Chapter 323 - 120

Kanji se quedó en silencio.

—¿Me dirán lo que está sucediendo?— volví a preguntar.

—Nada, solo quiere lavarte el cerebro—respondió Kanji.

—¿Estás seguro?—Akira arqueó una ceja. Kanji se veía molesto, normalmente siempre está mostrando una sonrisa, pero con el comentario de Akira, cambió por completo.

—Haz lo que quieras— Kanji salió y tiró la puerta.

—¿Me vas a decir que está pasando, Akira?

—¿Descansaste anoche, corderito?

—Sí, pero no cambies el tema— le dije, a lo que él sonrió y se acercó.

—¿Por qué no terminamos lo que dejamos pendiente?

—Ya no lo necesito.

—¿Por qué?—me sujetó por la cintura y me acercó a él.

—Porque no debió pasar eso.

—Si no pasó ni la mitad de lo que quería que pasara—mi cuerpo estaba temblando al tenerlo tan cerca. Su perfume, sus manos y su mirada, son debilidades que hacen que mi cuerpo se debilite.

—¿Por qué te fuiste?

—¿Querías que me quedara?

—Solo te fuiste sin decir nada.

—Si fueras honesta y aceptaras de una vez que te mueres porque suceda algo más que besos, quizás considere quedarme para la próxima, lisa.

—¿Y si es así qué? —respondí al verme presionada, a lo que Akira sonrió.

—No lo esperaba, pero se puede solucionar en este momento— me subió en sus brazos y me sentó sobre el escritorio. No esperaba que actuara tan a la ligera, era como si no pudiera esperar más. Me besó tan apasionadamente, que no encontraba forma de negarme.

—Vaya, que buen espectáculo— me quedé petrificada al ver a Ian en la puerta, estábamos tan concentrados que olvidamos cerrarla.

Akira se detuvo, y yo me arreglé el traje, para así bajarme del escritorio, fue cuando Ian cerró la puerta.

—Eres un sucio. ¿No te enseñaron a tocar, Ian?— preguntó Akira sonriendo.

—Cuanto tiempo sin vernos.

—¿Se conocen?—pregunté confundida, fue cuando Ian me miró y sonrió.

—Sí, preciosa, es un conocido de muchos años— comentó Akira.

—Pero tú dijiste que...— Ian me interrumpió:

—Sí, quería probarte. Ya nos habíamos visto hace años en la fiesta con Mr. Jefferson en el Paradise; aunque no me reconociste, actuaste como una verdadera esposa encubriendo y defendiendo a tu Akira.

—No te preocupes, linda, tiene esa costumbre de mentir siempre—claro, por eso Akira actuó tan tranquilo cuando le dije sobre el supuesto detective, al menos es una carga menos.

—¿Para qué vino a la empresa?— le pregunté a Ian.

—Negocios—respondió.

—Él me ayudara con mis hermanitos, será quién va acabar con los negocios que tienen. Como detective a eso se dedica, ¿Cierto, Ian?

—Me haces sonar como un corrupto, Akira. ¿Qué va a pensar tu esposa de mi?

—Ella sabe más que eso. Hablemos de negocios.

—Los dejo a solas. Permiso— comenté tratando de caminar a la puerta.

—¿A dónde vas? —Akira me agarró el brazo.

—Los dejaré a solas para que hablen de negocios.

—Te quiero aquí—me jaló hacia él, y me quedé quieta a su lado.

—El bebé lo tengo bien cuidado. Necesito que en las fotos que tomes esté el mocoso en ellas. Mientras crean que ese bebé es mío, buscarán la forma de acabar con él y ahí será el momento justo, para bajarle los negocios que ambos tiene en Hong Kong.

—Claro, ellos estarán enfocados en acabar contigo. Al saber que tienes un bebé, vendrán a tratar de cazarlo.

—Y lo van a conseguir.

—¿Qué quieres decir? ¿Vas a dejar que maten al bebé?

—¿Tú qué crees? Ese mocoso no es hijo mío. Mis hermanos se encargarán de enviárselo a su madre a donde quiera que esté y que en paz descanse. Ya quiero ver sus caras, en especial cuando uno de ellos sepa que mató a su propio hijo. A ambos se les irán cayendo uno a uno cada negocio que tienen, quedándose en la ruina— me sentía sumamente incómoda y mal, al escuchar la crueldad que estaba diciendo Akira. Habla de la vida de ese bebé como si no valiera nada. Saber sus planes hace que se me erize la piel, esto es realmente muy cruel. Pobre niño, no pidió venir a este mundo y va a terminar así. Una lágrima bajó por mi mejilla y me solté de Akira.

—Permiso, tengo trabajo que hacer— salí de ahí lo más rápido que pude, sentía un dolor en mi pecho.

Akira

—Creo que no le gustó los planes a tu esposa— comentó Ian.

—Por más que se lo advertí, parece que se encariñó del mocoso. Que perdida de tiempo. Ya arreglaré las cosas con ella, lo importante es salir de esto ya. Estoy perdiendo mis mejores años en esta venganza de mierda y quiero terminar todo, para así poder estar con mi familia y cumplir esa promesa que hice de retirarme de esta mierda vida que llevo.

—Tu no tienes arreglo, Akira. Alguien como tú no cambia. Desde que escogiste esta vida, escogiste tu destino y no creo que ese destino sea muy alegre como lo estás queriendo ver.

—Lo más probable, pero no lo sabré, si no lo intento. Cuento con tu apoyo, este plan no puede fallar.

—Cuenta con eso, amigo.