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—Entonces no tienes experiencia laboral. ¿Qué no hiciste prácticas profesionales en la universidad o algo? —preguntó el entrevistador.
Jorge negó con la cabeza.
—Bueno, entonces vamos a revisar tu CV y después te llamamos.
Jorge asintió con la cabeza y le dio un apretón de manos al entrevistador antes de salir de la oficina.
Regresó a su auto y arrancó.
(¡PUTA MADRE!)
Él sabía perfectamente que no le iban a llamar, y lo sabía porque todas las entrevistas a las que había asistido habían terminado de esta manera.
(¿Por qué le daban tanta importancia a la experiencia laboral? ¿Por qué no tomaban en cuenta su excelencia académica? Él era uno de los mejores estudiantes en el estado, por el amor de Dios. Y, si eran tan importantes las prácticas profesionales, ¿por qué nadie le avisó?)
Aun así, él se dirigió a su casa para buscar más ofertas laborales.
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—Entonces me dices que no tienes experiencia laboral. ¿No hiciste prácticas profesionales en la universidad o algo? —preguntó el entrevistador.
Jorge negó con la cabeza con resignación y esperó que el entrevistador dijera lo que los entrevistadores siempre le decían a continuación.
Pero esta vez fue diferente:
—Híjole, pero, bueno, es que ahorita sí nos urge alguien, así que te voy a pasar al cuartito de aquí para el segundo filtro —el entrevistador dijo, y Jorge se sorprendió bastante (¿había un segundo filtro? ¿Acaso en todas las empresas hacían eso? ¿Eso significaba que siempre había fallado el primero?)—. Es algo muy sencillo: solo tienes que hacer dos pequeños test: uno de IQ y otro psicométrico. Por aquí, por favor.
Jorge sonrió y se levantó de su asiento. Él estaba seguro de que no tendría ningún problema con aquellos tests (según el último test que hizo su IQ era de 125, y no se había esforzado, así que podría sacar un número más alto con facilidad. Y el test psicométrico debía ser, más que nada, una formalidad.)
El entrevistador lo llevó a un cubículo y le entregó el test de IQ. Jorge lo respondió con facilidad. Después, el entrevistador le entregó el test psicométrico, y Jorge lo respondió con igual facilidad.
—Muy bien, entonces te voy a pedir que vengas mañana a las nueve de la mañana para revisar los resultados y continuar con el proceso de contratación.
Jorge asintió con la cabeza y le dio un apretón de manos al entrevistador antes de salir de la oficina.
Regresó a su auto y arrancó.
(¡A HUEVO!)
Él sabía perfectamente que lo iban a contratar. (¿Por qué no lo harían? A él le fue súper bien en los tests.)
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—Sí, mira, Jorge, te voy a ser bien sincero, te fue increíblemente bien en el test de IQ (sacaste 131), pero en el test psicométrico me aparece que tienes muchos problemas para expresarte, y la comunicación es indispensable en esta empresa, tanto con tus jefes, compañeros y subordinados, ya que el 99% de los problemas en la empresa surgen por falta de comunicación. Hay muchísimos departamentos, y en cada uno hay muchísimas personas con roles y trabajos diferentes, por lo que coordinarlos a todos es casi imposible, y eso que ellos se comunican en todo momento, pero imagínate qué pasaría si se quedaran callados y se lo guardaran todo, como tú.
"Y otra, todos esos premios que has ganados son muy impresionantes y eso, pero en realidad solo nos dice que, como tú eres una persona muy inteligente y con mucha capacidad, no sueles trabajar en equipo. Igual: esta empresa no es de individuos, por más listos que sean, sino de una comunidad, así que te agradezco tu tiempo y te deseo mucha suerte para el futuro.
Jorge le dio un apretón de manos al entrevistador antes de salir de la oficina.
Regresó a su auto y arrancó.
(¡PUTA MADRE!)
Jorge quiso gritar lo más fuerte que podía pero mejor se contuvo (alguien podía verlo).
(¡¿Comunicación?! ¡No mames! ¡¿De qué les sirve tener gente que se comunique si es mediocre?! O ¿eso es lo que quieren? Llenar su empresa de puros mediocres. Por eso tienen tantos problemas en la empresa, porque está llena de pendejos, como el entrevistador ese. Tenía su CV en frente y no lo valoró. ¿Qué no vio todos sus premios y logros? Él podría hacer en una semana lo que los demás hacían en un mes. Que no se comunicara solo significaba que él podía resolver cualquier problema por su cuenta y no necesitaba de estar molestando a los demás a cada rato y por cosas extremadamente triviales, así que dejaría a todos trabajar, solucionaría todos los problemas con los que se encontrara, y la productividad de la empresa mejoraría bastante. ¿Acaso el entrevistador era tan idiota para no verlo? Probablemente sí; era de RH a final de cuentas. ¿Qué tenías que estudiar para tener ese puesto? ¿Psicología? ¿Otra carrera inútil y mediocre? ¿Nada? Y ¿qué tenía que hacer a final de cuentas? Solo contratar gente que cumpliera con una lista de requerimientos aleatorios que alguien le había otorgado al puesto, sin importar qué tan inteligente y capaz sea. Cumples los requisitos, estás contratado aunque seas un idiota. No los cumples, podrías ser pinche Albert Einstein, pero no, te agradezco tu tiempo y te deseo mucha suerte para el futuro.)
Jamás se había sentido tan humillado.