"Puede que la realidad no es la verdadera realidad y que solo sea un espejismo del oscuro secreto, de la cruda verdad; y los encargados de abrirnos los ojos son los que nos acechan en nuestros sueños y pesadillas"

Comenzamos a meter las maletas al taxi para ir al aeropuerto, mi madre estaba metiendo las maletas y mi padre estaba organizando los objetos que quedaban en nuestra casa y introduciéndolos en las otras maletas mientras yo esperaba en el auto; yo no quería mudarme pero mis padres tuvieron la idea de ir a vivir a la cabaña que mis abuelos nos dieron antes de su muerte; bueno, la idea fue de mi padre debido a que estábamos pasando una crisis económica difícil y no teníamos como pagar nuestros servicios así que se le ocurrió esa genial idea. Aunque no me quería ir de Vail, estaba algo entusiasmado por el viaje, me gusta leer sobre la cultura y los datos de las ciudades de los paises cercanos y lejanos, donde supe de la ciudad donde queda la cabaña es impresionante según lo que dicen en internet sobre Alaska, mis padres dicen que a pesar de tener apenas trece años se muchas cosas que ellos no saben. Más tarde mi padre salió de la casa con una maleta en cada mano y las dejo en el suelo mientras cerraba con llave la puerta mientras mi madre le decía que se apurara por que se nos iba a ser tarde, me quede pensando tanto en nuestro viaje que me olvide de lo demás y un sonido me hizo volver a la realidad.

Mi madre Sarah estaba golpeando la puerta para que le abriera, así que le abrí.

-- ¿Estas bien Michael?-- me preguntó-- te noto un poco distraído.

-- Estoy bien no te preocupes madre--le dije tranquilizándola.

Luego entró mi padre al coche y le dijo al conductor que ya estábamos listos para partir, nuestras conversaciones se concentraron en donde íbamos a vivir de ahora en adelante pero yo casi no hablaba (prácticamente no lo hacía) solo los escuchaba decir de lo maravillosa que era; llegamos al aeropuerto y ayudé a mi padre a sacar las maletas para que mi madre pudiera pagarle al conductor el dinero por traernos aquí, entramos al aeropuerto y por suerte estaban apenas empezando a entrar al avión; nos sentamos en nuestros puestos y esperamos a que las demás personas entraran, cuando despegó el avión sentí un vértigo porque no estaba acostumbrado a viajar pero después de un tiempo se desvaneció esa sensación de miedo.

Después de unas horas, yo estaba mirando por la ventana del avión y sentí que alguien me agarraba de la mano, yo me sobresalté pero era mi madre quien estaba mirándome con el ceño fruncido.

--¿Por no duermes un poco?, debes estar cansado--dijo ella--además todavía falta mucho para llegar.

-- bien madre eso haré gracias, te quiero --murmuré.

-- yo también te quiero hijo-- me dijo y me abrazó.

Después, retomando lo que me había dicho mi madre trate de dormir, cerré los ojos y en un momento me dormí.