Como todas las tardes me dirijo hacia mis clases de piano, desde pequeña deseé entrar a una banda o cantar y tocar mis propias canciones.
Siento que cuando toco las teclas del piano, mi corazón encuentra paz y mis problemas dejan de importar.
Iba tarde para mis clases, no me fijé que había chocado con alguien.
-Lo siento, respondí y alcé mi mirada.
No podía creer la persona que estaba parada frente a mí; al ver aquel chico alto, ojos claros, su piel como la blanca nieve y labios rojos como el carmesí. Quedé atónita y creí que estaba soñando pero su voz tan fina, suave y delicada me sacó de mis pensamientos.
-Fíjate por dónde caminas, me respondió sin expresión alguna y se fue.
Su voz y físico eran perfectos, pero su personalidad realmente dejaba mucho que desear;
solo observaba aquel chico que se iba perdiendo poco a poco a la distancia.
Decidí por fin dirigirme a mis clases, las cuales concluyeron demasiado rápido y lo extraño fue que no había dejado de pensar en el ni por un minuto, esa fue la razón por la cual no pude concentrarme en clases.
Llegué a mi casa y como siempre se sentía el ambiente frío, la ausencia y la tristeza.
Vivo con mis padres y una hermana que vive en el extranjero, pero mis padres no pasan en casa;
decidí cocinar, hacer limpieza y luego ducharme para hacer las tareas y poder dormir, sin embargo, cosa que no pude lograr debido a ese chico. No sé si fue por la forma que me habló o simplemente porque mi corazón latía demasiado rápido.
Luego pensé que debía olvidar ese encuentro porque de todas formas no lo veré nuevamente, el corazón muchas veces nos confunde y hace creer que hacemos lo correcto, pero sigo haciéndome la pregunta de: ¿Por qué sentí esto tan extrañamente?
Al poco rato logré dormir.
Al siguiente día, me levanté y era habitual desayunar sola y el sonido del silencio dentro de la casa, sin risas, ni palabras de amor o al menos que hubiera una clase de acción pero solo me encuentro solo yo en esta enorme casa. Terminé de desayunar y me dirigí hacia la escuela, mi primer clase era de música lo cual me fascinaba; las clases empezaron y el maestro anunció la llegada de un nuevo compañero por lo cual nos pidió que prestaramos atención.
El semblante se me hacía familiar pero dudé por un momento hasta que por fin me di cuenta que era el mismo chico con el que había chocado ayer cuando iba a mis clases de piano, me quedé como tonta observándolo por un momento.
El maestro le pidió a él que se presentara de inmediato lo hizo.
-Mi nombre es James Miller, nuevamente sin expresión y le preguntó al maestro. ¿Dónde puedo sentarme?
El maestro estaba asombrado por aquella forma del chico, reaccionó y le indicó su asiento que estaba frente a mí.
El chico me observó y se dio la vuelta dispuesto a sentarse y escuchar la clase.
Me sentía extraña así que decidí creer que solo seríamos compañeros en esa clase, sin embargo, en el trayecto del día mis clases eran las misma que las de él.
Decidí ir a la cafetería y comprar una botella de agua para poder ir a la biblioteca, podría decir que al fin sentía mi corazón y mente en paz, justo cuando lo creía él aparece claro que su rostro no mostraba expresión pero me sentía incómoda estar en el mismo lugar que el, por eso decidí irme a mi casa.
Terminé todas mis cosas y me dispuse a dormir pero lo único que pensé fue: "¿Es una coincidencia?