Chapter 349 - 146

Nos trajeron a una mansión, jamás había visto una lugar tan grande. En realidad pensé que nos llevarían a un matadero, o algo parecido. Nos bajaron del auto y nos amarraron las manos a las dos. Vi a Akira y Lin bajarse de la otra camioneta, Akira se veía muy mal, no dejó de mirar en nuestra dirección. Yo sabía que este era el futuro que nos esperaba; aunque Akira hubiera cambiado, esta gente no lo hace. Miré fijamente a Akira y asintió con su cabeza, como si estuviera tratando de decirme algo. No había mucho que se pudiera hacer. Habían demasiado hombres, y ese tipo estaba al lado mío con el arma. Si trato algo, nos matarían a todos. Ellos no se veían que tuvieran un plan en mente, y nosotras tampoco. Nos empujaron a las dos para que caminaramos.

—¡Lisa! ¡Kaori! — gritó Akira.

—Las sacaremos de aquí, cálmate, Akira — añadió Lin.

—Llevénlos a la cabaña, mi hermanita ya mismo le dará la atención que necesitan.

—¿Hermanita?— preguntó Akira confundido. 

—Estarás en buenas manos, te lo aseguro— rio, y nos empujó de vuelta.

Entramos a la casa, pero no pude examinar nada, nos llevaron directamente a una habitación a las dos, nos tiraron sobre la cama bruscamente.

—¡No la tires así, salvaje!— grité molesta.

—Tú cállate, bonita.

—¿Estás bien, Kaori?

—Sí, mamá  — respondió temblorosa.

—No pensé que tendría a madre e hija para mí, nos vamos a divertir bien los tres— se fue del cuarto y cerró con seguro.

—Tranquila, Kaori, no dejaré que nada te pase. Perdóname por arrastrarte a esto.

—No tienes la culpa, mamá. Nos tomaron por sorpresa, pero saldremos de aquí.

—Voy a buscar por el cuarto, quédate aquí.

Me levanté de la cama, por suerte no nos amarraron con las manos a la espalda. Examiné todo el cuarto, pero no había nada que pudiera ayudarnos. Las gavetas estaban vacías, no había ni siquiera cuadros en la habitación.

Akira

Nos amarraron a los dos contra la pared y con cadenas.

—Mi maldito hombro— Lin se quejó del dolor.

—Sé que debe molestarte, pero eso no es lo peor que te dolerá hoy.

—Que negatividad, ¿No sé supone que estés calmándome?

—No voy a mentirte, debes prepararte para sufrir. Con estás malditas cadenas, es imposible que salgamos de aquí. Debimos actuar antes de que nos amarraran aquí.

—A menos que logremos que nos suelten.

—Sabes que eso no pasará.

—Deberías ser más positivo, imbécil. Tenemos que salvar a nuestras mujeres, y con ese pensamiento no vamos a lograr mucho.

—Nos van a torturar, Lin. Debes ser fuerte, y no importa lo que te pregunten, no respondas nada. No le muestres tu dolor, o seguirán haciéndolo.

—Te ves despreocupado y resignado.

—Lo que le ocurra este cuerpo me importa una mierda, estoy acostumbrado a esto desde pequeño, pero no quiero que ellas pasen por esto. No quiero que lisa vuelva otra vez a sufrir por mi culpa, y menos mi Kaori.

—No es momento de afligirse, Akira; es momento de hacer algo, de buscar una forma de salir de aquí.

Nuestro hermano entró a la cabaña.

—Cuanto tiempo — sonrió con malicia.

—¿Dónde están nuestras mujeres?— pregunté.

—Oh, están bien. Muy cómodas, esperando por mí para atenderlas como se merecen.

—No le pongas una mano encima a ellas.

—No será precisamente la mano lo que le pondré, tú mejor que nadie lo sabes— caminó hacia a mi—. Ver tu cara me irrita — me dio un puño en la cara—. ¿Cómo puedes parecerte tanto a nosotros? Odio tener que mirarme en el espejo y ver esos mismos ojos, es como una maldición — sacó un cuchillo de su pantalón y lo acercó a mi cara—; es por eso que te los sacaré y te los haré comer — esbozó una sonrisa maliciosa.

La puerta de la cabaña se abrió.

—¿Qué crees estás haciendo? Te dije que no quería que lo lastimaras, lo quiero enterito.

—¿Y esto qué mierdas es? — preguntó Akira.

Era un travesti, alto, tez blanca, ojos azules, pelo largo y teñido de rojo, un lunar en el labio superior, que parecía una maldita pasa, y vestido con un traje rojo más arriba de sus rodillas.

—Hermanito, no pensé que llegarías tan pronto.

—Se trata de mi amado hermano, ¿Cómo no venir pronto? Sabía que te ibas adelantar, es por eso que vine rápido.

—Cuando termines de saciar todas tus malditas fantasías con estos dos, búscame— mi otro hermano salió del cuarto de mala gana.

—No sabes los feliz que me siento de poder verte —el travesti caminó hacia mí y miró a Lin—. Eres igualito a Akira, que delicioso estan los dos. Creo que me he ganado la lotería — lamió sus labios y sentí repulsión.

—¿Qué demonios eres? No pareces una mujer, más bien un travesti. No sabía que tenías esos gustos tan patéticos, hermanito — reí.

—¿Qué haces, Akira? — preguntó Lin asustado, al ver mi comportamiento, pero no podía quedarme callado ante tal "cosa", si se puede catalogar como eso.

—A este "travesti" le gustas mucho. No sabes todo lo que deseaba tenerte así, amarrado e indefenso. Nos vamos a divertir mucho, cariño— acarició mi pecho, hasta bajar a mi pantalón —. Me pregunto qué tendrás aquí para mí — agarró mi pene por encima del pantalón y lo frotó—. Oh, ¿ninguna reacción?

—¿Crees que podría sentirme excitado por ver un hombre vestido de mujer? Que patético y repulsivo te ves, cabrón.

—Oh, ¿Necesitas ayuda de tu mujer? Digo, puedo traerla para que veas como se la cogen entre todos mis hombres, ¿Eso sí te excitaría, Akira? — arqueó una ceja malicioso.