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Chapter 159 - 159

—No estoy deseando nada de esto, solo quiero que me dejes ir.

—¿Para qué? ¿Para ir a dónde tu novio? Fíjate que ahora es el momento de arrebatarle lo mismo que me arrebató a mi, que pueda sentir ese vacío, esa soledad, esa rabia. Quiero que experimente lo mismo. Ahora quiero adueñarme de lo suyo, aunque hubiera preferido tenerlo en una silla delante de nosotros, para que viera como te cojo, lastima que no está para que te vea. Si te ve disfrutando de esta forma y haciendo esas expresiones pervertidas, se va a enojar mucho— rio.

—¡Eres un imbécil!

—Y tú una pervertida, que ya habiendo encontrado a otro, se excita con el enemigo de su novio.

—Yo no estoy excitada con nadie. Solo me das asco— realmente lo dije para que me dejara ir, pensando que iba a ocurrir lo mismo del otro día, pero no vi gesto alguno de hacerlo.

—Veamos cuánto asco me tienes— se puso de rodillas en la cama y fue a quitarme el pantalón.

Si lo hace verá mis marcas.

Tiré patadas y forcejeaba como podía, pero no era mucho lo que podía hacer.

—Déjame, John. No hagas esto más. Ya supera lo que pasó, así como lo hice yo. Ya no sigas comportándote como un monstruo.

—¿Un monstruo? — rio—. No pensé que una simple palabra pudiera excitarme tanto, creo que ahora sí tengo ganas de serlo— me quitó el pantalón, y lo tiró al suelo—. ¿Qué te pasó aquí?

—¿A ti qué te importa?

—Te hice una pregunta, no me hagas enojar.

—Ya te dije, no te importa— tocó la herida, y me quejé.

—¿Quién te hizo esto? Se nota que es reciente, no puede llevar más de cuatro días, aún no ha cicatrizado ni un poco. ¿Fue ese hijo de puta?

—No, no lo fue. Tuve una pelea recientemente, eso es todo.

—¿Una pelea? — me haló fuertemente hacia él y me giró, poniéndome boca abajo.

—¡Ya basta! — sentí que levantó parte de la camisa, y miró mi espalda.

—¿Qué tipo de pelea deja marcas de este tipo? ¿Te secuestraron y te torturaron o qué? Es lo único que explicaría semejante cosa. ¿Quién lo hizo?

—¡Te dije que no te importa! ¡No te metas en mis asuntos!

—Ya regreso, iré a encargarme de tu amiguita.

—¿Planeas seguir con esto? ¡Ya detente!

—¡Detente tú! ¿Me ves cara de imbécil o qué? Esas marcas se nota que fueron provocadas por un látigo o algo parecido, está más que claro, y la forma de el está marcada en tu piel por si no lo has notado. Ni siquiera la has tratado con nada, y hasta tu camisa está llena de sangre. A no ser que a ese imbécil le guste este tipo de juegos sexuales. Eso podría explicarlo también, y que te dé vergüenza admitirlo. ¿Por qué lo estás ocultando? ¿Te gusta este tipo de cosas también? ¿Lo estás patrocinando? ¿O lo estás defendiendo? Tu piel la han ido dañando poco a poco, y si no te tratas esto, se te va a infectar y se te van a quedar cicatrices así como las feas mías. ¿Eso quieres? — salió de la habitación, y minutos después regresó.

Miré de reojo y puso un botiquín encima de la cama.

—Está bien que no confíes en mí y no quieras decirme nada, pero al menos cuida de ti misma, estúpida— sentí la frialdad, y el ardor del alcohol y me quejé.

Mis manos se sintieron libres y fue cuando pude moverlas, me había desatado y enterré las uñas en la sábana por el ardor que estaba sintiendo.

—¡Duele!

—Aguántate, ¿No que eres Miss Maravilla ahora?

—¡Idiota!— cerré los ojos tratando de soportarlo y puso crema en las heridas.

Lo hacía delicadamente y estaba concentrado.

—Quédate así, no vayas a voltear o ensuciarás la cama y te lastimarás.

—No soy una niña.

—Tal pareciera que sí.

—¿Por qué me soltaste? ¿Me dejarás ir?

—¿A ti quién te dijo eso? No te confundas, te solté para poder limpiar las heridas, no quiero que te vayas a morir todavía sin darme información de tu novio.

—¿Vas a seguir con eso?

—Sí, para eso te traje. Oye, Daisy—hizo una pausa—, ¿Dónde está mi hijo? ¿Lo está criando ese idiota?

¿Qué se supone que le diga?

—No es tu problema— le dio un golpe a la cama, y me sobresalté.

—¡No te atrevas a repetir eso o no respondo! Claro que es mi problema, es mi hijo. El hecho de que hayas aceptado a otro hombre en tu vida, eso no te da derecho a meterte con mi hijo y a negarme saber de él. Haré de nuevo la pregunta, y si no respondes, iré a buscar a tu amiga y le cortaré el cuello delante de ti.

—¿Por qué tienes que meterla a ella?

—¡Porque sabes muy bien que a ti no te tocaría ni un maldito pelo!— respondió automáticamente, y suspiró—. Ya sé que no me quieres y no te estoy pidiendo que lo hagas, pero déjame saber de mí hijo. ¿Dónde está?

—Ni yo misma lo sé.

—¿Qué dijiste?

—No sé dónde está, John.

—¿Cómo que no sabes?

Decirle esto hará que sepa toda la verdad, pero no puedo ocultarle eso de nuestro bebé.

Me senté como pude en la cama, y lo miré.

—Ese tipo lo tiene y nunca lo he visto, John.

—¿Cómo que nunca lo has visto?

—El día que me llevaron recuerdo que me golpearon mucho, y cuando desperté, ya mi bebé no estaba dentro de mi. Al preguntarle a él, solo rio y dijo que estaba en sus manos. Luego de eso, solo me mostró dos fotos de él, pero nunca he podido verlo o conocerlo. Ahora mismo no sé dónde lo tenga, aún no he podido encontrarlo.

John se levantó de la cama y le dio un golpe a la pared, tan fuerte, que sus nudillos se enrojecieron.

—¡Maldito hijo de puta! ¿Y tú por qué no me dijiste nada? ¿Por qué demonios no confiaste en mí para decirme algo tan importante o pedirme ayuda? ¿Tanta desconfianza me tienes? Es nuestro hijo, ¡Nuestro! ¿Qué mierda pasa por tu cabeza? Si me hubieras dicho sobre esto ese día, podíamos haber hecho algo los dos, pero te callaste. ¿Sabes lo que duele esto? Saber que mi hijo está quién sabe dónde, y mi mujer ni siquiera me lo dice. ¿Tan poca cosa o inútil te parezco?

—No, John, no es eso, es solo que tenía miedo. Tenía mucho miedo de que te hicieran algo o las cosas empeoraran, además tú estabas entre la espada y la pared con lo de los Roberts. Quería también alejarte porque eso me causaba problemas también a mi. Él no me quería cerca de ti.

—Si me hubieras dicho, yo te hubiera sacado de ahí y llevado conmigo. Podíamos haber luchado juntos, haber buscado la forma de traer a nuestro hijo los dos, pero preferiste callarte. Esas heridas también fueron provocadas por él, ¿verdad? — bajé la cabeza, y escuché cuando suspiró—. Vas a decirme dónde está ese hijo de puta ahora mismo, yo me encargaré de cobrarle todo esto, te lo juro.

—John.

—No lo hagas— se acercó—; si aún queda algo ahí dentro de ese pecho por mi y por nuestro bebé, no te atrevas a negarte—hizo un corto silencio, y me miró fijamente—. Daisy, tú no te habrás enamorado de él, ¿Verdad?

—Claro que no, John.

—¿Me detestas?

—No.

—¿Sigues sintiendo algo por mi?

—Como el primer día— llevó su mano a la frente, y suspiró.

—¿Y eso qué significa? Que yo recuerde al principio me detestabas.

—Un poco, pero no a ese grado que piensas.

—Eso es un alivio— bajó la mirada.

—Perdóname, realmente siento mucho lo que sucedió y todo eso que dije. Yo realmente siento que no podría dejar de amarte y me dolió decir todo eso. Sé que te herí, y no sabes lo miserable que me sentí al hacerlo.

—Eso no importa, ya todo eso pasó. Pensemos en lo que realmente tiene importancia— alzó la mirada, y llevé mis manos a su mejilla.

—Te amo, John.

—¿Por qué mierda tienes que decir eso ahora? ¿Y tan repentinamente, tonta?

—¿Te cogí con la guardia baja? A mí me parecía que querías que te lo dijera— sonreí.

—No es cierto— sujeté su corbata, y lo acerqué más.

—¿Seguro?

—No— metió la rodilla en la cama, y se me quedó viendo—. ¿Por qué me haces esto, cosita? — entrelazó su mano en mi pelo, y me besó—. Maldita palabra cursi de mierda, ¿Por qué demonios tiene que oírse tan bien de tu boca? — volvió a besarme y me empujó contra la cama, pero al quejarme se detuvo—. Joder, lo olvidé— al ver su expresión de vergüenza, no pude evitar reír—. ¿Y tú de qué te ríes?

—De nada.

Él es tan lindo. A pesar del tiempo que ha pasado, eso tampoco lo ha cambiado.