Mundo Interior de Ichigo
Ichigo después de que fuera dejado totalmente fuera de combate. Ingresó a su Mundo Interior, como si alguien lo estuviera llamando, y él sabía quien era ese alguien.
Pero una cosa le resultaba extraña, esa cosa era qué, mientras luchaba contra Aizen, derrepente y sin previo aviso sintió un golpe en la nuca, sus sentidos se apagaron rápidamente, haciéndolo caer al suelo. Lo raro es que él recordaba haber verificado que nadie se moviera alrededor de ellos o que hiciera algún gesto como para intervenir en su pelea. Sin lugar a dudas todo había sido todo muy extraño, a la vez que algo inquietante por la forma en la que sucedieron las cosas.
"¿Qué fue lo que pasó?" se preguntó en voz baja mientras observaba su mano, a la vez que pensaba en su situación. Se encontraba ubicado en el mismo edificio que la última vez, y sabía que era cuestión de tiempo para que su Zanpaküto hiciera acto de presencia, cosa que no se hizo esperar.
"Hola, Rey" escuchó a su espalda. Dió media vuelta ya sabiendo con quien se encontraría.
"Zangetsu..." susurró, al ver a su Zanpaküto frente a el. Lo vió con una mirada fría acompañada con unos ojos desolados. El Hollow se dió cuenta de como su portador lo veía. Su semblante paso a uno más relajado antes de hablar.
"Lo sient-"
"CÁLLATE" demandó rotundamente Ichigo mientras su ojos se clavaban en la mirada de Zangetsu. Sus ojos ardían en furia. "¡Tú tienes la maldita culpa de esto! ¡¿Qué fue lo que hiciste?! ¡Ahora por la estúpides que sea que hayas hecho antes, como puedes ver. Fuí capturado por Aizen y estoy rodeado de gente que podría matarme en cualquier momento, maldición!" le gritó con todo el enojo acumulado que tenía. El regañado solo lo seguía observando. Al terminar se llevó las manos a la cara y se arrodilló. Ya no tenía a donde ir ni a donde volver, ni amigos, ni nada, no le quedaba absolutamente nada. Estaba desesperado y no tenía idea de que hacer ahora.
Zangetsu solo seguió mirando a su portador, sabía que estaba enojado, muy enojado, y con razón. Fue imprudente, se dejó llevar por su impulso de lucha y descuidó su objetivo. Su único propósito, la seguridad de Ichigo, nada más debería importarle si no eso.
Sabiendo que ese error que cometió no se resolvería tan fácilmente. Solo podía hacer algo, así que caminó lentamente hacía Ichigo y le colocó suavemente una mano en el hombro.
"Levántate, Rey" le dijo calmadamente. Ichigo no reaccionó en lo más mínimo, seguía en la misma posición, como si no lo hubiera escuchado, estando sumergido totalmente en su miseria. Zangetsu lo agitó un poco pero de un movimiento rápido Ichigo le apartó la mano de un golpe y se alejó bruscamente de el.
"Quítame tus malditas manos de encima" exclamó furtivamente ante el tacto de Zangetsu. Zangetsu lo siguió mirando de la misma manera y suspiró. Iba a hablar, hasta que vió algo que creyó imposible y que nunca pasaría, pero se había equivocado y la situación frente a el se lo decía a gritos. Ahora el enojado era Zangetsu.
Delante de el. Ichigo había desenfundado a la propia Zangetsu de las vendas que la cubrían, y la había posicionado directamente en...
Su cuello...
Su desesperación había llegado al límite y ahora era más de lo que su mente podía soportar en ese momento. Su mirada no reflejaba nada ni miraba a nada, solo miraba hacía arriba, la punta de la espada comenzaba a hacer presión poco a poco contra su piel y producto de este roce comenzó a correr un ligero hilo de sangre por la punta de esta.
Frente a él, Zangetsu estaba parado, observandolo con molestia. "No lo hagas, no sabes lo que haces así que déjalo" le dijo. Ichigo bajó un poco la mirada para conseguir verlo aunque sea un poco.
"Se exactamente lo que hago, y lo haré, estoy cansado y solo quiero descansar" respondió con tono bajo.
"¡Dije que dejes esa mierda! ¡YA!" demandó con furia Zangetsu. Por su parte a Ichigo se le formó una sonrisa triste en el rostro.
"Zangetsu, ¿Qué es la vida?" preguntó. El Hollow no respondió, confundido por la pregunta, así que decidió proseguir. "La vida se supone que trata de individuos que se apoyan y se ayudan entre sí, reconociendo la existencia del otro por medio de relaciones, cuando tienes a alguien quién reconoce tu existencia, tu valor, es cuando realmente estas vivo..." Zangetsu se dió cuanta a donde quería llegar y su furia iba en aumento.
"Entonces, ¿Para que quieres que viva? si ahora estoy totalmente solo, en este momento estoy muerto. No, estoy muerto desde la Colina Sokyöku. Vivir una vida a la deriva, sin nada en que apoyarme y nadie que se apoye en mi, vivir vacío, no es vivir. Es forzar la existencia de algo que simplemente debería desaparecer, y esa existencia desaparecerá justo ahora"
"Hablas pura mierda, tratas de justificar esta ridículez con esa basura de la vida y la existencia. Solo quieres ocultar el hecho de que no tienes el suficiente valor como para levantar la cabeza y pelear, pero si lo tienes para suicidarte. Buscar la salida fácil, hacer lo que haría un..." su rostro mostró la molestia que tenía en el momento.
"Cobarde..."
"Cá-cállate"
"Entonces dime. ¿En verdad quieres hacer esto? te retó a hacerlo. Demuestra lo que eres, un completo cobarde"
"¡Te dije que te calles!" su respiración se volvió inestable y el agarre en su espada comenzó a temblar ya había sobrepasado su límite mental, cosa que demostraban sus ojos que estaban totalmente idos. Por puro impulso empujó a Zangetsu lo más fuerte que pudo, traspasando su tráquea.
Frente a el, Zangetsu lo miro decepcionado. "En verdad te atreviste a hacerlo" decía con una expresión sería y casi sin emociones mirando como Ichigo caía de rodillas en suelo y se tomaba en cuello con desesperación. Había empujado fuertemente la punta de su espada contra su garganta...
Pero no había pasado nada...
Para su confusión, la espada antes de cortarlo se había desvanecido en sus manos como si fuera polvo. Antes de poder preguntarse por qué había pasado tal cosa, recibió una patada en la cara que lo hizo caer en el frío concreto del edificio en el que estaban. La sangre poco a poco se hizo notar en la camisura de sus labios. El autor del golpe había sido Zangetsu, que ahora estaba dispuesto a darle una lección.
Ichigo se levantó molesto y no dijo absolutamente nada, solo se lanzó a atacarlo con sus propios puños, pero en el primer ataque que le lanzo a su Zanpaküto, lo paró en seco con su propia mano y le sostuvo con fuerza el puño, solo para responder con uno mucho más fuerte que al impactar en el rostro de Ichigo lo tiró al suelo, sosteniendose la nariz que había sido rota por el golpe. Se iba a levantar nuevamente, pero Zangetsu se lo impidió sentándose encima de el, con su puño derecho en alto, estaba listo para darle una paliza ahí mismo a su portador.
En su rostro se formó nuevamente una sonrisa como cuando se conocieron por primera vez. "Eres débil" Ichigo debajo de el se puso furioso por como lo llamó.
"¿Yo soy débil?"
"Sí, eres débil" ante la respuesta Ichigo intentó pegarle en la cara desde abajo, pero Zangetsu lo esquivó fácilmente y le contestó con otro golpe, que hizo que chocara su cabeza contra el suelo y después lo tomaría del traje, acercándolo a el para quedar cara a cara a menos de 5 centímetros. "Siempre has sido débil, no solo ahora, en la Sociedad de Almas abrías muerto de no ser por mi o incluso antes, cuando esos Shinigamis fueron a buscar a Rukia. Oh, y aún se me olvida algo..." su sonrisa solo se amplió aún mas que antes, haciendose más macabra.
"Como esa tarde lluviosa" Ichigo abrió mucho los ojos. Sus manos comenzaron a temblar de impotencia.
"No lo hagas"
"Como en esa tarde lluviosa. Donde un mocoso débil no pudo salvar a su pobre madre de la muerte y en lugar de eso, se quedó observando, impotente sin hacer nada. Eres patético y me avergüenza que tu seas mi dueño, y seguro que Masaki se avergüenza de que tú, precisamente, seas su hijo" Ichigo se quedó un momento sin decir nada, hasta que se atrevió a hablar.
"Por favor, mátame"
"¡¿Todavía sigues con eso?!"
"¡Qué me mates maldición!"
"¡Hasta cuándo serás un llorón!" y lo golpeó repetidamente directo en la cara. "¡Ya te lo dije, morir es para cobardes! ¡¿Es la manera más fácil de resolver las cosas no?!"
"¡¿E-Entonces que quieres que haga?!" la furia dentro de el se fue apagando, al igual que su espíritu. Estaba resignado, llevó su antebrazo derecho para cubrirse los ojos, no tenía rumbo alguno, una motivación por la que vivir, no la encontraba. El mismo sabía que lo que había tratado de hacer era un acto de cobardía y de poco valor, pero... ¿Y si esa cobardía era la que le daría paz? ¿Por qué preocuparse por algo tan trivial como ser un cobarde cuando no tienes a nadie que vaya a juzgarte o decirte que eso está mal?
Pero había pasado por alto a alguien, alguien que sin saberlo, siempre había estado con el. Y ese alguien le recordaría quién era, y que era lo que tenía que buscar, una razón para su existencia, ese alguien estaba justo en frente de el.
Al escuchar la pregunta del pelinaranja, el Hollow se deshizo de su expresión temeraria y sádica, para pasar a una determinada. "Demuéstramelo..." se levantó de encima de Ichigo. "Demuéstrame que estoy equivocado, y enséñales a ellos también, a esos Shinigamis, que cometieron el peor error de sus miserables vidas, pero mucho más importante que otra cosa..."
"Demuestrate a tí mismo, que no eres un cobarde. Que eres el bastardo más loco y más valiente que hay en los Tres Mundos. Tan loco y estúpido como para dar su propia vida por la de sus seres queridos y pelear por otros sin retroceder un milímetro ni pedir nada a cambio. Pero, finalmente a llegado el momento en el que tienes que pelear por tí y solo por tí, no por alguien más, ahora..." le extendió su mano derecha. Su cabello blanco era totalmente opacado por el deslumbrante sol de que se alzaba por encima de ellos, dando una escena irónica a ojos de Ichigo, ya que un ser considerado casi como un demonio por todos, un Hollow. Ahora parecía ser un angel ofreciéndole su mano, los rayos de sol que pasaban a los lados de este y llegaban irremediablemente a sus retinas, eran ahora, en ese momento de total oscuridad para el, su rayo de esperanza.
Zangetsu agitó un poco la mano, sacándolo del desconcierto de las palabras y la deslumbrante presencia de su Zanpaküto. "Tómala, levántate, levántate y pelea, y cuando todo este en tu contra..."
"Solo sigue peleando, Kurosaki Ichigo. No estás solo en este viaje, a donde quiera que vayas y a donde quiera que estes, yo estaré allí. Te guste o no, no me interesa de todas formas tu opinión sobre esto, ni tampoco es negociable" Ichigo miro su propia mano, y casi como si pensara independientemente de el. Se movió al encuentro con la de Zangetsu, tomándola y apretándola, se levantó para mirar al rostro del Hollow que le seguía sonriendo con confianza, dándole motivación.
"Él tiene razón, perdí el rumbo, pero no fue porque en verdad no tenía otro camino u otra opción, si no porque me nuble a mi mismo. Si en verdad hubiese querido morir, me hubiese quedado en aquella Colina a que me asesinaran y no hubiera enfrentado a Aizen cuando desperté. Me precipité y no pensé con claridad en esta situación, pero alguien si lo hizo, alguien que a pesar de todo sus defectos, fue la luz guía que necesitaba cuando caía en un mar de desesperación. Ese fuiste tú" pensó mientras apretaba su agarre con la mano de Zangetsu, para luego soltarla con lentitud. Sus dudas se habían esfumado, y por primera vez desde que había llegado a Hueco Mundo, estaba sonriendo.
Aunque todavía le quedaba una duda. "¿Zangetsu?"
"Dígame"
"Como es qué... ¿La espada desapareció cuando iba a...? Ya sabes"
"Al parecer tu idiotez no tiene límites. Una Zanpaküto nunca puede dañar a su portador, bajo ningún concepto permitiría que te quitarás la vida con la espada que se supone está para protegerte. Además de que estamos en un mundo donde no hay nada realmente material, solo espiritual, tu no estás aquí realmente, solo que en tu miseria no te percataste de ese detalle. Solo yo puedo decidir si en verdad puedes ser dañado aquí, como fue la última vez, así que nunca corriste peligro real"
"¿Entonces por qué?"
"¿Porque qué?"
"¿Por qué te enojaste tanto si sabías que no pasaría nada?"
"Me enojó de sobre manera que mi portador fuera a hacer algo tan fuera de lugar e impropio de el. Ya deberías saberlo"
"Entiendo, Zangetsu..." se arrodilló ante el. "Muchas gracias" dijo a la vez que bajaba la cabeza en agradecimiento. El Hollow no supo que hacer ante ello.
"Oe oe, deja eso y guardatelo para ti, yo no lo necesito, solo hice lo que se supone debía hacer. Era una responsabilidad"
"Insisto" Ichigo no dejó su posición, haciendo que Zangetsu suspirara, aunque después daría una leve sonrisa. La insistencia de su portador había hecho que cediera, así que solo pudo corresponder como pedía la situación, aunque fuera no fuera normal viniendo de el.
"No hay de qué, mi Rey" inclinándose un poco. Cuando ambos se enderezaron, recordó algo.
"Ah, y otra cosa"
"¿Qué es esa cosa de la que hab-" antes de que terminara de hablar recibió un fuerte golpe en el estómago. Cortesía de un rodillazo bien puesto por parte de Ichigo.
"Eso fue por todas las estupideces que dijiste e hiciste. Esos golpes de antes si que dolieron, que no se note que en verdad me tenías ganas, desgraciado" afirmó mientras todavía Zangetsu estaba arrodillado producto del rodillazo.
"Auch, jeje, al perecer el Rey pega fuerte, aunque la próxima vez no saldrás tan barato como en esta ocasión"
"Lo mismo digo" ambos se retaron con sus miradas, aunque las sonrisas en sus rostros decían todo lo contrario a lo que mostraban sus miradas. Al cabo de segundos Ichigo empezó de desaparecer, cosa que indicaba que estaba a punto de despertar, cuando desapareció en su totalidad. Zangetsu se quedó solo, para luego decir al aire.
"Ya hice todo lo que podía hacer. Ahora todo depende de tí, el encontrar tu propio camino, y el como lo quieres recorrer, eso es algo en lo que no puedo interferir. Ya que apartir de aquí solo puedo hacer una cosa..." levantó su mirada, para observar el sol.
"Sentarme y observar. Ver que destino te creas. No, nos creas, y a donde nos llevarás, Kurosaki Ichigo..."
"Así que... ¿Qué me dices tú?" preguntó mirando por encima de su hombro, a la vez que sonría con complicidad.
"¿Zangetsu?"
Las Noches, habitación desconocida
Ichigo abrió los ojos, teniendo grabada una sonrisa en el rostro por lo que acaba de pasar con Zangetsu. Esa sonrisa se desvaneció cuando recordó en dónde se encontraba, en territorio enemigo y habiendo sido capturado.
Teniendo en cuenta eso, su próximo movimiento fue con cierta precaución, siendo lento y medido. Se levantó y se sentó para observar la habitación, analizandola para ver si podía ser capaz de encontrar una apertura para poder fugarse. Cosa en la que no tuvo mucho éxito, pero si se dió cuenta de dos cosas muy interesantes e importantes.
La primera era que Zangetsu se encontraba recostada en la pared al lado de la puerta de dicha habitación. Cosa que lo alegró y lo extrañó a la vez, ya que si había sido capturado por Aizen, debería ser lo suficientemente inteligente para alejar su Zanpaküto lo más que podía de sus manos, pero no lo había hecho. ¿Por qué? ¿Acaso estaba siendo subestimado? sin embargo, eso no lo preocupaba, lo que realmente lo tenía alerta era lo segundo.
La segunda cosa que había notado casi al instante de despertar, era qué...
No estaba solo en la habitación...
Había otra persona en ella, justo en frente de el, había otra cama, en dicha cama parecía estar dormida una mujer de cabello amarillo y vestimenta blanca. Recordó que ya la había visto antes de reojo, cuando se enfrentó a Aizen, y por esa razón, ya sabía a que bando pertenecía, por lo que, sin pensarlo demasiado. Se levantó y caminó sin hacer ruido hacía Zangetsu, tomándola nuevamente entre sus manos, para acto seguido dirigirse hacía la cama donde se encuentraba la mujer, ya posicionado al lado de la cama, sabía lo que tenía que hacer, y por eso estaba dispuesto a matarla ahí mismo.
Levantó su espada para colocar la punta de esta a centímetros de la garganta de esta, que parecía estar descansando plácidamente, sin saber que lo que acechaba su seguridad, estaba más cerca que nunca.
Habiendo tomado ya la decisión, y estando a punto de bajar violentamente su espada para matarla y hacer correr sangre...
"Yo no haría eso si fuera tú"
Ichigo se congeló al momento en que esa voz llegó a sus oidos. Alguien había llegado en el momento menos oportuno y justo cuándo estaba decidido a salir del lugar en el que se encontraba.
Todavía sentía la pesada mirada de la persona que estaba en la puerta y su sola presencia, aún sin entrar en contacto visual con él, le resultaba muy intimidante. Sin mover un milímetro la espada que estaba apuntando a la garganta de la mujer que todavía se encontraba descansando, giró lentamente la cabeza en dirección hacía la puerta de la habitación, para ver quién era quien lo había interrumpido.
La persona que vió ahí, era alta y de cabello castaño, con un fragmento de máscara a la altura de su cuello y una expresión aburrida, que era lo contrario a lo que su sola presencia dictaba. Se encontraba apoyado en la puerta y con los brazos cruzados frente a el.
"Él es uno de los que ví cuando desperté en este lugar, sin duda es peligroso" pensó Ichigo. Aunque aún sabiendo que no era rival, no podía echarse así como así para atrás o achicarse, no iba a mostrar miedo ni debilidad.
"¿Por qué no tendría que hacerlo?" respondió, mientras clavaba sus ojos en los de el invasor.
"Porque terminaría muy mal, y lo digo por tí, así que no hagas algo de lo que te puedas arrepentir" Ichigo al escuchar esa respuesta rió un poco. Cosa que confundió al hombre, después de terminar de reir, lo volvió a mirar, ahora mucho más intensamente que antes.
"Pues que mala suerte, ya he hecho cosas de las que me arrepiento, solo sumaria otra a la lista" mientras continuaba observandolo, apretó el agarre en su Zanpaküto y la empujó con toda su fuerza hacía abajo.
Pero para su confusión, a pesar de estar aplicando toda su fuerza, la espada no bajó en lo absoluto, intentó aplicar más fuerza pero le resultó inútil. Volteó su cabeza para mirar a Zangetsu y ver que pasaba, lo que vió lo sorprendió.
La mujer que hace tan solo un momento estaba dormida e iba a matar, ahora agarraba con firmeza su Zanpaküto, tanto que no podía moverla ni un poco, esta todavía estaba en la misma posición y sin abrir los ojos, que procedería a abrir con lentitud. Las miradas de Ichigo y ella se encontraron, el primero sudó un poco ante la mirada feroz que tenía esta, se lamentaba por no haberla matado en seguida y si antes estaba en desventaja, ahora estaba en una situación completamente desfavorable.
Por su parte, la rubia se encontraba tranquila, sabía que ahora no corría peligro, aunque nunca lo estuvo realmente.
"No hacía falta Starrk, lo tenía controlado" dijo con seguridad esta. El nombrado Starrk, este suspiró un poco.
"Pues no lo parecía, Halibel, a mi vista estabas a punto de ser asesinada sin hacer nada para evitarlo. La próxima vez no seas tan imprudente y no te duermas, mucho menos si tienes algo que hacer" respondió este con algo de reproche.
"No lo estaba, tu mismo sabes que nunca bajaría la guardia tan fácilmente"
"Bueno, ya qué" dijo con desinterés a la vez que alzaba levemente sus hombros, demostrando que efectivamente lo estaba. "Y tú, chico" ahora refiriéndose a Ichigo.
"¿Qué quieres?" respondió con brusquedad a pesar de que su Zanpaküto aún era apresada por el agarre de Halibel.
"Aizen quiere hablar contigo"
"¿Qué ese bastardo quiere hablar conmigo? no me interesa, yo no tengo nada que hablar con él"
"Pero el si tiene algo que hablar contigo, además no estás en muy buena posición como para negarte, no tienes opción" y en ese tenía razón Starrk. No tenía ningúna opción en estos momentos, no le valía hacerse el valiente y no diría algo tan estúpido como 'No me importa morir si...' eso no le serviría para nada, tenía que vivir como sea.
Suspiró en derrota antes de responder. "Está bien, pero con una condición, mi Zanpaküto viene conmigo"
"No te adelantes a los acontecimientos, aquí las condiciones las ponemos nosotros. No tú, así que la Zanpaküto se queda en esta habitación" exclamó Halibel con claridad a la vez que le arrebataba a Zangetsu de las manos de Ichigo y la recostaba en el mismo sitio dónde estaba inicialmente. "¿Otra estúpida condición más?" preguntó mientras veía a Ichigo, este negó de mala gana "Lo suponía"
"Creo que son eso ya estamos listos, así que andando, no creo que a Aizen le resulte muy gratificante la espera" ante lo dicho por Starrk. Halibel asintió y tomó a Ichigo por los hombros para forzarlo a caminar hacía afuera de la habitación.
En su caminata, Starrk iba liderando la pequeña fila compuesta por ellos tres, Halibel iba en la retaguardia por si el escoltado intentaba algo, Ichigo a pesar de todo, se encontró tranquilo durante todo el trayecto, cosa que a el mismo lo asombraba, ya que sabía que estaba caminando con destino a ver la persona que había encendido la primera llama del fuego de la desgracia que lo envolvió y seguro lo seguirá envolviendo, y que se haría cargo personalmente de hacer su vida imposible a partir de este instante.
Pasados unos 5 minutos desde el inicio de su andar. Logró divisar una gran puerta que se alzaba justo en frente de ellos, sintió un Reiatsu abrumador del otro lado y se dió cuenta de quién era el que lo esperaba con toda la tranquilidad que una persona podía reunir en su ser, Aizen.
Al acercarse mucho más a dicha puerta, esta se abrió sola para sus tres visitantes, como si fuera automática. O eso había pensado el, pero ese no era precisamente el caso.
Esta no se abrió por su llegada, si no por la salida de dos personas. Ichigo prestó atención y vió que eran dos niñas, un pelinegra y una rubia. La primera murmuraba cosas que el no pudo llegar entender y parecía molesta, muy molesta, mientras que la otra trataba de calmarla un poco. Por un momento creyó ver la imágen reflejada de sus propias hermanas, Yuzu y Karin, en ellas, la mirada de el y las niñas se cruzaron por un breve instante antes de que el mismo apartará rápidamente su mirada.
No debería estar pensando en eso ahora y mucho menos en ese preciso momento, así que redirigió su mirada hacía el frente. Cruzando la puerta y entrando a la sala, a la vez que escuchaba el sonido de la puerta cerrándose trás el, se encontró con la mirada de Aizen, tan ignotizante y desafiante, frunció el seño en consecuencia. Starrk se apartó del camino y Halibel también, ambos se quedaron en la habitación pero se mantendrían al margen de la situación por orden del propio señor de Las Noches.
"Así que viniste" comenzó Aizen mientras mantenía su mano apoyada en su mejilla.
"No es como si tuviera opción alguna, no te hagas el interesante, así que... ¿Qué es lo que quieres? mejor ahórrate las charlas innecesarias y ve al grano" ante ello, Aizen solo suspiró un poco, para luego acomodarse en su silla y sonreír como solo el sabía.
"Quiero que te conviertas en un Hollow y seas mi subordinado" Ichigo se puso de piedra ante esas palabras. ¿Como se atrevía a hacer tal oferta después de todo lo que le había hecho? la respuesta era clara para él.
"¡No me jodas! ¡¿Piensas que me uniría a alguien como tú?! ¡No tengo que hacerlo ni tampoco un porqué. No necesito nada tuyo, ni tu compasión, ni nada que tenga que ver contigo!" explotó ante el cinismo de la persona frente a el, que se mantuvo impasible, movió la cabeza hacía ambos lados en forma negativa antes de responder.
"¿A sí? pues yo tengo una razón, no, más bien te daré un porque..."
"Habla desgraciado. ¿Cuál sería ese estúpido 'Porque' del que hablas?"
"Simple, yo te salvé" eso no lo esperó ni de cerca Ichigo, y lo que más lo enojaba era que tenía razón. Fuera su intención o no salvarlo, si seguía todo como antes y hubiera seguido su curso por como iban las cosas en la Colina Sokyöku, más temprano que tarde los Shinigamis actuarían para eliminarlo cuando se enteraran del latente poder Hollow en su interior, había olvidado eso.
"Podrás tener algo de razón en eso, pero una cosa no quita la otra, sea lo que sea que hiciste allá" refiriéndose a la Colina. "Habían formas y maneras, algo como simplemente capturarme y no hacerme ver cómo un maldito que ayudó al bastardo que traicionó a su gente en la Sociedad de Almas"
"Que puedo decir, me gustan los espectáculos"
"Pero en lo de unirme a tí, una mierda. Ni siquiera se si seguiré siendo yo mismo en dado caso de que me convierta en un Hollow y tampoco quiero ser tu perro faldero" al ver que el muchacho se seguía negando, decidió jugar su carta.
"Querido Ichigo, sé todo sobre tí"
"¿Y eso a mí que?"
"Bueno, se que tienes una linda familia..." a Ichigo se le congeló la sangre y quedó en shock por un momento. Aizen por su parte sonrió ante la expresión que le daba Ichigo solo a él.
"¡Como te atrev-"
"Tenías toda la razón cuando dijiste que no tenías opción, para empezar nunca la tuviste, ya apartir de ahora no creo que haga falta decirte que pasará si te sigues negando. Me dolería en el alma tener que hacerle algo a tan hermosa familia solo porque alguien tomó la decisión equivocada, realmente sería una lástima"
Ichigo se llevó una de sus manos a la cabeza. La claridad que pensó que había ganado con Zangetsu ahora la estaba perdiendo con Aizen, y la voz este último volvería a entrar por sus oidos, con la intención de aclararle el camino. "Kurosaki Ichigo, te doy mi palabra de que no le haré nada a tu familia y seguirás siendo tú cuando seas un Hollow. Ademas, ganamos los dos, tú adquieres poder para vengarte de los Shinigamis y yo adquiero a un valioso subordinado, en pocas palabras, un buen trato"
Ichigo cerró sus ojos y pensó por unos cuentos segundos antes de dar una respuesta, en esos segundos pasaron miles de cosas por su mente, al momento de volverlos a abrir, ya sabía que lo haría. "En verdad no tengo opción. Lo haré, seré uno de tus hombres, pero no obedeceré ordenes de ninguno de tus cómplices ni tampoco seré tu fiel sirviente"
"Bueno, parece ser que es justo, entonces tenemos un trato. Descansa por esta noche, mañana te convertiras en un Hollow, así que te espera un día duro"
"Ten por seguro que lo haré" la sonrisa de Aizen no hizo más que ampliarse más no poder, contento por lo que había conseguido.
"Starrk, Halibel, asegurense de que la estadía de Kurosaki Ichigo en Las Noches sea lo más acogedora posible. Los coloco a cargo del chico, no quiero que nadie que no lo haya visto aún sepa quién es realmente. Pueden retirarse, llevenlo a su habitación"
"Como ordene, Lord Aizen" respondieron ambos Espadas al unisono a la vez que se inclinaban de manera leve, para luego ir a por Ichigo y salir de la sala. Volviendo retomar la misma formación con la que llegaron, ahora de regreso.
Mientras caminaban, Ichigo tenía una sonrisa plasmada en su rostro. Los dos Espadas que lo escoltaban no podían verla a pesar de que ni siquiera este estaba intendo ocultarla.
"De todas las cosas que podías hacer, te decantaste por la más estúpida, Aizen. Me acabas de dar otra razón para matarte, la seguridad de mi familia..." pensaba mientras caminaba con tranquilidad y soltura.
"Crees que me usas, pero seré yo quién te use a tí. Me diste la oportunidad de poder obtener aliados en este lugar y hacerme fuerte. Para cuándo sea el momento, pero solo cuándo sea el momento..." alzó la mirada con determinación hacía el frente. Observando el oscuro pasillo que lo envolvía.
"Me las cobraré todas y te mataré, Sosuke Aizen"
Continuará...