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Chapter 3 - Laniakea I

Volumen I

Capítulo III

Tras arribar a México D.F. León y Afíca se dirigieron a la residencia del Doctor Zepeda quien según Skadi explicó podría dar respuesta a varias de las interrogantes que aquejaban la cabeza de León. Al momento que llegaban, El profesor Zepeda los estaba esperando en la puerta sosteniendo una taza de café, un hombre entrado ya en años, con unos lentes con un considerable aumento, su cabello canoso y peinado de lado; a simple vista se veía una persona que en su vida había leído tantos libros, visitado tantos lugares, conocido tanta gente; que no quedaba más por descubrir, pero muchas veces, las apariencias engañan.

-Bienvenidos- dijo el profesor

-Buenos días profesor- contestó León mientras bajaba del automóvil.

-Buenos días Carlos- Dijo Afíca mientras cerraba la puerta del vehículo

-Ah, señorita R'aas- Replicó el profesor alzando las manos de sorpresa y emoción – No esperaba que fuera usted quien vendría con el joven, por favor pase, pase- repetía mientras les indicaba con la mano que entraran a la casa.

-Siéntanse como en su casa por favor, no tengan pena- dijo mientras retiraba unos libros viejos de la mesa de centro en su sala.

Tras unos minutos de charla entre Afíca y el profesor, preguntando sobre cómo estaba su padre, si había alguna noticia de fuera, si ya habían terminado el proyecto, entre otras cosas que León no podía entender. No comprendía como un profesor con doctorado en historia antigua y una mujer alrededor de los 32 años, de metro noventa aproximadamente, cabello rubio largo, ojos color amarillo y un rostro sereno, sin embargo una personalidad muy seria, no parecía del tipo de mujer que está interesada en historia antigua, ya que no parecía que conociera mucho del tópico; además su forma de actuar tranquila bajo presión y su manera de conducir no eran normales, además por su complexión física atlética; Bien puede estar involucrada con alguna agencia de inteligencia, organizaciones secretas o de índole militar. Nada parecía tener sentido en ese momento sin embargo León tenía la esperanza de que el profesor pudiera responder a sus preguntas; mientras el profesor les servía una taza de té a cada uno y le relataba a Afíca que la información que le habían enviado era magnifica y confirmaba muchas teorías e hipótesis que él y sus colegas habían hecho años atrás mientras emocionado decía una y otra vez que "cambiaria todo" mientras que ella le repetía que tuviera paciencia, pues no era el tiempo todavía; el pobre muchacho, con un rostro que reflejaba un enorme signo de interrogación capto la atención del profesor Zepeda mientras se sentó en el sillón frente a él y le pregunto.

-¿Cómo te sientes?- dijo el profesor mientras daba un sorbo a su té

-Completamente confundido- dijo León mientras se reclinaba hacia el frente - ¿Tiene usted idea de qué se siente llegar a casa y recibir la llamada de una completa desconocida y luego ser secuestrado por supuestos policías?- pregunto al profesor- ¿Cree que escapar saltando de un puente a la carretera, recibir disparos y ser rescatado por una mujer a quien no le agrado es divertido?- continuó comenzando a alterarse un poco – No tengo idea de que hago aquí, ¡Tengo más preguntas que respuestas y no sé qué se supone que debo hacer!-

-Sin embargo aquí estas- respondió serenamente mientras ponía su taza de té en la mesa de centro- Veras, se perfectamente que tienes más preguntas que respuestas y también que has venido aquí; más allá que por convicción, por simple curiosidad- continuó cruzado la pierna y concentrando su atención en las siguientes palabras- El mundo está pasando por algo tan grande e increíble en esta época y sin embargo, nadie lo ve-

-¿A qué se refiere con todo esto?- pregunto intrigado León

-Me refiero a que mientras hablamos algo más allá de tu comprensión está pasando en este mundo, cosas que si te las dijera así no más, me llamarías loco- continuó explicando el profesor mientras le pasaba al joven una carpeta llena de recortes de noticias.

-¿Qué es todo esto?- preguntó nuevamente- Sé que son noticias pero, ¿Por qué me las da? ¿Qué tiene que ver conmigo?- pregunto nuevamente más confundido.

-Si te fijas bien, todas esas noticias hablan sobre guerras, crisis económicas, medio ambiental, políticas, ideológicas y también habla un poco sobre las religiones predominantes en el mundo y si lo relacionas con lo que has leído sobre el tema ¿Puedes hacer tu propia conjetura?- pregunto el anciano.

Tras un momento de meditar, comprendió que los archivos que había leído, los cuales extrajo de la computadora de Leonardo eran precisamente cosas que el profesor ya conocía y que alguien trataba de evitar que esto saliera a la luz, fue ahí donde surgió otra pregunta… ¿Quién quiere evitar la propagación de tal cosa? mientras más ojeaba se dio cuenta también que ese señor, sabía más de los temas que hace tiempo a él también lo habían hecho despertar un interés.

-Puedo apostar a que muy dentro de ti sientes que algo falta- comento en profesor –No sabes que es en un principio, es una sensación que no puedes describir, pero después te das cuenta que eso que falta no es solo algo dentro de uno, sin o en todos lados, porque algo no está bien y aun así, no puedes decir que es eso que está haciendo falta, ¿Estoy en lo correcto?-

-De cierta forma, aun siento que algo no anda bien, muchas veces no puedo decir exactamente que es, pero luego veo las noticias y veo a la humanidad destruyéndose a sí misma- respondió León- ¿Estoy en lo correcto?-

-Cerca- respondió el profesor- Puedo decirte que es lo que está mal y porque, también puedo decirte que está pasando; pero tomara mucho tiempo- continuó mientras se levantaba y se dirigía a su estudio haciéndole señas a León de que lo siguiera.

-¿No vienes?- pregunto en voz baja a Afíca mientras caminaba hacia el estudio.

-No, yo sé perfectamente lo que está pasando- respondió con un gesto amable mientras bebía su té.

Mientras charlaban en el estudio, el profesor reveló a León que todo aquello referente a la historia de la humanidad, basándose en el compendio de información que había recopilado a lo largo de su vida, podía comprometer la forma de ver al mundo; las revelaciones que todo lo que ha investigado parecerían inverosímiles para alguien que no está preparado a lo cual el joven pregunto ¿Preparado para qué?

-Para conocer la verdad sobre nuestra especie, sobre nuestros orígenes en el planeta y la verdadera historia de la humanidad- Respondió el profesor Zepeda mientras se reacomodaba los lentes.

-Me gustaría saber la verdad- Replicó León acomodándose en la silla frente al escritorio del profesor.

-Bien, prepárate para escuchar la historia más increíble que jamás hayas escuchado- Indicó el hombre mientras le señalaba la pantalla de su computadora portátil la cual mostraba una serie de imágenes y reseñas.

León pudo notar que habían varias imágenes que ya había visto en los archivos que extrajo de la computadora de su amigo Leonardo, lo cual poco a poco le indicaba que no estaba tan loco como parecía cuando se dedicó de lleno a su investigación, de cierta forma sospechaba que esto terminaría revelando algo relacionado a formas de vida fuera de este planeta.

-Primeramente debes comprender que el ser humano como tal, el homo sapiens no desciende de los homínidos primitivos de éste planeta, así como has escuchado sobre el eslabón perdido en la cadena evolutiva, notaras que jamás lo encontraran porque no existe. Muchos antropólogos han dedicado su vida a la búsqueda del mismo sin resultados positivos- decía mientras mostraba una serie de imágenes de investigaciones antropológicas en las que destacó mientras exponía a León los acontecimientos, explicó que el homo sapiens no es nativo de éste planeta, más bien es un invasor; mostrando pruebas e informes que explican científicamente que en la línea evolutiva darwiniana en la misma época aparecieron dos líneas evolutivas, el neandertal fue exterminado por el homo sapiens sin embargo difícilmente la comunidad científica daba veracidad a las pruebas que algunos antropólogos.

-Es difícil creer eso, aun mostrando pruebas esa gente tuvo que tener sus razones ¿No?- pregunto León un poco escéptico ante los argumentos del profesor

Para sorpresa de León, el profesor mostro imágenes, mapas y demás material que revelaba efectivamente un obvio rastro de exterminio, pero lo que más asombro a León fue el hecho que muchos de los fósiles de neandertales que los antropólogos habían encontrado mostraban señales de lesiones por armas de fuego, lo cual no tenía sentido alguno. Mientras más exponía el profesor, menos creía; a pesar de que mostraba las pruebas documentadas era muy difícil creer que hace más de 50,000 años existían armas como las que conocemos hoy en día. La respuesta del profesor fue un poco más extensa de lo que esperaba León sin embargo abrió lugar a conjeturas con más sentido para él.

-Pues con respecto a lo que dices debemos viajar alrededor de unos cuantos miles de años en el pasado, debes comprender que muchas cosas que sabes sobre la historia de la humanidad tiene sus vacíos.- decía mientras mostraba en la pantalla imágenes sobre distintas religiones y culturas.

Explicó que nadie sabe exactamente el origen del ser humano en el planeta tierra, ni siquiera somos parte de la evolución natural de los homínidos nativos, lo que significa que posiblemente fuimos implantados en este planeta, a lo cual León catalogo como una locura en su más pura expresión, por lo cual el profesor le pidió un poco de paciencia para que le diera oportunidad de defender dicha afirmación.

-El jardín del Edén que habla la biblia cristiana, no es más que un experimento genético, social y cultural que pusieron en marcha- dijo el profesor mientras buscaba unos libros.- Debes comprender que muchas cosas que hay en la biblia son ciertas y otras fueron alteradas, créelo o no; en el concilio de Trento se estableció qué libros estarían en la biblia y cuáles no; por ende hay muchos vacíos en la misma- continuó mientras abría uno de los libros mientras le continuaba relatando.

- La interpretación de todos los escritos antiguos ha estado errada ya que vivimos en un mundo controlado por grupos que ocultan una gran verdad, la cual podría cambiar al mundo- y mientras se reacomodaba los lentes, el profesor comenzó a leer un estudio sobre civilizaciones antiguas como lo fueron los sumerios, egipcios, fenicios, hebreos, persas, acadios y atlantes.

El profesor continuó exponiendo sobre el hecho de que a pesar de que la mayoría de estas civilizaciones databan no más de unos 5,000 años antes de Cristo, sin embargo tras dar una reseña de cada uno de ellos, y de cierta forma algunos misteriosos hechos como lo fueron las deidades a las que veneraban, hablo sobre una ciudad perdida en los anales de la historia la cual se llamaba Mohenjo- Daro, la cual se ubicaba en la zona noroeste de la India, la cual según datos oficiales registra una antigüedad de no más de 2,300 años antes de cristo, sin embargo pruebas de carbono14 y otros estudios confirmaron que esa ciudad tiene alrededor de 13,000 años de antigüedad así como demostraron unas pruebas antropológico-forenses en unas osamentas de antiguos residentes de dicha ciudad, junto a ella otra ciudad de igual antigüedad de nombre Harappa, las cuales según los libros de arqueología les imponen una edad menor de lo que realmente llevan existiendo. Explicó además que el arqueólogo John Marshall las descubrió en 1922 en el valle del indo demostrando posteriormente mediante pruebas científicas, estudios de suelo y demás demostrando la antigüedad de los vestigios encontrados; pero la comunidad científica tacho de patrañas todas las afirmaciones y negó las pruebas científicas desprestigiando así uno de los que posiblemente pudo haber sido el descubrimiento arqueológico que puede dar pistas de lo que aconteció en el amanecer de la humanidad.

El profesor no se detuvo ahí, explico de igual forma que las deidades que veneraban venían al igual que lo describieron los sumerios de embarcaciones que navegaban por los cielos, cruzando ciudad por ciudad, sin nada que pudiera detenerlos, quienes ayudaron a acelerar el desarrollo de dichas civilizaciones, pero no todas tenían intenciones puras agrego el profesor que en el caso de los sumerios, a quienes ellos consideraban como sus dioses eran seres superiores que habían implantado un aparato de dominación y por ende se creía que el humano debía servirle diligentemente. Mientras el profesor le relataba todo lo que sabía sobre la historia antigua, el surgimiento de las civilizaciones era realmente convincente aunque pareciera ciencia ficción, aun con las pruebas era muy difícil creerlo. La clase de historia continuó mientras contaba cada una de las peculiaridades de las primeras civilizaciones hasta que llego a mencionar el aniquilamiento de la ciudad de Mohenjo- Daro por un arma muy parecida a la bomba atómica, enseño documentos y pruebas de altas concentraciones de radiación en algunas zonas de la ciudad, fotografías de un cráter con piedra cristalizada en el centro de la misma y muchos huesos de personas que vivieron alrededor de unos 2500 años A.C.

Según unos manuscritos rescatados mencionan que del occidente vinieron los altos reyes quienes en un día humo blanco y amarillo, rojo, el calor de cien soles y el poder generado por la ira de todos los dioses hizo desaparecer en segundos el centro de Mohenjo- Daro y los números de las víctimas eran incalculables. Podría sonar como una loca teoría pues no parecía tener una explicación lógica, León no podía creer lo que el profesor le relataba, y para aumentar el peso de la información, lo demostraba con documentos y fotografías.

-Está muy claro- dijo mientras le mostraba una imagen de las ruinas de la ciudad- Un especialista en armas nucleares afirmo que la fusión de la roca y la cristalización del suelo no pudo haber sido provocado por otra cosa sino un arma atómica o de la misma potencia destructiva- agregó mostrando un viejo periódico en el cual aparecían las declaraciones del científico.

-Es increíble- decía León con una cara de shock- este tipo de información parece inverosímil, pues desde pequeño se me había dicho que estas cosas eran pura ficción- prosiguió- es decir, quien creería que existían armas y tecnología igual o superior a la actual, es algo que difícilmente alguien podría creer-

-Salomón, el hombre más sabio que pisó la tierra dijo en su libro de Eclesiastés "¿Qué hay debajo del sol que no haya existido antes? ¿Acaso existe algo que sea nuevo? No hay memoria de lo precedido ni de lo que sucederá"- Citó mientras cerraba el libro y abría un nuevo archivo de su computadora.

-Esto quiere decir que todo lo que ahora tenemos, ya existía en aquel entonces ¿Cierto?- dijo pensativo León

-Existió… sí- respondió el profesor tomando asiento nuevamente – Sin embargo no se le nombraba de la misma forma- continuo mostrándole otros documentos.

En estos se mostraba una relación entre las religiones y civilizaciones mostrando el factor común entre todas ellas, era algo que ya sabía, sin embargo no con la profundidad de lo que se le presentaba. Todas las civilizaciones veneraban a seres superiores, todas estudiaban los astros, todas tenían un fuerte vínculo con sus dioses. Cada uno tiene cierta relación con el origen del hombre, sin embargo había aún muchas dudas en la mente de León como el hecho de que esto no decía nada sobre las cosas que pasaban, además como puede existir tal información y no haber sido divulgada, por qué ocultaban estos datos, son documentos de mucha importancia, todas estas dudas le molestaron por unos momentos.

-Imagino que te preguntas porque esta información no está disponible al público- dijo el profesor.

-Sí- dijo intrigado León

-Déjame decirte que aquel que escribe la historia, controla el pasado, el presente y esto determina el futuro- explicó el profesor – Desde el principio de los tiempos, las religiones fueron creadas para explicar aquello que no comprendíamos, pero con el tiempo se fueron deformando hasta convertirse en un aparato de dominación, así como la historia de la humanidad se ha perdido, se ha deformado y tergiversado, así mismo la sociedad actual vive un mundo plagado de mentiras y otros factores que evitan que se dé cuenta de la verdad.- concluyó.

-¿Cómo es que usted logro averiguar todo esto?- preguntó León

-Al estudiar sobre la historia antigua, muchas veces logras encontrar cabos sueltos que te guían por los vacíos dejados por aquellos que reescribieron la historia- dijo mientras veía por la ventana de su estudio a la calle – ¿Alguna vez has escuchado sobre los "Testigos"?- pregunto.

-¿Se refiere al grupo de personas que todos los domingos toca las puertas de las casas y habla de la palabra del Señor?- pregunto con un obvio toque de humor pesado León

-¡Qué va!- respondió con una carcajada el profesor- No, los "Testigos" son un grupo de personas que a lo largo de la historia han tratado de proteger el conocimiento y la historia de la humanidad como tal.- respondió animado por la forma en cómo lo estaba tomando León.

Está claro que las cosas ya estaban tomando forma, León comprendía perfectamente que estaba frente a una de las mayores conspiraciones en la historia de la humanidad, y que las organizaciones, sociedades y sectas secretas eran obvias ahora que sabía todo eso. El profesor le explico que el pertenecía a esta sociedad secreta de testigos mostrando un tatuaje de lechuza que tenía impreso en el centro de su pecho, así como él existían muchos otros que protegían lo poco que quedaba de verdad en la historia; al preguntar del porqué de la lechuza respondieron que era un animal relacionado con la sabiduría y el conocimiento en la antigua Grecia, explicó que en el siglo V D.C. hubo una maestra de las ciencias y amante de las estrellas que vivió en Alejandría actualmente Egipto, su nombre era Hipatia quien vivía en aquel entonces en una época en la cual cristianos y paganos vivían en una aparente comunión pero la intolerancia y ceguera por parte del entonces obispo a cargo Cirilo de Alejandría condena a la filósofa a ser ejecutada bajo los cargos de paganismo, de igual forma la biblioteca de Alejandría fue saqueada y todos los 900, 000 manuscritos que albergaba fueron quemados, sin embargo; ahí fue cuando los testigos se revelaron ante tal injuria a la memoria histórica de la humanidad, muchos de los miembros de la sociedad infiltrados entre los cristianos y fanáticos lograron rescatar todo lo que pudieron, pero este osado acto cobro la vida de muchos de ellos, fue ahí donde gran parte de la historia y conocimientos de siglos desapareció de la noche a la mañana iniciando una de las más terribles épocas que la humanidad atravesó; la edad media.

Todo empezaba a tener sentido, León comprendía lo que estaba pasando, alguien tenía el control del mundo y habían quienes luchaban contra ese control, los testigos eran los que habían batallado por rescatar y proteger a toda costa, aquello que la humanidad ha perdido; y lo que había perdido desde hace ya mucho era la verdad.

-Creo que ahora todo tiene sentido, pero aún hay algo que no comprendo- dijo León mientras se reclinaba hacia delante de su silla- ¿Qué tengo que ver yo con todo esto?- pregunto el muchacho tratando de comprender porque estaba ahí.

- Bueno, responder esa pregunta no me corresponde a mí, únicamente puedo darte las respuestas de aquellas preguntas relacionadas con lo que has encontrado, nada más- respondió mientras hacía señas a Afíca para que entrara al estudio. La mujer quien tenía una presencia imponente y hasta cierto punto intimidante por su carácter serio entro con una tarjeta extraña, no parecía de crédito, tenía un aspecto metálico y se la entregó al profesor mientras él le agradecía y le dijo que se mantendría en contacto.

-Espero que tengan un buen viaje- dijo el profesor dándole la mano León

-¿Tan pronto?- preguntó sorprendido a Afica quien le decía que era hora de irse -¡Pero todavía tengo muchas preguntas que hacerle!- dijo pidiendo que se quedaran un poco más en la casa del profesor.

-Tranquilo- dijo nuevamente el profesor –Nos volveremos a ver y podrás preguntar todo lo que quieras- se despidió entregándole un libro.

-Es hora de irnos, apresúrate- ordenaba Afíca

León se dirigió rápidamente al automóvil mientras ella se quedaba atrás para decirle algo al profesor a solas, la charla entre ellos no duro más de unos segundos.

-Debes tener paciencia con el muchacho, aún falta mucho para que esté listo- le dijo el profesor calmando el temperamento de Afíca- Recuerda que es el único receptor apto que hemos encontrado; es lo único que tenemos- indico con una voz tan suave que el ceño fruncido de ella se deshizo al momento que el anciano le tomaba de la mano y le decía que no se presionara tanto, que lo que había pasado con el último, no fue su culpa, él había tomado su decisión.

-Gracias profesor- dijo Afíca tomando una actitud diferente

-No hay de que muchacha- dijo con una amable sonrisa – debes aprender a perdonarte a ti misma, yo lo he hecho, sé que no fue tu culpa- concluyo el profesor mientras una lagrima salía de sus ojos que a pesar de estar ya muy cansados, jamás habían estado más llenos de esperanza.

-Gracias por todo, de verdad- dijo ella mientras se dibujaba una cálida y sincera sonrisa en sus labios- prometo que daré lo mejor de mí de ahora en adelante- concluyo despidiéndose con un abrazo.

Mientras viajaban hacia su siguiente destino, León logro notar que algo había cambiado en ella, mientras conducía, notó que ella tenía una casi imperceptible sonrisa que trataba de ocultar, le pregunto si se encontraba bien. –Mejor que nunca- respondió con una sonrisa al muchacho. Algo había dicho el viejo que le había apaciguado el temperamento.

-¿Para dónde vamos ahora?- pregunto León

-Vamos a reunirnos con otro miembro de los Testigos, luego nos dirigiremos al Tíbet- Respondió Afíca ante la cara boquiabierta de León.

-¿Bromeas cierto?- dijo con una expresión incrédula

-Veo que aún no asimilas en lo que estas metido- dijo mientras reía tímidamente

-Puedes apostarlo, no tengo la menor idea de lo que hago aquí o del por qué y cómo me involucre- dijo resignado a ir a donde tuviera que ir con tal de buscar las respuestas.

-No te preocupes, estarás bien- lo animó Afíca mientras se dirigían al encuentro de otro miembro de los Testigos.

-Espero que esta vez nos den comida en lugar de té- dijo León mientras daba muestras de tener mucha hambre.

Afíca soltó una carcajada que sorprendió a León, quien estaba empezando a convencerse de que al final las cosas iban mejorando.

...............…..

Tras casi medio día de viaje, llegaron a una zona rural en las afueras del Estado de Michoacán, la carretera cambio de un negro asfaltado a una polvareda, podía notarse que llegaban a unos kilómetros de distancia producto de la nube de polvo que el vehículo levantaba, mientras viajaban, León le relataba a su compañera de viaje, sobre todo aquello que tenía dudas, sobre la forma en la que sentía que algo falta, que algo está mal en el mundo pero no puede decir con exactitud qué es lo que está mal; así como también le conto sobre su familia. León vivió únicamente con su padre toda la vida, su madre lo había abandonado cuando era un niño de 3 años, recordaba muy poco, o nada de ella, imágenes difusas era lo único que tenia de ella lo único que recordaba a perfección era su olor, una tenue esencia de rosas; como las que habían en el patio de su casa cuando ella aún vivía con su padre y él, desde que ella se fue, su padre había cuidado con mucho recelo esas rosas. Afíca únicamente escuchaba, conmovida y empática para con León, mientras la historia proseguía, llegaron a un pequeño rancho en el corazón de una finca donde tenían diferentes cultivos, maíz, frijoles, árboles frutales y unos cuantos animales. En la puerta, un hombre moreno, alto y que rondaba por los 60 años junto con una mujer aparentemente unos cuantos años menor, sosteniendo un cesto con huevos de gallina; la ropa de ambos se veía un poco deteriorada por las jornadas de trabajo que exigía el terreno donde habitaban, una camisa blanca con cuadriculas celestes de manga larga, un viejo pantalón con pequeños agujeros producidos por el desgaste, unas botas negras llenas de polvo y tierra en la punta y suelas, el hombre se quitó el sombrero de la cabeza, mientras salía del pequeño pórtico.

-Buenas noches señorita R'aas- Dijo el campesino acercándose al automóvil.

-Buenas noches José- Respondió Afíca mientras bajaba del vehículo.

-¿Y este muchacho?- pregunto el hombre mientras le ayudaba a bajar una maleta del baúl.

-Él es, un amigo que busca respuestas- respondió nuevamente Afíca estrechando la mano del hombre.

León inmediatamente noto que por lo visto Afíca conocía a muchas personas que estaban involucradas con los testigos, comenzó a sospechar que ella era uno de ellos. José Cardona era el nombre de aquel hombre alto quien a criterio de León no daba mucha pinta de ser miembro de los testigos, ya que no aparentaba ser un hombre de letras como el profesor Zepeda, mientras entraban al rancho, el joven pudo apreciar algunos estantes con unos pocos libros viejos ya muy deteriorados, una radio en una mesita en una esquina, los muebles parecían tener no menos de unos 20 años, gastados y su tapiz con agujeros y la esponja expuesta, la sala estaba en el comedor, la cocina, de dos estufas y muy pequeña, tenía una olla al fuego en la que se preparaba algo que despedía un olor apetitoso, definitivamente eran unas personas humildes que llevaban una vida muy apartada de la civilización, mas no por eso ellos no tenían modales, pudo apreciarse que la señora, a quien le gustaba que le dijeran Berta, les ofreció algo de comer, ya que era muy entrada la noche y el viaje aparte de largo había sido muy agotador.

-Los dos se ven con hambre- dijo la señora Berta mientras se dirigía a la cocina –Los frijolitos ya están hervidos ¿no quieren un poco?

-¡Por favor!- respondió León quien desde que salieron de la casa del profesor tenía hambre

-Si no es mucha molestia, me gustaría un poco- respondió Afíca.

Berta sirvió dos platos de sopa, mientras José les invitaba a sentarse a la mesa; el olor de los frijoles calientes se fusiono con un agradable aroma a tortillas de maíz con queso y por supuesto un poco de cebolla picada para darle un toque más gustoso, la cena estaba servida. León no dudó ni un segundo en seguir contemplando aquel manjar, desde el momento que el plato tocó la mesa, comenzó a devorar la comida; Afíca por otro lado, de manera educada y decente tomaba su sopa más lento, no significa que no tuviera el mismo apetito o que fuese inmune al hambre, pero ella era así, daba un extraño toque de disciplina y elegancia en todo, inclusive en su forma de hablar, aun cuando ella era un poco indiferente hacia León. Mientras comían, José le ofreció respuestas al muchacho, quien estaba más concentrado en llenar su estómago que en descubrir lo que estaba ocurriendo.

-Bueno, a decir verdad tengo muchas preguntas- dijo León atorado con la comida.

-¿Te importaría ser más educado?- Regaño Afíca golpeándolo en la cabeza.

-No se preocupe señorita, es difícil pensar con hambre- respondió José soltando una carcajada.

-El cerebro solo funciona si hay comida en el estómago- agrego Berta riendo.

Mientras departían todos en la mesa, las preguntas comenzaron a surgir debido a que muchas cosas que León no comprendía posiblemente José las podrías responder, sin embargo ¿Cómo un campesino puede ser miembro de los testigos? ¿Cómo podría responder a sus preguntas? se preguntaba León en su mente, pero como sabemos ya todos, siempre puede más la curiosidad.

-Bueno muchacho, ¿Cuáles son tus dudas?- Inició José mientras bebía un trago de una vieja botella de tequila.

-Verá, el profesor dijo que él únicamente respondería a ciertas preguntas relacionadas a cosas que encontré que involucran eventos históricos y cosas que le son ocultas a las demás personas- expresó el muchacho mientras continuaba comiendo.

-Bueno, como sabrás ya, el profesor Zepeda es miembro de un grupo que nos identificamos como testigos, nuestro deber es guardar la historia y la verdad de aquellos que la han ocultado- comentó José quien se acomodó en la silla – A lo largo de la historia, muchos de sus eventos han sido eliminados de los libros, se ha torcido la historia a voluntad de quienes quieren ocultar la verdad.

-¿Quiénes son los que la ocultan?- pregunto León muy intrigado

-No sabemos con exactitud quienes son, pero son una organización muy poderosa, lleva siglos ocultando la verdad y manipulando la historia; podría aventurarme en decir que en esto están involucrados muchos gobiernos, grupos económicos muy poderosos y puedo dar una certeza de que las mismas instituciones religiosas forman parte de este círculo- agregó tomando otro trago.

-¿Cómo puedes estar seguro de esto?- pregunto León mientras Berta le traía otro plato.

-Bueno ¿Quién podría tener la influencia y autoridad y además se beneficiaría de ocultar algo como lo que nosotros sabemos? la respuesta es sencilla, quienes están en el poder- respondió José al momento que llenaba nuevamente su vaso.

-Esto quiere decir que posiblemente haya mucha gente detrás de ustedes y de quien averigüe la verdad ¿Cierto?- pregunto León

-Exacto, para ellos la verdadera historia de la humanidad, así como muchas otras cosas que pueden hacer que la gente de todo el mundo se cuestione sobre lo que está pasando no les conviene- Explicaba José mientras se disponía a guardar la botella.

-¿Entonces quienes fueron a mi apartamento y me trataron de secuestrar fueron ellos?- pregunto sorprendido y un poco asustado mientras le quitaba la botella a José y se servía una cantidad considerable de tequila.

Impactado del alcance que tienen estas organizaciones, bebió el vaso de una sola vez dejándole una profunda sensación de quemada en la garganta mientras fruncía toda su cara producto de lo fuerte de la bebida, ante la mirada de asombro de todos los presentes solo se limitó a un seco "Entonces estoy completamente jodido"

Considerando el hecho de que ahora era un blanco para quienes persiguen a los testigos y demás personas que sigan la verdad, la única opción pertinente que le quedaba a León era llegar hasta el fondo del asunto, no podía hacerse para atrás; debía llegar al final del difuso camino que se le dibujaba enfrente; el calor que le producía el tequila por dentro se fue apagando poco a poco por la sopa que había cenado gracias a Berta, quien ahora estaba sentada en la mesa con todo el grupo.

-¿Qué es lo que vas a hacer ahora?- preguntó Afíca

-Bueno, no tengo a donde ir; aún hay preguntas que necesitan ser respondidas y esta es la mejor oportunidad de descubrir la verdad- respondió meditativo

-Es un camino muy difícil de recorrer- aseveró Afíca con la intención de averiguar si realmente León estaba muy seguro de lo que estaba por decidir.

-Estoy seguro- afirmó viéndola directamente a los ojos –Completamente seguro de que quiero llegar al final de esto-

Mientras hablaban sobre todo aquello que podría estarlo esperando, los posibles peligros que le aguardaban, la emoción y un poco de temor por parte de León no se podían ocultar de la expresión de su rostro, que si bien sea porque realmente le sorprendía la forma en que le contaba José de cómo será su vida a partir de ahora o por los efectos del tequila, a lo lejos; en la oscuridad de la noche y el silencio de la misma se pudo sentir que alguien venia por el camino empolvado lo que interrumpió la charla.

-¿Esperas a alguien?- preguntó Afíca levantándose y asomándose por la ventana de forma discreta.

-Ustedes eran los únicos que esperábamos- respondió José

-No hay nadie que nos visite, menos a esta hora- replicó Berta preocupada.

-Alguien nos ha estado siguiendo- Afirmó Afíca sacando una pistola de la parte trasera de su cinturón -¿Quién más sabía de nuestra llegada?- pregunto cargando el arma.

-¡Nadie más!- reaccionó José preocupado –Lo juro, nadie sabía que ustedes llegarían-

-¿Quién puede ser?- Pregunto alterado León levantándose con dificultad por la brusca forma en la que tomo el vaso de tequila.

-Shhh, apaguen las luces ¡Rápido!- Indicó Afíca a modo que para cuando quien quiera que se acercara no pudiera identificar gente en el rancho ni fuera del mismo.

Berta corrió y apago las luces, José se dirigió a su habitación buscando una caja que ocultaba bajo su cama, León se dirigió con cautela hacia una de las ventanas para ver quienes se acercaban. La oscuridad del lugar era tal que la misma iluminación de las estrellas y la luna eran más que suficientes para que afuera del rancho se viera muy claro, en el camino empolvado podía verse como se acercaba una distante luz que llegaba a la entrada del sendero por el cual Afíca y él horas atrás habían llegado; por su parte José sacaba de la caja una vieja escopeta de martillo a la cual alimentaba con cartuchos mientras se dirigía a donde se encontraba León.

-Estaré afuera, manténganse alertas- Ordenó Afíca a los demás mientras cerraba la puerta y corría hacia unos arbustos a un costado del camino.

-Si las cosas se ponen feas, ponte a cubierto- Indicó José a León señalando una portezuela bajo la mesa donde habían estado comiendo.

-¿Puedo ayudar en algo?- Pregunto el muchacho ante la situación tensa que estaba por desencadenarse

-Quédate tranquilo, nos encargaremos- dijo Berta llevándolo del brazo hacia la cocina alejándolo de la ventana.

La tenue luz que rompía la oscuridad de la noche se había vuelto más fuerte y el sonido del automóvil interrumpió la armoniosa melodía de los insectos que cantaban en la penumbra y entre las plantas de los lados del camino, por fin el vehículo se detuvo sin apagar las luces y se apreciaban cuatro siluetas de hombres portando armas de grueso calibre, por la forma en la que estaban parados al lado del transporte podía notarse que contaban con un nivel de experiencia considerable, era obvio que no eran amigos de ellos, venían buscando algo, tenían un objetivo; este era León.

El sonido metálico del equipo que cargaban los sujetos armados que salieron del vehículo estacionado frente al rancho de José y Berta generaba una inquietud en León, cada paso que daban equivalía a un latido del corazón del muchacho quien asustado estaba oculto en la habitación de sus anfitriones, trataba de ver por la ventana para identificar donde se encontraban, los múltiples cascabeleos resonaban alrededor de la casa, la oscuridad ayudaba a León y sus compañeros ya que los ocultaba de la mirada de los intrusos, los segundos pasaban y pareciera que únicamente estaban para asegurarse que nadie estuviera en el lugar, por la pinta que daba el rancho pareciera que no había habido nadie ahí en horas, la tensión en el ambiente si intensificaba, los sujetos armados se movían de un lado a otro en busca de alguien pero no había nadie.

Revisaron las zonas aledañas, se dividieron y rastrearon sin obtener frutos, mientras Berta y León de reojo se asomaban a la ventana de la habitación para ubicarlos, uno de ellos camino hacia el lado trasero del rancho y notó el vehículo en el que León y Afíca habían llegado, el sujeto se puso en situación y alerto a sus compañeros.

-¡Se están escondiendo!- Alertó mientras se cubría en un montón de leña que estaba a un costado del rancho.

Sin pensarlo dos veces sus compañeros abrieron fuego indiscriminadamente al rancho, sabían que si estaban escondidos ahí, se delatarían y les facilitarían su trabajo.

-¡Tírense al suelo!- Gritó José cubriéndose en la pared

-¡Mierda!- gritó León tirándose al suelo con Berta

-¡Los encontré!- Indicó el sujeto que se cubría en la pila de leña dando a entender que escucho a José y León dentro del rancho.

Los individuos cesaron de disparar para recargar mientras se movilizaban con la intención de penetrar al rancho y capturar a León, sin embargo las acciones daban a entender que realmente no querían capturarlo vivo; entre tanto, el sujeto que había identificado las voces se dirigió hacia la ventana del cuarto donde se encontraban Berta y León, de un vistazo logro ubicarlos y con su rifle de asalto rompió el vidrio y comenzó a disparar a todos lados.

-¡Maldita sea!- grito de susto y enojo León - ¿Qué carajos está pasando?-

-¡Nos disparan muchacho!- Respondió José mientras dejaba ir un tiro hacia el grupo de sujetos armados que ya habiendo recargado se movilizaban hacia la casa.

Mientras José indicaba que se cubrieran y el sujeto de la ventana disparaba, todos los demás recargaron y volvieron a abrir fuego contra el rancho, las balas caían como gotas de lluvia, las paredes se astillaban y piedras, madera y polvo se esparcía por todos lados, las cosas dentro de la sala y el comedor volaban despedazándose y cayendo al suelo; León casi con la cara a ras de piso se arrastró rápidamente hacia la pared para evitar estar dentro del alcance de las balas, sin embargo no había salida; estaban rodeados. Al llegar a la pared, el sujeto de la ventana introdujo el rifle tratando de identificar a alguien dentro, al mismo tiempo que las descargas cesaban José respondió al ataque con su vieja escopeta incapacitando a uno de los individuos quien se desplomó al instante producto del impacto de la descarga del arma; tan pronto sus compañeros vieron lo sucedido avanzaron rápidamente hasta entrar por la puerta disparando a modo que no dejaron que José continuara respondiendo al fuego, entre tanto, el sujeto de la ventana divisó a José en la puerta de entrada al rancho cubriéndose mientras trataban de entrar, soltando una descarga en su dirección.

Los disparos fallaron, sin embargo esto dio lugar a que los individuos armados entraran al rancho quienes sin mediar palabra disparaban a todo lo que estuviera arriba del metro cincuenta de altura. Tras la ráfaga de tiros a todos lados, vieron a José amartillando su escopeta a quien derribaron y desarmaron, todo estaba pasando tan rápido que no había tiempo de meditar ni razonar, era actuar o morir, León reacciono tomando el guardamano del rifle del sujeto de la ventana quien reacciono disparando a lo que provocó la reacción del joven de dirigir los tiros hacia los sujetos que estaban a punto de disparar a José quien tirado en el suelo casi sin posibilidades de sobrevivir se había resignado. Los disparos provocaron que los individuos se dispersaran dentro del rancho, mientras león forcejeaba con el sujeto de la ventana José comenzó a disparar su escopeta contra los intrusos; el intercambio de disparos se extendió por unos minutos, los cargadores se acababan uno a uno, los cartuchos de la escopeta de José comenzaron a escasear y las fuerzas de León se terminaban, en un descuido se deslizo el guardamanos y recibió un golpe en la nuca desplomándose y perdiendo el conocimiento por unos segundos, Berta y José fueron sometidos por los intrusos quienes los llevaron fuera del rancho a punta de fusil, todo estaba perdido.

Al momento que todos cayeron, un disparo mató a uno de los intrusos provocando la reacción de responder al fuego, no podía divisarse de donde habían disparado, el sujeto de ventana ordenó a León que se dirigiera a la sala con los demás mientras se movilizo a interceptar a quien había disparado a su compañero. José y Berta estaban siendo apuntados por el sujeto armado restante quien no les quitaba la mirada de encima y gritaba a León que se apresurase; mientras que fuera del rancho se escucharon otras descargas e inmediatamente una estrepitosa caída, el sujeto que apuntaba a León y los demás, se precipitó a ver qué había pasado afuera. No había dado ni cinco pasos de la puerta de entrada cuando recibió un fuerte golpe en el pecho e inmediatamente fue desarmado, seguido de un gancho a la mandíbula y posteriormente arrojado con una fuerza descomunal hacia la pared.

-Más te vale quedarte en el suelo- Dijo la silueta que difícilmente podía reconocerse por el fuerte brillo de la luz del vehículo de los intrusos mientras propinaba una patada a la cabeza del ya neutralizado agresor.

La silueta entro al rancho y extendió la mano a León a quien levanto, mientras se reincorporaba, reconoció el rostro de aquella persona que había acabado con los intrusos, era Afíca quien momentos antes del ataque se había ido a ocultar afuera. Una vez pasado el asalto, José y Berta empacaron algunas cosas y sin perder el tiempo, se subieron al automóvil y emprendieron marcha lejos del rancho, alguien estaba detrás de León, la cuestión que daba vueltas en la cabeza del muchacho era ¿Por qué querría alguien capturarlo o matarlo? La información a la que había tenido acceso no era algo tan grave, pues si divulgase lo que sabe, difícilmente lo creería y lo tacharían de loco, pues decir que la historia que conocemos y todo lo que nos rodea es una gran mentira para ocultar algo enorme es muy difícil de creer inclusive con pruebas que lo demuestren.

La noche terminaba y la Luz del sol empezaba a acariciar el cielo, el viento golpeaba la cara de León quien inmediatamente despertó, Afíca conducía en silencio, pensativa; parecía que algo no cuadraba ¿Cómo era posible que los encontraran en un lugar como ese? mientras meditaba en los posibles riesgos que esperaban su rostro mostraba una clara preocupación por el bienestar del muchacho quien después del ataque ocurrido en el rancho estaba claro que no era capaz de defenderse en una situación así de extrema y definitivamente no tenía lo que se necesitaba para los peligros que estaban por venir.

-José, necesito que llames a Eduardo- solicitó Afíca mientras le pasaba un celular

-¿Así de mal están las cosas?- preguntó José mientras marcaba.

-No lo sé- respondió llevando su mano a su cabeza reacomodando su cabello- Pero no quiero arriesgarme a que las cosas se pongan más feas para nosotros- continuó.

Eduardo Pietros era un Mayor de la Marina de México quien estaba encargado de las operaciones contra el narcotráfico y los cárteles que operaban en la zona del Estado de Colima quien estaba involucrado con los Testigos. Afíca lo conocía desde ya tiempo atrás, explicó a León que estarían a salvo una vez llegasen al centro de operaciones de la Marina, descansarían un tiempo y luego emprenderían el viaje hacia el Tíbet, donde conocería a la persona que le daría las respuestas a ciertas interrogantes y sería ahí donde tomaría la que podría ser la decisión más grande de su vida; el muchacho estaba intrigado ¿Cuál podría ser esa decisión tan crucial? ¿Cómo alguien como él podría ser tan importante como para que se arriesguen de esa forma? seguramente esa persona podría darle una explicación con más sentido, mientras más preguntaba a Afíca, la respuesta era la misma "todo a su tiempo" "si te lo digo yo, no me lo creerías" por esa razón estaba convencido en que debía llegar al fondo de esto.

Tras la llamada de José, las indicaciones fueron el apresurarse y no detenerse ante nada más que para cargar combustible, una vez en Colima serian escoltados por vehículos de la Marina hasta llegar al centro de operaciones donde podrían descansar el tiempo que fuese necesario; sin embargo a pesar del oasis que significaba esto, no siempre podrían estar a salvo, a pesar de todo Afíca continuaba preocupada, perdida en sus pensamientos fue interrumpida por León quien muy impresionado por su fuerza y sus habilidades de pelea le preguntaba sobre dónde y cuándo había aprendido todos esos movimientos, cómo había logrado pelear de esa forma, parecía un niño emocionado que quería aprender a hacer lo mismo, ella dirigió unos segundos una mirada al muchacho diciéndole con una sonrisa que le enseñaría algunos trucos una vez en la base.

-Los viajes largos son mejores con música Sta. R'aas- Dijo Berta poniéndose en medio de León y Afíca mientras encendía la radio.

-¡Cierto!- exclamó apoyando el argumento de su esposa un José reanimado con la propuesta.

-Está bien, pongan algo que evite que nos durmamos- indicó Afíca

Berta le ordenó a León buscar alguna emisora que tuviera música decente, paso por todos los géneros hasta que cayó en una la cual transmitía "Cielito lindo" con la cual reaccionaron todos cantando al unísono dejando boquiabierto al muchacho pues Afíca los acompañaba. De la preocupación rápidamente hubo un salto a la diversión y alegría; es increíble como una canción puede cambiar un mal momento, un pensamiento o un recuerdo y transformarse en algo que vale la pena recordar. El viaje continuó así como un repertorio de música de mariachi y las voces desafinadas de todos, León al ver que no podía vencerlos, decidió unírseles cantando como si aullara a la luna, a pesar de cantar de la patada ese momento ayudo a quitarles el estrés la presión y el cansancio ya que no habían dormido en un buen tiempo.

Tras un buen lapso de tiempo al volante, José tomo el mando del vehículo mientras Afíca descansaba en el asiento trasero con Berta, aprovecharon a platicar para conocerse mejor; José explico que una vez fue un contador y que trabajaba en la biblioteca central del D.F. cuando conoció al profesor Zepeda con quien entablo una larga amistad, su interés por la historia antigua fue contagiado luego de identificar ciertos vestigios Aztecas con una gran importancia cultural encontrados en una zona rural no muy lejos de la costa atlántica, pero en lugar de haber sido enviados al museo nacional pasaron a manos de un contratista de una constructora que se apropió del terreno y posteriormente construyo una serie de condominios sobre el lugar donde fueron encontrados los artículos precolombinos, tras lo sucedido, contacto con el profesor quien ayudó a recuperar de forma legal dichos artículos. Tras una lucha en los tribunales fracasaron en el intento de recuperarlos, sin embargo José se hizo más cercano al profesor ayudándolo a trabajar en ciertos proyectos e investigaciones a tal grado que fue incluido dentro de los Testigos.

La razón por la cual termino viviendo en un rancho en medio de la nada aún no le quedaba claro y León no era tan imprudente como para preguntar, sabía que tenía sus razones. León conto sobre su vida y toco el tema sobre su madre debido a la pregunta que José le había hecho sobre ella.

-La verdad, no recuerdo mucho sobre ella- respondió meditativo- nos abandonó a mi papá y a mí cuando yo tenía quizá unos tres años, lo único que recuerdo de ella es una difusa imagen, pero sí recuerdo el olor de ella- continuó mientras cerraba los ojos recordando los pocos detalles que tenia de su madre-No sé cómo, pero ella olía a rosas.-

La charla continuó con León preguntándole a José acerca de cómo conocía a Afíca, la respuesta fue más larga de lo que esperaba pero explicó que veinte años atrás, él había colaborado con una investigación con el profesor Zepeda la cual había sido el trabajo de toda la vida y carrera del mismo, ya que era un estudio sobre la historia, la religión y la sociedad. Era un documento de al menos unas quinientas páginas en las que detallaba un estudio a las religiones y su conexión con la historia de las civilizaciones y demás cosas que ya sea por los dogmas religiosos en su país o la miopía académica de las autoridades de la Universidad de México lo habían censurado y luego el ministerio de cultura lo vetó y desprestigio la imagen del profesor catalogando a su trabajo como una pila de patrañas y argumentos inverosímiles y sin sentido científico. Tras unos meses y su publicación en el internet un grupo de personas empezó a darle cacería a los ejemplares y amenazas de muerte para el profesor y José si continuaban publicando o divulgando cualquier cosa relacionada con informaci��n vinculada al trabajo que habían realizado.

La negación de ambos y su fuerte convicción provocó que las amenazas se convirtieran en intimidación física, fue ahí cuando Afíca apareció; ella es una enviada por lo Testigos para proteger a los que conocen la verdad, la misión que le habían encomendado era llevar a un lugar seguro al profesor y su familia, yo por mi parte estaba a salvo ya que no me había involucrado directamente a pesar de saber el contenido del condenado trabajo. Afíca se confío mucho pues no consideraba que los matones que enviaban llegarían a subir de nivel su método de amedrentamiento hasta que cierto día la esposa del profesor regresaba de hacer las compras de la semana cuando dos hombres montados en una motocicleta le dispararon varias veces a plena luz del día frente a su casa, fue ahí cuando Afíca comprendió que se había tomado muy a la ligera las medidas de seguridad, inmediatamente movió al profesor y su hijo a un lugar seguro, cambiando de nombre y en un lugar donde nadie pudiera reconocerlos, desde ese momento, ella ayudó al profesor a criar al niño, pues muy dentro de ella tenía el remordimiento y la culpa de su falta de cuidado, cargaba en su conciencia la muerte de la esposa de alguien que había luchado por dar al mundo la verdad oculta, por un estúpido descuido.

León comprendió que Afíca era dura e indiferente al inicio porque quería concentrase en cumplir en un cien por ciento su misión ya que cualquier descuido podía costar muy caro, algo que no estaría dispuesta a repetir. Por esa razón, ella había entrenado tanto al punto de haber afilado sus habilidades para estar lista para cualquier cosa y para cualquier situación, era increíble que una mujer atractiva tuviese un semblante tan serio, pues la mayor parte del tiempo ella no gesticulaba con su rostro, por fuera, ella parecía una mujer dura, fría y despiadada; sin embargo ella era una persona bastante amable y generosa, el dicho de "no hay que juzgar un libro por su portada" aplicaba perfectamente con ella. Al cabo de unas horas, León tomo el timón y condujo hasta Colima donde estaban esperando un pequeño convoy de vehículos de la Marina quienes los conducirían al centro de operaciones donde estaba esperándolos el Mayor Pietros; Afíca se despertó poco tiempo antes de encontrarse con los marinos quienes le hicieron señales de alto.

-¿Usted es la agente Eleonore Langley?- pregunto un marino

-Así es- respondió Afíca mostrando una credencial falsa

-Bien, el Mayor la está esperando en el centro de operaciones- respondió indicándole que los siguieran.

-¿Quiénes son ellos?- preguntó refiriéndose a sus acompañantes

-Ellos son informantes que tengo en régimen de protección y el otro es mi compañero de jurisdicción- respondió refiriéndose a León.

-Bueno, siga al primer vehículo por favor- dijo señalando a un vehículo de asalto que empezaba a movilizarse alejándose del convoy.

Se dirigieron de ésta forma a encontrarse con el Mayor, donde podrían estar seguros hasta que estuvieran listos para emprender su rumbo al Tíbet.

...................

Tras la llegada al centro de operaciones y haber expuesto la situación, Pietros comprendió que no estarían seguros aún ahí, fue por eso que consideró llevarlos al destacamento militar donde se realizaba la planificación estratégica y logística de las operaciones, donde podrían descansar más tranquilos y así emprender su viaje al siguiente punto de su agenda.

Tras haberse trasladado al destacamento, les asignaron un barracón que utilizaban como almacén de equipamiento, al momento de instalarse en el lugar Afíca le solicitó a Pietros una radio para comunicarse con el "controlador de misión". Pasados unos minutos llego un marino a entregar la radio que habían solicitado; sin preguntar ni mediar palabras se retiró indicando que la comida se serviría en una hora en el comedor B. Tras unos ajustes y una sintonización de frecuencia la radio comenz�� a emitir un extraño zumbido y luego una estática con sonido metálico comenzó a escucharse más claro una voz femenina en el comunicador.-Me alegra que estén a salvo- dijo la voz en la radio

-Por increíble que parezca, ya empezaba a echar de menos tu molesta voz- respondió Afíca

-¿El muchacho está bien?- Pregunto la operadora

-Por supuesto, no en vano me enviaron- respondió nuevamente

-Si tan solo hubieses escuchado mis consejos y hubieras llevado contigo más comunicadores habrían sabido que llegaban esos sujetos armados al rancho- reclamó molesta la mujer

-Skadi, basta… estamos bien, nadie resulto herido y eso es lo que importa- Respondió Afíca comenzando a malhumorarse.

-Recuerda que no está preparado para estas situaciones- indicó Skadi quien había estado monitoreando la situación desde que salieron de El Salvador y partieron a México.- Debes hacer algo al respecto- recomendó la operadora.-Lo sé- rezongó Afíca frotándose el rostro por el cansancio.

Antes de cortar hablaron sobre la búsqueda de otros potenciales receptores que habían sido encontrados y que era imperativo que llegaran a la central para iniciar la búsqueda; Afíca compartía esa idea sin embargo explicó que el muchacho no estaba listo aún y necesitaría algo de tiempo que asimilara lo que estaba pasando, especialmente cuando hablara con "él" pues posiblemente las cosas que se le van a revelar sean muy difíciles de digerir. Finalizada la transmisión, Afíca buscó a León para decirle que a partir de mañana comenzaría a entrenarlo para que pudiera responder adecuadamente a las posibles amenazas que vendrían en el futuro, el muchacho emocionado y a la vez asustado aceptó con un entusiasmo un tanto inocente ya que no sabía la clase de entrenamiento que tendría.

A la mañana siguiente, Afíca levanto a León y lo llevo a la pista para que se ejercitara un poco, el frío de la madrugada y la oscuridad de la misma hacían difícil que se concentrara sin embargo como respuesta, Afíca le retiro su sudadera para que se fuera acostumbrando al clima del lugar, comenzaron con un estiramiento y el respectivo calentamiento y luego un trote a ritmo moderado. León no era un flojo, hacia una rutina de ejercicios siempre que podía y su voluntad lo permitiera, sin embargo no era tan atlético como su compañera, quien tras un kilómetro de recorrido retó a León a seguirle el paso, quien por orgullo accedió; pasados unos minutos se dio cuenta del grave error que había cometido pues sus pulmones se quedaban sin aire y sus fuerzas se acababan con cada zancada que daba, por otro lado Afíca aumentaba la velocidad a tal grado que en cuestión de segundos se alejó lo suficiente como para que ya no pudiese alcanzarla.

Pasados unos minutos, León se rindió y para no quedar en mal, comenzó a realizar abdominales; así paso media hora viendo las incontables vueltas a la pista que Afíca había realizado manteniendo la misma velocidad. "Esa mujer está hecha de acero" se decía una y otra vez muy sorprendido de la condición física de ella. Al terminar de correr en la pista llego a donde estaba sentado León boquiabierto, la luz del sol ya se hacía presente iluminando el muy bien formado cuerpo de Afíca, quien se estiraba nuevamente para relajar los músculos; en una descripción gráfica ella era una mujer alta, de un metro noventa aproximadamente, su cabello era como del color de la arena del desierto del Sahara, rizado levemente y abundante, sus ojos amarillos y su tez blanca como el marfil, sus labios tenían un pigmento rosa muy suave con una tenue sonrisa, sus hombros estaban muy definidos debido al entrenamiento que hacía, sus piernas largas y muy fuertes, sus tobillos delgados y su complexión era a ojos de un escultor renacentista perfecta. Mientras León divisaba estos detalles y de cierta forma babeaba mientras la veía, ella se percató del escaneo visual que el muchacho realizaba en su estructura física. -¿Se te perdió algo?- Preguntó Afíca

-Uh, no- respondió León un poco avergonzado –Lo siento- continuó

-Tranquilo, no pasa nada- agregó ella riendo.

-¿Cuánto tiempo llevas entrenando?- Pregunto el asombrado por la condición física de Afíca.

-Más de lo que podrías imaginar- respondió extendiéndole la mano para levantarlo.

Mientras caminaban de vuelta a la barraca, ella le explico que debía fortalecerse para poder estar preparado para cualquier situación, así mismo le dijo que le enseñaría todo lo que sabía sobre defensa personal y demás cosas; indicó que se alistara y luego del almuerzo, lo llevaría al campo de tiro para que aprendiera a usar armas. León comprendía que las circunstancias lo habían empujado a éste punto, las reglas habían cambiado y comprendía muy bien que había gente que lo perseguía, sin importar el porqué; no se detendrían ante nada para capturarlo o eliminarlo y esto significaba un problema ya que él quería llegar al fondo de esto, la única forma para salir vivo y responder a todas sus preguntas era preparándose para cualquier situación y después de haber visto a Afíca en acción, sabía que ella seria perfecta para entrenarlo en todo lo que fuese necesario.Fue de esta manera que desde ese momento todos los días León era entrenado de forma rigurosa por Afíca, aprendió combate cuerpo a cuerpo y manejo de armas, así como le enseño a mantener la calma en situaciones de alto estrés llevándolo a pruebas muy complicadas, que requerían una gran concentración, al cabo de dos semanas León entrenaba a la par de los miembros de la Marina mexicana mientras esperaban el transporte que los llevaría hacia el Tíbet. Lo riguroso del entrenamiento marcaba una gran diferencia entre el estilo de vida que llevo una vez el muchacho quien nunca hubiera pensado terminar en un lugar como