame botas babosos de mis compañeros de trabajo.
Nataly es la dueña del local, o locales si contamos la mitad del ShopingCenter en el que trabajo.
—Oh, bueno que mal, espero verte la próxima, Bosse— Además, odio el maldito apodo, Bosse no tiene sentido, solo por qué un día les dije que mi anterior jefa casi me viola, por eso no salgo con ellos.
Trato de mantener una sonrisa siempre, así que no creo que tomen a mal mis respuestas, a menos que sin querer se filtren mis pensamientos fuera de mi cabeza.
Luego de limpiar un poco más y cambiarme, me fui a casa, las calles estaban bastante llenas, era extraño, parecía que todo el mundo hoy de repente quiso salir a caminar.
Caminar entre la gente siempre es, de alguna forma relajante.
Pero claro, un día normal tiene que volverse una mierda en historias como está, por ejemplo, está se arruinó con un chirrido tan agudo, que hizo que la mayoría de personas en la calle cayeran inconscientes, un terremoto inmenso, más fuerte que cualquiera que haya sentido antes hizo acto de presencia, pero no movía los edificios, partía el piso directamente.
Autos llenos de gente inconsciente caían dentro de las grietas y desaparecían en la oscuridad de las alcantarillas.
Miles de personas inconscientes en el suelo, cada ciudad, pueblo y animal en el país.
Ahora imaginalo a nivel mundial, de esta nadie se salvó, no habían medidas para tomar, de repente sentí que mi mascarilla de carbono no era tan molesta, una tras otra, personas inconscientes se despertaban en convulsiones, espuma salía de sus bocas, su piel se puso de color gris, sus ojos se pusieron rojos y reventaban en manchas desastrosas de sangre en sus rostros, un hedor que atravesaba máscaras y toda mierda posible llamo a mi vómito, solo pude pensar en algo.
—¡Mierda, lo que putas faltaba!— Si algo aprendí de ver películas de zombis y toda la mierda de ciencia ficción como un weeb, fue…
"Regla número 1: Corre primero, llora después."
—Ghaaaahhrrarararahg— Estoy seguro de que ese personaje no necesita presentación ¿Cierto?...
Con todo lo que pude sacar de mis congeladas piernas, corrí como si mi vida dependiera de ello, de hecho lo hacía. Corrí más de 2km y todo lo que veía era gente gritando, policías disparando por doquier, niños convertidos en… Creo que zombis está muy usado… ¿Hollows? Nah, muy friki, creo que los dejaré como zombis, es el original, supongo…
El aire me faltaba y quería descansar, mis ojos desenfocaban en cada respiración, había una patrulla vacía, estaba atrayendo a la mayoría de zombis hacia ella, eso me ayudara a moverme…
Justo frente a mi, sin vida, hasta donde se puede ver, estaba el cuerpo de un oficial, estaba mutilado, sus brazos no estaban y la cara no tenía carne, busque su arma y en sus pies logré verla, una segura Five-Seven…
—Que mierda, Corre y luego llora, Bosse, corre y luego llora…—.
Tome el arma y corrí un poco más, las calles estaban abiertas, los autos volcados, había cadáveres descuartizados por todos lados. Llegué a un edificio que parecía vacío tanto por dentro como por fuera, la calle a mi apartamento estaba infestada de esas cosas, no había manera de llegar, así que tome un desvío.
—Debo descansar… Necesito…—.
Trate de subír las escaleras lo más callado posible, parecía vacío pero no sabía que tan inteligentes eran esas cosas, el arma estaba mi mano, no tenía ni idea si estaba cargada o no, ojalá y si, no la había tocado por miedo disparar sin querer y llamar la atención de esas cosas.
—Grrrr— Un gruñido espumoso y mojado vino de el pasillo de enfrente, trate de calmarme lo mejor que pude, levanté el arma y camine con cuidado a la esquina, mi mente viajaba a mil por hora, pensaba en que hacer, como disparar, ¿Debería hacerlo?...
—No… Vendrán más, el espacio es muy pequeño— Claramente no era buena idea disparar en un sitio donde sonaban hasta mis latidos con eco, decidí probar suerte y moví la cerradura de una puerta con cuidado, para mí suerte, estaba abierta, con cuidado entre y revise con la vista si había algún zombi allí.
—Bien, primero la cocina— Según mi lógica, si no quiero disparar, tengo que evitarlos, pero eso es más fácil decirlo que hacerlo, menos mal que jugué RE toda mi vida, y fui a buscar un cuchillo, por lo menos mientras tanto.
El hecho de que el apartamento en el que entre estuviera muy calmado, por alguna razón no me calmo, en lo más mínimo.
El sonido de los pasos y los gruñidos se hacía cada vez más claro en cuanto mi respiración se calmaba, podía sentir un nudo en mi garganta apretando fuertemente, empecé a sentir el olor putrefacto que soltaban los cadáveres alrededor del edificio y en los apartamentos contiguos. Tome un cuchillo de cocina bastante grande, lo mire en trance, mi cara palideció y comencé a sudar profusamente, la primera carga de vómito salió como si no hubiera un mañana, el ácido carcomía mi garganta y mi nariz, sentía el ardor y el dolor a la vez, podía oler lo putrefacto del ambiente mejor que antes, no era muy cómodo que digamos…
Vómito tras vómito salía, cada detalle de los cadáveres grabado en mente atormentando mi ahora débil mente.
¿Cuándo se acercó? Ni idea, pero un asqueroso y sangrante zombi se abalanzó sobre mi, aún no me había recuperado, sentí como el peso del zombi me lanzó encima de mi propio vómito, sangre y babas verdosas caían en mi cara, con las fuerzas que pude reunir, aleje la cara del zombi de mi, no sabía si era como en las películas ¿Sería contagioso? No quería averiguarlo en ese momento.
—¡Dejame, hijo de perra!— Puedo jurar que mi grito fue varonil, en serio, simplemente el silencio lo hizo sonar más agudo…
No me di cuenta de que mis manos estaban en el cuello del zombi hasta que sentí una mordida babosa en mi antebrazo, la baba y la sangre corrían en cascada hacia mi hombro, mi sangre, que recién volvía a mi rostro, volvió a secarse y sentí un poco de calor en mis pantalones, ¿Me orine del miedo?...
Observando más detenidamente, al menos lo más que podía mientras evitaba que el zombi cayera encima de mi, note que no tenía dientes, de hecho, era una abuelita, aunque eso no quita que tuviera más fuerza que mi entrenador de box en secundaria…
—M-Maldita sea, deme un respiro, abuelita, ni siquiera me tiene en su testamento…— Admito que fue un mal chiste, pero estaba a punto de morir, denme crédito…
Desesperado, tratando de que la baba y la sangre no cayeran en mi boca, tome el cuchillo que antes había caído conmigo y la zombi, y lo clave en su cabeza.
Sangre y pus combinado con sesos cayeron en mi cara, la combinación de vómito, sangre, pus y sesos que estaba debajo de mi comenzó a apestar, apuesto que este perfume no atrae a las mujeres…
El cuerpo del zombi me aplastó, pesaba demasiado, quizá por ser un cadáver, pero no me dejó levantarme, el suelo estaba resbaloso y mis débiles brazos cansados no ayudaban.
—Mierda, que asco…— En ese momento comencé a entender la primera regla, pero no me agradaba estar acostado encima de mi llanto y vómito.
Empecé a llorar de nuevo, había matado a alguien, puede haber un puto zombi, pero era un ser humano antes, era una señora, probablemente con hijos, nietos ¡Familia!...
Mi familia… ¿Estarán bien? Espero que no se hayan convertido en zombis…
Sin darme cuenta, perdí la conciencia, con el cadáver encima y bañado en lo más asqueroso que alguna vez me haya bañado...
....
Claramente ya no tenía nada encima, pero podía sentir mi cuerpo entumecido, mi ropa estaba tiesa y el olor alrededor era peor que antes, sin embargo, no podía encontrar fuerzas para vomitar, no podía encontrar siquiera fuerzas para sentarme, estaba jodido.
Mire alrededor, y efectivamente, el cadáver no estaba, ni siquiera había señal de vida en el apartamento, la luz del sol había desaparecido totalmente de la ciudad, y el silencio ahora parecía esconder en el aire la muerte, el hedor no desaparecía del aire y probablemente no lo haría en un tiempo…
Volteando de lado a lado, logré ver en mi pecho un libro, no más grande que mi mano, parecía un pequeño diario, como pude, despegue mi brazo derecho de la baba que ahora tenía atrapado mi cuerpo entero y tome el libro.
—¿Cómo llegó aquí esta cosa?— Solo pude pensar en un posibilidad, pero parecía tan descabellada, que no quise creerlo en ese momento, así que solo lo guarde en mi bolsillo lo mejor que pude —Ahora, ¿Cómo mierda me levanto de aquí?—.
Luego de media hora, pude moverme un poco mejor, y decidí levantarme y buscar algo de comer en el apartamento, la ancianita debia haber estado a punto de salir a comprar, por qué todo estaba absolutamente vacío.
—Tremenda suerte la mía…— Busque un poco más y salí de la cocina, iba a ir al baño cuando ví la TV encendida, estaba totalmente muteada, pero el noticiero estaba puesto y aunque se veía de la verga la señal, pude ver qué era mundial, el mundo literalmente se había ido a la mierda en menos de 24 horas. Antes de terminar de ver el informe del noticiero, la señal se cortó, una explosión se sintió en la distancia, el suelo tembló y yo me tambalee cayendo encima de un mueble, las luces fallaron y parpadearon por unos segundos hasta que se estabilizaron —No durará más de una semana la luz…— Con toda esta mierda, ni siquiera pensaba en si podría durar más de un mes vivo… ¿Sería este el fin de la humanidad?.
Me levanté del mueble y camine un poco más alrededor de la casa, tratando de encontrar un baño, literalmente mis ropas estaban más duras que el abdomen de Henry Cavill. Cuando encontré el baño, no había agua, estaban seco, ni una sola maldita gota…
—¡Mierda!— Creo que grite un poco demasiado fuerte, por que pude escuchar gruñidos y pasos dirigiéndose a mi posición —¡Mierda por 2!— Se que no era buena idea gritar una segunda vez, pero demonios, estaba frustrado y olía a mierda remojada en vómito…
Corrí hacia la puerta del apartamento, pero al asomarme pude ver el corredor repleto de zombis, la cerré lentamente y respire hondo.
—Escaleras de emergencia— Murmuré desesperadamente, podía escuchar un lento pero profundo resonar de pasos acercándose, mi corazón latía con fuerza, pero era más fuerte el sonido que se acercaba cada vez más.
Corrí hacia la ventana y la abrí con cuidado, al montarme en las escaleras de emergencia, un estruendo hizo temblar el edificio completo, el techo del apartamento del que salí se agrietó y cayó al suelo con una nube de humo y un estruendo ruidoso, de entre el polvo una figura se levantó, yo estaba en el borde de las escaleras, agarrando el barandal con fuerza, mi sudor había cubierto mi cuerpo entero y la ropa llena de vómito y sangre dejo escapar su hedor de nuevo, sentía un peso enorme cernirse sobre mis hombros, mis músculos se tensaron y pude sentir mi sangre drenarse de mi cara.
Cuando el polvo se asentó, pude distinguir la figura, un humanoide con un cuerpo delgado y alto, de alrededor de 2.3mts, su cara estaba casi totalmente cubierta de dientes afilados y sangrantes, no tenía ojos, pero había dos orificios que simulaban su nariz, olfateo y dirigió su mirada hacia mi.
Con miedo a morir, el sudor hizo que la hedionda ropa apestara más, el putrefacto olor me puso más nervioso, pero algo me decía que me quedara quieto, pensé en su nariz gigante, y una idea vino a mi mente…
Cuando se acercó a mi olfateando, me rodeo varias veces y hasta lamió mi cara con su grasosa y babosa lengua, escupiendo todo al final con asco, se alejo un poco de mi y se quedó parado junto a la ventana, parecía mirarme fijamente a pesar de no tener ojos, y mis nervios cada segundo aumentaban, este zombi mutante era muy inteligente, sabía que había algo aquí, pero no soportaba el olor ni el sabor encima de mi, así que lo más obvio que haría un depredador, sería ignorar el "cadáver" y seguir su camino, pero este zombi era demasiado humano…
Se acercó a mi de nuevo y por primera vez pude ver sus enormes garras, de color negro y sangrantes, las acercó a mi mientras acercaba su cara a mi, sus "Fosas nasales" se movían cada segundo, con espasmos espontáneos, mi mente paso por cada segundo de vida e información en mi mente a la vez, iba a matarme si podía comerme, son demasiado inteligentes...
—No te dejare— Murmuré, sabía que no estaba escuchando por qué no vi orejas o orificios en los laterales de su cabeza.
Sus garras rasguñaban mi cara y mi cuerpo, dejando una línea de sangre a su paso, debía apresurarme a salir de aquí antes de que me matara. Cuando sus garras estaban en mi abdomen, mis manos rápidamente tomaron el cuchillo que anteriormente estaba mi pantalón y lo clave en sus orificios nasales, si era su punto fuerte, también debía ser su punto débil, atravesé su cabeza, pero el atravesó mi abdomen, una de sus garras me atravesó completamente y me empujó atraves de la baranda de la escalera de emergencia…
Cayendo lentamente a mi muerte desde el séptimo piso de un edificio de apartamentos que ni siquiera conocía, mi vida pasaba ante mis ojos, pero la muerte del mutante también era presenciada de fondo, la sangre verdosa y llena de pus salía de su cabeza como una cascada, mi cuchillo estaba cayendo junto a mi…
En mis últimos momentos, recordando todo, metí mi mano en mis bolsillos y vi el pequeño libro con el que desperté hace menos de 1 hora, una idea loca e irreal paso por mi cabeza pero aún así abrí el libro en medio del aire, a meros metros del suelo, leí su pequeño título.
"Adaptación"
—Que nombre tan malo…—.