En la recamara principal dentro de una casa ubicada en el distrito oeste de la ciudad de arcadia, Samantha se encontraba viendo su reflejo atentamente en un espejo, su cuerpo se encontraba en buena forma y no hubo anormalidades, naturalmente sin contar aquel objeto faltante en su cabeza.
"Sigh..." - Un suspiro triste salió de Samantha cuando tomo su amuleto fuertemente, sus ojos se cerraron cuando la energía se imbuyo en el amuleto activándolo, esto causo que en la cima de su cabeza se difuminara el espacio, luego de lo cual apareció lentamente su linda orejita.
Una sonrisa se deslizo en los labios de Samantha mientras estiraba su mano sobre su cabeza sintiendo la oreja una vez perdida, esto causo que su sonrisa se ensanchara al sentir la suave textura de su pelaje...
Toc... Toc... un golpeteo suave en la puerta atrajo la atención de Samantha, por lo que con un poco de vergüenza bajo las manos y por última vez reviso su nuevo atuendo frente al espejo, este consistía en una camisa blanca con manga corta, junto a una falda hasta las rodillas de color azul, aparte de esto llevo en un brazalete de color bronce en la mano derecha con una gema azul incrustada.
En sus pies llevo un par de zapatos de color negro con medias blancas hasta el muslo, dejando todo su atuendo en una combinación de colores blanco y azul, siendo la única excepción los zapatos y el brazalete.
"Adelante" - dijo Samantha una vez que su atuendo estuvo totalmente en orden, la puerta se abrió lentamente y una mujer embarazada con un delantal entro llevando una pequeña bandeja con una taza humeante de contenido desconocido.
"Te ves realmente hermosa Samantha, incluso sin utilizar el amuleto." - La mujer dio un cumplido examinando a la joven de pies a cabeza, luego de ello coloco la bandeja dentro de una pequeña mesita de noche en la recamara, y desde su delantal saco un pequeño frasco de color azul.
"Gracias Karen, yo... Lo entiendo, pero aún es un poco difícil." - Samantha sonrió con un poco de ironía cuando desactivo la ilusión de su amuleto.
"¿Es la medicina de Ría?" - preguntó la joven mientras tomaba el pequeño frasco de color azul, a lo cual la mujer asintió tranquilamente.
Samantha abrió el pequeño frasco y lo bebió de un trago mostrando una pequeña mueca por un momento, luego de ello tomó la taza humeante y dio pequeños sorbos de su contenido hasta que el amargo sabor de la medicina desapareció.
"jujuju... Realmente puedes actuar tan adorable." - comentó la mujer ganándose un sonrojo de Samantha, luego de ello la mujer retiro el delantal revelando completamente su cuerpo ante la joven.
Obviamente bajo el delantal la mujer usaba un atuendo normal, el cual consistía en un vestido ancho cubriendo su vientre abultado y resaltando ligeramente sus pechos modestos, los cuales a pesar de su embarazo no crecieron tanto.
En la cabeza aparte de un hermoso cabello de color marrón claro, dos orejas puntiagudas resaltaron permitiendo a los observadores percatarse de que su raza no era humana.
Está Elfa de nombre Karen fue una de las mujeres rescatadas de aquella guarida de Goblins y Spriggans, no obstante, después de aquellos eventos y por su delicada situación terminó residiendo en la misma casa junto a Samantha.
Viendo la sonrisa de la bella mujer, Samantha no pudo evitar recordar los eventos que tuvieron lugar luego de que escaparon de ese lugar, sintiendo que realmente tuvo suerte de poder llegar a donde estaba.
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Después de que el grupo de mujeres comenzaron a huir con bella al frente, terminaron llegando al camino principal desde el cual tuvieron que tomar una difícil decisión.
"¿Hacia dónde debemos ir, Maestra?" - Preguntó Bella viendo las dos opuestas rutas, una de ellas llevándolas al más seguro Cold Creek mientras que el otro las dejaría directamente en las puertas de Arcadia.
Samantha lo consideró por un minuto, y al final tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no dirigirse a Cold Creek, ya que al final se dio cuenta del tipo de repercusiones que sufriría si seguía por esa ruta.
"Volvamos a Arcadia, necesitamos informar de esto a las autoridades del Templo." - Desde el inicio Samantha ignoro completamente al gobierno y a los militares, después de todo los Nobles no eran fáciles de tratar.
Con estas palabras el grupo reanudó su marcha rumbo a arcadia evitando el bosque y alejándose de cualquier zona de descanso, esto no duró mucho, ya que en poco tiempo llegaron al lugar donde quedó abandonado la carroza de Samantha y usándola como apoyo para los miembros más lentos, pudieron acelerar su avance.
Solo fue al anochecer que pudieron llegar a las puertas de la ciudad, las cuales se encontraban naturalmente cerradas.
"Ría, llévale esto al guardia en la puerta, trata que nos dejen entrar... Si no es posible o piden algo irrazonable solo ignóralos." - Samantha le paso su cruz de plata a Ría cuando le dio indicaciones, mientras que por su parte Vanesa la reemplazo como apoyo y caminaron hacia un costado del camino.
"¿Crees que podamos entrar?" - preguntó Vanesa en voz baja evitando que otros escucharán su conversación, Samantha por su parte negó en silencio e instó a la mujer a seguir al resto del grupo quienes ahora se sentaban en silencio en grupo tratando de compartir su calor.
"Necesito que busques el lugar más oscuro que haya, si es posible, donde la luz no me dé..." - Vanesa dudo por un momento, pero entendiendo que quizás tuvo algo que ver con su habilidad, decidió seguir su instrucción llevando a Samantha un poco lejos del grupo cerca de la muralla donde sólo la oscuridad aguardaba.
"Aquí es el mejor lugar, las antorchas en la entrada y las murallas no pueden iluminar esta parte." - Vanesa trato de explicar lo mejor que pudo sobre el lugar, a lo que Samantha asintió antes de pedirle a Vanesa que fuera a buscar a Ría en la entrada.
...
Cuando Vanesa dio media vuelta caminando hacia la ubicación de Ría no se dio cuenta que la figura de Samantha se difumino en la oscuridad antes de que su cuerpo fuera tragado totalmente por las sombras.
"Ya te lo dije mujer, puedo hablar con mi capitán al respecto, pero a cambio quiero que tú y tu amiga nos den un servicio especial, de otra forma puedes olvidarte de pasar." - el guardia habló burlonamente a través de una ventanilla, aunque sus ojos no dejaron de escanear lujuriosamente el cuerpo de Ria.
Ría apretó sus puños dejando caer algunas gotas de sangre en el piso, pero al final se contuvo soltando solo un pequeño suspiro triste. - "Muy bien, voy a hac..."
Antes de terminar sus palabras una mano se colocó en su hombro interrumpiéndola, Ría tembló por un momento pensando que era su maestra, pero al darse cuenta de quien era solo pudo sonreír con ironía.
"Samantha me pidió que fueras a verla, además no me gustaría que siguieras hablando con... Esto..." - el desprecio combinado con odio se reflejó en los ojos de la mujer madura cuando sin soltar a Ría comenzó a caminar de regreso a donde se encontraba Samantha.
"Tch... Pueden fingir todo lo que quieran, pero no son el primer grupo que llega en tal estado... Solo son un grupo de perras desechadas." - las duras palabras del guardia hicieron que Vanesa se congelara en el acto, Ría por su parte tomo la mano de la mujer y está vez fue ella quien la arrastró.
Cuando las dos mujeres desaparecieron de la vista del guardia, este miró la cruz de Plata en sus manos por un momento antes de arrojarla a un lado del camino.
Cuando Ría y Vanesa llegaron a la antigua ubicación de Samantha se sorprendieron al no encontrar a nadie en el lugar, pensando que quizás volvió con el resto dieron media vuelta hasta que una voz las detuvo en seco.
"Estoy aquí... Esto es parte de mi habilidad..." - ambas mujeres volvieron al punto en el que Samantha estuvo anteriormente. - "Ria... Tú no puedes hacer eso, eres mía y no pienso entregarte a unos guardias idiotas."
"No tenemos mucho tiempo, necesito que ayudes a Bella y juntas armen un pequeño cerco... Si nos atacan tendremos que defendernos." - el tono de Samantha enfrió a las dos mujeres cuando se dieron cuenta del significado implícito de aquellas palabras.
Ría no dijo nada, simplemente dio media vuelta corriendo directamente al grupo de mujeres para reunirse con Bella luego de lo cual se vio como se empezaron a organizar creando un pequeño cerco para defenderse con ayuda de la Elfa y la mujer musculosa.
Durante todo este proceso Samantha se mantuvo silencio con su figura en las sombras, mientras Vanesa se recargo en la pared con la cabeza gacha buscando el valor para preguntar aquello que ya sabía.
"Samantha e-ella..." - el cuerpo de Vanesa fue tirado de un costado cuando un par de brazos se envolvieron a su alrededor, la calidez del cuerpo de la joven hizo que las últimas barreras de la mujer se derribaran provocando un torrente de lágrimas y sollozos...
Al final solo un padre pudo entender aquello que la mujer sintió, sin embargo, eso no evitó que Samantha la sostuviera en sus brazos con fuerza dándole todo el consuelo que pudo.
El tiempo transcurrió lentamente hasta que el cerco terminó y el grupo de mujeres durmió con uno pegado al otro buscando consuelo y calor en aquella fría noche.
Los segundos se volvieron minutos, y los minutos se volvieron horas cuando la posibilidad de un ataque se redujo lentamente hasta que desapareció, en ese respiro Bella y Ría hicieron guardia mientras Vanesa terminó durmiendo en los brazos de la también agotada Samantha.
Un par de horas antes del amanecer (alrededor de las 4 am) el sonido de caballos se escuchó en la distancia, alertando a todas las mujeres quienes nerviosas se pusieron en guardia, intentando prepararse para cualquier posible contratiempo.
No pasó mucho tiempo antes de que en la distancia aparecieran cerca de tres docenas de Caballeros armados montando caballos mientras escoltaban algunos carruajes, también se pudo ver un contingente de más de 50 soldados armados junto a algunos magos siguiendo a pie a los caballeros.
Sus miradas llenas de desprecio cayeron sobre las mujeres en guardia, luego de lo cual simplemente las ignoraron mientras seguían su camino hasta detenerse frente a las puertas de la ciudad.
Entonces desde el carruaje principal salió un hombre vestido con una brillante armadura blanca, su mirada recta con un toque de orgullo siempre mirando al frente.
Este hombre camino frente al contingente y espero con arrogancia hasta que más puertas cerradas se abrieron para él, desde la ciudad dos filas de guardias ordenados esperaron en silencio a ambos extremos del camino, como si estuvieran ahí con el único propósito de darle la bienvenida al hombre, así como protegerlo de cualquier posible enemigo.
En medio de los guardias aparecieron tres figuras, siendo uno de ellos el capitán de la guardia del castillo vistiendo un atuendo igual de ostentoso que el hombre frente al contingente, otro era un representante del Templo de Athena con su clásico atuendo de sacerdote y el ultimo por su parte llevaba una capucha cubriendo sus facciones, pero era fácil darse cuenta que este pertenecía a la Academia por el emblema y los colores de su atuendo.
"Mis señores, he vuelto de la misión encomendada con grandes noticias..." - el orgullo en sus ojos era evidente, pero aun así tomo la etiqueta apropiada e hizo una ligera reverencia formal, el capitán sonrió de oreja a oreja mientras los otros dos enviados solo asintieron con la cabeza.
"Dime Roland, ¿Qué noticias has traído contigo?" - evitando toda la molestia burocracia interrumpio el enviado del Templo dando algunos pasos al frente, pero en lugar de dirigirse al hombre, solo se paró a un lado del camino como si estuviera meditando algo.
"Cof... sí, hace unas horas nos encontramos con algunas tropas organizadas de Goblins, al frente se movió un Hobgoblin." - estas palabras hicieron que el capitán de la guardia y el miembro del templo endurecieran sus expresiones, dejando solo al enviado de la academia quien parecía estar más entretenido jugando con algo. - "Los hemos erradicado con éxito, pero logramos capturar a unos Goblins para usarlos, creo que ellos nos guiaran a su guardia si lo hacemos adecuadamente."
El hombre no necesitaba decir nada específico para que todos entendieran que pretendía torturar a los monstruos buscando cualquier información rescatable, pero también era bien sabido que, aunque los Goblins se consideraban inteligentes, aun no tenían la capacidad intelectual suficiente para dar instrucciones exactas y torturarlos al final siempre fue un ejercicio vano.
"Excelente, deja que los hombres entren y descansen, nos encargaremos de sacarle tola la información posible a estos monstruos." - Exclamo el Capitán mientras indicaba a los guardias que guiaran a los hombres dentro de la ciudad, fue entonces que su atención regreso al enviado de la Academia quien parecía estar observando atentamente fuera de las puertas a un grupo de mujeres en condiciones muy deprimentes.
"Acaso ¿alguna de ellas le gusto al enviado?, si es así puedo solicitarles a mis guardias que la lleven a su residencia, pero debo advertirle que no es una buena idea mantener a esa clase de mujeres, después de todo no sabe qué tipo de enfermedades puedan tener." - el Capitán hablo tranquilamente burlándose un poco del enviado, sin darse cuenta de que este último ni siquiera lo escucho.
"Que interesante... si no necesita nada más, me retirare primero Capitán" – El enviado de la Academia declaro, luego de ello simplemente se retiro del lugar, esto dejo un poco perplejos a los presentes, porque como enviado debería ser uno de los mas interesados en obtener la información de los monstruos.
El capitán por su parte les dio un rápido segundo vistazo a las mujeres antes de ordenar que cerraran las puertas una vez que entraran todos los del contingente, esto valió que algunos de los soldados se burlaran un poco de las mujeres que no tuvieron otra opción mas que volver a dormir en la intemperie.
Los ojos de Samantha desde las sombras siguieron los movimientos de todos los miembros del grupo sin mostrar ninguna reacción, solo hasta que las puertas se cerraron ella pudo soltar un suspiro de alivio antes de volver a dormir con Vanesa.
Pero una pequeña duda creció en su mente, "si nos dirigíamos a Cold Creek probablemente hubiéramos terminado en manos de aquel grupo", esto al final causo que Samantha se diera cuenta que probablemente tomo la decisión correcta al regresar a Arcadia, no solo porque el viaje a Cold Creek hubiera durado varios días, sino porque sin duda las cosas se hubieran complicado mucho en manos de aquel arrogante hombre Roland.
No obstante en una muy pequeña parte de su corazón, Samantha le agradeció en silencio a Roland ya que el grupo de Goblins que cazo, probablemente eran los perseguidores de su propio grupo.
Con esto en mente Samantha sonrió suavemente.
Aquel día el Templo y el ejercito cometieron su segundo gran error, y para el momento en que lo notaron, ya eran una burla en toda la ciudad.