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Chapter 148 - 148

Esperé en el lugar por varias horas, pero Akira nunca llegó. No podía dejar de pensar en esa mujer, y en lo raro que sonó todo eso que dijo.

Ya que debía hablar con Akira y no llegó, me arriesgué a ir a la casa personalmente. Estaba también con alguna especie de preocupación, esa mujer sabía muchas cosas, que muy pocas personas saben. No parecía una mujer común y corriente. Estaba tratando de organizar todo en mi cabeza.

Al estacionar la camioneta al frente de la casa de seguridad de Akira, todos sus hombres me apuntaron.

—Cálmense, soy de los buenos— dije, bajándome de la camioneta.

El ambiente se veía extraño, o más bien cargado.

Akira salió de la casa rápidamente, junto a Lin.

—Alma, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste de este lugar?

—Tengo mis formas—miré alrededor, pero no vi la guagua donde venía Daisy—. ¿Y mi mujer y mi hija?—la mirada que me dedicó, me hizo dar cuenta de que algo raro estaba pasando—. ¿Qué pasa, Akira? Suelta lo que vas a decir.

—Tu hija está bien.

—¿Y Daisy?

—No sé dónde está. La camioneta la encontraron quemada, y uno de mis hombres fue quien tenía a tu hija. Lo dejaron vivo con ella, al parecer solo querían a tu mujer.

Recordé las palabras de la mujer, y le di una patada a la goma de la camioneta.

—¡Esto no puede estar pasando! ¡Eres un idiota!— lo agarré por el cuello del traje—. Dijiste que ibas a protegerlas, que estaban seguras contigo, y mira lo que pasa. Quiero hablar con ese empleado ahora. Yo debo saber dónde está mi mujer.

—Ya sé cómo debes sentirte, ni yo mismo entiendo cómo pasó esto. He estado tratando de encontrar algo que nos ayude a encontrarla, pero no he dado con nada.

—¿Y qué me asegura que no hayas tenido tú algo que ver? — sus hombres me apuntaron, y Akira les ordenó a bajar las armas—. Me jugaste sucio con Kleaven y ahora con esto no dudo que tengas algo que ver. Te juro que si tu tienes a mi mujer yo...—me interrumpió:

—No la tengo, Alma. Solo tengo a tu hija, que fue a quien dejaron.

—¿Tú conoces a una tal Rosy o Rose?

—Ni puta idea de quién sea, ¿Por qué? — preguntó, a lo que le conté lo que había sucedido tiempo antes de Daisy irse.

—¿Y no tuviste malicia de que algo raro estaba ocurriendo?

—Estuve pensando en sus palabras, ya que sabía demasiado, y era imposible que sólo investigando hayan dado con todo eso. Supuestamente era amiga tuya, y sabía dónde se estaba quedando Daisy. También dijo que era hermana de la mujer de Kwan. Mencionó tu nombre, así que también conoce de ti.

—Eso es muy raro. Pocas personas aquí me conocen, a no ser que— hizo una pausa—, sea alguien de mis negocios pasados, no le veo de otra. ¿No tienes ni una idea de quién pueda tratarse? — preguntó, refiriéndose al supuesto hombre.

—No, ella no dijo ningún detalle. Soy un idiota, la dejé ir muy fácilmente. Para joder, ahora se añade un enemigo más, y yo en esta puta situación, que no puedo hacer un carajo.

—En este negocio es así, y más si uno cuenta con familia. Voy ayudarte, ten eso por seguro, y relájate, hombre, sa sé lo difícil que es, pero vamos a dar con ella. Vamos a hablar con el empleado.

Sebastián

—El trabajo está hecho, Sebastián. Aquí le traje a la mujer, aunquebtuvieron que golpearla porque puso resistencia. Distraje lo más que pude a Alma negra, en estos momentos debe estarse preguntando dónde está su mujercita— rio.

—Buen trabajo, gata. Siempre tan eficiente.

—¿Puedo quedármelo?

—¿Con Alma?

—Sí.

—Eres una gata mala, ¿acabas de llevarte a su mujer, y estás pendiente de consolarlo?

—Me gustan los hombres malos, y ese hombre está para comerse.

John

—Se cruzaron en la carretera, y aunque tratamos de huir de ellos, no pudimos ir muy lejos. La señora puso resistencia y trató de defenderse, pero entre dos hombres la golpearon hasta dejarla inconsciente. Ella me rogó que no dejara que le sucediera nada a la niña, así que tuve que mantenerme distante, sin poder hacer nada. Nos sorprendieron con la guardia baja, y eran muchos más que nosotros.

—Ella está embarazada, ¿¡Cómo se atrevieron a golpearla!? ¡Quien quiera que sea, los mataré! ¡Te lo juro!

—¿Qué pasó con Kleaven? Ahora qué recuerdo, habías dicho algo sobre él— le conté lo que había sucedido—. Lo siento, fue mi culpa. Le di una droga llamada Cobra al tipo, quería probarla, salió nueva al mercado. No se supone que haya reaccionado así, pero supongo que cada persona reacciona de una manera diferente. ¿Qué harás con Allan?

—Ahora mismo no sé qué demonios hacer. Debo encontrar a mi esposa.

—Pero no puedes revelarte ahora o te van a comer vivo, aún no sabemos si realmente sea otra gente o si esto haya sido enviado por él mismo. Te arriesgas mucho.

—Yo necesito encontrarla. No quiero que vayan a hacerle algo malo. Si la pierdo por segunda vez, yo no podría soportarlo. Debo buscar una forma de dar con ella. ¡Daisy tiene que aparecer!