Me siento... me siento muy pesado... no se que es lo que sucedió... no consigo recordar nada..."
- Está despertando! Está despertando!
-Oh? Es cierto, maestro! Venga rápido, vamos!
-ya los he escuchado, ya los he escuchado, paciencia! Recuerden que ya estoy viejo! Aún con magia esto no es tan sencillo para mi!
En una amplia habitación con una cama a nivel del suelo que en sus orillas estaba adornada con hermosas cortinas que caían hasta el suelo, una chica y un chico acompañaban a un joven que estaba postrado en la cama, el joven ya llevaba un par de horas inconsciente, pero parecía que despertaría pronto. La habitación estaba en una de las alas de un pequeño palacio que ya comenzaba a verse viejo, estaba ubicado cerca de los límites de Etrana, una nación que se había formado Gracias a la guerra de la nueva era y por lo tanto no era muy longeva, el palacio pertenecía a un anciano que había tomado como discípulos a dos jóvenes huérfanos y llevaba toda su vida viviendo en ese lugar.
"Están hablando de mi? Dios... me siento tan... cansado... pero hay algo... caliente en mi frente, se siente bien... me pregunto, que será....?"
"Ja ja ja veo que estás a punto de despertar humano... pero antes de dejarte a merced de este mundo te recordaré esto una vez más... no regresarás a menos que cumplas tu cometido en este mundo... estaré vigilándote."
"Es la voz de una mujer... Re...gresar? Mi... cometido? No entiendo de lo que habla..."
"Y pensar que serías tan adorable en este estado ja ja ja... no me decepciones cachorro humano... es momento de que despiertes"
En cuanto la voz de la mujer terminó de escucharse en los adentros de aquel joven que yacía inconsciente en la cama, su consciencia recibió un vuelco y antes de que el mismo pudiera darse cuenta, había abierto los ojos. Un rayo de sol lo cegó un poco al acostumbrarse a la luz de la habitación lo primero que vieron sus ojos fue un techo de madera con una pequeña esfera de color negro en el centro, el techo no parecía ser muy alto y se quedó mirándolo por unos pocos segundos hasta que una voz lo sacó de sus pensamientos.
- Que alivio! Como te sientes?
- Tranquila Hanna, el joven acaba de despertar, dejemos que se reponga a su debido tiempo.
- Oh lo siento maestro, tiene razón...
- Do... donde estoy...?
- Bueno joven... estás en mi humilde hogar, Hanna te encontró hace unas horas en su patio inconsciente y ha estado preocupada desde entonces. Ella es la que ha estado cuidando de ti, tenías algo de fiebre, pero gracias a ella ahora estás bien.
El joven que estaba en la cama intentó sentarse como buenamente pudo y tras un esfuerzo que le pareció ridículamente extenuante lo consiguió. Al levantarse pudo ver bien de donde venían aquellas voces. Frente a él había una chica joven con unos ojos de color verde esmeralda, su cara era fina y tenía unas cejas algo gruesas que solamente hacían que sus ojos se vieran mucho más llamativos su cabello era largo y negro que hacían un conjunto impactante con su piel blanca. La chica vestía un vestido de color rosa con adornos de flores de color blanco que resaltaban su figura y la hacían ver muy linda, de haber sido cualquier otro joven probablemente hubiera quedado boquiabierto, pero no era el caso de este chico.
Detrás de ella había un anciano, sus ojos estaban evidentemente nublados por lo que el joven asumió que era ciego, su cabello era completamente blanco y estaba peinado hacia atrás, sus orejas eran muy grandes y por raro que parezca su nariz era pequeña lo que le daba una pinta rara, su rostro era redondo y su postura era encorvada, lo que lo hacía ver pequeño. Sus ropas eran simplemente una túnica de color blanco simple y sencilla y unas sandalias.Y hasta el final de los dos, había un chico de brazos cruzados, su pelo era de un color castaño rojizo lacio que caía hacia un lado y sus ojos eran de color negro, pero a diferencia de otros que el joven había visto, sus ojos parecían ser profundos. El chico era delgado y alto, llevaba una camisa completamente blanca que parecía ser de una tela áspera y unos pantalones negros que parecían quedarle un poco cortos. No sabía bien por qué, pero sentía una especie de rechazo viniendo de él.
- Bien joven, veo que estás un poco mejor, dime recuerdas algo? Por qué estabas en el patio desmayado? Alguien te perseguía o algo así?
-... yo... no recuerdo nada... no recuerdo ni siquiera como llegue aquí o por qué estoy aquí... lo único que recuerdo es que... antes de despertar... escuché una voz... decía algo de mi cometido o algo del estilo... no se que fue lo qué pasó... mi cabeza... da vueltas...
- Tranquilo, descansa... dale algo de tiempo, si era algo importante lo recordarás pronto... pero donde están mis modales! Déjame que me presente joven. Mi nombre es Alexo Rosatos y como ya te he dicho antes, estás en mi humilde hogar, soy solo un viejo "ermitaño" y estos dos, bueno, han estado conmigo un buen tiempo ya, preséntense chicos.
- Bueno, yo soy Hanna como ya ha dicho el maestro, Hanna Rosatos. Yo soy quien te ha estado cuidando, al fin y al cabo apareciste en mi patio.
Hanna le ofreció una cálida sonrisa al chico que aún intentaba recordar algo acerca de el, pero esa sonrisa lo hizo sentirse mejor casi como si estuviera en casa.
- y yo soy Nijuu... espero... que no causes problemas...
Hanna: Nijuu! No le hagas caso, el es algo tímido y le cuesta un poco confiar en las personas.
Alexo: jeje estos jóvenes siempre igual... dime joven, recuerdas como te llamas?
- ... yo... no lo recuerdo...
Nijuu: entonces simplemente apareciste aquí y no recuerdas ni cómo te llamas... maestro, mantenerlo aquí puede ser un peligro... no sabemos si su amnesia fue gracias a un ataque o si alguien está detrás de él! Deberíamos...
Alexo: Ya te he dicho antes que no tienes de que preocuparte Nijuu... el chico no tenía heridas más allá del golpe que se dio y tampoco había señales de que alguien lo persiguiera así que deja de ser tan descortés!
Justo después de hablar en un tono de molestia, el anciano volteó hacia donde estaba Nijuu y le dio un coscorrón justo encima de la frente, Nijuu inmediatamente se llevó las manos a la cabeza mientras se agachaba un poco y se quejaba del dolor. Por otra parte, el joven que estaba en la cama pensó en lo que el joven Nijuu había dicho y se dio cuenta qué tal vez podía tener razón. Quizás fuera alguien peligroso o alguien le intentara hacer daño y por eso perdió la memoria, en cualquier caso podía estar poniendo en peligro a estas personas que cuidaban de él.
Hanna: No le hagas caso a Nijuu, el puede ser algo molesto a veces
Nijuu: mo...molesto!? Yo!?
- N...no, no lo culpo, el puede tener razón, al fin y al cabo... ni siquiera yo se si soy una mala persona... o si alguien intento hacerme daño o algo así... quizás sea un peligro para ustedes...
- Nijuu! Mira lo que has hecho! Ahora el cree que puede ser alguien malo!
Nijuu: Pe... pero... yo no...!
Alexo: tranquilos, tranquilos!... Joven, puedes confiar en mi, se que no eres una mala persona, puedo verlo en tú interior! Así que no te preocupes por esas cosas. Si tú gustas, puedes quedarte aquí hasta que recuperes tu memoria, no es un problema alimentar una boca más.
El joven a pesar de que aún creía que podía ser una mala idea pudo tranquilizarse un poco gracias al anciano y cuando escuchó que podía quedarse con ellos una sonrisa se formó sin su consentimiento y sus ojos le brillaron un poco, demostrando que realmente estaba feliz por poder quedarse ahí, aunque no entendía muy bien a qué se debía.
- Yo... yo no se... que decir...
Hanna: No tienes que decir nada, tu cara lo dice todo!
Nijuu: Yo... lamentó lo que dije... maestro... por la conmoción no hemos almorzado aún, es temprano todavía, prepararé algo para todos a manera de disculpa, me retiraré primero.
Alexo: como esperaba de uno de mis discípulos, está bien Nijuu, puedes retirarte iré a ayudarte en un momento.
Nijuu: Gracias maestro, me iré entonces.
Nijuu salió de la habitación sin mucha prisa por una puerta corrediza Justo en frente de donde estaba la cama y se dirijo directamente a la cocina del recinto. Por otro lado el anciano y Hanna se mantuvieron en la habitación con el joven.
Alexo: Bueno joven, dejare que Hanna cuide un poco más de ti, los llamare cuando la comida esté lista.
Hanna: Maestro... no deberíamos al menos de darle un sobrenombre o algo, llamarlo joven todo el tiempo puede que lo haga sentir raro, no lo cree? Que opinas tú?
- Bueno... creo que está bien, al menos hasta que recuerde mi nombre.
Alexo: Bueno... pensaba oponerme a la idea pero veo que el joven está de acuerdo... veamos... que apodo podemos darle...
Hanna: qué tal Kiiro? O tal vez Mizuhiro?
Alexo: No te parecen algo raros? De donde los has sacado?
Hanna: Bueno, Nijuu me enseñó que esas palabras son colores en el idioma que le enseñaron a él y me gustaba como sonaban... solo es una sugerencia claro...
Alexo: hmmm por qué no mejor dejamos que el piense en uno.
- Pensar en un sobrenombre para mi?....
Alexo: si, algo se te debe ocurrir no lo crees?
- Bueno... yo no se...
Hanna: tengo una idea!
En cuanto dijo eso la chica salió corriendo hacia una mesa que tenía varios cajones en ella y de uno de ellos saco un pequeño espejo de color negro, fue de nuevo hacia el joven y puso el espejo delante de él y sus manos comenzaron a brillar, el negro del espejo que dejaba ver a través de el comenzó a hacerse opaco hasta que el reflejo del joven se vio en el. El joven se quedó mirando su reflejo unos segundos sin decir nada mientras se llevaba las manos a la cara casi incrédulo de que fuera el.
La forma de su rostro era fina y sus facciones eran Justas y no destacaban mucho, eran simétricas, el se veía muy atractivo, quizás por qué no encontraba imperfecciones o perfección, lo que le resultó más llamativo fueron sus ojos y su cabello. Los primeros eran de un color azul claro brillante con venas que se veían de color amarillo lo que hacían verlos más llamativos aún. Su cabello era de un color negro obscuro algo largo, su cabello parecía desordenado con pinchos por aquí y por allá, sobretodo en la parte de atrás y una fleco de pincho que intentaba caer sobre su ojo pero no lo conseguía. Se quedó viendo al espejo por un buen ratoHasta que la voz de Hanna lo devolvió a la realidad.
Hanna: entonces? Que sobrenombre te gustaría?
- Yo... yo no lo se... lo siento, es que no me imagine que me vería así.
Hanna: ah? Te quedaste admirándote al espejo!?
- Lo... lo siento... que es lo que significan los nombres que mencionaste hace poco?
Hanna: Bueno, Kiiro significa amarillo, por los colores amarillos en tus ojos y Mizuhiro es azul claro por el azul de tus ojos, a pesar de que sean un poco más brillantes!
- Bueno... me gusta como suena Kiiro. Es algo discreto... no?
Alexo: Bueno... si tú lo dices joven... emm Kiiro... me llevará un tiempo acostumbrarme... iré a ayudar a Nijuu, Hanna, por favor encárgate de nuestro invitado un poco más.
Hanna: No se preocupe maestro! No le fallaré!
El anciano se retiró de igual manera que Nijuu, a pesar de estar encorvado y ser invidente, sus movimientos eran los de una persona normal, sin decir nada y sin más, el simplemente salió, en la habitación de pronto unas pequeñas ventanas se abrieron para dar luz a la habitación, eran pequeños tragaluces que estaban de tanto en tanto en la habitación y del suelo comenzaron a salir pequeñas esporas de luz que parecían de fantasía, Hanna se acercó de nuevo al recién nombrado Kiiro y se sentó en la cama.
Hanna: Bien, te prepararé un baño caliente, deja tus ropas en el cesto dentro del baño y yo las lavare por ti. Tu bufanda estaba ya muy vieja, así que cuando te encontré la tomé para lavarla y cocerla...
En ese momento algo cruzó por la mente de Kiiro y antes de que el se diera cuenta las palabras ya habían salido de su boca.
Kiiro: No!... por favor deja la bufanda cómo está...
Hanna: oh?... lo lamento es importante para ti? Recordaste algo?
Kiiro: Yo... no lo se... pero siento que es importante, déjala cómo está por favor...
Hanna: Bien, no te preocupes! Solamente la lavaré y ya está está bien?
Kiiro: Muchas gracias...
Hanna: No te preocupes! Es normal reaccionar por las cosas que nos importan, además recordaste algo, eso es lo que importa, espero que sigas así y recuperes todos tus recuerdos, bien, en un momento estará el baño listo, te llamaré cuando sea así.
La chica salió abriendo una habitación que estaba a un lado de la mesa a la que se había acercado antes, igual que la otra era una puerta corrediza que se camuflaba con la habitación y tras unos segundos salió de ella nuevamente.
Hanna: Bien, el baño está listo, necesitas ayuda para llevarte hasta el?
Kiiro: N... no, estoy bien, puedo ir yo solo...
Hanna: Bien, no te exijas mucho, si necesitas ayuda aquí estaré. Oh! Y no te olvides de dejar la ropa en el cesto.
Kiiro: N... no, no te preocupes.
Kiiro comenzó a moverse lentamente y salió de la cama, Hanna simplemente se quedó viéndolo hasta que entró a la habitación. La habitación era una gran bañera con una puerta corrediza adornada con una hermosa pintura de un árbol de color rosa en la pared que estaba dentro de la bañera. Ya en la habitación, Kiiro aún un poco inseguro se quito la ropa lentamente, abrió la puerta corrediza y se metió en la bañera. Pensando acerca de lo que estas personas que acababa de conocer le habían contado y acerca de él, quien era realmente y que hacia allí, hasta que de pronto, se escuchó que la puerta de baño se abría...