Chapter 331 - 128

Desperté en una especie de taller, atada de piernas y manos. Un olor a putrefacción invadía todo el lugar. Mi cuerpo dolía; en especial mi parte baja. Me sentía asqueada al estar tirada en el suelo e indefensa.

—¿Cuánto tiempo creíste que ibas a seguir engañándome, lisa? — escuché la voz de Akira y fijé mi mirada en su dirección.

Estaba sentado en una silla, en medio de dos hombres más. Sentí escalofríos al escucharlo pronunciar esas palabras.

—Akira, ¿Dónde estoy? — pregunté asustada, tratando de sentarme.

—Este será tu nuevo hogar, ¿No te gusta? — su expresión lucía diferente, no era el mismo Akira de siempre. Su mirada fria y seria, me erizó la piel.

—¿Por qué me haces esto, Akira?— pregunté entre lágrimas.

—Por traidora, ¿Creíste que podías verme la cara de imbécil toda la vida?— se levantó de la silla y caminó hacia mí—. No tolero un maldito día más al lado de alguien como tú, ¿Cómo te atreviste a mentirme sobre Kaori? ¿Planeabas esconderme su embarazo? — abrí mis ojos de par en par, al saber que ya lo sabía todo.

—Déjame explicarte, Akira — le pedí asustada.

—No quiero explicaciones de nada— se arrodilló frente a mí y puso su mano en mi cuello—. Yo te amaba de verdad, y así me pagas. Si supieras lo que duele hacerte esto. Eres una perra, y no sabes cómo me voy a divertir contigo antes de matarte. Vas a desear no haberme mentido, lisa.

—Akira, por favor, suéltame y déjame explicarte— le supliqué, tratando de llevar mis manos a las de él, pero las movió a un lado.  

—No, vas a quedarte aquí y te dejaré morir despacio, poco a poco. No tengo prisa para que mueras, quiero que experimentes el verdadero dolor por haberme mentido y traicionado.

—No me dejes aquí, por favor,  no me hagas esto.

—Voy a traer a tu preciado Lin y verás cómo lo iré cortando en pedacitos y te lo daré de comer, corderito— rio malévolo, parecía un demente. Su risa hacía eco en el lugar—. Pueden hacer lo que quieran con ella; al final de cuentas, ella ya no es mi mujer. — le dijo a esos dos hombres que le acompañaban y se acercaron a mi.

—¡Akira, no!

Desperté de esa horrible pesadilla, mi cuerpo estaba temblando y sudoroso. Miré alrededor y me di cuenta que estaba aún en el avión, Akira estaba mirándome fijamente en la esquina de la cama.

—¿Estás bien, lisa?— trató de tocarme, pero no deje que lo hiciera.

—¡No me toques!— le grité, moviendo a un lado sus manos.

—¿Qué te pasa, lisa? No dejabas de gritar mi nombre. ¿Tuviste una pesadilla? — se veía preocupado, pero trató de guardar su distancia.

Mi cuerpo estaba temblando tanto, que no podía ni siquiera hablar. Me levanté de la cama y me cubrí con la sábana para irme al baño. Me encerré y me lavé la cara con desespero. Akira sería capaz de eso y más. No podía dejar de temblar, y me senté en el pequeño espacio del suelo y llevé mi cabeza a las rodillas.

Akira

—Estaremos aterrizando en unos instantes, señor, ¿Y la señorita?— preguntó la azafata.

—La iré a buscar.

Lisa

Tocaron la puerta y escuché la voz de Akira al otro lado.

—¿Todo está bien, lisa? Vamos aterrizar, tienes que salir de ahí—no quería hablar, no quería verlo, sentía miedo de que supiera realmente la verdad y quisiera matarme cuando llegara—. Si no respondes voy a forzar la puerta.

—No, por favor— le rogué con mi voz entrecortada, mis lágrimas estaban bajando por mis mejillas y mi cuerpo estaba temblando todavía.

—Sal de ahí, corderito. Ven a la cama conmigo—sabía que si seguía ahí dentro, él trataría de entrar.

Me levanté del suelo y me cubrí de vuelta con la sabana, pero no encontraba cómo abrir la puerta. Quité el seguro y él la abrió.

—¿Qué es lo que te sucede, lisa? No importa lo que haya sido, solo fue una pesadilla.

—¡Mentira! ¡Tú sí lo harías!

—¿Qué cosa?— preguntó confuso.

—Déjame sola— le pedí, tratando de alejarlo de mi.

—No, ven aquí— me jaló hacía él y me abrazó—. No importa lo que hayas soñado, solo fue una pesadilla; te juro que sólo eso, nada malo voy hacerte— me besó en la cabeza y me apretó fuertemente—. Vamos a la cama — me llevó hasta la cama y me acosté—. Te amo mucho, corderito. Cambia esa carita— secó mis lágrimas y acarició mi mejilla—. Te ves más hermosa cuando sonríes— se acostó al lado mío y me abrazó. Pude calmarme un poco luego de todo, pero aún sentía ese miedo dentro de mi. Él ya me lo advirtió que me mataría si le estoy ocultando algo grave. Sé que lo hará, es por eso que debo huir; a un lugar donde nadie me reconozca y pueda defender a mis hijos.

Luego del aterrizaje, me cambié de ropa y nos bajamos. Estoy segura que a Kaori y Lin no les gustará la idea de que Akira este conmigo, pero no tuve otra opción. Al llegar a la casa, no vi mucho movimiento, el auto de Lin no estaba, ¿Será que salieron?

Akira se acercó hablar con uno de los hombres, y habló con tanta confianza que me di cuenta que algo estaba ocurriendo.

—¿Quiénes son ellos, Akira?

—Mis hombres, ¿Quiénes más?

—¿Qué?

—¿Por qué tan sorprendida? — sonrió malicioso, y retrocedí lentamente—. ¿Qué te pasa, lisa?— retomó su seriedad.

—¿Dónde están mis hijos? ¿Qué les hiciste?— le pregunté retrocediendo.

—¿Qué les hice? — preguntó confundido.

Cogí el teléfono y les marqué, pero no respondieron.

—¿Dónde tienes a mis hijos, Akira?— insistí.

—Salieron, ya mismo se supone que regresen.

—¿Qué les hicistes, Akira?— le grité molesta.

—¿A ti qué demonios te pasa? ¿No estás escuchando lo que acabo de decir? — mi cuerpo estaba temblando, por solamente recordar la pesadilla que tuve en el Jet. Si mis hijos no están aquí y los hombres de Akira están por todas partes, significa que los tiene él. Ellos no me han respondido las llamadas—. Estás demasiado nerviosa, ¿Por qué no te recuestas un rato, lisa? — trató de acercarse, pero mi inseguridad seguía.

—Ellos no me responden el teléfono, estoy segura que les hiciste algo.

—¿Por qué les haría algo, lisa? ¿Qué tonterías estás diciendo?

—No te creo, estoy segura que tienes algo que ver — retrocedí y Akira se acercó más—. No te acerques o no respondo, Akira — retrocedí un paso más y traté de correr, pero Akira me sujetó por la cintura.

—¿A dónde mierdas crees que vas? Me darás una maldita explicación en este preciso momento, lisa.