11 meses después
La desesperación estaba acabando conmigo. Por más que he hecho todo lo posible, no he encontrado rastros de Daisy o de mi hijo. Todo se ha complicado, porque no he podido cortar con todo de raíz. Akira me ha ayudado, pero tampoco ha encontrado nada. Las únicas opciones que he pensado es que, quizá la sacaron del país, la tienen aún secuestrada con mi bebé en alguna parte, o los mataron; y la última opción es motivo suficiente para estar al punto de volverme loco.
Mia está con Akira y la visito casi todos los días, y trato de pasar algo de tiempo con ella. Tener que dejarla con alguien más y no poder quedarme a su lado, también me parte el alma en dos. La he protegido, pero a Daisy y mi bebé no pude protegerlos. Los mejores momentos que pensé que pasaría al lado de ellos, no los tuve. Me los arrebataron por completo.
El no tener ninguna pista de donde puedan estar, me tiene completamente destruído, más el escuchar a Mia llamar a su mamá y que ella no está aquí, es otra de las cosas que duele. He estado al punto de querer dejarlo todo, pero lo que me frena es que, si lo hago, estaría poniendo en riesgo otra vez a mi hija, y quién sabe si a Daisy también.
Allan me ha hecho hacer trabajos, que nunca en mi miserable vida, hubiera querido hacer. Entre más tiempo paso en este lugar, más lejos veo las probabilidades de escapar de aquí. Tuve que mentirle a Allan y decirle que el hijo de Akira escapó, y que dieron con la casa que era de Kleaven, para así justificar el hecho de que ya no lo teníamos en nuestras manos. Allan ha querido mantenerse en el negocio, sin importarle que Akira esté detrás de él. Akira no tiene planes de matarlo todavía, todo se ha vuelto más difícil por la desaparición de Daisy. No sé si él sea quien la tenga en sus manos realmente, aunque no he notado ninguna actitud extraña en él.
Por otro lado, he investigado sobre él, y he estado muy cerca la mayor parte del tiempo, pero no he encontrado nada que pueda fastidiarlo. No quiero actuar a la ligera para no complicar las cosas, pero quiero encontrarla, yo debo encontrarla. No quiero imaginar lo que puede estar viviendo, y yo sin poder hacer nada para evitarlo.
He estado en contacto con Kwan, pero no como lo esperado. Están supervisados todo el tiempo. Hace dos días le dieron el privilegio de salir, pero obviamente con supervisión. Al parecer está trabajando para ellos en algún tipo de negocio ilícito.
Hoy planeo acercarme de alguna manera a Alexa, ya que con Kwan es casi imposible. Ella podría pasarle el mensaje. Necesito sacarlos de aquí, y así sean más quienes me ayuden a buscar a Daisy y a mi bebé.
—El trabajo que acordamos será en dos días— me informó Allan.
—Tengo el plano que me pidió, y organicé ya los grupos.
—Muy bien. Te ves demacrado. ¿Estás durmiendo bien, Alma?
—No mucho, creo que los años se me están cayendo encima.
—Aún estas joven, te ves bien así como estás— puso su mano en mi hombro, y no sé porque sentí alguna especie de incomodidad, más bien asco—. ¿Quieres ir a tomar unos tragos?
—No quiero negarme, señor, pero debo ocuparme de unos asuntos.
—Bueno, será otro día— dejó su mano en mi hombro, y retrocedí.
—¿Necesita algo, señor?
—Esta noche procura llegar temprano. Quiero que me acompañes al casino. Voy a hacer unos negocios y necesito que estés.
—Cuente con eso, señor— bajé la cabeza, y salí del estudio.
Fui a la casa de Akira, luego de haber dado varias vueltas para despistar al que me busque seguir. Ahora la casa de Akira queda un poco más lejos.
Al ver a Mia dando sus primeros pasos, me arrodillé frente a ella, lo que hizo que se sujetara de mi rodilla.
—Cada día estás más grande, pequeña. Eres una niña muy fuerte, no puedo esperar a verte corriendo ya. Hoy tampoco puedo darte noticias de tu hermanito y de tu mamá, pero te prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para encontrarlos. Sé que al igual que yo, tú tambien los extrañas. Sé que donde quiera que esté, ella debe estar pensando en nosotros.
Mia me miró y sonrió, como si hubiera entendido lo que le dije y acaricié su cabecita.
—Te pareces tanto a tu mamá, haces que la extrañe más. No veo la hora de encontrarla.
—Alma— escuché la voz de Akira, y cogí a Mia en los brazos.
—¿Aún nada?— pregunté.
—No, es como si se la hubiera tragado la tierra. Sé que debe estar bien, a no ser así, ya hubiéramos sabido de ella. Las malas noticias, son las primeras en llegar. Es raro que no se hayan comunicado contigo, al parecer no tienen pensado chatajearte con ella. Deben tener algún otro plan en mente.
—Dejándome llevar por lo que dijo la tal Rose, supongo que hay una probabilidad muy alta de que él esté interesado en tener algo con Daisy. El haberla secuestrado solo a ella, confirma estas sospechas.
—Exacto, y si quisiera joderte a ti, ya te hubiera enviado su cabeza.
—No repitas eso frente a la niña.
—Lo siento.
—Papá— Mia puso sus dos manitas en mi mejilla, y desvié la mirada.
—No hagas eso tan de repente, pequeña— siempre que hace eso, hace que mi corazón se quiera salir del pecho. Hace una expresión tan linda, que solo me recuerda a Daisy.