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Chapter 2 - ¿A qué sabes?

Las luces destellantes invadían aquella casa en la que se encontraban ese grupo de adolescentes. Era un grupo pequeño conformado por cinco chicas y cinco chicos, entre ellos estaban las famosas primas Blair: Emily y Julieta, eran tan diferentes, pero similares por no solo compartir el apellido sino también esos ojos esmeraldas que representan el reflejo de la inocencia y lujuria de cada uno. Aunque la gente tenía más interés en la pelirroja por tener esa personalidad, incluso su prima no podía negarlo que tenía esa vibra atrayente. Por lo cual, a medida que, las hormonas comenzaron a aflorarle en esta, más quería poder probar lo más mínimo de ella.

Por esa razón, estaban reunidos en la casa de uno de sus compañeros, si, claro, ¿a quién engañaba?

Realmente, era más por experimentar un nuevo juego llamado "7 minutos en el paraíso", utilizaron una botella para decidirlo. Al principio, no duraban lo necesario porque las parejas eran primerizas. Los únicos con experiencia en sí eran Julieta y otro joven, cuando fue su turno duraron lo correspondiente. Todos se asombraron, sin embargo, eso aburrió a la de cabello castaño por ser todo tan simple.

—¿Por qué no aumentamos la intensidad?

El grupo la observó confundido ante lo que propuso.

—¿A qué te refieres, Juli? —preguntó su prima incomodándose un poco.

—Anímense, siempre nos vamos a lo tradicional —se río ante la inocencia de su pariente—. Intentemos chica con chica, chico con chico...

—¡¿QUÉ?! —clamaron todos al unísono.

Se volvieron a sentar en un círculo, esta vez variando las probabilidades que pudiesen salir. Claro que, se incomodaron un poco, la única que lo disfrutaba era quien lo propuso. Sobre todo, porque tendría lo que quiere después de tanto que lo desarrollo. No evitaba mirar a su Emily tan nerviosa de que le tocase una persona de su mismo sexo, hasta el momento solo habían sido los mismos chicos a los que nada más les daba un beso tierno y leve manoseo en ese armario. Solo subía de tono cuando tocaban parejas igualitarias, se asombraban que algunos durasen esos siete minutos que no completaban con alguien más. Los felicitaban a los que se declaraban oficialmente del otro lado. Muchas parejas se formaron en ese momento, hasta que...

—¡Esperen, Emily no ha besado a ninguna chica!

Julieta sonrió al ver que hicieron esa observación, en cambio, la nombrada se ponía igual de roja que su cabello.

—No es necesario... —negaba con sus manos al estar nerviosa—. Además, no quisiera romper alguna pareja formada, chicos, en serio.

—Prima, vamos, si quieres solo tú y yo.

Abrieron sus bocas. La que propuso la idea se hizo la sorprendida.

—Hey, si todo tuvimos la experiencia, ella también —excusó Julieta—. Me ofrezco para que sea rápido.

—Pero son primas...

—Amigo, lo que suceda aquí y en ese estúpido closet, ahí quedó.

Se acercó a Emily como si no hubiese nada a su alrededor tomándola de la mano. Ella, por supuesto, no comprendía esa actitud tan amable de su prima al tener tanto interés en que fuese su primer beso con una chica, eso pensaba porque sabía que no llegaría a más nada ante los nervios que la consumían. Cerró tanto los ojos mientras caminaban que al abrirlos se dio cuenta de la oscuridad que se envolvió con su pariente. Respiró profundo al escuchar como cerraban la puerta con seguro desde adentro.

—¿Por qué quieres hacer esto, Julieta?

La ignoró mientras tarareaba una melodía acercándose hacía ella. Tocó su suave piel blanca al mismo tiempo que ella se echó para atrás ante lo incómoda que se sentía. Posó su mano en la de su prima para detenerla, no estaba a gusto con esto.

—Emi, no te pongas así...

—Yo no... ah... —se inmovilizó de repente al sentir los labios de la contraria sobre su cuello—. Juli... pero...

No le estaba prestando atención a lo que le quería decir. Simplemente se enfocaba en deleitarse con su piel directamente al mismo tiempo que ella lo hacía con los besos que le depositaba la de cabellos castaños. El asunto se intensifico pegándola contra la pared de ese armario para poder empezar a introducir las manos en la blusa de la contraria.

—Tienes unos lindos senos, Emi... —apretó uno de ellos suavemente tras un suspiró de la pelirroja—. Se sienten bien...

Con las yemas de sus dedos empezó a realizar círculos en el pezón izquierdo sin dejar de ir marcando sus labios en el cuerpo de su pariente.

—Julieta... ah... se siente... —se desesperaba ante como lo hacía—. Julieta... para...

Se calentaba más con solo oírla tan desesperada. Separándose de su cuello, la miró con sus ojos brillando esa pasión chocando con la inocencia de ella. Acercándose lentamente a sus labios sin dejar hacer el movimiento en el seno de la joven; la besó. No quiso hacerlo lento, así que, su lengua pasó al primer suspiro de claro que la pelirroja expulsó. Ese baile dentro de la boca de Emily hizo que solo aumentara su temperatura corporal.

Sin embargo, no duró mucho, la pelirroja la empujó al suelo entretanto tapando su boca asimilando la sensación. Ante el impacto, Julieta tumbó algo también del lugar en el que estaban haciendo un escándalo.

—¿Chicas, están bien?

La menor de las Blair iba a suplicar que la sacaran.

—Si, solo tropezamos con algo —intervino Julieta.

—Entendido, van tres minutos, ustedes avisen si no pueden más.

Emily lo intento, no obstante, su pariente fue, nuevamente más rápida tapándole la boca.

—Déjame disfrutar —amenazó la castaña—, no me obligues a decir rumores sobre ti.

Asintió en su aprieto.

Continuaron desde donde lo dejaron con el apretón de sus senos y los besos intensificándolos más al tener poco tiempo. Julieta no se resistió más y le sacó la camisa a la contraria dejando sus pequeñas copa B envueltas en ese sostén negro al aire. Se agachó un poco a la altura de ellos volviéndolos a manosear como estaba haciendo en un principio hasta terminar de meterlos en su boca para comerlos a profundidad. Emily no soportaba esa subida de hormonas. Estaba sintiendo que quería expresar muchos sonidos, solo suspiraba pegándose más a la pared entretanto su prima sentía lo que le provocaba.

—Ah... mmm... ah... —empezó a jadear—. Mmm... ¡Ah!

La castaña seguía jugando sucio, esta vez metió mano por debajo del pantalón de la pelirroja para empezar a masturbarla, mejor dicho, rozarla con la intención de poder pensar lo anteriormente mencionado. Los gemidos y jadeos de la pelirroja se descontrolaban, eso molestaba un poco a Julieta, por lo que, tuvo que tapar su boca con la mano que tenía en el seno de la contraria sin dejar de frotar sus dedos desde los labios mayores y parte del clítoris; estaba húmedo. No se resistió, sacó sus dedos para probar esos fluidos viscosos que tenía embarrado en la punta de dedo índice y parte del medio llevándolos directamente a su boca.

Para ella fue un sabor peculiar, no era amargo como lo describen. Se sentían realmente dulce, no sabía si era por sus ganas que lo sentía de esa manera.

—¡Chicas, dos minutos!

Se miraron al escuchar el aviso de que quedaba poco tiempo. Emily se tensó aún más. Su prima no resistió, la volvió a pegar bruscamente contra la pared para besarla. Probó esos labios que la enloquecieron desde el primer contacto al mismo tiempo que la joven que estaba vulnerable negaba con su cabeza con los ojos llorosos suplicando que esto parase. Sin embargo, terminó siendo ignorada en el tiempo que quien la controlaba se separaba de ella. Lo que siguió después no lo vio venir.

Julieta estaba llena de lujuria, enloquecida de ella, mejor dicho. Obligo a su pariente a acostarse en el piso en el único minuto que les quedaba. Sabía que debía de ser rápida, y así lo fue. Desabotonó aquel pantalón que le obstaculizaba la vista que estaba ansiosa por ver. Lo desprendió rápidamente de él como de su braga; el terreno quedo libre.

Sin duda, para la castaña era una vista sorprendente, pero antes de empezar, nuevamente, cruzaron miradas.

—Por favor, Julieta, no... —suplicó Emily al borde del llanto.

Sentía lástima de verla así y que no disfrutase, tal vez fue brusca. No obstante, le resto importancia. Se dedicó a posicionarse cerca de dicha vagina para aplicarle la jugada final. Relamió sus labios para que fuese un contacto húmedo, sacó su lengua y lamió desde la abertura vaginal hasta llegar a los labios mayores. La pelirroja soltó un jadeo bastante agudo al primer contacto. No evita experimentar nuevas sensaciones ante ese contacto, se tensaba, pero al mismo tiempo se relajaba. Su respiración y jadeos impregnaron ese pequeño espacio a medida que el sexo oral incrementaba.

—¡Okey, Emily y Julieta, se acabó el tiempo! —indicaron desde afuera.

Julieta finalizó con una lamida más profunda para después separarse a recuperar el aliento. Emily simplemente estaba igual de roja que su cabello con la respiración bastante aceleraba como lo estaba su corazón. Buscaba de asimilar lo acababa de pasar, se quedó sin palabras al dirigir sus ojos verdes inocentes a los de esa mirada impregnada en lujuria.

Sus suspiros se mezclaron.

Al mismo tiempo que, con los nervios encima de las más joven de ellas se volvía vestir sintiéndose incomodada por la mirada de su pariente.

—Ni una palabra de esto, Emily —comentó por fin la de cabello castaño—. Solo diré que sabes demasiado bien... ¡maldición! —se acercó, otra vez a ella para depositarle un beso como acuerdo—. Tan dulce...

Ninguna volvió a retomar el tema al salir de dicho armario. Después de ese acontecimiento Julieta decidió alejarse de ella. No soportaba tenerla tan cerca mientras quisiese probar, de nuevo ese sabor. Agradeció la oportunidad, así que, hizo lo que tenía que hacer ante lo que provoco.

Aunque supiera que jamás podría olvidar aquel dulce sabor.

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