Chereads / Muertos / Chapter 4 - "A través de los árboles"

Chapter 4 - "A través de los árboles"

Algunos gemidos de cansancio toma presencia en las zonas de la sala y cocina, ante la aglomeración, calor corporal y esfuerzo físico ejercido.

—Chicas... El baño de arriba —indico un tanto afónico y nervioso al ver los brasiers de las chicas por encima de sus franelillas sudadas—. Si gustan pueden ducharse en el cuarto de mis padres, es el... tercer cuarto a la derecha.

—Gracias Tommy —respondió entre todas Martha tomado una toallas que estaban apiladas sobre las sillas y sube sin titubear—. ¿Qué esperan La Billo's Caracas? Vamos.

Las chicas suben las escaleras y yo me dirijo a cocina. Enciendo la hornilla y coloco el sartén al fuego lento, mientras los chicos esperan en la sala.

— ¿Qué esperan, una invitación? Mi cuarto —señalo con la cabeza dentro del refrigerador buscando verduras y hortalizas—. Segundo a la izquierda, saben dónde es. Mantengan distancia con las chicas

es mi sentencia mientras ellos suben las escaleras.

Tomo la tabla, corto todo con rapidez y lo pongo a sofreír con un poco de aceite, tome unos huevos de un cuenco y los rompo, bato y uno en un revoltillo. Dejando eso de lado tuesto varias lonja de pan con un sartén.

Mientras divido las porciones de comida se escucho la risa de las chica y los chicos discutir por ver quién entra primero. Los conocía bien, cuidaban su pudor aún cuando suelen echar vaina con respecto a "jotear" entre ellos. No hago más que reírme ante la ironía.

Guardo la comida en el microondas y el demás la tapo con unos platos y me dirijo a la sala. Me lanzo sobre el sofá reclinable de mi papá, reposando y recuperado el aliento para ir a ducharme.

(•••)

—¿Thomas? —pronuncia Álex frente a mí—. Perdón por despertarte.

—Tranquilo, solo descansaba los ojos —alego—. Dime.

—Necesitamos ropa —indica.

—Ya voy.

Me pongo de pie dispuesto a subir, para mí sorpresa me encuentro con Alice tomando una botella de "Caroreña" con los ojos empapados. Tanto Álex como yo le decimos que la baje, pero nos ignora y con una actitud sumamente fría y grosera nos saca el dedo retirándose con la botella. Estoy por ir con ella, no obstante Álex me detiene.

—Dejala, quizá beber le sirva de algo —comentó.

Por una parte estoy dispuesto a hacerlo, pero por otra no me da buena espina dejarla. Ante todo Álex termina por convencerme y la dejo desahogarse.

Subo las escaleras encontrándome a los chicos en el pasillo esperando. Me dirijo al closet de la casa, entro y entre busco ropa para Tony, Danny, Ángel y los Gemelos

—Creo que esto les quedará bien, es de mi hermano.

Los chicos se acercan y uno por uno atrapan la ropa que les lanzo

— Pónganse lo que quieran — agrego y me doy la media vuelta para ir a mi cuarto— El resto venga...

—Thomas... —nombra Tony frenándome en el marco de la puerta—. Oye, gracias. No solo por ayudarnos y rescatarnos en el instituto, sino por traernos y acogernos aquí.

—Es lo menos que puedo hacer —declaro—. Hay comida en el microondas y el horno, buen provecho.

Salgo acompañado por los demás y entré a mi cuarto, me desprendo de mi uniforme y voy directo al chifonier de mi habitación. Los chicos no dudan en acercarse y tomar unas prendas de ropa, ya que es normal intercambiarnos ropa.

—Voy a bañarme —informo y entro al baño con toalla en hombro.

Me siento un momento en la poceta, y pienso en todo lo acontecido el día de hoy, haciéndose casi imposible creer lo que ha pasado.

Me quito los zapatos y con algo de complicación los pantalones. Forcejeo con ellos, hasta que logro quitarmelos. Mi teléfono por su parte se sale de los bolsillos y patina por la porcelana. Lo veo y delibero la situación. Sé que no estoy apto mentalmente. Revisar el teléfono no era una buena opción en este momento. Mi cordura no era estable. Con algo de esfuerzo y alta voluntad lo coloco cerca del lavamanos y termino de desvestirme. Abro la regadera y conforme el agua caía y se deslizaba sobre mi espalda la tensión se desvanece de a poco.

La pregunta del millón llega mi mente, de dónde provenía todo este desastre. Automáticamente pienso en científicos, que siempre era lo más factible en el caso de las películas. Desde la caída del gobierno imperial y la llegada de un presidente que moldeó el país volviéndolo primermundista —ademas de una "alianza" con la Unión Europeos— no hemos vuelto tan avanzados a nivel tecnológico que por primera vez en siglos se organizaron podios científicos aquí. Varios proyectos surgieron, pero la gran mayoría quedaban inhóspitos; secretos por su magnitud, y quizá alguno de ellos fue el causante de todos. Quizá mantenerse callados fue lo mejor que pudo hacer la UV para evitar generar paranoia entre las personas. Ya el país estaba en un periodo de paz y prosperidad, y quizá no querían alarmar a las comunidades. Contrario a ello el silencio causó —y si fue así— nuevamente la caída de país. Por lo que se ve la paz no es algo que quiera vincularse con Venezuela o lavo que sea duradero en dicho.

Salgo de la ducha seco dispuesto a salir, hasta que me resbalo; mi fortuna, logro tomarme del lavamanos. El teléfono se resbala causa de las vibraciones resbalando hasta mi mano, vaya oportunismo.

La presión se cierne nuevamente sobre el aparato móvil, y lo tomo. Es inevitable no centrar mi atención en él. Lo reviso, y mi sorpresa es ver como la "paloma" azul se resalta en la conversación.

La angustia se va. Quizá no me han respondido, pero... sé que están bien, y con eso en mente puedo seguir adelante. Abro la puerta, y para mi sorpresa Nathan está sentado en mi escritorio, esperando por mí.

—Pensé que irías con los chicos —menciono—, dónde están por cierto —dudo.

—Parece que se quedaron dormidos —responde.

Me centro en buscar ropa en mi chifonier. Una vez en mi mano me quito la toalla y me dispongo a colocarmela.

—. Deberías dejar de hacer eso, Thomas.

—Por qué, ¿te hago dudar de tu sexualidad? —bromeo, y me río ante la ironía—. Sabes me hace gracia, ustedes suelen andar con sus "joterias" y no se atreven a bañarse junto, y eso que varios de ustedes querían servir en la milicia. Incluso te avergüenza verme desnudo —Termino de vestirme y conozco a Nathan—. Ahora de que quieres hablar.

—Bueno... —Nate tomó aire—. Quería preguntarte algo —su actitud es sospechosa no obstante es lo menos que me preocupa. Muevo mis manos en un movimiento de continuación, y nuevamente toma aire—. Muchas cosas, pero por ahora solo una. Si puedes quiero saber cómo fue tu amistad con Ryan —pronuncio finalmente.

Su pregunta me induce en un trance temporal, trance que me transporta a todos los momentos desde nuestro encuentro hasta lo ocurrido en el instituto, llenándome de nostalgia.

—Entenderé si no puedes... —dice colocándose de pie.

— No —respondo deteniéndolo—. Siéntate, por favor —agrego, y el toma asiento nuevamente. Pienso en las palabras, tomó aire y respondo—. Bueno... Mi amistad con Ryan no es como las típicas amistades de, "se conocieron, hablaron y se llevaron bien, y fueron amigos durante todo el tiempo transcurrido", es un poco más... Complicado —Nate me devuelve el gesto que hice con él. Tomo aire y cuento nuestra turbulenta amistad.

«Nos conocimos en la escuela primaría "Charles Victory". Tuvimos una pequeña disputa de niños, en ese tiempo él era un poco... Problemático. Trataba de defender a un viejo amigo a quien no he visto hace un tiempo, y me golpeó en la nariz. Caí al suelo llorando y él salió corriendo», Narro.

Nathan soltó una carcajada ante lo narrado interrupiendome.

— ¿Continuo? —consulto, el deja de reírse y asiente—

«Bueno... Al llegar a casa lo vi pasar en mi auto, el salio corriendo al verme, y como logre reconocerlo de dije a mi papá y fue a hablar con su madre, el problemas se resolvió con el antiguo "apretón de mano y abrazo". Unos días después empezamos a compartir y nació nuestra amistad, pero esta no duró mucho. Una de sus abuela enfermó, se fue de la ciudad durante varios años, y no volví a saber de él durante un tiempo. Años después al entrar en la secundaria "Fundación 'La Salle' ". Entré en una fase de depresión, me volví solitario y siempre me encontraba cabizbajo. los psicólogos me ayudaron mucho no obstante era algo que persistía», continúe y la forma en que me miraba Nathan es de interés y lastima.

«Un día al volver a casa encontré el auto de sus padres, entendí que había regresado y emocionado fui a su casa, y ciertamente lo encontré, vestido de luto junto con sus padres. Su abuela había fallecido. Sentí que no era el momento para reencontrarnos y estuve apunto de marcharme, pero él me encontró a punto de irme. Había pasado mucho tiempo, y no sabía qué decir, pero no esperaba algo de mí más que mi compañía. Me quedé con él y lo consolé. Nuestra amistad resurgió y volvimos a ser los inseparables amigos que éramos de niños. Poco después logramos hablar con el director y ambos a nos transfirieron a "The Creation". Logré superar la fase de timidez y depresión con la ayuda de los psicólogos y la de él. Luego los conocí a Tony y a ti", es lo último que Narro sobre nuestra amistad, de como surgió y como evolucionó.

—Dentro de unos días, aunque suene tonto se cumplía el aniversario de la muerte de su abuela y nuestro reencuentro pero...

Las memorias surgen y las lágrimas emanan. Nate coloca mi rostro en su hombro y después de desahogarme seco mis lágrimas, respiro y retomo mis palabras.

—En resumen, una de las mejores amistades que he tenido, pese que era un poco, que digo poco era mentiroso. De niño me contaba ficciones que me creía por mi inocencia. Al crecer no me importaba las mentiras, en su lugar las hacía a un lado y solo compartía todo lo posible. Sus mentiras me mostraban que era un chicos que no era escuchado. No obstante llegaron a un punto crítico.

Nathan no pregunta nada al respecto, solo me escucha.

—Me preocupó que por causa de ellas tuviese problemas. Hable con él respecto a ello, no me escuchó al principio, pero poco después lo hizo. Entró a un centro de ayuda que le sugerí por voluntad propia, y al salir noté que era un chico totalmente cambiado, y me alegraba saber que era así.

Son mis últimas palabras. es evidente que Nathan creé que diré algo más. No es sino varios segundos que reacciona.

—No me imagino lo que debiste pasar en el instituto —indicó tomándome del hombro—. El dolor, debe ser...

—Lo es —respondi—. No estaré lo suficientemente agradecido con lo que hizo, pero...

La conversación se detiene con un golpe contra mi puerta. Con cautela me acerco y tomo mi bastón, me dirijo de puntillas y abro la puerta.

—Chicos (?) ¿Tony? —consulto en el pasillo.

Avanzo por el pasillo, y el golpe transforma el ambiente de mi casa en una película de terror, más cuando los muertos prevalecen en las calles y parecen salir de las paredes o el suelo. Me dispongo a avanzar por el pasillo, pero un ruido a mis espaldas llama mi atención, un aleteo. Me dirijo y tomo la lechuza que entró por la ventana, con solo colocarle las manos encima —y entre su confusión— me rasguña y picotea.

—Nate, ve y busca una toalla en mi cuarto —exijo. Escucho el estruendo de Nathan correr a mi cuarto y tomar mi toalla. Dejo el bastón contra la pared—. Bien haremos lo siguiente, me lanzaré por él, y cuando lo atrape, la sujetarás por las patas y alas, la envolvemos y la sacamos.

Me lanzo con mi toalla sobre la aturdida ave y esta lanza unos alaridos, logro envolverla levemente, pero sus garras se aferran a la toalla y parte de mi brazos. Nathan llega para mi ayuda, logra inmovilizar al ave y la envolvemos dentro de la sábana.

La lechuza chilla y se contonea de un lado al otro, buscando escapar. Entiendo la desesperación de la criatura, no saber qué hacer ante lo desconocido y lo último que hacer en las situaciones de miedo es gritar por ayuda o desesperación.

Logramos llegar a la ventana. Nate toma las esquinas de la toalla, logramos sacarla y alejarla lo suficiente, y la soltamos. Alcanzamos a ver cómo el ave nocturna se aleja volando, y nosotros nos determinamos a volver a mi cuarto.

—Este si que ha sido un día de locos —opino sentándome en el borde de la cama.

De la anda siento algo extraño. Dirijo la mirada al suelo y veo como una mano sostiene mi pie y jala de el. Sobresaltado me lanzo de la cama y muevo el pie frenéticamente buscando que la mano me soltara. Un cuerpo empezó a salir por debajo de la cama cubierto por la sabanas. Nathan salio de mi habitación y busco su bastón, mientras el cuerpo se acercaba. Nathan está a punto de golpear la que estuviese bajo la sábana, no obstante este se detuvo y me soltó y escuché unas carcajadas venir de este. Me acerqué para quitar las sábanas dejando a Eva a descubierto.

—¡Sorpresa...! —exclama Eva mientras reía a carcajadas.

Proceso el momento un poco incrédulo e irritado.

—Eva (!) —pregunte atónito y exaltado—, ¡Qué mierda te pasa, estás loca!

— ¡Loca, no me digas! —balbucea—. No es para tanto, solo tome una o dos copas.

«Una o dos copas (?)», deliberó.

Extrañado ante la respuesta me acerco y huelo su aliento, el cual olía a alcohol—. ¿Esa confianza? —dijo empujándome, estaba tan ebria que con empujarme se cayó de espaldas.

La duda me invade. De dónde pudieron sacar el alcohol. Cómo una epifanía recuerdo las botellas de Caroreña guardados en las alacenas de las cocina, y a Alice.

«Sabia que esto sería una mala idea», sopeso.

Extreñido corro y bajo las escaleras, salto el pasamanos. Me encuentro a Jenny dormida en el sofá de la sala. Continúo a la cocina y escucho un par de risas, me asomo a la cocina. El resto está del grupo están en el suelo apijamados y con vasos en manos entre delirios de ebriedad y risa.

Con solo verme saben que han liberado al mismo diablo. Sus caras antes ruborizadas por el alcohol se ven blanqueadas del susto.

—Se terminaron las botellas —es lo que digo siendo la gota que derramó el vaso—, no queda nada.

En un ataque de cólera Tomo una botella vacía y la aviento contra la pared haciéndola estallar.

—No exageres Thomas, no bebimos tanto —tartamudeó Tony sentado.

—Quizás ustedes no, ¿pero ella?—señalé cruzandome de brazos—. No podrá ponerse de pie.

Alice no deja de beber y reírse. Verla así libera mi irá interna. Sabía que debía quitarle esa botella cuando podía.

—Vean dónde acomodarse y váyanse a dormir, ahora —es mi última sentencia hacia ellos por ese día.

Entre tambaleos se ponen de pie y van a los cuartos. Nathan con todo lo sucedido me ayuda a recoger el desastre.

Una vez ordenado queda un cabo suelto, Alice. Le quitamos la botella no obstante se molesta y cuando intentamos levantarla hace un berrinche.

—Si bebo o no, no es su problema —balbucea y me apena verla de ese modo.

Es evidente porque lo hizo Ryan.

La situación empeora cuando vomita en el piso. Nathan busca el trapeador y yo me llevo a la ebria Alice. La dejo en la sala y solo pienso en dónde dejarla.

Me recosté en el sofá a pensar todo que pasó este día. Mi instituto; azotado por un grupo de personas infectadas y hambrientas por carne humana fresca. Mis padres, mi hermanos y mi abuela; desaparecidos. Mi mejor amigo; muerto y los demás ebrios —destacando entre ellos Alice—.

Solo quiero creer que esto es un mal sueño y despertar en mi cama —posiblemente con las sábanas mojadas—.

Alice se me acerco y se me encimo.

— ¿Gustas? —balbuceó pasándome un vaso con el líquido que la dejo en ese estado, del cual desconocía de dónde sacó.

Lo tomé.

—No —respondo tomando el vaso y derramandolo en el suelo—. Quiero, y de hecho necesito estar sobrio, y tú... Necesitas dejar de beber y dormir.

Alice frunce el ceño, da la vuelta al sofá y lo reclina

— Por qué mejor... —formula y se enciman sobre mí. Toma mis manos y las coloca sobre sus glúteos, me toma de la nuca y acerca su rostro al mío—. Me besas y nos divertimos un poco. Es lo que quieres ¿o me equivoco? Señor asesino de zombis.

Deslizo mis manos sobre toda su espalda hasta llegar a su nuca, y ella se acerca hasta juntar su nariz y casi sus labios con los míos, y actuo.

Con un ligero pero presión movimiento, pellizco una terminal nerviosa —técnica que me enseñó mi tío—, noqueándola. Cae inconsciente sobre mí y busco ponerme de pie. Ahora no pensé bien la situación.

Con algo de complicación logro recostar a Alice en el sofá sin despertarla, aunque viendo su situación no creo que pueda.

Una vez arriba hago una revisión rápida y veo donde dejarla. La cargo al cuarto abriéndome paso entre las demás chicas acostadas sobre las colchonetas. Finalmente la acuesto en la suya, la arropo y con algo de sutileza y acomodo su cabello, su lacio cabello bermejo.

Tomo la retirada, antes de poder sucumbir a la tentación a la que no sucumbí antes, pero no dejo de estar presente.

— ¿Algo que mencionar? —estremece Nathan.

Doy un salto de susto y lo veo, él arqueó su ceja esperando e imaginando lo que hacía en el cuarto de las chicas.

—Alice esta despechada, quería violarme —declaro.

— ¿Y porque no aprovechaste? —cuestiona.

—Sabes el porqué, pero según lo veo no aceptarás una incógnita como respuesta —sentencio—. Está confundida no sabe lo que quiere. Perdió a su novio y a su mejor amigo, no me aprovecharía de ella en el estado que está. Solo ve a dormir, te veo en la mañana. Confío en ti para que la cuides y a los demás.

Mi pensamiento me lleva a hacer locuras, pero en este caso es justificable. Tomo un termo con agua y mi bastón, ajusto las puertas y salgo de mi casa. En medio del frío nocturno y el camino solo puedo pensar en las personas que vivían conmigo, sin excepción de aquellos que eran una porquería.

Conforme al lento paso al puesto de vigía logro ver algunas casas por encima. A míolo alcanzo ver algunas prendas tiradas en el suelo o puestas sobre las mesas; olvidadas, y algunos retratos dejados de lado.

Llego a la entrada y subo las escaleras. Golpeó la ventana rompiéndola, y entro me quede en el puesto de vigía.

Me encuentro con una vieja cama, un escritorio y una radio vieja, pero muy vieja. Tomo lugar en la cama, y el insomnio me golpea.

Me acuesto sobre la cama y los nervios y dudas me mantienen despiertos. Intento cerrar los ojos, pero no logro conciliar el sueño. Por una parte esta bien; pues estoy vigilando, pero por otro lado me hace daño no descansar mentalmente.

Tomo mi teléfono y con la poca batería que dispone lo reviso. Casi entro en la galería, pero como se encuentra todo y como me encuentro no debería, y me desvío a la música.

Presiono el botón de reproducción y escucho lo primero que suena al azar, mala idea. La balada de "Low Shoulder"; "Through The Trees" rompe el silencio en el pequeño espacio. Mi mente trata de quitar la canción, pero mi conciencia se retracta de hacerlo, y los recuerdos y vivencias resurgen. Cierro los ojos y los últimos momentos de Ryan se presentan ante mí, su rostro reflejado en los cristales, la silueta de su sombra a través de los árboles, frente a la azotea.

Abro los ojo y miro alrededor. El lugar en el que me encontraba lo conocía muy bien, la plaza Miranda, donde solíamos pasar tiempo mi familia y yo, y los padres de Ryan y él.

Veo una siluetas inconfundibles son ellos, mi familia. Corro hasta llegar con ellos y los abrazo con fuerza invadido de alegría, sin embargo al parpadear el ambiente cambia su esencia. Mi alrededor se oscurece y se torna de diferentes tonos de grises. Desvío la mirada diferentes lugares en busca de mi familia, pero no encuentro a nadie.

Mi alrededor empieza a traslucirse siendo rodeado por la nada. Aún

en la ausencia veo a todos lados buscando hasta dar con alguien. Corro hacia la persona y su ropa se me hace completamente reconocible, es Ryan.

Lo volteo tocándolo en el hombro, y lo veo su ropa esta repleta de sangre. Algunas zonas de su cuerpo con mordidas y falta de piel, y su mirada perdida hacia mí. Ryan da un paso y ante el miedo retrocedo y caigo, mientras se aproxima a mí veo como pronuncia unas palabras. Apenas leo sus labios entiendo lo que me dice. Lo repite una y otra vez.

«Thomas», pronuncia. Sus ojos y sus piel se tornar de un azulado gris, y finalmente se me abalanza sobre mí.

Despierto con el mundo ido y un pitido en mis oídos. Finalmente recobro la conciencia y me reincorporo tras un fuerte estruendo. Me levanto mientras mis sentidos se reponen y el ruido se hace más fuerte. Me asomo dando con el origen, un grupo de infectados que golpeaban el portón.

Me levanto y corro hacia afuera. El portón se movía bruscamente —siendo que era vieja— y uno de las guías se rompe haciendo que casi se venga abajo. Examino el lugar hasta dar con algo que no había notado anoche, un cuchillo militar. Instintivamente corrí y lo tomé. Apenas me acerco y los infectados pasan sus manos por los espacios en el portón. Soy rápido y clavo el cuchillo a cada uno de los infectados hasta eliminar a cada uno.

Quedo exhausto, suelto el cuchillo y regreso con la ligera pesadez del sueño en mi cuerpo a mi casa.

La sensación es un poco mas controlable que cuando estoy ebrio, pero no deja de ser horrible. Saco las llaves y abro la puerta, cierro y me dirijo al sofá. No importa si puede oler a alcohol de anoche, me acuesto.

(···)

Recupero las fuerzas y la energía lo suficiente como para que el sueño y el cansancio despojen su presencia de mi cuerpo. Abro los ojos, y me encuentro con un extraño pero exelente panorama; mi cuarto. Respiro hondo y con un gran suspiro me estiro sobre la cama. Mi mano choca con algo. Me doy la vuelta y me extraño al ver algo envuelto en las sábanas de mi cama, y a su vez veo mis manos llenas de sangre. Me decepciona el hecho de que todo lo que pensé había soñado era real, sin embargo el momento no exonera lo que hay debajo de mis sábanas y vuelvo a la realidad.

Levanto las sábanas con cuidado y encuentro a la última persona que esperaba ver en ellas, Alice. No solo mi decepción se duplica, sino también me encuentro en una incomoda, casi inexplicable y extraña situación. Alice se levanta de golpe, como si despertara de una pesadilla. Me ve y mira a su alrededor y lo peor, centra su mirada en ella.

—Thomas... Qué hago aquí —gruñe y toma el despertador de mi mesa de noche—. Y por qué estoy desnuda.

—Bueno... casi desnuda —respondo mientras salgo de la cama y me alejo.

—Qué coño de la madre pasa aquí —grita Alice y me lanza el despertador, pero casi de manera afortunada tiene mala puntería y el objeto libre de culpa termina destrozado contra la pared, algo extraño ya que lo he golpeado incontables veces y no le paso y nada, pero lo lanza ella y lo vuelve añicos.

—Alice cálmate, no es lo que parece —reafirmo.

— ¡Thomas! —Nate irrumpe en mi habitación armado con un cuchillo. Centra la mirada en mí y luego en Alice—. Creo que... este es un mal momento, ¿no? Yo me retiro.

Nate sale de la habitación dejandome a Merced de Alice.

—Algo que deba saber —reitera Alice—, además del hecho que estoy desnuda en tu cuarto y tu cama.

—Todos estuvieron bebiendo. llegaste al punto que no podías caminar —indico.

—Y como no tenía casi uso de razón me violaste, no podías dejar pasar la oportunidad —replica.

—No, nada de eso —señalo—. Quizá no estoy en la mejor de las situaciones, pero eso no es lo que pasó.

—Sí, y yo soy la reina de Arabia Saudita. No soy estúpida Thomas, he visto como me vez. He hecho la vista gorda al respecto.

—Qué quieres decir.

— ¿Y todavía tienes el cinismo de preguntar?

—Qué te veo como un objeto sexual, a eso te refieres.

—Si te queda el saco —destaca con sarcasmo —ante lo que dice suelto una risa disgustante.

—En serio, esto no puede ser peor de lo que ya es —sopeso—. No tengo tiempo para esto.

Busco huir, no obstante ella me toma del brazo y me sujeta con sus uñas.

— Y acaso yo estoy pintada —irrumpe colocándose de pie y cubriéndose con las sábanas.

—Hasta donde yo sé esta es mi casa —indico—, y puedo entrar o salir de cualquier habitación cuando me de la gana —con eso a aclarado salgo del cuarto batiendo la puerta.

Camino por el pasillo y me encuentro con Nathan.

— Como salió... —pronuncia.

—No quiero hablar ahora —respondo y paso de largo.

—Hay comida en el horno —agrega.

— ¡Gracias! —grito.

Me dirigí a la cocina y lavo mis manos y rostro en el fregadero. El disgusto y el enojo me invaden respecto a la situación. Lo único que deseo es estar en otro lugar lejos de lo acontecido.

—Thomas, esta conversación no ha terminado —estremece Alice en la cocina para mi disgusto.

—Para mi sí —delimito.

—Ten las malditas bolas y reconoce lo que hiciste —reitera y mi ira despierta.

—Sabes, estoy cansado de todo esto, suenas como una feminazi —exclamo—. ¿Quieres que sea cínico? Lo seré. Clarissa, no era la primera con quien Kyle te engañó, también fue tu ex mejor amiga. Nos dijo que se la había cogido en más de una ocasión, y hasta en las pose que la puso. Y no quisiera decirlo; pero seria mentira, que bueno que se comieron al muy maldito.

Alice me da una cachetada.

—Es mentira —replica—, sabes que no es así. Sabes que no lo es.

Devuelvo la cara hacia ella.

—Dejame abrirte los ojos, Alice, ¿Por qué crees que Ryan te insinuó e incluso te insistió de que terminaras con él durante una temporada?

Se acerca a mí molesta y me dió varios golpes.

—Te odio, te odio. ¿Por qué no fuiste tú quien se murió? ¿Por qué él? ¡Te odio! —tomo las manos de Alice, y ella levanta la mirada hacia mí, lloraba. Forcegeo apenas y la suelto.

—Ya terminaron de pelear —irrumpe Nathan—, la escena que hacen en este momento parece telenovela.

—Yo sí.

—Creo que hay algo que debes decirle a Alice, Thomas —resalta Nathan.

— ¿Qué exactamente? —Nate arque la ceja y dirige la mirada a Alice. La miro y volteó a ver a Nathan— No, Nate, no vale la pena.

— ¿Me dicen el enigma que hay entre ustedes dos? —encuesta Alice.

—Es algo que Thomas debió haberte dicho hace mucho —alega Nathan.

—Nunca fue un buen momento, y ahora mucho menos.

—O lo haces tú, o lo digo yo, sabes que lo haré, pero debes tomar la iniciativa.

—Qué debo saber —reireta Alice.

Analizo el panorama. Nathan insinuando a los cuatro vientos mis sentimientos en presencia de Alice, y ella esperando respuesta a la duda que rondaba.

Qué podía perder, ya había perdido la confianza siendo lo único que mantenía unido a ella. Todo lo que alguna vez llamó mi atención se había desvanecido. Nunca la conocí lo suficiente, y ella no se interesó en conocerme.

—Nada de lo que dice Nathan importa ahora, pero si de verdad quieres saber te lo diré, y no me importa si me crees o no —formulo—. No te viole, no sería capaz de hacerte algo así. Si me interesaste, pero no de la manera en la que pensaste. Yo... me enamoré de ti Alice, y si tienes dudas puedes preguntarle a Nathan al respecto, o a Tony, o cualquiera de los presentes en esta casa. Y desde el primer momento en el instituto lo que he buscado es protegerte, pero... de qué ha resultado ser amable contigo. Ser el malo y depredador sexual que no soy.

—Era eso —cuestiona—. Decir que te enamoraste de mí —Alice pasa su mano por la comisura de sus labios—. Bien. Una buena historia. ¿Algo más que deba saber?

—Thomas te llevó al cuarto con las chicas y se fue de la casa, al puesto de vigía en la entrada —indica Nathan—. Todos estaban borrachos, destacándote entre ellos. No podían pararte.

Alice parecía no creerlo pero al ver su rostro y mirada era evidente que analizaba todo.

—Thomas llegó muerto del cansancio en la mañana, y los metí a ambos en su cuarto. Se suponía que sería una broma.

—Sí lo fue, y de mal gusto —indica Alice.

—Ahora que todo se resolvió espero que ambos puedan empezar de nuevo, y llevarse bien —agrega Nathan—. ¿Algo que agregar?

—Quisiera golpearte en este momento —pronuncio.

—Seria comprensible —señala Nathan. Cierro fuertemente mi puño y retengo la ira, pero no obtendré nada haciéndolo.

El ambiente queda inmerso en el silencio. vemos las caras hasta que Alice expresa su disgusto.

—Sé que no hay ropa para chica aquí pero ¿Podemos salir a buscar? Odio estar así —expresa—. Digo, no es que la ropa este mal, pero quiero algo más, femenino.

—Primero algo con que llenar la tripa, tengo hambre —indico.

—Y yo —compartió—. ¿Qué hay de comer?

—Bueno... sé que dije que estaba en el horno, pero estaba en espera de Thomas para cocinar —alega Nathan. Lo amenazó con la mira y el se ríe—, Bromeo. Solo bromeo, la comida ya está hecha, que delicado.

Nuevamente contengo mi enojo en mi puño, respiro y exhalo. Quedo con las ganas de desahogarme, quizás con los infectados pueda hacerlo.

—Voy a alistarme —anuncio, y me dirijo a mi cuarto.