Akira
—Tengo que verla, doctor— le pedí.
—En este momento no se puede, señor.
—¿Cómo que no se puede?
—Llevarán su cuerpo a la morgue.
—¡No la llevarán a ninguna parte!
—Debes calmarte, papá— me pidió Kaori.
—No, Kaori. Quiero llevarla a otra parte, no dejaré su cuerpo ahí — sequé mis lágrimas.
—Debes calmarte, papá. El doctor no tiene la culpa, solo está siguiendo el protocolo.
—¡Me importa una mierda el protocolo, Kaori! ¡No dejaré a tu madre ahí!— me levanté del suelo y ayudé a Kaori a levantarse—. Quiero verla ahora, ¡es una maldita orden! — le grité.
—De acuerdo, señor.
El doctor nos llevó a un pequeño cuarto, donde había una camilla de metal; unas sabanas blancas cubrían todo su cuerpo y nos acercarcamos a la camilla.
—¿Por qué, mamá? ¿Por qué tu? ¿Por qué tiene que suceder esto?
Me quedé mirando la sabana blanca y la removí de un jalón.
—Esta no es tu madre, Kaori—miré al doctor y lo empujé contra la pared—. ¿Dónde está el cuerpo de mi esposa?
—Ella es su esposa.
—Ella no es mi esposa, ¿Dónde está? — le agarré el cuello y ejercí algo de presión en el.
—¿Qué haces, papá?— preguntó Kaori, tratando de quitarme la mano del cuello del doctor.
—¿No vas hablar?— ejercí más fuerza, estaba dispuesto a hacerlo cantar como fuera.
—¡Detente, papá! ¡Lo vas a matar!
—Última vez que pregunto, ¿Dónde está mi mujer?— insistí lleno de rabia.
—No sé musitó casi sin aire— lo solté bruscamente, dejándolo caer al suelo—. Alguien me pagó para sacarla de aquí, le juro que no sé quién fue.
—¿Está viva?— mi manos estaban temblando de la rabia.
—Sí, señor.
—¿Cómo te atreves a jugar con los sentimientos de mi hija y míos? ¡Te voy a matar! — traté de estrangularlo, pero Kaori me lo impidió.
—¡Tenemos que buscar a mamá! ¡No hagas esto, por favor!— me rogó, sujetando fuertemente mi brazo—. No es el momento, papá.
—Esto tuvo que ser obra de Lin.
—¿Qué? Lin jamás haría esto.
—¿Dónde está entonces? ¿Lo ves en alguna parte, Kaori?— pregunté molesto—. No sigas defendiéndolo. Si tuvo algo que ver, yo mismo lo voy a matar. ¿Cómo se atreve hacernos esto?
—Jamás haría algo así.
—Sigue confiando en él, luego no digas que no te lo advertí. Él no es el hombre que tanto piensas, pero todos confían en él antes que en mi. Claro, yo soy siempre el malo de la película.
—Hay que agradecer que mamá está viva.
—Pero no sabemos dónde o en manos de quién está. Hay que buscarla ya, Kaori.
—Quiero ayudarte, papá. Tenemos que encontrarla antes de que le hagan algo.
—Los únicos que sabíamos donde estaba, éramos nosotros. Por ende, Lin debe estar envuelto en esto.
—Pudo haber sido un enemigo tuyo, papá.
—Mis enemigos no pueden estar al tanto de donde estoy, te puedo asegurar que ellos no pueden ser.
—Hay que buscar a Lin— dijo Kaori.
Fuimos a buscarlo por todo el hospital, pero no lo encontramos.
—Está más que claro que ese infeliz tuvo que haber sido, ¡Maldita sea!— le di un puño a la pared.
—Tiene que haber un error, tiene que estar en alguna parte, papá.
—Ya no digas más, Kaori. No hagas que me moleste más delo que estoy.
—¿Qué haremos ahora? ¿Cómo encontraremos a mamá?
—No te preocupes. Yo me encargo de eso, princesa. Vete a la casa, no quiero que estés presenciando esto.
—No, no te dejaré solo. Es mi madre y en la casa no podré estar tranquila.
—Te pareces tanto a ella, eres igual de necia.
—Es mi mamá, es obvio que debo ser como ella.
—Te amo, Kaori. Te prometo que encontraré a tu madre, así sea lo último que haga.
—Lo sé, papá— me abrazó.
Lin
Llamada telefónica
—Quiero que la lleves lejos, lo más lejos de ese infeliz, Kanji.
—Lo haré, pero ¿Qué pasará con Kaori?
—Kaori está de su parte, lo ha estado defendiendo. Hasta evitó que se suicidara; aún luego de presenciar lo que le hizo a nuestra madre.
—Kaori se va a afectar muchísimo cuando le den esa falsa noticia, no olvides que está embarazada, Lin.
—No le pasará nada al bebé. Es una noticia y sufrimiento temporal, ganaremos algo de tiempo con esto.
—Está mal lo que estás haciendo, Lin. Puedes buscarla y yo me encargo de que viaje con nosotros.
—¿Cuándo llegas, Kanji?
—Estoy de camino todavía. Espérame donde estás. En unos minutos llegarán mis hombres con tu madre.
—Gracias por todo, Kanji. No sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por nosotros, en especial por nuestra madre.
—Lo hago con mucho gusto. Gracias por avisarme y confiar en mí, Lin. Yo cuidaré bien de ustedes.
—Lo sé, al final de cuentas, la amas más que ese infeliz.
—Así es, me encargaré de llevar a lisa a otra país. Te aseguro que no la encontrará ni ese infeliz, ni nadie. Empezaremos los cuatro juntos una nueva vida, lejos de ese desgraciado que tanto daño les ha causado.