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Chapter 237 - CAPÍTULO 191- Padre e hija. Parte 1.

CAPÍTULO 191- Padre e hija. Parte 1.

(Pov- Kei.)

Fufu. No es por presumir, ¡pero mi hija es muy increíble! Y no lo digo solo porque yo soy el padre, ¡sino porque lo demuestra!

—¡Muy bien, hija, lo hiciste bien!

—C-cariño, t-te estás desangrando.

Mi hija tiene un gran poder mágico, pero no lo controla muy bien. Una esfera de fuego destruyó parte de mi costado izquierdo, pero ya se está regenerando.

—Bien, hija, mueve tu brazo a tu izquierda, bien...

Hace 12 días nació mi linda hija, ¡y cada día me sorprende más! No solo heredó la belleza de Terkiana, ¡heredó mi gran poder mágico! Belleza y poder... ¡Ahhhhh! ¡Espero que no se vuelva una Sei Molfer 2! Ya tengo suficiente con Mei, que cada día se vuelve más idéntica a nuestra madre.

—¡Tan linda!

Esta linda ropa roja le queda perfecta.

—¿Qué opinas, Drin? ¿Le queda bien?

—Se ve adorable, pero creo que se vería mejor ¡no usando tu dedo como chupón!

Ah, sí, olvidé decirlo. A mi hija le gusta verme sufrir, así que siempre que intento acariciarla, ella me quita un dedo con sus propias manos. Duele, pero es un precio que debo pagar por verla sonreír.

¡Realmente espero que no se vuelva una Sei Molfer 2!

—Oye, Drin, ella no sabe lo que hace... Eso espero. No te preocupes.

—Cuando yo tenga mi propio bebé, no dejaré que te haga daño, cariño. ¡Y espero que se parezca a ti, cariño!

—Mmm. ¿No será incómodo tener un hijo idéntico a mí?

—Nop, porque tú serás el original, cariño.

Cargo en mis brazos a Nadia, que sigue usando mi dedo cortado como chupón.

—Vamos a dar un paseo.

—¡Cariño!

Ah, mi hija me lanzó una esfera de fuego a la cara, pero ya sabía que iba a hacer eso.

La esquivé, pero destruyó el techo.

—¿Otra vez?

Levanté la mirada y miré a Mio, mirándome desde el segundo piso.

—Sí, otra vez.

—Ah. Iré por madera.

A este paso, necesitaremos conseguir una casa más grande y resistente.

Entré a la habitación de Terkiana, que está descansando. Los Elfos tienen cierto tiempo de recuperación después de tener un hijo. Creo que tiene que ver con sus cuerpos o algo así, no lo sé, no soy doctor. Pero tampoco soy un ignorante, investigué. Los cuerpos de los Elfos, al tener un hijo, cambian, para que sus bebés adopten la genética de los Elfos... Eso creo. Más bien, los cuerpos de los Elfos son más especiales que los humanos, y los bebés, al dejar los cuerpos de sus madres, se adaptan a vivir sin ellas y las madres se adaptan a vivir sin los cuerpos de sus hijos dentro de ellas. En ese periodo de adaptación, los Elfos no tienen la energía suficiente para moverse. Terkiana podrá volver a levantarse en una semana.

—¿Me das permiso de llevar a Nadia de paseo?

—Kei, eres el padre, no necesitas mi permiso. Pero no dejes que se acerque a otras personas, tú eres el único raro que disfruta que Nadia casi lo mate.

—¡Es que no puedo evitarlo! ¡Mira su cara!

—¿E-ese es tu dedo?

—... Sí.

Terkiana suspiró.

Sí, sí, lo sé, mi hija está un poco loca, ¡pero apenas es una bebé! No sabe lo que hace.

—Kei, no dejes que tu hija te trate así, se volverá una costumbre.

—Es una niña pequeña, con el tiempo amará a su padre. ¿Verdad, Nadia...?

—¡Kei!

Alcancé a esquivar la esfera de fuego y volvió a destruir el techo.

—¡¿Otra vez?!

—¡Perdón, Mio!

—Kei...

—Sí, lo sé, Terkiana. ¡Pero un paseo por el bosque la tranquilizará!

—Por eso, Nadia, debes amar a tu padre y no tratar de matarlo. Si me muero, los demonios ganarán y el mundo pacífico que quiero para ti desaparecerá.

Un agradable paseo por el bosque con mi hija en mis brazos. Algo que nunca creí que sucedería. Yo tengo ahora una adorable hija. ¡Tengo una hermosa hija! ¿Me volveré un padre sobreprotector o mi sangre Molfer me obligará a entrenarla hasta casi matarla? Mi madre hizo eso conmigo. ¿Debo mantener la tradición de casi matar a los niños Molfer?

No lo sé, pero con el tiempo lo sabré.

—Sabes, Nadia, tu padre, yo, es un chico... ¿raro? Sí, supongo que puedo usar esa palabra. Soy raro. Muy raro... Y también un asesino. Sí, he matado personas, pero solo personas malas. Aunque el hecho de que sean personas malas no significa que matarlas sea algo bueno. Matar es malo, soy un asesino. Lo siento, Nadia, tu padre no está libre de pecados. He asesinado a muchas personas, tantas que ya perdí la cuenta. Las primeras veces que le quité la vida a alguien, me sentí... enfermo... Malvado... Asqueroso... Yo le había quitado la vida a una persona. Mis manos estaban manchadas con la sangre de una persona. Todos los años que le quedaban de vida a esa persona, yo se los quité. Yo... había matado a alguien. Mi madre me obligó a matar a personas hasta que me acostumbré a hacerlo. Me volví un asesino sin remordimientos. Ahora mato a las personas malas sin sentirme mal por ellas. Soy asqueroso, lo sé... Pero eso no significa que tu padre sea una mala persona, Nadia. Acepto que soy un idiota, un raro, infantil, entre otras desagradables palabras, pero me considero una persona buena.

Me senté debajo de un árbol y le acaricié la mejilla a mi linda hija.

—Seré un buen padre para ti, Nadia. Nunca te faltará nada, te lo prometo. Vas a crecer como una chica fuerte y feliz. Yo siempre te protegeré, hija, aunque me cueste la...

Volví a esquivar una esfera de fuego y destruyó el tronco.

Me alejé del árbol que cayó justo al lado de nosotros.

—Creo que serás más fuerte que yo cuando tengas mi edad, hija.

Mi linda Nadia se está riendo de mi sufrimiento, pero no me importa. Verla reír y sonreír es un pago justo por mi sufrimiento.

—Yo siempre te protegeré, hija, aunque me cueste la vida. Te volviste lo más importante para mí, y no quiero perderte.

Miré a mi alrededor. Nadie me está viendo... Ah, esto será vergonzoso, ¡pero quiero que mi hija me deje de intentar matar!

—¡Mira, Nadia!

Saqué una muñeca de Sei Molfer de mi bolsillo.

—Mira, ella es tu abuela. Es tan famosa que incluso tiene muñecas con su imagen. ¡A ella le tienes que hacer daño, no a tu padre! Así, mira.

Comencé a golpear a la muñeca.

—¡N-no me pegues, hijo, soy tu madre, solo soy una pobre anciana! ¡Perdón por lo que te hice!

¡Ahhhhh! ¡Qué vergüenza, pero es necesario para darle una lección a mi hija! Estoy fingiendo la voz de mi madre, para que mi hija sienta lástima por ella.

—No te preocupes, madre, te perdono, y perdón por golpearte, los hijos no deberían golpear a sus padres, y menos golpearlos con esferas de fuego. ¿No estás de acuerdo, hija...? ¡Ahhhh! ¡Mis ojos!

¡¿Eso era ácido?!

[Daño por veneno.]

¡¿Daño por veneno?! ¡¿Mi hija puede crear veneno?! No, lo más importante, ¡¿puede lanzar veneno por las puntas de sus pequeños dedos?!

¡Hija, no te rías de tu padre en este momento, me estoy quedando ciego!

Usé mucha de mi energía mágica para evitar que mis ojos se derritan.

¿Cuántos puntos de vida perdí?

[Respuesta: 4%.]

... Ah... ¡Ahhhh! Considerando la gran cantidad de puntos de vida que tengo, que mi hija sea capaz de quitarme todos esos puntos de un solo ataque, ¡es increíble!

—¡Tan fuerte!

Le di un beso en la frente.

—¡Serás una gran Molfer! Y considerando que tienes sangre de Elfo, ¡serás la líder de la familia Molfer por mucho tiempo! Y no debes preocuparte por tu descendencia por al menos 500 años. No seas como tu abuela, que se desesperó porque sus primeros hijos fueron hombres y cuando tuvo a Mei y a mí, se desquitó con nosotros y casi nos mató mientras entrenamos. Mmm... Aunque me gustaría ver a mis nietos... Pero soy humano, vivo menos de 100 años. Tal vez mi poder mágico me permita vivir por lo menos 150 años. ¿Habrá alguna manera de volverme inmortal? Me gustaría verte crecer, hija... Ah... Una linda mentira, ¿no?

Es bastante probable que no pueda ver crecer a mi hija... Mejor no pienso eso por ahora.

—Ahora, hija, te enseñaré el valor de la vida. Yo mato personas sin dudarlo porque soy un maldito enfermo, pero no olvides que matar está mal. Todos merecen una segunda oportunidad. Todos tenemos bondad en nuestro corazón. Si los matamos, les quitamos esa oportunidad de hacer lo correcto y dejar atrás la maldad que tienen. Yo sé que todos tenemos bondad en nuestro interior y que merecemos una segunda oportunidad, pero yo mato a las personas porque me acostumbré a hacerlo por culpa de tu abuela... Ah... La familia Molfer está loca. Seríamos los villanos perfectos para alguna historia. Sin exagerar, nosotros, los Molfer, somos más importantes que la mayoría de las familias de la realeza que existen en este mundo, ¡pero que no se te suba a la cabeza, hija! Aunque somos importantes y ricos, no debemos dejar que la codicia nos corrompa. Mi madre me enseñó que lo más importante es estar cómodo y feliz. Nosotros, aunque somos nobles importantes, no respetamos los códigos de conducta que la gente refinada tiene. Nosotros no nos arrodillamos ante alguien que no merezca nuestro respeto, aunque algunas veces lo hacemos para aparentar que los respetamos. Hija, casi nunca te obligaré a hacer algo que no quieres hacer, ¡pero eso no significa que no te obligaré a hacer algunas cosas! Asistirás a la escuela, comerás saludable, harás ejercicio, te vas a bañar todos los días, no dirás groserías y, por supuesto, vas a respetar a tus padres, eso significa que no intentarás matar a Terkiana o a mí... ¿Ya te aburrí con mis palabras, hija?

Mmm... Escuché un pequeño sonido. Creo que tiene hambre.

Saqué un biberón con leche de Terkiana de mi "Almacenamiento mágico".

—Creo que no se debe alimentar con biberón a un recién nacido... Mejor te llevaré con tu madre.

Regresé a casa y dejé a Nadia con su madre, para que la alimente con su pecho.

Me senté en la cama y suspiré.

—Esto de ser padre es... interesante. Supongo que es la palabra perfecta para describir lo que siento. Siempre pensé que sería fácil o algo así, pero es algo estresante.

—Kei, debes dormir, nuestra hija no morirá mientras duerme. Tus ojos te exigen que duermas.

—No... Esa es una de las muertes más comunes en bebés.

—Pero si te quedas despierto siempre vigilando a Nadia mientras duerme, te afectará, Kei.

—Estoy acostumbrado a no dormir.

Nirfei salió de mi pecho.

—No te preocupes, Kei, yo la vigilaré, no te preocupes, recuerda que soy un espíritu de fuego, casi no necesito dormir.

—Ah... Es cierto... Lo olvidé... Te tomaré la... palabra...

Cerré los ojos y me acosté al lado de Terkiana.

Me preocupo demasiado por mi hija, pero debo confiar en las demás. Tengo miedo de que mi hija deje de respirar mientras duerme, por eso la vigilo cuando duerme, para asegurarme de que esté bien. Esto de tener una hija es algo nuevo para mí, por eso mis nervios no desaparecen.

Pero no me quejo... Nadia se volvió una existencia importante para mí, y ella no puede protegerse a sí misma. Yo debo protegerla. Debo asegurarme de que crezca a salvo... Debo hacerlo.