Avon Ophyris
Han pasado cinco años desde ese horrible invierno, muchas cosas han cambiado. La vida en la tribu ha mejorado mucho y todo eso es gracias a Enya. Mi hermano y yo nos preocupamos muchos después de que ella se escapo de la casa, la buscamos durante mucho tiempo hasta que la encontramos con una ropa que no era de ella llorando frente a un montículo de tierra. Al parecer había enterrado algo, pero nunca supimos lo que era.
Lo que si paso, es que se volvió a enfermar, no volvió a levantarse hasta la primavera. Pero cuando al fin despertó, su actitud cambio muchísimo, creo un plan llamado "no más muertes en invierno" y nos dijo que todos sus esfuerzos iban a ser dedicados a esa meta.
Después de la deserción de la sacerdotisa las enseñanzas de la tribu se acortaron drásticamente, aunque la ayudante de la sacerdotisa intento enseñarnos ciertas cosas, no tenia todo el conocimiento con el que contaba la sacerdotisa. Su hija, Lena se mudo con nosotros y aunque yo no soportaba se presencia hice mis mejores esfuerzos para convivir con ella. Para Enya fue mucho más fácil llevarse con Lena.
Enya me sorprende todos los días, cada día llega con una idea nueva que asombra a todos a su alrededor, en realidad los asombra demasiado para mi gusto. Al principio busco en el bosque algo que ella llamo "algodón" y con el hizo almohadas y colchones, cogiendo trozos de piel y llenándolos de este material. Su idea fue muy popular en la aldea, todos empezaron a usar estos elementos para dormir de mejor manera.
Luego se le ocurrió usar el algodón para tejer ropa, esta ropa era mucho mas cómoda que solo usar pieles y les enseño el proceso a algunas mujeres en la tribu, lo que género que fuéramos conocidos por algunos como la tribu blanca, ya que todos empezamos a vestir ropa de ese color. Sin embargo, ocurrió un problema, necesitábamos demasiado algodón y no había suficiente en el bosque. Allí fue cuando a Enya se le ocurrió algo que llamo "sembrar" ella dijo que era el comienzo de la "agricultura", se veía tan emocionada que me surgió la absurda idea que toda la idea del algodón solo una trampa para llegar a la agricultora, pero esto era imposible. ¿Cómo podría una niña de diez años planear todo esto?
La cuestión es que mi hermano y yo descubrimos que ella no nos necesitaba para conocer el mundo, ella solo necesitaba que la protegiéramos mientras la diosa la guiaba por el camino correcto.