Habían pasado casi dos horas y yo aún me encontraba en el estacionamiento de la empresa, recargada sobre el coche de Mike, con los ojos rojos y la nariz humedecida de llorar.
- ¿qué voy a hacer ahora?- pregunté para mi misma por quinta vez en el día, con la mirada perdida en el suelo.- no tendré dinero ni para pagar mi alquiler.- dije, con la preocupación apoderándose de mi nuevamente.
- Puedes quedarte conmigo.- ofreció Mike.
- No te voy a pedir que me mantengas.- dije, como si fuese obvio.
- No me lo tienes que pedir.- dijo. Yo lo miré.- eres mi chica, y si necesitas ayuda te la daré.- habló. Yo desvié la mirada, debatiendo sobre qué hacer. No quería pedirle que prácticamente me mantuviera durante un mes entero, pero tampoco podía negarme; no tendría otra forma de mantenerme. Yo inhalé aire lentamente, con el fin de calmarme, y lo miré.
- Juro que te devolveré cada centavo.- dije, en forma de aceptación.
- Ya cállate, no me debes nada.- negó Mike.- ¿necesitas buscar tus cosas o algo?- preguntó él. Yo asentí y ambos subimos al coche, dirigiéndonos a mi departamento. Al llegar a este, yo tomé mis maletas del fondo de mi armario, y guardé toda la ropa que poseía en estas. Tomé un bolso de mano, y guardé el resto de mis pertenencias. Cuando finalmente terminé, tomé mi móvil y marqué el número de los dueños de mi departamento. Al cuarto tono, ellos respondieron. Yo pasé los siguientes cuarenta minutos explicándoles la situación. Ellos entendieron, y me dijeron que simplemente dejara la puerta abierta y las llaves sobre la mesa, y ellos pasarían a buscarlas en un rato. Yo acepté y colgué. Hice lo indicado y Mike me ayudó a bajar mis maletas, las cuales guardamos en el coche, y Mike condujo hasta su casa. Durante todo el camino me mantuve en silencio, tratando de relajarme. Cuando finalmente llegamos, yo bajé del coche y observé la hermosa casa frente a mi. Era demasiado grande para una sola persona, y bastante moderna. Mike bajó mis maletas, y yo tomé una de estas para ayudarlo, y lo seguí dentro. En el interior, yo observé todo con atención. Era una casa muy bonita; era amplia y estaba decorada con distintas cosas artísticas, todas muy hermosas. Observé las paredes, llenas de cuadros y discos de oro que probablemente había ganado con la banda en los años en que no estuvimos en contacto. Yo me detuve al ver un simple cuadro blanco, con el contraste negro de la tinta que formaba la firma de Mike. Yo me giré a verlo, esperando una explicación de aquello, y él simplemente levantó los hombros, en señal de indiferencia.
- Digamos que soy un intento de artista.- dijo, en tono de broma. Yo observé el cuadro una vez más, antes de seguirlo hasta su cuarto y organizarme para guardar mi ropa y mis pertenencias.