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Chapter 97 - PARAÍSO CANTO XXVII

PARAÍSO CANTO XXVII

«.Al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo-empezó- Gloria» -todo el Paraíso,de tal modo que el canto me embriagaba.

3

Lo que vi parecía una sonrisadel universo; y mi embriaguez por esto me entraba por la vista y el oído.

6

¡Oh inefable alegría! ¡Oh dulce gozo!¡Oh de amor y de paz vida completa!¡Oh sin deseo riqueza segura!

9

Delante de mis ojos encendidaslas cuatro antorchas vi, y la que primero vino, empezó a avivarse de repente,

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y su aspecto cambió de tal manera, cual cambiaría jove si él y Marte cambiaran su plumaje siendo pájaros.

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La providencia, que allí distribuye cargas y oficios, al dichoso coro puesto había silencio en todas partes,

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cuando escuché: «Si mudo de color no debes asombrarte, pues a todos éstos verás cambiarlo mientras hablo.

21

Quien en la tierra mi lugar usurpa, mi lugar, mi lugar que está vacante en la presencia del Hijo de Dios, 22

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en cloaca mi tumba ha convertidode sangre y podredumbre; así el perverso que cayó desde aquí, se goza abajo.»

27

Del color con que el sol contrario pinta por la mañana y la tarde las nubes, entonces vi cubrirse todo el cielo.

30

Y cual mujer honrada que está siempre segura de sí misma, y culpas de otras, sólo con escucharlas, ruborizan,

33

así cambió el semblante de Beatriz; y así creo que el cielo se eclipsara cuando sufrió la suprema potencia.

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Luego continuaron sus palabrascon una voz cambiada de tal forma,que más no había cambiado el semblante:

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«No fue nutrida la Esposa de Cristo con mi sangre, de Lino, o la de Cleto,

41para ser en el logro de oro usada; 42

mas por lograr este vivir gozosoSixto y Urbano y Pío y Calixto

44tras muchos sufrimientos la vertieron. 45

No fue nuestra intención que a la derecha de nuestros sucesores, se sentaraparte del pueblo, y parte al otro lado;

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ni que las llaves que me confiaron, se volvieran escudo en los pendones que combatieran contra bautizados;

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ni que yo fuera imagen en los sellos, de privilegios vendidos y falsos,que tanto me avergüenzan y me irritan.

54

En traje de pastor lobos rapacesdesde aquí pueden verse prado a prado: Oh protección divina, ¿por qué duerme?

57

Cahorsinos y Gascones se apresurana beber nuestra sangre: ¡oh buen principio, a qué vil fin has venido a parar! 58

60

Pero la providencia, que de Roma con Escipión guardar la gloria pudo,

62pronto nos salvará, según lo pienso; 63

y tú, hijo mío, que a la tierra vuelves por tu peso mortal, abre la boca,y tú no escondas lo que yo no escondo.»

66

Cual vapores helados nos envíaabajo el aire nuestro, cuando el cuerno de la cabra del cielo el sol tropieza,

69

así yo vi que el éter adornado subía despidiendo los vapores triunfantes, que estuvieron con nosotros.

72

Con mis ojos seguia sus semblantes, hasta que la distancia, al ser ya mucha, les impidió seguir detrás de ellos.

75

Por ello mi señora, al verme libre de mirar hacia arriba, dijo: «Bajala vista y mira cuánta vuelta has dado.»

78

Desde el momento en que mire primero vi que había corrido todo el arcoque hace del medio al fin el primer clima;

81

viendo, pasado Cádiz, la insensata ruta de Ulises, y la playa dondefue dulce carga Europa al otro lado.

84

Y hubiera descubierto aún más lugares de aquella terrezuela, pero el solbajo mis pies distaba más de un signo.

87

La mente enamorada, que requiebra siempre a mi dama, más que nunca ardía por dirigir de nuevo a ella mis ojos;

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y si es el cebo el arte o la naturaque atrae los ojos, y la mente atrapan ya con la carne viva o ya pintada, 91

93

juntas nada serían comparadasal divino placer que me alumbró, al dirigirme a sus ojos rientes.

96

Y el vigor que me dio aquella mirada,

me dio impulso hasta el cielo más veloz al separarme del nido de Leda.

99

Sus partes mas cercanas o distantes son tan iguales, que decir no puedola que escogió Beatriz para mi entrada.

102

Mas ella que veía mis deseos, empezó con sonrisa tan alegre,cual si Dios en su rostro se gozase:

105

«El ser del mundo, que detiene el centro y hace girar en torno a lo restante,tiene aquí su principio como meta;

108

y este cielo no tiene más comienzo que la mente divina, donde prendela influencia y amor que él llueve y gira.

111

El amor y la luz, a éste rodean como a los otros éste; y solamentea este círculo entiende quien lo ciñe. 112

114

Su movimiento no mide con otro, pero los otros se miden con éste,cual se divide el diez por dos o cinco;

117

y cómo el tiempo tenga en este vaso su raíz y en los otros la enramada, ahora podrás saberlo claramente.

120

¡Oh tú, concupiscencia que en tu seno los mortales ahogas, sin que puedan sacar los ojos fuera de tus ondas!

123

La voluntad florece en los humanos; mas la lluvia constante hace volverse endrinas las ciruelas verdaderas.

126

La inocencia y la fe sólo en los niñosse encuentran repartidas; luego escapan antes de que se cubran las mejillas.

129

Tal, aún balbuciente, guarda ayuno, y luego traga, con la lengua suelta, cualquier comida bajo cualquier luna;

132

y tal, aún balbuciente, ama y escuchaa su madre, y teniendo el habla entera,

verla en la sepultura desearía.

Así se vuelve negra la piel blanca 135en el rostro de aquella hermosa hijade quien lleva la noche y trae el día. 138

Y tú, para que de esto no te asombres, piensa que no hay quien en la tierra mande; y así se pierde la humana familia.

141

Mas antes de que enero desinvierne, por la centésima parte olvidada,de tal manera rugirán los cielos, 142

144

que la tormenta que tanto se espera, donde la popa está pondrá la proa,y así la flota marchará derecha;

147y tras las flores vendrán buenos frutos.

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