Nunca en mi corta vida las clases habían sido tan pesadas y agotadoras, lo único que quiero es ir a la biblioteca para descansar, ya que no me he sentido del todo bien desde que fui al ginecólogo. Pero mi plan es saboteado por mis dos mejores amigas.
—Esta vez no te nos escapas!— Emily me toma del antebrazo con fuerza, o eso cree ella que hace
—Romy ya han sido cuatro veces esta semana que no comes con nosotras, te extrañamos— Paty pone cara de cachorro a punto de ser regañado— Qué pierdes en acompañarnos hoy!?
—Eh, el dormir unos minutos más— digo obvia
—Tienes sueño porque no has comido— dice mi amiga de aspecto francés
—Blasfemia, puesto que ya he comido mis dos tortas de jamón en clase de inglés— y no miento
—Anda no seas mala amiga— le ruedo los ojos con exasperación a mi amiga americana
—Bien, pero me tendrán que invitar una dona de chocolate— les amenazo para ver si así me dejan ir, pero lo que hago y planeo falla, como todo en mi vida.
Llegamos a la cafetería y una vez que puse un pie en ella, una enorme ola de olores vino a mi como una brisa, causando una horrible sensación de asco y un intenso mareo
— Vaya olor!— digo tapando mi nariz
— Que quieres decir? A ti te encanta este olor!— dice Paty sorprendida
— Cierto?— pregunto extrañada ya que es verdad lo que dijo Paty
— Has estado muy extraña estás dos semanas— dice Emily— Te encuentras bien?— pregunta con preocupación
— Sí— digo un poco dudando— No, la verdad no sé, desde la semana pasada mi espalda no ha dejado de dolor y mis senos también— digo recordando mis dolencias
— Ya te bajo?— pregunta Paty
— No que yo recuerde— pongo mi dedo índice en mi barbilla recordando
— Tal vez ya casi te llega— ...Creo que tiene razón, ya que no soy muy regular que digamos y que siempre me pasa lo mismo, pero lo de tener mucho sueño es bastante peculiar...
— Puede ser— digo restándole importancia
— Bien, lista para comer esa deliciosa dona de chocolate!!— de repente todo asco es borrado por el antojo de esa deliciosa dona de chocolate
— Ya sabes que eso no se pregunta— corro hacia la cafetería y toma la dona más suculenta que jamás allá visto— Ella lo paga— señaló a Paty, la muchacha que me atendió asiente con una sonrisa. Y camino para tomar aire ya que esa carrera si que me canso y eso que soy amante de los deportes.
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Nota
Gracias por llegar hasta aquí, eso quiere decir que les está gustando la historia tanto como a mí escribirla 😀😁😄👋😏😍
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Nos leemos en el próximo capítulo ♥️💋 💞